...

Sus labios rozaron con los míos, entre abrí mi boca y ví que el hizo exactamente lo mismo.

Y pasó. Nuestros labios se juntaron, solo fueron unos segundos, pero fueron los mejores segundo de mi vida.

Nuestros labios encajaban perfectamente, casi como si fueran complemento el uno del otro.

Llevó sus manos a mi cuello y las bajó por mi espalda, aún sin separarnos, puse mis manos en su nuca y cuando sentí que el aire me hacía falta, nos separamos.

Ambos estábamos sonrojados, y él especialmente se veía muy lindo.

Sus labios (y los míos) seguían entre-abiertos y esta vez un poco (solo un poco) hinchados.

Carraspeó.

—y-yo.. lo siento, no, no sé que pasó...

Lo callé con otro beso.

—esta bien -le sonreí y el me sonrió.

—¿Esto que significa? -murmuro-

—te quiero -confese- y no como amigos, como... Algo más. -dije tímidamente.

El solo se me quedó viendo.

—yo igual... -y no dijo nada más .

Ninguno, de echo.

...

Me tiré en mi cama con una gran sonrisa y llevé mi mano a mis labios, tocándolos levemente.

Lo había besado.

Ho por dios, ¡Lo había besado!

Este es el mejor día de mi vida, sin duda.

...

Corrí dentro de la escuela, buscándolo.

Pero no lo encontré.