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07.2

—¡Puedo explicarlo! —alcanzo a decir después de apartar a Hoseok y dejarlo caer sobre la alfombra de la habitación.

Mamá alza una ceja con intriga mientras sale de la habitación lentamente. Después escucho los pasos sobre las escaleras.

—¿Significa que tus padres me odiarán? —pregunta el castaño levantándose y sacudiéndose el polvo inexistente de su pantalón.

—Claro que no te odiarán —le digo —, pero van a pensar que me gustan los chicos —alego con la preocupación filtrándose en cada rincón de mi cuerpo.

—¿Y no te gustan? —se mofa.

Le doy una mala mirada, de repente olvidándome de mi resfriado y sintiéndome mucho mejor.

—Contigo es... diferente —contesto.

Lo jalo de la muñeca escaleras abajo y apenas ponemos pie sobre la planta baja papá sale de la cocina.

—¿Te encuentras mejor, hijo? Vaya que tu amigo será buen doctor —se burla mamá desde la sala.

—Jin tenía, uhmm... Tenía una basura en el ojo —habla Hoseok.

—No trates de excusarte, cariño —le dice mamá al menor —. No tiene nada de malo.

—¿Qué no tiene nada de malo? —pregunta papá sentándose junto a mamá.

Obligo a Hoseok a tomar lugar junto a mí en el sofá que enfrenta a mis padres.

—Seokjin y Hoseok son novios —obvia ella.

—Ah, pues felicidades —dice él.

Hoseok se mueve disimuladamente hasta la otra esquina del sofá y de reojo alcanzo a ver su rostro pintándose de carmín.

—No estamos saliendo —les aclaro desplazándome con cautela hasta el lado de Jung de nuevo —. Los chicos no son lo mío.

—Seokjin, cariño, no tienes nada de qué avergonzarte.

—¡Mamá! —refunfuño —Hoseok y yo solo somos amigos, de verdad.

Los amigos no se besan en la boca—tararea mi papá, ¿en qué momento se había enterado?

Hoseok tose incómodamente quitándose la sudadera amarilla que tenía. —Como que hace calor, ¿no?

Mis papás no tocaron el tema de nuevo en toda la noche. Habían dejado que Jung durmiera en mi habitación con la condición de no cerrar la puerta. Me sentía como un niño de secundaria.

—Buenos días solecito —dice Hoseok cuando los rayos del Sol me hacen despertar. Me pregunto si Hoseok trata de hacerle competencia a aquella estrella.

—Quítate y déjame dormir —le digo enredándome nuevamente en mis sábanas.

—Todavía que te dejo la cama para que duermas y me tratas así de mal.

—Es mi cama, tarado, y yo soy el enfermo. Obviamente yo iba a ser quien la usara —gruño.

—Amaneciste de malas, ¿eh? —Hoseok se tira a mi lado sobre la cama.

Aprovecho la oportunidad para arrastrarlo junto a mi debajo de las cobijas. —¿Quieres saber cómo me pondría de buenas? —jugueteo antes de darle un apretón sobre su trasero.

—¡Seokjin!

—¿Alguno de ustedes ha visto a Jaehwan? —pregunto tanto a Jackson como a Yongsun y Eunbi.

—No en realidad —contesta la mayor de todos.

—Seguramente está con Sanghyuk —complementa Eunbi.

Asiento en entendimiento mientras camino en dirección contraria a ellas, llevándome a Jackson en el camino.

—Últimamente te ves feliz —dice él.

El calor arremetía sin tener piedad sobre ninguno de nosotros, el frío del invierno parecía ser cada vez más lejano; y la escasez de áreas verdes dentro del campus hacían casi imposible encontrar sombra al aire libre.

—¿Qué dices? —le digo —Yo siempre estoy feliz —alego.

Jackson se ríe y se sienta sobre una de las bancas que hay dispersas por el lugar, por suerte un árbol se asegura de darle sombra. Lo empujó hasta una de las orillas y me siento a su lado.

—No lo digo de mala manera —aclara —. Eres mi amigo, Jin, me agrada verte feliz.

Como si fuera el destino, una cabellera castaña se acerca hasta nosotros. Jaehwan parece haber corrido dos kilometros pero aún así se sienta en medio de los dos.

—Necesito agua —se queja.

Jackson le pasa su botella y Jaehwan la termina en menos de un minuto.

—Agradecería que no ensuciaras mi ropa. Está limpia —la alego cuando trata de recargar su cabeza sobre mi hombro.

—Eres un pesado, Seokjin —pucherea haciendo sus ojos pequeños—. Si fuera Hoseok si lo dejarías empaparte de sudor.

A pesar de lo desagradable que eso debería sonar, no me molesta pues sé que es verdad.

—¡No digas esas cosas! —reprocha Jackson.

—¿Por qué no? —lloriquea Jaehwan.

Los dos pasan sus miradas sobre mi y siento mis mejillas enrojecer.

—¿Por qué me miran así?

—Porque por lo general este es el momento en el que aclaras tu sexualidad afirmando que no eres gay —me explica Jackson.

Pongo los ojos en blanco y me dispongo a darle un golpe en la cabeza cuando una melodiosa voz me detiene.

Hoseok camina descuidadamente sobre el camino que hace poco pasé junto a Jackson. Lleva la bata puesta y manchada de lo que supongo es café. Sus audífonos están pegados a sus orejas y va cantando a un volumen más alto al que seguramente cree.

Cuando resbala en un peldaño y llega de sopetón al suelo corro hasta su lado.

—¿Estás bien? —le pregunto quitándole los audífonos.

Mis amigos rodean al chico junto a mi y lo ayudan a levantarse.

Hoseok hace una mueca y me mira con los ojos medió aguados mientras apresa su labio inferior entre sus dientes.

Auch —dice por fin y no puedo evitar rodearlo por la cintura en un cálido abrazo.

—¿Deberíamos ir al hospital? —pregunta Jackson preocupado viendo al chico entre mis brazos.

Jaehwan rueda los ojos y jala al chico de su antebrazo. —Nos tenemos que ir. Nos vemos, Jin; hasta luego, Hoseok. Ojalá te sientas mejor pronto —se despide llevándose a Jackson a su lado.

Cuando quedamos solos me separo de Hoseok, le levanto el mentón con mi mano izquierda y con la derecha limpio sus mejillas.

—Tus amigos pensarán que soy un tonto —se ríe —, pero en verdad dolió —expresa sobando parte de su espalda baja, cerca de sus lumbares.

—Nadie puede ser más tonto que ellos de todas maneras —bromeo.

Cuando deja salir una risilla sé que se siente mejor.

—¿En qué estabas tan ocupado como para no prestarle atención al camino?

Hoseok me arrebata sus auriculares otra vez y los conecta en su celular pasándome uno y dándole play a una canción.

—Estoy creando una coreografía —me informa cuando el sonido deja de salir.

—¡Eso es genial! —lo animo.

Hoseok se pone tímido de repente.

—Quisiera participar en el concurso de baile que hará la facultad de danza. Solo que...

Hago una mueca viendo cómo juguetea con sus dedos.

—¿Solo que...?

—No sé si debería —suelta por fin.

—¿De qué hablas? ¡Definitivamente deberías!

Cuando algunos chicos dispersos por ahí pasean su vista hasta nosotros Hoseok me pellizca el brazo.

—Estás haciendo mucho ruido —protesta —. Será la semana de exposiciones en una de mis materias, y realmente no sé si tenga el tiempo suficiente —se lamenta.

Lo pienso por un momento antes de contestar algo, veo a las personas que antes nos juzgaban silenciosamente metidas en sus propios asuntos y suelto un suspiro.

—Definitivamente suena complicado. Pero nada es imposible. Creo que deberías inscribirte —acaricio su mejilla derecha mientras observo sus labios fruncirse —. Lo peor que podría pasar es que al final no vayas al concurso.

—Deja de ver mi boca así, Seokjin —me advierte.

—¿Así cómo? —me hago el desentendido.

—Como si la quisieras devorar.

—¿Y quién dice que no quiero hacerlo?

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