SIRIUS ESTABA PENSANDO en cómo hacer que eso funcionará, y cómo se lo tomaría sobre todo Remus. A pesar de que su amigo no este enamorado de la chica, le hacía bastante ilusión hablar con ella y querer conocerla, pero tampoco se arrepentía de lo que estaba haciendo, porque, en las reglas de mejores amigos, no está incluida la regla de no intentes nada con una chica; si a ella le gusta tu mejir amigo.

—¿Entonces?—Lilah preguntó, tomando más té.

—Haremos un contrato—dijo Sirius— ambos tendremos una copia

—Bien am...

La chica tomó la pluma, escribiendo

Sirius Black y Delilah Sparks, contrato de boyfriendn't y girlfriendn't

—¿En serio?—preguntó Sirius riéndose— bien... am...

Ambos escribían, lo sorprendente es que si escribías en uno, aparecía automáticamente en el otro también.

—Bien—dijo la chica terminando de firmar.

—Bien—dijo él, asintiendo.

—¿Quién es tu ex?—preguntó mirándolo curioso.

—¿Mi ex?—dijo confuso y luego recordó su mentira— oh... si mi ex, es una Ravenclaw, ya sabes... cerebritos

—¿Cómo se llama?—preguntó curiosa— para saber quien va a querer tirarme por las escaleras o envenenarme, o bueno, una de tantas—dijo obvia.

—Sirius soltó una risa— eres paranoica... es Stacey—fue la primera chica que se le vino a la cabeza.

Tampoco es que Sirius estuviera mintiendo tanto, hace un año trataron de tener un intento de relación y no funcionó, pero tampoco era algo de otro mundo, muchos lo sabían.

Delilah dirigió sus ojos al contrato, para ver bien que habían escrito y soltó un pucherito por la ternura.

—¿Por qué quieres evitar mis alergias?—preguntó curiosa.

—Bueno... madam Pomfrey dijo que pasabas mucho tiempo en la enfermería—dijo bebiendo té y comiendo una galleta— más del que deberías

—es normal que herede todo eso—dijo riéndose— mi papá es del mundo...—buscó las palabras correctas— no mágico, entonces, es bastante alérgico y bueno...

—¿Eres mestiza?—preguntó serio, o al menos, así sonó.

La sonrisa en la cara de Delilah se borró al oírlo. Nunca estuvo preparada para escuchar a alguien llamarla sangre sucia o que le llamara Muggle, aunque estaba orgullosa de ser mezcla de ambos mundos, le afectaba que alguien lo viera como algo malo.

—Había olvidado que eres de sangre pura—dijo rascando su nuca, acabando el té y metiéndose dos galletas a la boca, los nervios se habían hecho presentes.

—Eso da igual—rodó los ojos pero luego la miró, le acarició el brazo— preguntaba porque realmente eso es genial, Lily es bastante fan de ese mundo, y bueno... yo también, no tanto como me gustaría serlo

Lilah pudo sentirse tranquila y asintió— vivo allá, no sabes cuanto llore cuando me enviaron a Hogwarts—soltó una risa— incluso, me caí del bote apenas llegamos y me hice pipi encima por culpa del sombrero seleccionador en la ceremonia

Sirius soltó una risa— ¿entonces tú eras la que se hizo pipi?

—Así es—solté una risa— aún recuerdo que McGonagall me llevó al baño para poder ayudarme a secarme y a consolarme porque estaba llorando de la vergüenza, y creo que mi mamá hasta el día de hoy no lo sabe—soltó otra risa— y tampoco va a saberlo, no quiero que haga un escándalo

—Tu mamá parece ser bastante...—dijo entre risas— protectora

—Realmente, no le gusta que pasen a llevarme—dijo obvia— supongo que tiene todo el derecho, si la mayoría de los Slytherin andan preocupados de los linajes puros—la chica bostezó, estirándose un poco en su lugar.

—Prometo que voy a regalarte un pijama decente—dijo Sirius, aflojando su corbata.

—Hey!—soltó una risa— si te lo pusieras, te darías cuenta que es bastante calentito y no querrás sacártelo nunca

—Si tienes tanto frío, te regalaré un camisón y te haría dormir conmigo, te daré el calor suficiente—le guiñó un ojo— más del que necesitas

—Lo siento, tengo prohibido dormir con chicos tanto fuera y dentro de mi casa—dijo riéndose— así que, hay que borrarlo del contrato

—Puedo dormir contigo sin ser yo—dijo pensando en voz alta.

—¿Qué?—preguntó curiosa— ¿acaso vas a convertirte en un perro y dormirás a los pies de mi cama?—dijo graciosa.

Sirius sonrió acercando la taza de té a sus labios, no parecía tan mala idea...

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REMUS LUPIN ESTABA EN la sala común, esperando a su amigo quien se había marchado bastante rápido. ¿Debía salir a buscarlo?.

—¿dónde te metiste Black?—preguntó desviando la mirada del fuego de la chiminea a Black.

Sirius entró con el pergamino, las plumas y la tinta contra el pecho, mientras que sus dos manos sujetaba una caja que emanaba un delicioso olor a galletas de chocolate recién horneadas.

—¿Dónde andabas?—preguntó curioso Remus ahora, notando la caja en sus manos.

—Con mi novia—dijo caminando a las escaleras para ir a su cuarto.

—¿Novia?—alzó una ceja Lupin— ¿quién es la pobre chica?—preguntó, siguiéndolo.

—Oh... te sorprendería bastante que no es pobrecita—dijo para abrir la puerta y guardar en su cofre las cosas, menos las galletas.

—¿Chocolate?—preguntó Potter, dejando de lado lo que estaba haciendo.

—Si, son galletas—abrió la caja, tomando una galleta para comerla— ¿quieren?

—¿De dónde las sacaste?—preguntó curioso James.

—Supuestamente, se las hizo su novia—Remus respondió, tomando una para comerla.

—Voy a robarte a tu novia Black—dijo James, comiendo otra— ¿Quién es?

—Ni lo sueñes cornamenta—se quejó Black— mañana lo verán

Siguieron hablando y compartiendo las galletas, hasta que la puerta se abrió, Peter entro con una ceja en alto.

—¿Con quién estabas en la cocina Sirius?—preguntó curioso.

—Con su novia—Respondió Lupin y Potter al mismo tiempo.

—Oh... pobre chica—se acercó para comer la última galleta de la caja, ganando una mirada de odio de los tres chicos— no van a durar ni una sola semana, ¿por qué te gusta hacerle daño a las mujeres, Canuto?

Sirius quedó pensando ante aquel comentario... y realmente, eso le hacía bastante ruido, porque por esa misma razón ella había dejado de sentir cosas hacía él. Pero... ¿no sería difícil enfocarse en una sola chica, verdad?

—Yo digo que la dejes y me la presentes a mi—James sugirió.

—Yo creo que mejor a Lupin—sonrió Peter— el es el indicado, además, tú tienes a tu Lily Flor

—¿El indicado?—alzó una ceja.

—Si—asintió seguro de sí el licántropo— tú no tienes la madurez suficiente para algo tan serio, hay muchas chicas que son prueba de ello, Stacey por ejemplo...

—Ya, pero Stacey tampoco estaba segura de si quería salir conmigo

Los otros tres rieron, dejando a Sirius con una sensación de confusión en su interior. Decidió acostarse en su cama, sin antes botar la caja de las galletas a la basura, para luego reírse ante las bromas de sus amigos que le hicieron, provocando que volviera a unirse a la conversación nocturna.