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Llegó a la escuela como todos los días, sin ganas y con necesidad de no sonreír.
No es que odiaba las clases, sino que la gente de ahí... No le simpatizaba en lo más mínimo.
Minho pensaba que un ambiente donde todos los alfas son unos hipócritas y todos los omegas son necesitados de sexo no era un lugar que le dieran ganas de emitir una sonrisa.
Pero, como en todo, había excepciones. Sus grandes amigos Bangchan y Changbin eran un gran ejemplo de aquello.
Y claro, como no mencionar a su lindo novio, Han Jisung.
Su bonita masita de amor y ternura, la única razón de su sonrisa y alegría.
Como todas las mañanas, se dirigió a su casillero para retirar sus materiales escolares. Buscó el olor de su ardillita entre la multitud de aromas combinados.
Olfateó hasta que encontró el dulce olor a vainilla. Sus instintos se alertaron y en su cara se dibujó una amplia sonrisa.
Su chilloncito favorito había llegado. El corazón del mayor bombeo fuerte al ver la hermosa falda que su chico vestía.
—¡Honnie! Llegaste justo a tiempo.—lo saludó el pelinegro junto un pequeño besito en los labios.— ¡Me he pintado las uñas de nuevo! ¿Quieres ver? —el mayor asintió.
Jisung estiró sus brazos para arriba, por la diferencia de veinte centímetros entre ambos, y Minho tomó las manos de su chico, viendo el detallado diseño de gatitos en las uñas.
—Son lindas, te quedan bien, Hannie.— el menor chilló emocionado y abrazó a su novio por la cintura, que es a donde sus bracitos llegaban.
—son gatitos, ¡como tú!— el mayor rodó los ojos ante aquella comparación.
—amo los gatos, no merecen ser representados humanamente por mí.—
— mentiras. Tú eres muy lindo y sumamente parecido a un gatito.—el rubio asintió, dejándolo tener la razón.
—¿Qué quieres hacer ahora? Podríamos ir al baño y ya sabes... Besarnos un rato.— sonrió inocente el mayor.
—¡Por dios, Honnie! Otro día, hoy tengo una evaluación.— Minho río fuertemente, espantando a algunos que estaban detrás de ellos.
Al ver la mirada de todos sobre él, gruñó fuertemente, haciéndoles girar el rostro.
—no seas malo, solo te miraron.— lo reprendió su novio.
—no me gusta que me miren. Pero si tú insistes, no lo haré más.— acarició la mejilla del pelinegro.
—el rey de los gobernados, con ustedes...¡Su majestad, Lee Minho!— se coló una tercera voz.
—¡Chan hyung!— chilló el menor y saltó a los brazos del australiano quien lo recibió gustoso. El rubio al ver este gesto, le mostró los colmillos al peliazul y un gruñido ajeno se hizo presente.
Oh claro, un fuerte y atractivo alfa, como lo era Bang, no podía no tener un lindo omega junto a él. Yang JeongIn o simplemente In, era el omega, ya marcado, del mayor.
—Cristopher.— avisó el rubio viendo como el pelirrosa con olor a pan tostado comenzaba a mirar muy mal a Han.
—¡JeongIn!— se separó el mayor, abrazando a su novio. Dejando a la segunda pareja de lado.
Minho suspiró y se acercó a Han, olfateandolo para ver si el peliazul no había dejado rastro de su olor a madera en alguna parte.
Sonrió contento al ver qué no había sido así y, como el posesivo que era, liberó feromonas para bañar a su pareja en su aroma a pino.
Han suspiró. Estaba totalmente enamorado de ese grandote posesivo pero absolutamente tierno.
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