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35 :: perdón & promesa

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Desde lo sucedido en casa del canario, Pablo no ha dejado de mandarme mensajes pero no hemos tenido la oportunidad de hablar. Se supone que hoy nos veremos ya que él también va ir a la fiesta de Valeria.

Mas que enfadada, estaba decepcionada.

Creí que Pablo confiaba en mí así como yo en él. Creí que lo que teníamos era sólido pero en un segundo todo se tambaleo.

Me dolía su desconfianza, pero también sé que los dos cometimos errores. Yo en primer lugar por no haber sido franca desde un principio y contarle la situación, y él por no hablarlo conmigo cuando surgieron sus dudas.

A Pablo le quiero besar el miedo y la inseguridad para ver si entiende que lo quiero por lo que es y no por lo que pueda esperar de él.

—Lo hiciste por Gavi? —Bal me pregunta mientras vamos en el uber.

Cuando se subió al coche, se quedó en shock varios minutos al verme, y la entiendo, hasta mis padres se sorprendieron.

—No, porque extrañaba mi color natural —era verdad y lo de Gavi en parte también.

Bal asiente sin creerme y continua maquillandose, en cuestión de segundos el tintineo de los charms de su pulsera se hace notar. Quedó fascinada con el regalo de Alex y algo me dice que nunca va a quitarse ese brazalete.

—Te veías mejor rubia —dice Polo casi como un susurro. Tiene su mirada perdida entre los distintos coches que pasaban.

Es lo primero que me ha dicho desde que me vio.

—Eso crees?

—Si

—Bueno, a mi me gusta —y a mi novio y eso era lo único que me importaba, aunque justo ahora Pablo y yo no estemos muy bien.

El auto se detiene llegando a su destino y nos deja en una discoteca en la zona más concurrida de Barcelona.

Al bajar del coche, Bal se acomoda su falda negra y su top rojo de tirantes con lentejuelas aunque este último no estaba mal puesto.

Yo igual me bajo bien el vestido ya que estaba algo corto, opte por uno negro strapless con un listón blanco en la parte de enfrente que formaba un moño justo a la altura de mi pecho.

La acera esta llena de jóvenes yendo y viniendo, hay grupitos de personas charlando y fumando afuera. Cada quien esta en su mundo.

Nos colocamos en la fila para entrar. Hay unas 30 personas delante de nosotros, así que nos preparamos mentalmente para esperar.

Bal comienza a hacerse aire con un volante que nos entregó una persona que iba pasando. Cuando se cansa me pide que yo le haga y como buena amiga la auxilio.

Polo se ofrece a echarme aire también y no me niego. El calor no quería irse aún de Barcelona.

Conforme nos vamos acercando, saco mi dni para estar lista y Bal me imita.

—A ver tu dni, Polo —Bal curiosea.

—No me gusta como salgo —él hace una mueca y se ve decidido en no querer enseñarlo.

—Vamos, mira el mío —ella le muestra su foto. —Parece que soy buscada por la interpol

Mientras Polo va sacando de su billetera el documento, mi amiga se lo arrebata antes de que él siquiera se lo ofrezca.

Ella dirige su mirada para observar a Polo y compararlo con su fotografía.

—Wow que seriedad y tienes dos nombres —alza las cejas y yo me acerco para ver también.

Mas que serio parecía asustado.

—No me gusta mi primer nombre

—¿Por qué? —cuestiono. —Hugo es bonito nombre

—No me gusta mi primer nombre —repite serio, poniendo fin al tema.

Minutos después, mostramos nuestras identificaciones y nos dejan entrar después de pagar los 20 euros de la entrada.

El lugar estaba repleto de gente, Polo me toma de la mano para no perderse y nos abrimos paso entre la multitud.

Mi visión se va adaptando gradualmente al ambiente tenue y las miles de luces papardeando constantemente. No sé ni donde pisaba.

De no haber sido porque dentro ya nos esperaban los hermanos González y Mia, no habríamos encontrado un espacio disponible.

Pedri llevaba unas gafas de sol, y aquí es donde me pregunto si tendrán problemas con eso de que las personas los reconozcan.

Presento a Polo, ya que ellos no se conocían. Él se cohibe un poco, pero da lo mejor de sí para mostrar su lado amigable.

—Y Santiago? No ha llegado? —les pregunta Bal al no verlo.

—Me envió mensaje hace 25 minutos diciendo que ya venía en camino —responde Mia. —Creí que ya lo encontraríamos aquí pero no

—Por lo menos podré tomar algo esta noche —dice Pedri y se da cuenta de que no pillo su comentario. —Gavi y los demás tienen revisión médica mañana, yo me lesioné y no podré jugar por un tiempo

—Lo siento, Pedri, ¿cuando pasó? —le pregunto ya que no estaba enterada.

—Hace 1 semana y media —responde Bal por él. —Mi padrastro estaba viendo el partido de la selección —me explica. —Pero volverás más fuerte que nunca, tengo que verte jugar contra mi querido Real Madrid

—Es lo mismo que le digo yo —Mia mira a Pedri con ojos de amor y le da un abrazo por la cintura.

—Bueno, a lo que vinimos gente —Bal aplaude y luego frota sus manos con entusiasmo.

Así es como inicia la noche de alcohol para Valeria y sé que va a ser imposible pararla.

—¿Qué te paso en la cara? —Polo señala una de las cortadas que me hizo Sira con sus uñas en el mentón. Aún estaba roja y no quise cubrirla con maquillaje.

Fernando se incómoda con la pregunta porque sabía muy bien la respuesta. Se pone de pie y nos deja solos, supongo que quería darnos espacio.

—Yo misma me la hice sin querer —respondo, no tenía caso contarle la verdad y tampoco era algo que quisiera recordar.

Polo asiente y le da un sorbo a su coca cola. Éramos los únicos que no estábamos consumiendo alcohol.

Pedri y Mia estaban un poco mas apartados platicando, aunque mas bien parecía que se estaban escondiendo y Valeria hace rato que se fue a bailar con Santiago en cuanto llegó.

Justo cuando pienso en él, lo diviso a lo lejos. Su presencia era imposible de ignorar, destacándose de manera notable entre la multitud.

Pablo voltea a todos lados sin dejar de avanzar, mi cuerpo reacciona de manera involuntaria y me escondo en mi asiento. Era una sensación extraña quería verlo pero a la vez no. Agradezco que Polo me cubre.

—Y ese hombre? —Polo se refiere a Mark quien venía detrás.

—Es el guardaespaldas de Gavi

Su boca se abre en "O" y sus ojos brillan con curiosidad.

—¿Por qué tiene uno?

—Por seguridad

—¿Quién le quiere hacer daño o qué?

—Es solo por precaución —y así es como viene a mi mente todo lo que paso. —Hace unos meses entraron a su casa

—Ah, ¿qué se robaron? —pregunta después de un largo rato en el que no dije nada.

—Ese fue el problema, no se robaron nada, únicamente... —siento un nudo en mi garganta y bajo la mirada. —Mataron a la mascota de Gavi

Aún se me quiebra la voz al decirlo en voz alta. Y pienso en si llegará el día en que ya no me den ganas de llorar al recordarlo.

Polo permanece callado pero posa su mano sobre la mía y yo siento la necesidad de continuar.

—Dolió mucho, Pablo la paso muy mal... fueron días difíciles

—Debió querer mucho a ese gato

—Si, todos queríamos a Simba —una sonrisa nostálgica se dibuja en mi rostro al recordar lo gordito que se puso después de llegar a su casa.

—Imagino que estar en su casa le trae malos recuerdos

—Si, por eso se mudo

—Y ya esta mejor?

—Si, eso ya quedo en el pasado, y recordamos los bonitos momentos solamente

Él rompe con los centímetros que nos separaban y me abraza, yo le agradezco en silencio por escucharme.

Jamás hable con nadie sobre esto y se sentía muy bien haberlo hecho finalmente.

—Angie puedes contarme lo que quieras, siempre estaré para ti —me regala una sonrisa cariñosa.

—Gracias Polo, valoro mucho tu amistad —le devuelvo la sonrisa, una sonrisa que se desvanece rápidamente cuando nos interrumpen.

—Podemos hablar?

Pablo espera una respuesta de mi parte, yo solo asiento, quisiera o no teníamos que hablar.

—Polo nos puedes dejar solos, por favor —le pido ya que él no se movía.

—Estaré por allá —señala el otro extremo y asiento.

Pablo aguarda hasta que Polo se retira por completo para hablar.

—Dime que soy un maldito idiota, gilipollas, un bobo sin remedio, lo que quieras —se sienta a mi lado pero sin invadir mi espacio. —Estoy arrepentido, te amo y no volveré a dudar de ti

Mi lengua permanece estática pese a sus disculpas.

—Angie, dime algo, por favor —la suplica se asentó en su mirada.

Como seres humanos podemos equivocarnos y cometer mil errores, metemos la pata, pero para eso existe también el arrepentimiento, saber decir lo siento cuando uno debe hacerlo. Y admiraba a Pablo por eso.

—Ya lo dijiste tú —esbozo una leve sonrisa y entrelazo mi mano con la suya, encajando a la perfección. —Y perdóname también, por haberte mentido ese día

Juego con sus dedos sin dejar de ver sus ojos avellanas. Su entrecejo se suaviza y en su mirada aparece una chispa de devoción.

Me da un suave apretón en la mano, se acerca por completo y puedo sentir su boca contra la mía. Al fin.

De sus labios se percibe un ligero sabor a chicle. Su mano viaja hasta mi cintura y se queda ahí. No podía quejarme cuando mi cuerpo todo lo que anhelaba era sentir su tacto.

—Hay que hacer otra promesa —murmura sobre mis labios antes de separarnos. —No ocultarnos nada nunca más, ¿vale?

—Promesa —susurro sobre sus labios y sello nuestra boca en señal de promesa.

Jamás pensé que alguien como Pablo fuera a provocar tantos huracanes en mi sonrisa.

—Tengo algo para ti

Me sorprende al sacar una cajita negra de terciopelo.

Al abrirla, se revela mi inicial en letra de burbuja llena de diamantes pequeños, colgando de una fina cadena de oro.

—Pablo, esta precioso... —no tenía palabras para describir lo hermoso que era.

—Te dije que te iba a comprar uno mas bonito

—Si sabes que no tenías que comprarme nada, verdad? —levanto la mirada y me encuentro con esos ojos más brillantes que cualquier diamante. Amo sus ojos marrones y esa mirada coqueta. —Me encanta, no por el valor que pueda tener, sino porque viene de ti

—Lo sé boba —me da un pico en los labios y yo me abalanzo sobre él, mis brazos rodean su cuello contentísima.

Con sus dos manos sostiene mi rostro y me llena de besos hasta cansarse. Me giro para que pueda ponerme el collar, una vez que esta asegurado en mi cuello acaricio el dije.

—Gracias

Pablo se inclina y deposita un beso en la parte de mi clavícula donde descansa el dije, mandando escalofríos por todo mi cuerpo. Sentir su cálida respiración tan cerca de mi pecho provoca palpitaciones en mí.

Luego sube a mi boca, pero este beso no es como los anteriores. La manera en que me besa es insana, devora mi boca con hambre y le sigo con la misma intensidad.

Muerde mi labio inferior antes de separarnos jadeantes, me tomo unos segundos para recuperar el aliento antes de volver a hundir mi lengua con la suya mientras su mano acaricia mi cintura ansioso.

Cambio la intensidad, esta vez, lo beso despacio, permito que mis labios alivien sus dudas, que mi lengua borre sus inseguridades y que mi corazón le diga que soy completamente suya.

—Wua si que se tienen ganas estos dos

—No se come delante del mendigo

Yo me separo de Pablo avergonzada mientras que él mata con la mirada a sus amigos.

Saludo a Ansu y Fermin, feliz de verlos. También los acompañaba Abel, un compañero de la selección.

Ellos se burlan de Pablo, que esta manchado de mi labial rojo, cuando me doy cuenta le ayudo a limpiarse con una servilleta.

Con la mano de Pablo sobre mi cintura nos acercamos con Pedri y Mia.

—Y la festejada? —como si Ansu la hubiese invocado, una Valeria agitada y colorada aparece.

—¿Quiénes llegaron? Pero si son mis únicos cules favoritos

Bal abraza a cada uno de ellos. Es mas que obvio el gran cariño que les tiene. Pero cuando le toca saludar a Abel, se paraliza unos segundos y una sonrisa forzada aparece en su rostro.

—Cuidado con el alcohol —le dice Fermin divertido, al ver que casi se tropieza con sus pies.

—Hola Bal, feliz cumpleaños —la felicita Abel, parece un joven simpático.

—G-gracias, fue hace dos días pero gracias —rié nerviosa y se situa a mi lado.

—No podré tomar pero si divertirme —comenta Ansu sonriente.

—Sin alcohol no puede haber diversión —Bal niega y tuerce la boca.

—Si de esas hablamos, en una discoteca como esta tampoco podemos divertirnos —Ansu echa una mirada alrededor. Algunas personas por no decir muchas, se nos quedaban viendo y si que era un poco incómodo.

Todas las chicas se comían a Gavi con la mirada, y lo entendía pero por lo menos que disimulen.

—Disculpa, genio, pero yo no tengo dinero para ir a una de esas discotecas pijas a las que acostumbran ir —alega Valeria. —Se hubieran traido una peluca o que se yo

—Tú ya tienes una —vacilo a Pablo recordando la peluca afro que le compre aquella vez en el centro comercial.

—Ni me lo recuerdes —sus labios rozan el lóbulo de mi oreja, los vellos de mis brazos se erizan y me hace temblar de pies a cabeza.

Creo que hoy es uno de esos días donde mis hormonas estan a todo lo que dan.

—¡Diana!

Bal anuncia la llegada de nuestra amiga.

—Ya te iba a llamar, creí que no las encontraría pero es fácil cuando son el foco de atención

No miento cuando digo que hasta parecía que una de las luces nos estaba apuntando directamente.

—Sino quieres que te miren, solo mantente lejos de ellos —Valeria señala a los futbolistas y a Ansu no le hace nada de gracia su comentario.

Diana saluda a todos super rápido porque Bal se lleva a todas las chicas a bailar, o sea a Diana, Mia y a mí.

Yo no soy mucho de bailar, pero accedí solo por ella.

Una persona choca conmigo, apesar de la poca luminosidad y de las luces láser puedo reconocerla.

—¡Angie! —es Mariana, mi compañera de clase, y a sus lados estan Issa y Betty.

Me quedo inmóvil cuando me abraza, no me lo esperaba en lo absoluto.

No me han hablado desde que les pedí que no me preguntarán mas por los jugadores del barça. Y creí que así se quedarían las cosas entre nosotras.

—¿Cómo has estado?

—Bien... y ustedes? —me sale una mueca en vez de una sonrisa. Esta situación era incómoda.

—Pasándola increíble

—Lista para regresar a clases?

—¡Hola! —Bal y Diana se acercan contentas al ver caras nuevas.

—Ellas son unas compañeras de la uni —las presento y Mariana suelta una risita.

—Angie, somos mas que eso, somos amigas —su forma de hablar es tan melódica que irrita.

—Creí que estaban enojadas conmigo y -

—Pero eso ya quedo en el pasado —me interrumpe Betty.

—Si, hay que divertirnos —Mariana me agarra del brazo y así se nos unen al baile.

Con lo sociables que son Diana y Valeria estaban cómodas con la presencia de las chicas. La única que tenía cierto descontento era Mia quien ni siquiera las saluda.

Acompaño a Mia a la barra para pedir unas bebidas, ya estaba cansada de bailar. Nótese mi cero condición.

—No confíes tanto en ellas —me dice mientras esperamos que nos atiendan.

No hay que ser inteligente para saber que se refiere a las recién llegadas. Mia había estado callada desde que llegaron y sé que no se lleva con ellas.

—Si, lo sé

Aceptar que pasen la noche con nosotras no implica que las considere mis amigas nuevamente.

Cuando es nuestro turno y pedimos nuestras bebidas me percato de que Mark esta mi lado.

En automático busco a Gavi en la zona donde estaban pero no lo encuentro a él ni a los demás.

Mark me explica que consiguieron un reservado de último minuto, ya que algunas personas comenzaron a hostigarlos.

—Si, Pedri me mandó mensaje, dice que están arriba, ¿quieres ir? —yo asiento.

Cuando nos entregan las bebidas regresamos a la pista de baile con las chicas y le entrego a Bal la cubata que me pidió. Santiago ya estaba con ella y lo saludo.

Diana y las demás estaban perreando con la canción de chulo de fondo.

Bal apenas puede escuchar mis gritos, pero entiende lo que le digo. Después de decirle donde íbamos a estar, Mia y yo subimos las escaleras.

El guardia al ver a Mark nos deja entrar.

El reservado es pequeño y sencillo, muy diferente al que Gavi y sus amigos estaban acostumbrados.

Los únicos que están en el lugar son Fermin, Ansu y Polo, quienes conversan muy animados.

—Hola —saludo sentándome en el sillón blanco a la izquierda de Polo.

—Hola Angie —Polo tiene una amplia sonrisa en su rostro que me contagia.

Me alegraba verlo convivir y llevarse bien con los chicos. Solo faltaba que se lleve bien con Pablo.

—Y Pedri? —pregunta Mia al no ver a su chico.

—Gavi y él salieron hace rato —responde Fermin y ella asiente.

—Valeria tenía razón, sin alcohol no hay diversión —Ansu se estira y se pone de pie.

Sale del reservado y Fermin va tras él, imagino para cuidar que no tome. Mientras que a Mia le entra una llamada y sale a contestar.

—¿Eres virgen? —me pregunta Polo y me da un ataque de tos ahí mismo.

—Qué preguntas haces Polo —rio nerviosa y siento el calor subir por mis mejillas.

—Somos amigos, puedes contarme

Bebo de mi piña colada y me tomo el tiempo para contestar.

Era un tema que ya habia hablado con Bal, es normal hablarlo entre amigos, no?

Además estábamos solos, el bartender y Mark no contaban, además de que estaban bastante retirados como para oír algo.

—Ya no lo soy

—¿Qué se siente? —pregunta con curiosidad y sin despegar su mirada de mí.

—Bueno, en los hombres, no sé que sienten ustedes, pero en la mujer, duele un poco pero después vale la pena

Él asiente como si tomará notas mentales de lo que digo.

—Tengo que confesar algo... nunca he besado a nadie —yo lo miro y asiento, no tiene nada de malo. —Me ayudarías a saber lo que se siente? —habla muy serio y no entiendo a donde va. —Me dejarías besarte?

Su pregunta me toma desprevenida.

—Tengo novio...

—Era broma —él estalla en risas. —Debiste haber visto tu cara

Intento reírme junto con él, aunque su broma me incomodó.

—Ya en serio, ayúdame a tener algo con una chica esta noche

—Primero debe haber una chica que te llame la atención

Por varios segundos, lo único que hace es observarme con sus ojos oscuros, sin decir nada se pone de pie y va hasta el ventanal de cristal yo lo sigo. Desde esta posición, teníamos una vista completa.

Parecía que Bal no se iba cansar nunca, seguía bailando con Santiago y se les unió Abel. Diana y mis compañeras de clase estaban sentadas en la barra.

—Esa de allá —señala a una rubia alta que estaba con un grupo de chicas desconocidas.

—Bien... la verdad yo no sé mucho de estas cosas, eh —advierto, la verdad que ligar no era lo mío no sé como esperaba que le ayudará.

—¿Cómo le hiciste con tu novio?

—Las cosas se dieron solas -me encogo de hombros. —Tú solo ve y háblale, sé tu mismo, puedes ser directo y darle un cumplido

—Vale —asiente decidido y sale del reservado justo cuando Mia va entrando.

Desde aquí veo como Polo se le acerca a la chica e inician una conversación. Cuando parece que todo va bien, la chica se marcha con sus amigas dejándolo solo.

Mis labios se curvan hacia bajo con pena. Polo es un chico muy lindo y merece todo el amor del mundo.

—Angie, me voy —me giro y veo a Mia tomar su bolso del sofá.

—Te vas con Pedri?

—No —niega. —De hecho, él y yo no tenemos nada, nunca lo tuvimos realmente

—¿Estás bien? —doy pasos hacía ella y sujeto su mano cuando la tengo de frente.

—Lo estaré —me da una sonrisa agridulce.

Parece que ella y Polo se pusieron de acuerdo.

¿Por qué a mis amigos les estaba yendo mal en el amor?

La abrazo y le pido que me mande mensaje cuando llegue a casa.

Que noche. Y solo acababa de empezar.

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