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24 :: niñero

Maratón (1/3)

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Hoy no tenía tareas pendientes, así que vine a visitar a Bal, la encontré tirada en su cama.

—Oye Bal, todavía esta disponible el puesto que me dijiste en tu trabajo?

—Am no sé, ya renuncié

—Y eso? —sin querer alzo las cejas sorprendida.

—Ya ahorre lo suficiente, ahora es momento de gastar y disfrutar

Bal ya esta como si nada, algo que admiraba de ella es la fuerza que tiene para volver a ser ella misma a pesar de los malos momentos que tiene la vida.

—Y tú por qué quieres trabajo? —ahora ella me pregunta perpleja.

Le cuento lo que paso con Alex y los gastos que ocasionó el accidente.

—Ellos no dicen nada, pero no quiero ser una carga para mis papás

—Dicen que todos vamos a chocar por lo menos una vez en la vida —suspira con la mirada en el techo.

—Eh?

—Lo digo por Alex, fue su primer choque

—Estamos hablando de mí, no de mi hermano

—No te pongas celosa —inevitablemente ruedo los ojos.

Pasamos la tarde viendo una película de adolescentes en Netflix la cual nos arrepentimos al instante.

—El libro es mejor —comenta mi amiga cuando se muestran los créditos.

Y no podía estar mas de acuerdo con ella.

—Ahora parece que soy niñero —refunfuña Alex cuando se estaciona afuera de la casa que ya conocíamos.

Mi hermano nunca me llevaba a la uni porque se quejaba que era muy temprano, pero ahora no le queda de otra, tiene que llevar al chico que atropelló a sus clases, yo aproveche y me uni al viaje.

A esto le llamo karma.

Lo que si es que Alex tiene suerte porque no será por mucho tiempo, las vacaciones ya se estaban acercando.

Me bajo del coche y saludo a Polo, quien avanza con la ayuda de unas muletas por la acera, yo lo ayudo con su mochila y Alex es quien lo ayuda a subirse a la parte de atrás.

Se crea un silencio que me resulta incómodo y la música que pone mi hermano de Bad Bunny no ayuda así que decido hablar.

—Ya sabes qué vas a estudiar? —le pregunto para sacar tema de conversación durante el camino y también para conocerlo mejor.

—Aún no sé —responde Polo desde atrás.

—Pues deberías, en un mes son las inscripciones de la uni —habla Alex y yo lo miro mal.

—No te preocupes, tienes toda una vida para pensar en eso —digo yo y ahora Alex es quien me ve mal de reojo.

O sea primero casi lo mata y ahora lo quiere estresar por su futuro.

—¿Dónde trabajabas? —hago otra pregunta.

Su madre dijo que venía de trabajar cuando fue el accidente.

—En una churreria

Polo no es muy comunicativo y Alex que es de platicar hasta por los codos con quien sea se mantiene callado, así que después de eso el trayecto continua sin mucha plática.

Luego de dejar a Polo en su escuela, mi hermano hace la parada en mi facultad. Gracias al cielo logro llegar sana y salva, ya no confiaba en las habilidades de manejo de mi hermano. Confiaba mil veces mas en Gavi al volante que en Alex.

La próxima semana es de finales y no estoy preparada mentalmente para eso.

Por ahora, me dedico a disfrutar de los últimos días tranquilos en la uni antes del caos.

Al salir de clases, encuentro el coche de Pablo mas o menos por donde le dije que se estacionara: lejitos de la entrada.

Trae puestas unas gafas de sol que le quedaban muy bien.

Al subir, lo primero que quiere hacer es darme un beso pero lo paro casi al instante.

—Primero vámonos de aquí —miro a nuestro alrededor, pendiente por si alguien nos mira.

Debíamos tener mas cuidado cuando estemos en público.

Él arranca quejándose y yo conecto mi móvil para poner música.

Cuando ya estamos en la carretera y paramos en un semáforo le doy el beso que quería.

Me aparto pero él me toma del mentón y junta nuestros labios de nuevo, lento y suave, como si tuviésemos todo el tiempo del mundo y no una cola de coches detrás y una luz roja que puede cambiar en cualquier segundo.

Durante el trayecto voy tarareando las canciones de mi playlist, al ver por el espejo lateral noto que una camioneta negra viene detrás de nosotros desde que salimos de mi facultad.

—Es el guardaespaldas que te dije —explica Pablo y todo se me ilumina.

Después de lo sucedido, es entendible que su representante le recomendara tener un guardaespaldas.

Yo también me sentía mas tranquila al saber que Pablo tiene seguridad aunque sé que a él le va costar acostumbrarse.

Casi media hora después, aparcamos afuera de una casa de dos pisos blanca, muy grande y bonita por lo que veo.

Esta en una zona mucho mas privada, para poder entrar tienes que tener un código (que es diferente cada día) proporcionado por el dueño de la casa.

Nos bajamos y acto seguido el guardaespaldas de Pablo ya esta a nuestro lado.

—Mark, ella es Angie, mi novia, la verás mucho por aquí —Pablo nos presenta.

—Hola, encantada —él suaviza un poco sus facciones al saludarme.

Debía estar en sus treinta, viste ropa casual, fácilmente podría pasar desapercibido. Lo único que lo delataba era el aparato en su oído.

A simple vista, daba aire de ser muy analítico y observador.

Él se retira para ir a reunirse con los demás guardias de seguridad de la casa.

—Es el jefe de seguridad —me aclara Gavi y yo suelto un "ah" mientras veo como se agrupan en el patio.

Pablo me toma de la mano y entramos a la nueva casa.

Por su tamaño tiene mas habitaciones que la anterior y en la sala de estar hay unos grandes ventanales, donde se filtra la luz del sol.

Aún le falta amueblarse mas, pero tiene lo indispensable: sofá, sillas y la nevera llena de comida.

—Mark te acompañará a todas partes? —pregunto mientras recorremos los pasillos.

—Sigue las órdenes de Héctor, él le dijo que no se despegue de mí, así que supongo —responde y yo solo asiento. —¿Por qué? ¿Te incomoda? —cuestiona después de un rato.

—No, al contrario —detengo mi paso y él me imita. —Me tranquiliza saber que estás protegido, además parece agradable

—Si, lo bueno, no soportaría estar todo el día con alguien antipático

Entramos al gimnasio de la casa, ya esta todo equipado, un espejo rectangular ocupa casi toda una pared. Mejor que muchos gimnasios que he visto.

—Creo que voy a venir aquí a hacer ejercicio —intento levantar una pesa pero la suelto al ver que es imposible.

Yo no soy de hacer mucho ejercicio, pero es bueno para la salud y debo dejar de ser tan sedentaria. Además, como futura nutriologa es un hábito que debía implementar.

¿Cómo voy a decirle a mis pacientes que hagan ejercicio si yo no lo practico?

—Ven cuando quieras, es todo tuyo —Pablo me rodea la cintura por detrás y me pega a su cuerpo.

Besa mi mejilla y yo solo puedo sonreír mientras acaricio sus brazos.

Por último, me muestra su habitación, que esta casi vacía, hay cajas en el suelo, le falta mucho por acomodar.

Mientras espero que Gavi salga de la ducha, busco que pedir de comer en su móvil porque él ya tenía la aplicación descargada.

Por accidente, mi dedo se desliza demás y se baja la pantalla de notificaciones, iba a quitarla cuando una notificación de Instagram llama mi atención.

Era un mensaje de una tal Daniela, mi dedo no flaquea al picarle para leerlo completo.

Gavi por que me dejaste de seguir?

No entiendo, la ultima vez nos la pasamos muy bien

Hace 3 meses que Pablo no contesta sus mensajes, y como ella decía ya no la seguía. Aún asi me sentía rara, bueno a quien engaño, es el señor C haciendo su aparición.

Pablo sale unos minutos después del baño, ya vestido se sacude el cabello mojado con una toalla.

—¿Quién es ella? —volteo el móvil en su dirección y él se acerca hasta la cama donde estoy para ver la pantalla.

Soy su novia merezco una explicación.

—No es nadie, amor —yo lo miro incrédula. —Eso fue cuando estaba soltero, y no tiene importancia en mi futuro

—Vale —me salgo del chat y continuo ordenando la comida.

Al segundo, él me arrebata el móvil de las manos.

—¡Pablo! —me quejo mientras el sonido del teclado se hace presente y me muestra el chat con su respuesta.

Tengo novia

No me molestes

Una sonrisa quiere surgir de mis labios pero lo siguiente que dice hace que se desvanezca antes de aparecer.

—Celosa eres aún mas linda —me revuelve el cabello y me quejo apartando sus manos de mi cabeza. —No estes enojada, no tienes porque estarlo

—No estoy enojada ni mucho menos celosa

Aunque era obvio no iba a aceptarlo.

—Estabas revisando mis mensajes? —enarca una ceja.

—¡No! No soy de esas novias —niego rápido. —Simplemente me salió la notificación

—Ya

Yo ruedo los ojos y me levanto de la cama, pero Pablo es mas rápido y me lo impide tumbandome sobre ella.

Él encima de mí, se apoya de un brazo sin aplastarme junta nuestros labios y me olvido de todo.

Me aferro a su cuello como un salvavidas, enrosco una pierna en su cadera que él termina sujetando.

No profundiza mas el beso porque se aparta de mí.

—¿Qué vamos a comer? —pregunta como si nada frente a mí mientras yo soy un desastre hormonal andante.

Al final, ordeno teriyaki y el pedido llega media hora después.

—Te quedas mas tarde? —pregunta mientras mastica el pollo. —Ansu suplico porque hiciera un open house

—Vestida así? —agacho mi cabeza señalando mi outfit super básico. Encima tenía una mancha de salsa en la camiseta.

—Yo me quedaré así tambien —señala sus pantalones chandal y su camiseta Nike. —Solo vendrán unos compañeros de la selección y del barça, ya conoces a la mayoría

Acepto quedarme y unas horas después el timbre suena a cada 5 minutos.

Al bajar veo todo montado, luces y altavoces por todas partes, hasta una esfera de discoteca.

Los pocos muebles que había en la sala ya están en un rincón, quedando el espacio completamente despejado, como una pista de baile.

Veo entrar a Ansu cargando una caja de cerveza, me saluda y pasa directo a la cocina donde lo sigo.

Él abre la nevera que ya esta llena de latas de cerveza, asi que deja la caja en la isla de la cocina.

Eso de que era algo "tranquilo" se le salió de control a Gavi.

Pestañeo repetidas veces, al ver a mi hermano y su novia entrar por la casa.

Si, definitivamente esto se salió de control.

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