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16 :: por ti

∘₊✧──────✧₊∘

𝗚 𝗮 𝘃 𝗶

Cuando la veo bajar por las escaleras, puedo jurar que mi respiración se detiene.

Luce un vestido largo que no me permite contemplar su figura por la chaqueta que lleva puesta, sus largas piernas como protagonistas...

Pensamientos de terminar besándonos y tocándonos en algún rincón se apoderan de mi mente.

Y una vez más, ahí supe que estaba jodido.

Muy jodido.

Nos despedimos de Alex y su novia, quienes de seguro continuarán con su pelea. Pobre de él.

Tomo a Angie de la mano mientras caminamos hacia el taxi.

—Te ves preciosa —digo cuando estamos dentro del coche, me relamo los labios e intento que mi mirada no vaya directa a su pecho.

—Gracias —sus mejillas ya tenían rubor así que no pude verlas al natural. —Tú no te ves mal tampoco —añade y sonrió ante su alago.

Llegamos a la discoteca donde quedamos de vernos por el cumpleaños de Ansu.

Bajamos del coche y aún sin soltar su mano, nos adentramos en el lugar que ya conocía muy bien.

En cuanto, llegamos al reservado y veo a mis amigos, presento a Angie como mi amiga por mas que me gustaría presentarla como mi chica. Pero haré que eso suceda pronto.

Aprieto su mano de vez en cuando para que no se sienta nerviosa y recordarle que yo estaba ahí a su lado.

No paso desapercibida las miradas de varios mirándome raro y es que nunca les había presentando a una "simple amiga" a los chicos.

Ya todos estan en ambiente portando gorros de cumpleaños, y hay globos por todo el techo.

Llega el cumpleañero con unos lentes que dicen "Birthday boy" y una corona plateada en la cabeza. Pero lo que no pasa desapercibido es su playera que tiene estampado una frase en inglés "Birthday King is here, time to party" solo le faltaba que las letras estuvieran en neón.

Él nos da una bolsa llena de gorros de cumpleaños de diferentes colores pero todos con puntitos blancos para que escogamos.

Yo eligo uno azul y Angie uno rosa.

—No sé lo pueden quitar, los guardias tienen ordenado sacar a quienes no traigan gorrito —bromea pero conociéndolo dudaba de que fuese una broma.

Ansu se la pasa pidiendo que lo feliciten cada minuto.

—Espero no hayan olvidado mi regalo, ¡eh! —exclama para después ir a repartir mas gorros a las otras personas que van llegando.

—No me dijiste que era un cumpleaños —Angie me reprocha al oído.

—Mi regalo es de los dos —le doy una sonrisa ladina.

—¡Gavi! —una chica llega a mi lado y antes de que pueda hacer algo, me besa.

Yo aparto de inmediato a la chica, y la reconozco.

Era Andrea, una amiga de la novia de Ferran con la que me enrolle en una fiesta pasada.

No pensé en que podría estar aquí sino hubiera pedido que no la invitaran.

—¿¡Qué crees que haces!? —exclamo furioso.

—¿Por qué te pones así, bebé?

—No me llames asi, tú y yo no somos nada, no vuelvas a besarme, no vuelvas a acercarte a mí, entiendes? —dejo en claro y ella parece que esta a punto de llorar.

Todos miran la escena serios sin hacer ningun comentario.

Yo tomo la mano de Angie y me alejo lo mas que puedo de ella.

No quería imaginar lo que Angie pensaría después de eso.

Lo único que me preocupa es lo que mi chica de ojos verdes piense sobre mí.

Y no podía evitar sentir que la habia cagado.


𝗔 𝗻 𝗴 𝗶 𝗲

En un parpadeo esa chica estaba sobre los labios de Gavi.

Nadie me iba a quitar esa imagen de la cabeza.

Siento una punzada en el estómago y no sé porque cojones quiero llorar. Mentira, en mi interior, sabía muy bien porque quería llorar.

Gavi y yo no éramos nada, él podía besarse con quien quisiera. Era patético sentirme así.

Me repetía una y otra vez.

Me esfuerzo por esfumar esos pensamientos de mi mente y lucho con todas mis fuerzas para no ir al baño a llorar.

Suelto la mano de Gavi cuando llegamos a un rincón, él parece querer decir algo pero Pedri y otros chicos llegan.

—Voy por algo de tomar —aviso y camino hacia la barra.

Pido lo que sea que tuviera alcohol, necesitaba alcohol para dejar de sentir.

Me quito la chaqueta, y siento la intensa mirada de cierta persona pero no voltearia a verlo.

Trago todo de una, sintiendo mil emociones a flor de piel pero sin derramar una sola lágrima.

Poco me importa el ardor en mi garganta, cuando todo lo que pienso es en lo estúpida que fui. Porque por un maldito segundo creí que Gavi y yo teníamos algo especial.

Pido otro trago, mientras me prometo no derramar ni una sola lágrima. Por lo menos no hasta llegar a mi casa.

Una persona llega a mi lado, y la reconozco como la pelinegra que besó a Gavi y lo llamó "bebé" hace unos momentos.

Yo simplemente ignoro su presencia mientras ella me mira de arriba abajo y me hace sentir incómoda en mi lugar.

—Así que tú eres con la que ahora esta follando Gavi —dice después de pedir una copa de no sé que. —Te estoy hablando a ti, rubia —añade cuando no respondo.

—Disculpa? —por primera vez volteo a verla, es una chica muy guapa, nariz perfecta y pómulos marcados, pero no dejo que me intimide.

—Eres la amiga de Gavi, no? —asiento y prosigue. —Gavi se folla a todas sus amigas —con los dedos hace el gesto de las comillas al decir la palabra "amigas".

—Gavi y yo solo somos amigos, no amigos con beneficios —aclaro seria y se rié en mi cara.

—Gavi no tiene de esas amigas, querida

—Pues aquí estoy yo —pongo fin a esa conversación alejándome de ahí.

Siento náuseas, solo quiero largarme e ir a casa.

En verdad creí que Gavi comenzaba a tener sentimientos reales por mí pero él es así con todas.

Me siento la más tonta del universo.

No puedo creer que cayera por un chico como él. Que desde el inicio tenía un "te voy hacer mierda" tatuado en la frente pero yo lo ignoré.

Salgo de la discoteca sintiendo el aire helado de Barcelona golpear mi piel. Me mantengo de pie, por un instante lo único que quiero sentir es el frío en mis venas.

Después de estar parada unos cuantos minutos, me coloco mi chaqueta y camino lejos de ahí. Sólo quería alejarme de ese lugar.

Me quito el gorro de cumpleaños y lo tiro en el primer contenedor de basura que me encuentro por la acera.

En medio de la soledad de la calle, me permito derramar un par de lágrimas, siento el agua en mi piel y me limpio con el dorso de la mano, cuando escucho murmullos y risas a mis espaldas, me volteo y veo un grupo de tres chicos mirándome.

Sigo mi camino, esta vez con pasos rápidos y entro a la primer tienda de conveniencia que veo.

Voy hasta el fondo donde estan las bebidas, y luego ellos entran buscándome.

Cuando me encuentran en el pasillo, me miran divertidos y yo no puedo evitar sentir miedo. Es la 1 de la madrugada y estoy sola.

Una llamada entrante de Gavi, hace que deje de mirarlos.

¿Qué? —respondo la llamada.

¿Donde estás? —escucho su voz y la música a todo lo que da de fondo.

Me fui a casa —respondo cortante viendo fijamente un paquete de galletas en el estante.

¿Por qué no me avisaste? ¿Ya llegaste a tu casa?

En el piso, los zapatos de otra persona aparecen junto a los míos.

—Tú estabas con Gavi, no? —corto la llamada y levanto la mirada. No iba a pedirle ayuda, no quería deberle nada nunca más.

—Tu noviecito... ¿dónde esta? —me agarra fuerte del brazo al punto de lastimarme y mi móvil cae al suelo.

—Sueltame —le pido a punto de llorar.

—Sólo queremos un saludo de Gavi —dice uno de sus amigos y entre ellos se ríen.

La cajera al ver la escena, se aproxima a nosotros.

—Váyanse si no quieren que llame a la policía

—Tranquila, sólo estamos hablando —el chico me suelta y me alejo de ellos hasta llegar con la empleada.

—Eso no es lo que parece, fuera de aquí

El chico levanta las manos en son de paz y sale de la tienda con sus amigos.

La chica los sigue hasta la salida y cierra con llave las puertas. Pero el grupito permanece ahí fuera.

—Gracias —articulo sobandome el brazo.

—Si quieres llamo a la policía —dice mirándome fijamente. —¿Te lastimaron?

Yo niego y me siento con ella detrás del mostrador.

Ella me ofrece una botella de leche con chocolate y lo tomo intentando calmarme y pensar bien las cosas.

Esta noche es la peor de todas.

𝗚 𝗮 𝘃 𝗶

No podía estar tranquilo después de escuchar aquello.

—Gavi, ¿ya te vas tan pronto? —me pregunta Balde pero no respondo.

Angie me compartió su ubicación en tiempo real por error el otro día asi que abro la app en un movimiento rápido. La pantalla me indica que esta solamente a unas calles de distancia, emprendo mi camino apresurado.

Llego a una tienda de conveniencia y hay unos chicos afuera que al verme borran la sonrisa que tenían y se marchan en silencio.

La tienda esta cerrada pero por los cristales puedo ver a mi rubia sentada hablando con la empleada.

La chica me mira y después de decirle algo a Angie, abre las puertas.

Pero no tuve que entrar, Angie sale disparada hacia fuera y emprende su camino pasándome de largo.

—¿Esos chicos estaban molestándote? —pregunto cuando la alcanzo.

—No es asunto tuyo —detiene su paso y me encara. —¿Qué es eso de que te follas a todas tus amigas?

—¿Quién te dijo eso?

—Tu amiga de hace rato. ¿Es qué acaso todos tus amigos piensan que follamos?

Ojalá lo hicieramos.

Inevitablemente pienso.

—N-no —titubeo. —¡No! —exclamo tratando de sonar seguro.

—Disculpa, Gavi, pero a mi no me gusta que piensen esas cosas de mí

—Mis amigos no creen eso de ti, vale? —ruego por que me crea y la tomo del brazo pero ella hace una mueca de dolor y la suelto rápido.

Le pido una explicación con la mirada pero esta determinada a no decirme nada. Por lo que intento bajar su chaqueta y ella se la vuelve a acomodar rápido, pero no tan rápido porque alcanzo a ver una marca roja sobre su piel pálida.

—¿Quién te hizo esto? —sujeto su brazo con cuidado.

—Déjalo —se safa de mi agarre.

—¿Déjalo? —repito bufando. —Voy a encontrarlos

Voy decidido por la dirección en que vi a esos imbéciles irse. Me hierve la sangre, ya entiendo porque se echaron a correr en cuanto me vieron y porque Angie estaba encerrada en aquella tienda.

—Pablo, no —me detiene jalandome del brazo. —Sólo llevame a casa, si? —pide y sólo me basta ver esos ojos verdes para que mi furia se esfume.

—No me mires con esos ojos... porque te lo doy todo —digo sin pensar y ella solo se queda callada.

Pido un taxi y le doy mi dirección al conductor.

—Esta no es mi casa —habla cuando el taxi se para frente a mi casa.

—Gracias —le digo al taxista después de pagar, tomo a Angie de la mano y bajamos del coche.

Ya dentro de la casa, ella suelta mi mano y al instante ya estoy extrañando su calor en mi piel.

—Es mi casa

—Eso ya lo sé, te pedí que me llevarás a MI casa —recalca la palabra "mi" molesta.

Me doy el lujo de repasarla con la mirada nuevamente, en ese vestido que le queda como un guante y su rostro, estaba cansada y enfadada aún así se veía preciosa.

—Te daré ropa para que te cambies

—No quiero nada que venga de ti

—¿Estás borracha? —la examino, pero esta sobria.

—¡Justo porque estoy en todos mis sentidos es que lo digo! —exclama enojada y parece estar a punto de abandonarme.

—Angie, escúchame —le ruego con los ojos. —Esa chica que me besó no es nadie en mi vida... a la única chica que quiero besar es a ti —le aseguro y me acerco a ella con cuidado. —Ya no sé como verte y no sentir. Cada día me gustas mas que me aterra, pero estoy dispuesto a dar mi lado mas maduro, mi lado mas romántico, mi amor mas sincero, mi caricia mas delicada, los días importantes, mi canción favorita, lo mejor de mí por ti —hago una pausa. —Lo mejor de mí, eso quiero darte

Jamas creí poder decir algo tan cursi pero me siento tan aliviado de al fin expresar lo que llevaba guardado dentro de mí.

Solo ella sacaba ese lado romántico en mí.

Me acerco por completo y limpio las lágrimas de sus lindos ojos.

Ella no dice nada y yo ya lo había dicho todo. Por lo que la llevo a mi habitación, abro unos cajones del armario y le doy una camiseta y unos pantalones chandal que le quedarán cómodos.

La dejo sola para que se cambie y bajo hasta la cocina por agua.

Unos minutos mas tarde, escucho sus pasos bajando las escaleras y entra a la cocina.

Al verla frente a mí con mi ropa puesta, confirmé que quería esto todos los días y no debía arruinarlo.

Siempre arruinaba todo, pero en ese momento me prometí no arruinar mi relación con Angie.

Se talla un ojo cansada.

Doy pasos hacia ella y la sujeto del brazo con delicadeza examinando la marca que es notoria por la camiseta de manga corta.

—¿Qué fue lo que paso? —pregunto casi en un susurro.

—No fue nada —intenta restarle importancia pero no lo permitiría.

—Esto no es nada —señalo su brazo.

Me rodea la cintura con sus brazos en un abrazo suave. En medio de nuestra cercanía, podía jurar sentir que nuestros corazones se besaban.

No sé cuanto tiempo permanecemos así hasta que ella rompe el abrazo y retrocede pero la vuelvo a jalar hacia mi con suavidad.

Llevo mi mano hacia su rostro y acaricio su fina piel, mis dedos estaban ásperos a comparación de sus mejillas. Inclino levemente mi cabeza hacia ella.

—Nos besamos si te animas —susurro a solo unos pocos centímetros de distancia de sus labios. No haría ningún movimiento hasta que ella me de luz verde. —Quédate a dormir acá —su aliento era el mío y mi aliento el suyo.

Solo me preguntaba cuando sería el dia en que tenga la suerte de besar esos labios rosados y poder tocarla de la manera que quiero.

Ella no me responde, solamente entrelaza nuestras manos y subimos arriba.

Sin soltarnos de la mano, nos acostamos sobre mi cama, ella se aferra a mí rodeandome con sus delgados brazos.

Yo la pego lo mas que puedo a mi pecho, dejo un beso en su pelo y pasamos el resto de la madrugada dormidos abrazados, y puedo decir que en cierto modo fue mejor que todos los polvos que pude haber tenido antes.

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