11 :: ganar
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—¡Los invite aquí hoy, para beber hasta morir! —exclama la que dijo que no iba a volver a tomar en su vida.
Valeria nos invitó a todos a un karaoke. Y por todos, me refiero a Diana, Daniel y yo.
Estaba sentada mientras mis dos amigas interpretaban a dueto la canción de "Colgando en tus manos".
Pero mas que cantar, estaban chillando y gritando a mas no poder.
Es un dolor para los oídos, así que me salgo sin dudar. Ya no podía más con ese espectáculo tan escandaloso.
—Oye, vi que te sigue Pablo Gavi —me giro para ver Daniel llegar a mi lado.
—Ah... si —dirijo mi vista al frente observando los coches pasar.
—¿Lo conoces?
—No... no sé porque me sigue —Daniel no era tan íntimo como para contarle mis asuntos además no me gustó el tono que usó.
—Es que eres guapa —añade después de una pausa.
—Eh? —dejo de ver al frente para fijar mis ojos en él.
—Que sigue a cientos de chicas solo porque le parecen guapas
—Tú cómo sabes? Acaso lo conoces? —alzo ambas cejas, procurando no sonar irritada, pero evidentemente fallo.
—Oye, no te enojes, Angie —suelta una risa floja.
—No me enojo
—Bueno, no es para que te pongas así, lo decía en buen plan —saca un cigarrillo y se lo lleva la boca para después encenderlo.
Detestaba el olor a cigarro y su compañia no era la mejor, así que vuelvo adentro.
Al entrar, me recibe una Bal medio ebria cantando a gritos la sesión de Bzrp con Shakira.
—La cantas con mas sentimiento que la propia Shakira —bromeo cuando termina su show y toma asiento a mi lado.
Un poco más tarde, Bal comunica que ya no se siente con ánimo de continuar ni de beber, así que nos despedimos y la acompaño a su casa en un taxi.
Estábamos tan agotadas que nos tiramos a la cama con la misma ropa. Mi ropa era cómoda así que no tenía incoveniente en dormir así.
Aunque mis ojos piden cerrarse, lo que me dijó Daniel en el karaoke no dejaba de dar vueltas en mi cabeza.
Busco mi móvil y me meto a la red social para stalkear a las personas que Gavi sigue.
Estoy por varios minutos deslizando y deslizando... No conocía a nadie, evidentemente, pero todos parecían ser jugadores de fútbol y amigos hasta que comienzan a aparecer cuentas de chicas que al parecer eran influencers o modelos, y honestamente lucían perfectas.
¿Este es el tipo de chicas que le gustan a Gavi? Pensé.
Yo me consideraba una persona con buena autoestima, pero en ese momento, si que me sentí poca cosa.
No sé porque diablos me sentia así y no sé porque estaba haciendo esto en primer lugar.
Gavi y yo sólo éramos amigos y no es como si a mí me interesará tener algo más con él.
—Ella es todo lo que yo jamas seré —balbucea la borracha a mi lado de repente y logra asustarme. Creí que estaba dormida.
—¿Quién? —murmuro apagando mi móvil de una vez, pero mi amiga ya se había dormido y yo no tardo mucho en hacerlo después.
☆
Odioso lunes.
Soy la miembro 1234 del club de los que odian los lunes.
En mi camino a la universidad me cuestiono si elegí la carrera correcta o no.
El otro día, me llevé tremendo golpe al ver que las matemáticas son necesarias en una materia.
¿Será que aún puedo cambiarme de carrera? No, esa no era una opción, mis papás no me dejarían hacerlo.
Irónico, porque si dejaron que mi hermano dejara Arquitectura en 4to semestre para cambiarse a administración de empresas.
Las matemáticas no eran mi fuerte en lo absoluto, sólo me quedaba resignarme y estudiar aún más.
Solamente faltaban dos largas horas para ir a casa.
—¡Angie! —levanto la cabeza de la mesa y veo a las dos chicas entrando a mi salón.
—Por fin encontramos tu salón —dice Mia con una sonrisa cuando se plantan frente a mí.
—Hola —parpadeo varias veces y las saludo extrañada.
—Angie —Mariana, Issa y Betty se acercan con miradas analíticas. —¿Quiénes son?
—Somos las mejores amigas de Angie —responde Jess por mí.
Mariana y su grupito estallan en risas.
—Nosotras somos sus mejores amigas —recalca cruzando los brazos sobre su pecho.
—Oigan, todas podemos ser amigas —hablo tranquilizando la situación.
Las chicas se dan unas miradas recelosas entre ellas pero mi profesora llega y las dos chicas que no pertenecían a la clase se retiran no sin antes abrazarme y decirme que nos veíamos mas tarde en la cafetería.
Antes me costaba hacer amigas y ahora me sobraban, ¿quién lo diría?
☆
Al llegar a casa, mi hermano invade mi habitación como de costumbre.
—¡Hermanita!
—¿Qué quieres? Estoy cansada —me volteo boca bajo sobre mi cama.
—¿Qué no dormiste en casa de Bal?
—Si, pero no me dejó dormir —murmuro sobre la almohada.
Tampoco iba a contarle lo borracha que iba...
—¿Por qué? ¿Qué pasó?
Yo me giro y lo miro extrañada por su interés. Nunca le han importado mis asuntos.
—¿Qué no me ibas a pedir un favor? —le recuerdo a lo que vino.
—Verás, participé en un concurso que hizo el barça para ganar entradas para la final de la supercopa
—¿Y? —interrumpo para que vaya al grano. Me desesperaba.
—¡Que gané! Aún no me lo creo...
—¿Felicidades? Ahora déjame dormir —vuelvo a mi posición inicial: boca bajo.
—Pero un familiar debe acompañarme para hacer válido el premio —hace una pausa. —Acompañame, por favor
—¿Por qué yo? Dile a papá —me quejo al tener que incorporarme y me siento como mariposa sobre el colchón.
—Ni papá ni mamá pueden, van a tener reunión de trabajo ese día, anda di que si
Nuestros padres trabajan en la misma escuela secundaria, mi papá es el director y mi mamá es profesora de castellano. Tuve la fortuna de que ella me impartiera clases, y jamás olvidaré los comentarios de mis compañeros, quienes afirmaban que me ponia buenas calificaciones o que me proporcionaba las respuestas de los exámenes solo por ser su hija cuando no era así. A pesar de eso, fue una grata experiencia.
—¿Cuándo es?
—Este viernes
Alex no mentía, el último viernes de cada mes los profesores tenían reunión en la escuela.
—Vale —asiento no muy convencida.
Él se abalanza sobre mí y me besa en la frente.
—¡Gracias, te quiero! —dicho eso, se va.
Despierto con los ojos hinchados de tanto dormir. Eso solo puede significar una cosa: que he disfrutado de un gran sueño reparador.
Estos días Gavi y yo no habíamos hablado porque últimamente él estaba más ocupado que de costumbre entrenando.
Y ahora que mi hermano me contó lo importante que es el partido del viernes entendí mejor.
—Llegó un paquete para ti, Alexander —avisa mi mamá mientas desayunamos en la cocina.
—Ma, ¿por qué no me dijiste antes? —mi hermano se levanta y corre a la entrada deslizandose con sus calcetines por la loseta del piso.
—No me la creo, no me la creo —se la pasa repitiendo una y otra vez por toda la sala.
Observo a mi hermano abrir una caja de cartón sin cero cuidado y dejando restos de está por toda la sala mientras desayuno mi avena tranquilamente en el comedor.
Saca de la caja lo que parece ser unos trozos de tela. Por los colores, eran dos camisetas del barça específicamente.
—Mierda...
—¡Alexander! —lo regaña mamá desde la cocina.
Puedo observar una camiseta con el número de Gavi y otra con el nombre de Lewandowski.
Mi hermano a la velocidad de la luz se quita la camiseta con estampado de anime que llevaba puesta y se prueba la camiseta del jugador 30.
—Me voy a ver muy bien mañana —él se contempla en el espejo circular de la sala.
—¿Vas a usar la de Gavi? —cuestiono alzando una ceja y él asiente emocionado. —Pero te cae mal —añado obvia.
—Claro que no, Gavi es la puta ostia, me caen mal las chicas que se mueren por él —aclara sin dejar de modelar frente al espejo y yo ruedo los ojos.
Mi hermano era un capullo.
☆
El día siguiente llega, y con ello el tan esperado partido por mi bobo hermano.
Aunque no he hablado con Gavi desde que me dijo que estaba ocupado, le mande mensaje deseándole buena suerte en el partido de hoy.
No le dije que vendría porque no tenía caso, además no creo que me reconozca entre el mar de gente.
Alex no ha dejado de sonreír desde que llegamos al estadio.
Nos habían tratado muy bien desde que entramos, un personal del barça nos guió hasta nuestros asientos que estaban demasiado cerca del campo para mi gusto. Aquí podían llover pelotas fácilmente.
—Merezco un trato vip porque soy el mas culé de toda Barcelona
Prefiero ahorrar saliva y dejo que disfrute su momento.
Alex esta usando la camiseta de Gavi y yo la de Lewandowski que le obsequiaron. Dejó muy en claro que sólo me la prestaba para el partido pero ni que yo la quisiera.
Después de tomarle mil fotos a mi hermano, los jugadores comienzan a salir al campo. Cuando visualizo a Pablo, él ya me estaba mirando sin lucir sorprendido por mi presencia allí.
Aparta la mirada esbozando una leve sonrisa y se concentra en su calentamiento.
El partido inicia con mucha tensión, mi hermano no deja de gritar y corear el himno del barça junto a los otros aficionados.
No negaré que yo mas que enfocarme en el partido, estaba mas enfocada en el jugador 30.
Hubo un momento dónde un jugador del equipo contrario ataca a Gavi sin razón alguna, y obviamente el castaño no se quedó quieto.
Mi hermano se pone de pie y maldice al otro jugador.
Por un instante, me preocupé de que llegarán a los golpes pero rápidamente los alejaron y las cosas se calmaron. Gavi tiene la mecha corta y es fácil que se meta en problemas.
Lo siguiente, sucede muy rápido, Pedri le pasa el balón a Gavi permitiendole anotar gol, y fue como si mi hermano y yo nos pusieramos en sintonía, porque ambos nos levantamos del asiento eufóricos y dando pequeños saltos aplaudiendo.
Al final, el barça gana 2-1 y mi hermano no puede con la emoción y el júbilo.
Yo estaba feliz por la victoria y más por ver a Gavi como loco celebrar ahí abajo con sus compañeros, nunca lo había visto así de feliz. Por el otro lado, también pensaba en Bal y su familia, debían estar muy desanimados justo ahora.
Toda la afición estaba celebrando, cuando menos lo pienso, mi hermano desaparece de mi lado y ya esta tocando un tambor con otros aficionados mientras cantan el himno del barça por séptima ocasión.
Para este punto, Alex tiene la cara pintada de los colores del club y a causa del sudor parece un payaso, mientras yo lo grabo para burlarme de él mas tarde.
Luego de la celebración, un staff del club nos lleva a una sala privada donde le explican a mi hermano que le harán un tour por la exposición del estadio, recorrido que viene incluido en el premio pero al parecer mi hermano no leyó bien los términos porque no tenía idea.
Cabe decir, que Alex estaba todo ronco, apenas y podía hablar por eso no hizo muchas preguntas.
Yo veo mis pies, en específico mis converse de bota morados mientras esperamos a la persona que nos dará el recorrido. De pronto, escucho a mi hermano chillar, alzo la mirada y mi sorpresa es mayor cuando veo a Gavi caminar hacia nosotros.
—Hola, tú debes ser Alex, cierto? Me dijeron que les diera el tour —habla de lo mas normal y me da una mirada rápida.
—Gavi h-hola —mi hermano estaba sin habla. Literal. —Ostias, genial
Gavi viste ropa normal, su cabello esta ligeramente mojado por lo que se le ve mas oscuro y de su cuello cuelga una medalla dorada.
—¿Tú eres la hermana? —pregunta el castaño con su atención puesta en mí.
—Si —respondo aturtida aún, asimilando la situación.
Mi hermano no se despega del futbolista en ningún momento mientras yo voy detrás de ellos.
Pablo nos da el recorrido completo por la exposición del estadio, va señalando cada trofeo y contando un poco de su historia. Todo esto mientras Alex graba y toma fotos de todo lo que puede.
Nunca había visto a alguien hablar con tanta pasión como Gavi explicando la historia de su club.
Cuando llegamos al final del recorrido, una trabajadora le pide a Alex que vaya a firmar unos papeles dejándonos a Gavi y a mí solos.
—Sorpresa —susurra en mi oído mientras sujeta una de mis trenzas y se posiciona frente a mí con una de esas sonrisas tan bonitas que sólo él sabía dar.
—¿Ti iris li hirmini? —lo imito y él suelta una carcajada a la vez que se acomoda el pelo ya seco.
—Tú fuiste la que dijo que tu hermano no podía saber que somos amigos —dice entre risas.
No podía rebatir, él tenía razón.
—Me dijiste que el jugador favorito de tu hermano era Lewandowski —añade con una pizca de reproche.
—Al parecer eres tú
—Yo quería verte a ti usando mi camiseta
Tardo unos segundos en captar lo que dice y atar cabos.
1. El como no estaba sorprendido de verme aquí.
2. Como sabía las camisetas que le regalaron a mi hermano.
Tercero y el que mas pase desapercibido desde un inicio:
3. Que mi hermano ganará algo cuando su suerte es pésima.
—Espera, ¿tú tuviste que ver en esto? —inquiero totalmente desconcertada y él se hace el desententido. —¿Tú hiciste que mi hermano ganará las entradas? —repito.
—Puede que haya ayudado poquito —hace un gesto uniendo su dedo pulgar e índice levemente.
—No jodas —me llevo las manos a la cabeza asimilando todo y me doy una vuelta sobre mis pies.
—¿Estás enojada? —pregunta con cautela formando una fina línea en los labios.
—No
Irónico que pensará que estaba enojada cuando me parecía un gesto muy lindo.
—Supongo que gracias, mi hermano ha estado muy contento, de hecho, creo que esto es lo mejor que le ha pasado en la vida —logro decir. —Y felicidades por la victoria, Pablito —recuerdo con una sonrisa.
Su rostro cambia completamente, su sonrisa se ensancha tanto que logro ver las finas líneas de expresión entre sus ojos y esos hoyuelos tan bonitos.
—¿Y mi premio? —inclina la cabeza levemente con una sonrisa genuina.
—¿Ya te lo dieron no? —señalo la medalla en su cuello.
—¿Y tú que me vas a dar? —da dos pasos hacía mí pero aún habia una distancia prudente entre nosotros.
Yo me quedo pensativa unos segundos.
—Un abrazo vale mas que mil tesoros —me acerco y sin previo aviso paso mis manos por su cintura en un cálido abrazo.
Gavi se tensa un poco ya que no se lo esperaba, pero de inmediato me envuelve entre sus firmes brazos.
—Felicidades supercampeón —acomodo mi cabeza contra su pecho y logro escuchar los latidos desenfrenados de su corazón.
Ese momento se siente eterno para mí, aunque en realidad dura menos de un minuto.
—Puedes repetir eso? —dice cuando me aparto de él y yo niego sonriendo.
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