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XXVII. The stake to the heart.

XXVII. La estaca al corazón.

❝ La guerra ha terminado para los débiles 

y fuertes. ❞


━━ ˓ ֹ 𖥻    LA ESPADA DEL SEÑOR DE LOS MARES CORTABA EL AIRE CON PRESICIÓN, mientras que el supuesto "rey regente" se dedicaba a esquivar con agilidad las embestidas. Detrás de ellos, se encontraba Aegon II Targaryen, el usurpador y por quien se inició todo el caos que actualmente ha paralizado a cada reino por una causa justa o injusta.

Tres campanadas anunciaron lo inevitable; los rugidos de los dragones del bando negro sacudieron al desembarco del rey.

— Ríndete, primo— gruñó Rhagnar al instante de chocar las armas produciendo un sonido sordo. 

— Solo los cobardes dejan el campo de batalla — jadeó y trató de desestabilizarlo — saldré victorioso o muerto, pero un dragón jamás huye.

Dieron un paso hacia atrás, empuñando en alto los sables. El agotamiento era el protagonista y quién sabe cuánto resistiría el Velaryon, dado que sus piernas estaban al borde del colapso por tantos movimientos bruscos. Incluso experimentaba esa sensación de que sus huesos deseaban quebrarse. Se escuchó el bullicio que en el exterior se desplegaba mientras ellos cobraban las deudas. Ojo por ojo ya se había cumplido, al igual que el hijo por hijo. Quizás los pasados consentimientos dejaron la brecha abierta para; un consorte por un regente o una reina por un rey. Lo cierto es que lo crucial se avecinó.

Rhagnar, con la experiencia de batallas de años antaño, desarmó al tuerto que apenas jadeó de la impresión. Sin dar tregua, lo derrumbó al suelo para posicionarse encima de él con la espada amenazando al corazón ajeno.

— Me da lástima. — siseó y observó por la rendija de sus orbes al hombre que titubeaba en su lugar sin dar amago de intervenir — morirás pronto por las heridas que tu cuerpo padece. Mi madre realizó un maravilloso trabajo calcinándote... de todas formas me considero benévolo. Huye, Aegon, escóndete antes de que te asesine.

El usurpador pareció anonadado por la repentina oportunidad. Tal vez el temor a la muerte, a eso que desconocía, fue lo suficientemente mayor para que escapara dejando atrás a su sangre, a la familia que lo presionó para la apertura de una guerra.

— Nunca descuides a tu adversario, primo— musitó Aemond con morosidad generando que Rhagnar regresara la vista a él, pero, al hacerlo sintió una punzada en el abdomen, dos, tres, cuatro golpes en la misma zona. 

Sus ojos violáceos se deslizaron hasta la zona encontrándose una daga perforándolo, sonrió.

— Tientes razón, pr..primo— sin intenciones de obtener una contestación se aferró a la espada y la clavo tan rápido en el pecho opuesto.

Le dio un par de zanjadas lleno de rabia al punto de cubrirse por completo del liquito carmesí en el rostro, vio desaparecer el brillo violeta en un solo ojo de Aemond Targaryen, aquel que realmente los motivo a llevarlos a una sangrienta guerra que estaría prescrita hasta el fin de los tiempos. Las lágrimas se deslizaron por la mejilla rojas de Rhagnar... desafortunadamente asesinarlo no le traería devuelta a los vástagos arrebatados. Dejo de un lado el cuerpo con una embulladora en el pecho, llevo una de sus manos a la parte que estaba herida e hizo presión.

Pese que, estaba ahí sin vida aun le continuaba ese repudio; Aemond estaba cerca de los dioses, pero, cometió el error de desafiarlo. Bendecido por la vieja magia Valyria y desafortunadamente desperdició esa habilidad, la codicia fue lo que condeno al joven que un prodigio pudo haber sido. Lo divizó y por un breve segundo logró notar el horror en el rostro tal parece que, el principe le temía la muerte como su hermano mayor...No eran tan diferentes,

"Qué ardas en el infierno, imbécil" Pensó, tras dirigirse a los primeros peldaños.  Se sentó en estos con la esperanza que lo buscarían,  ¿acasó moriría de una forma poco valerosa?

— Valientes fueron — susurró, oprimió la herida— muertos están mis niños...pueden descansar.

Los segundos se convirtieron en minutos y los minutos en horas; los gritos a las afueras a acentuaban a la invasión entremezclada a la rendición de uno que otro bando incluso con traiciones de ante mano, sin embargo, el silenció prontamente se extendió como plaga.  La visión se tornaba borrosa, los parpados pesaban e incluso cada musculatura poco a poco se debilitaba por ello, con fuerza de voluntad se levantó pese que las piernas titilaron y tan deprisa las puertas se abrieron de golpe.

— ¡Rhagnar! — el vociferó de la mujer que aun amaba despertó los adormecidos sentidos. Tonto lo han de llamar, pero se avecinó con pasos torpes hacia ella, como siempre, pero, a escasos centímetros se dejó caer dejando a la deriva la herida sumando el líquido que comenzó a brotar escandalosamente por la boca.

— La guerra...ha terminado, mi reina — pronunció con parsimonia. Rhaenyra lo atrapó antes de que tocara el suelo, el temor se reflejaba en el rostro de la mujer, lo acuno con tal de apretarlo contra ella.

— ¡Llamen a los maestres! — gritó desesperada— ¡Daemon, Daemon, es una orden!

Era un hecho, Rhagnar Velaryon no dejaría de amar a Rhaenyra Targaryen tan fácilmente; si con tal de verla feliz atravesaría mil muertes más. El hombre moribundo elevo su mano y aunque su toque fue torpe fue lo suficientemente para llenarlos de calidez.

— Te amo tan mal, cariñó...— susurró con el aliento agónico a la muerte— por ti, pude fingir que era fuerte a pesar de que el dolor me at...atormentaba.

Las lágrimas calientes de la reina palparon como un helar en las mejillas del señor de los mares; ¿acaso así acabaría el reinado del consorte real? sonrió, tan cerca, pero tan lejos al mismo tiempo. En esos momentos que, la tranquilidad recorría cada cimiento lleno de sufrimiento, ¿valía la pena recordar buenos momentos? tenía miedo y a la vez un alivio de que todo concluyo...

Sintió los húmedos labios de su mujer presionando los suyos, escuchó distorsionadas palabras de consolación, gritos de otras personas que al parecer llegaban a la escena, y un frio que de adhirió en los huesos. Todo se oscureció con la última imagen de la desesperación de la reina.







"Vislumbró a Jacaerys con los emblemas del legitimo rey de los siete reinos; su primer hijo le sonreía y le negaba con la cabeza. Sostenía al pequeño Viserys de la mano."








Despertó del sueño eterno; tardo en enfocar la visión, pero lo cierto es que, esas cuatro paredes la reconocían a la perfección. El aposento matrimonial que solía ocupar en su estadía en la fortaleza roja, chasqueó la lengua por el repentino dolor electrizante.

— ¡Despertaste! — una dulce voz capturo la atención del Velaryon.

— Mi reina...— susurró con la palpante debilidad.

La femenina se aferraba la mano del ajeno cual le daba una tenue sonrisa; ¿sería capaz de retornar a lo que solían ser antes de todas las consecuencias?, ¿sería osado en perdonar?

Él la miraba como la primera vez que la vio; esa niña temerosa, imprudente, y valiente aun habitaba en esa mujer apagada.

Ella lo miraba tal como la primera vez; ese joven intrépido, osado e imprudente aún estaba en es hombre tan roto.


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Quiero leer sus teorías aaaa.

Posdata: Adivinen quien quiere realizar una historia con Aquaman con protagonista masculino jaja,

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Posdata: denle, amor al último tiktok , por fis

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