XXIII. Attachment to pain.
XXIII. Apego al dolor.
❝Tú y yo hemos caminado en una cuerda floja, lo sabía, pero
nunca pensé que la vería romperse. ❞
━━ ˓ ֹ 𖥻 UN AMANECER EN ROCADRAGÓN JAMÁS ESTUVO TAN NUBLADO COMO AQUEL. La ligera cefiró era lo suficiente filuda para calar hasta las entrañas, el cielo encapotado pronosticaba un diluvio feroz y los océanos alebrestados anunciaban un aterrador presagió.
En las profundidades del penumbroso castillo solamente se escuchaba cotilleos desalentadores por parte de la guarnición, criados u damas, sin embargo, los temores eran lo de menos cuando el hijo de Lord Corlys yacía en los aposentos, blasfemando a grito herido a los dioses que lo abandonaron.
El calor de la habitación prontamente se extinguió para así darle paso al helar. Para describir la sensación de un caos inminente, solo constaba en cerrar los ojos e imaginar una brisa lo suficientemente frígida que endurecía la piel. Respirar hondo, a sabiendas que el pulso loteníaa borrascoso, que retumbar de su corazón lo aturdía a tal punto de que ensordecía los sentidos, Rhagnar se aferraba a las sábanas del lecho en el que dormía.
Las gruesas lagrimas recorrían por el rostro del hombre moribundo; el gran maestre Gerardys, ese leal que defendía la causa de los negros trataba de buscar los métodos más eficaces para salvaguardar las piernas del mutilado y hacerlo caminar, no obstante, el procedimiento era bastante doloroso para que un humano promedió lo soportara, aunque lo ordinario quedaba demasiado corto al tratarse de la misma sangre de dragón.
Rhagnar, agonizaba en vida pagando un precio por los pecados. En lo nebulosoo percibió las presencias de sus hijos (aterrados por el espectáculo) su hermano, sobrinas, padre y la dama que lo cuidaba Shaenys... su esposa y soberana, Rhaenyra Targaryen no se encontraba entre los mencionados.
— Sea fuerte, mi señor — alentó la mujer de hebras cobrizas. Atentamente le retiraba el sudor que empañaba la frente.
— Prefería... prefería morir— una mascullación baja, pero lo suficiente audible solo para mujer que sostenía a el paño de agua tibia.
La agonía se prolongó hasta que el sol emergió en medio de lo grisáceo y alumbró el fatídico día. El maestre observó afligido la escena tras limpiarse la sangre de las manos; de hecho, el tratar de acomodar los rotos huesos era el trabajo más complicado que haber lidiado con la enfermedad de Viserys I, más encima que las viejas heridas al parecer no cicatrizaron correctamente.
— ¿En algún momento recobrara la movilidad mi hijo, maestre? — inquirió finalmente el señor de los mares cuando los gritos cesaron.
— Es la voluntad de los dioses si desean curarlo, mi señor — una respuesta frívola que minuciosamente le daba una negativa.
El sanador de mediana edad abandono el aposento. Jacaerys carraspeó la garganta, afligido al igual que sus hermanos y sobrinas.
— Deshagan esos rostros largos — dijo el heredero de marcaderiva al acomodarse en la cama— lo importante es que no morí, mis niños. Podre haber perdido mispiernas,s pero, mis deseos de pelear son más fuertes.
Los jóvenes se acercaron a la cama de su padre, tío y con delicadeza lo abrazaron. Evoco memorias de años pasados donde él abrazaba a esos niños que ahora se estiraban para ser adultos, sintió la reconfortante calidez a pesar de que había un sitió vacío en tanto amor; Lucerys Velaryon estaba ausente y su puesto continuaría desocupado para siempre.
— Jace — susurró— autorizo que protejas a Aegon y Viserys. Propongo que los niños viajen en la embarcación Alegre Abandono, sin duda pasaron inadvertidos — atisbó a los menores que pese a ser los más jóvenes inflaban el pecho en señal de osadía— sé que estarán planeando atracar el desembarco, por lo tanto, cuando el día llegue Aegon y Viserys estarán bajo protección.
— Si, padre— asintió— hemos conversado el asunto en el consejo. El príncipe Daemon dictamino que Pentos sería el lugar adecuado y han enviado cuervos con la petición.
La mención del príncipe provoco un agridulce sabor, resignado accedió.
— Protegeré a Viserys, padre — alegó Aegon III determinado con la futura misión— incluso daría mi vida por él.
Incomodo se removió.
— Ninguno de mis hijos e hijas morirá, ¿de acuerdo? — pronunció impetuosamente— Jacaerys, Rhaegon, y Aethan se aferrarán con fuerza a la vida con tal de llevar a su madre al trono y proteger a los menores. Al tanto que Rhaena y Baela se le encomendara lo mismo. Les prohíbo el querer abandonarme, mis dragones.
— Papá...— corearon.
— Tío— Susurraron las menores. No era un secreto que a partir d ela perdida prematura de su madre, Rhagnar junto a la reina estuvieron involucrados en su crianza más que su primogenitor que solo se enfrasco en una tristeza camuflada.
— Pueden retirarse, niños — les sonrió a lo que los siete asintieron— Jace, hijo, estoy orgulloso de ti.
Y con dicha contribución, el menor se marchó con una sonrisa en los labios. ¡Claro! Rhagnar amaba a todos sus hijos, sangre de su sangre, cierto es que el amor es la muerte del deber y la primera vez que el heredero de Driftmark acogió en brazos a su primogénito juro protegerlo contra todo pronóstico. Jacaerys Velaryon era el consentido desde que grito potentemente al mundo de los vivos; ahora que se convertía en hombre, la guerra en el clímax, se abría la posibilidad de una caída, temía retornar a la profunda oscuridad la misma que cuando cayó su querido Lucerys.
No soportaría que sus niños muriesen frente a él, ni Jace, ni Rhaegon, Aethan, Aegon, Viserys, Rhaena, y Baela debían perecer tan jóvenes. Se dejo caer al suelo pese que el dolor lo incrusto en cada centímetro de piel.
— ¡Hijo!
— ¡Hermano!
— ¡Mi señor!
La exclamación de voces hizo recovecos, pero, el hombre se apoyó arrastrándose similar a una víbora.
— Guíenme— comentó cortamente— donde mi esposa.
A causa de la petición los presentes se miraron uno con otros sin saber que responder a la orden, no obstante, al notar que ninguno se inmutaba, Rhagnar decidió hacerlo por su cuenta; necesitaba entablar una conversación con su esposa, se disponía en dar el brazo a torcer por sus malas acciones, dialogar el futuro de sus hijos y armarse el valor para continuar ser servible en la guerra junto a ella.
Aunque se estaba acostumbrando a que sus brazos y manos fuesen las nuevas piernas, el esfuerzo se le dificultaba. Desde luego, que su familia lo auxilio al igual que Shaenys.
— ¿Dónde está mi reina, padre? — cuestiono con la respiración entre cortada.
Hubo un efímero mutismo.
— En los alrededores del castillo, según se— contestó con la duda en la punta de la lengua.
El Velaryon no esperó otra respuesta a cambió se impulsó con tal de arrastrase, y atrás de él lo seguían (de esta manete de asegurarse que no viviese un infortunio por el camino) Rhagnar ya hacía de vista gorda por las habladurías, es más, les restaba importancia a las penas ajenas.
Luego de un par de minutos logró arribar a las afueras, una sonrisa notablemente se extendió por su rostro tras visualizar a su amada.
— Me disculpare con mi esposa, padre — dijo— he concluido que necesitamos estar fuertes, ella y yo-
La sonrisa del consorte cayó delineando una fina línea en los labios; Daemon Targaryen, el príncipe canalla apareció a lado de la reina, Rhagnar ante la repentina intromisión apretó la mandíbula con fuerza.
— Ya veo— los ojos se humedecieron tras ser participe como Daemon le tomaba de la mano— Laenor, hermano cárgame y regrésame a mi aposento.
Una vez que su hermano menor cumplió con lo ordenado comenzó a descargar su frustración con cada objeto, los gritos llenos de colera causaban que quienes transitaban se estremecieran por el repentino alboroto. Shaenys, esa dama no lo abandonaba de hecho, permaneció allí en un rincón, aterrada, sintiendo aflicción por él.
— Deberías hablar con la reina —intervinó tratando se acercase e hincarse delante del hombre — de seguro tiene una justificación raz-
— ¡No hay nada que hablar, Shaenys! — elevó el tono de voz encarando a la femenina, dejando al descubierto los orbes cristalizados— ¡Daemon es mil veces mejor que un jodido lisiado!, mírame, soy un puto fenómeno que solo se sisea.
Su cubrió el rostro con tal de ocultar la "anti-naturalidad " sin embargo, la cobriza lo abrazo tan repentinamente provocando que Rhagnar se vulnerara frente a ella. Expresó cada temor irracional con respecto a la amenaza de Daemon en rocadragón, la fragilidad, el suplicio del quiebre en el matrimonio.
—Córtame el cabello, Shaenys— murmuró hipeante— y trénzamelo.
Así fue, las hebras largas oscuras cayeron al suelo poco a poco, afeitó una parte de lacabeza yy finalmente trenzo como lo pedido. Un cambio radical que se sumaría a la lista de chismes en rocadragón más encima que, este ya no solía encontrarse en los aposentos (confiscado al igual que un criminal) no, a cambió se pavoneaba arrastrante por los patios de entrenamientos reflejando una faceta violenta. Lo que más motivo el fortalecimiento tanto físico como mental de Rhagnar fue el hecho que sus tres hijos mayores lograron con éxito en conseguir los jinetes de semilla de dragón.
Hugh Martillo, ligado a Vermithor.
Ulf , ligado a Ala de plata.
Ortigas, ligada a Robaovejas.
Por otro lado, Shaenys no abandonó a Rhagnar incluso si el Velaryon estuviera en las densas lluvias entrenando.
Indudablemente el nombre de Shaenys se convirtió en un constante dolor de cabeza para la reina puesto que, dónde su esposo iba allí estaba ella tan bella, voluptuosa, y frágil, provocando las más dulces sonrisas de su amado, desde entonce Rhaenyra fue convirtiéndose en un manojo de celos con la presencia de esa esclava.
—Padre— llamó una tarde Jacaerys— quiero proteger a mi familia.
Rhagnar quien estaba concentrado en los movimientos con su espada, lo observo por el rabillo del ojo sin siquiera responder.
— Los tambores, las flechas, y la sangre nuevamente asaltaran sustituyendo la paz de estos momentos — se acercó al mayor— dame tú bendición para enviar a Rhaegon y Aethan junto a Rhaena y Balea al valle lejos del conflicto. Dame la orden de que Aegon y Viserys Zarpen rápidamente Pentos, así una vez a salvo atracaremos el desembarco.
—Rhaena nos acompañara al desembarco — dijo, una sonrisa fue curveando en los labios— con esa sola condición estoy de acuerdo con lo que hagas.
Con aquella afirmación padre e hijo se abrazaron dando el inició de otro capítulo.
NO OLVIDES VOTAR Y COMENTAR.
¿Teorías?
TIKTOK: Jegulusedits
Posdata: denle amor al ultimo tiktok , por fis.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro