XVIII. Muerte a los traidores.

❝Atraviesa mi corazón y espera morir. Bienvenido a mi

lado oscuro.❞

━━ ˓ ֹ 𖥻FUERON RELATIVAMENTE POCOS DÍAS QUE EL SEÑOR DE los mares permaneció en reposo después de su grave herida. Ya sea por sed de venganza o un acto heroico denominado como estúpido, se levantó con la determinación de poner fin a la locura y devolver la tranquilidad a los Siete Reinos. En silencio, respaldó las palabras de su reina y propuso ejecuciones ante el pueblo para demostrar la fortaleza del reinado de Rhaenyra. primeraTargaryen.

Hubo quienes rechazaron la idea puesto que, era un acto muy desagradable, aunque la otra parte incluyendo al príncipe Daemon apoyaron el concepto es así como, luego de una disputa de largas horas llegaron a un mismo punto: " tal como el usurpador se realizara las sentencias en pozo dragón y se mostrara ante ese indolente pueblo a su legítima" decidió el señor de los mares, entrelazando las manos con la reina.

Fue entonces como se inició el reinado de Rhaenyra I Targaryen, primera con el nombre y su consorte real, señor de los mares, Rhagnar Velaryon. En pozo dragón se reunió la gente  les dieron la espalda u otra amedrantada que no tuvieron opción, y en la tarima donde una vez se colocó la corona al hombre ilegitimo, estaban la reina con los emblemas del difunto rey Viserys I Targaryen, al lado Rhagnar Velaryon empleando los emblemas de su casa de nacimiento y a los costados de los adultos estaba Aegon el menor  Velaryon dándole la mano a su madre mientras que Aethan Velaryon se aferraba a la mano de su padre,  y de tras de la familia real se encontraba, Daemon Targaryen, Lord Corlys, Laenor Velaryon, Harwin Strong, Baela Targaryen,  Rhaena Targaryen, Maestre gerardys, el gran Maestre Munkun, Shaenys y demás distinguidos del  consejo negro.

 — ¡Bienvenidos sean todos ustedes! — vociferó Rhagnar—  ¡hoy será un nuevo amanecer para nosotros, para ustedes.... reconstruir lo que han destruido, recuperar lo robado, y sanar lo que han lastimado!

El consorte real se deshizo del agarre de su familia y dio un paso hacia delante. Calculador analizaba los rostros de los plebeyos, emociones encontradas, la confusión acentuaba a la vez que el horror de los hechos que prontamente presenciaría; si deseaba que su esposa, Rhaenyra Targaryen, la tomaran por una mujer feroz a su lado debía estar alguien que mancharía las manos por ella: no era Daemon, ni siquiera su protector Harwin, pues se trataba de él, Rhagnar Velaryon. Una risa neurótica escapo de su garganta causando que esta se expandiera como eco, » un loco«  murmuraron aquellos osados.

— ¡¿Quién de aquí está en desacuerdo que una mujer ascienda al trono?! — inquirió Rhagnar, su semblante se relajó— tranquilos no les ocurrirá absolutamente nada a cambio premiare al valeroso que sea sincero...

Diez hombres alzaron la mano, y Rhagnar, frunciendo el ceño, ordenó a la guardia real que fueran llevados ante él, los cuales al notar la represaría trataron de escapar, aunque la huida fue frustrada, los arrastraron con agresividad hasta la tarima.

— Con la puta muerte—finalizó a oración a lo que se viro a los que ahora estaban arrodillados. Tres jóvenes, cuatro adultos y tres adultos mayores— Príncipe Daemon le permito que les corte la lengua a estos traidores porque esos que niegan a mi reina son candidatos a futuras conspiraciones.

Las palabras que broto fue un vuelco de adrenalina para el príncipe llamado. 

— Como gustes, mi señor — contestó. Daemon desfundo de su cadera la hermana oscura, sonrió con malicia a esos que empezaron a suplicar y con la rudeza que acostumbraba los obligo a sacar la lengua para cortarla al igual que las manos,  es así como los gritos  agonizantes fue un espectáculo.     m

— Ordeno que, quienes conspiraron a mi derecho sean traídos aquí — la voz de Rhaenyra se elevó— ¡Ahora!

Otto Hightower, Alicent Hightower, Daeron Targaryen Heleana Targaryen, Larys el Patizambo, Ser Gyles Belgrave de la guardia real, Tyland Lannister, Criston Cole y entre otros. Las antiguas reinas, Alicent y Helaena fueron forzadas a observar siendo así "perdonadas por la soberana." Otto, reflejaba el temor, aunque ni una pizca de remordimiento.

— Esta calaña merece una muerte tan dolorosa — escupió el viejo rostro del Hightower— traigan el oro fundido.

Los involucrados gritaron, pidieron clemencia a su ateza e inmediatamente fue denegada.  Rhagnar nunca le intereso manchar sus manos de sangre, ni mancillar su apellido por ella, de hecho, joven fue y las promesas aún permanecían intactas: el verdugo de los siete reinos, el consorte malvado, el rey que si fue, entre más apodos seria recordado hasta el final de las historias de los Velaryon— Targaryen. 

Fue Rhagnar quien tomó la decisión de torturar a los traidores. Los mutiló, rajó a sangre fría y finalmente los sometió al tormento del oro fundido. Otto fue el primero en sufrir el peor de los ultrajes. Bajaron sus pantalones para exponer su desnudez y, sin remordimiento alguno, apretujaron su miembro inferior, vertiendo oro en esa área y desatando sus angustiados gritos.

Las siguientes ejecuciones dirigidas por el Velaryon se tornaron aún más brutales y despiadadas, hubo arranques de ojos, crueles prácticas como obligar a los condenados a beber oro derretido, fracturas de piernas, desgarramientos abdominales y otras atrocidades que desafiaban la comprensión humana.

El inició del reinado de Rhaenyra la cruel y Rhagnar el malvado había empezado.

Luego de proclamar a Rhaenyra como la reina con los símbolos legítimos además que los cuervos volaran a las casas restantes,  su señor esposo, el señor de los mares, la escoltó a la fortaleza roja para así dirigirla al salón del trono de hierro, se vieron los cortes en las piernas de Su Alteza y en la palma de su mano izquierda. Las gotas de sangre cayeron mientras caminaba, y los sabios se miraron entre sí, aunque ninguno se atrevió a protestar: » la sangre que mi reina ha derramado significa el dolor, el peso, y la incomodidad que conlleva estar en el trono, ¡larga vida a la reina! «  expresó Rhagnar Velaryon con el fin de apaciguar las cizañas  por lo que al instante nombro al príncipe canalla como segunda mano de la reina y le devolvió el título de comandante de la guardia real. 

— Lo has hecho maravillosamente bien, esposo — felicitó la mujer cuando estuvieron solos en los aposentos matrimoniales— ordene que las traidoras, Alicent y Helaena fueran encerradas con debidas limitaciones.

Rhagnar asintió sin involucrarse demás. Todo termino, tenían el poder, debian organizar el pueblo además enumerar las pérdidas económicas para la corona, pero, pese a eso algo lo atemorizaba,  un mal presagio lo sumergió tan deprisa al momento de despertar cuando fue embestido por su primo Aemond, ni las palabras consoladoras de Rhaenyra suplieron el desconcierto de él, temía, temía, ¿por qué? quizás, un cabo suelto quedo.

— Fui una tonta en abandonarte cuando más me necesitabas, esposo — volvió irrumpir los pensamientos— aun así, proteges mi reclamó a sangre y fuego.

Desde el despertar evito el tema como si la verdad que saliesen de la boca de su mujer fuesen una lepra contagiosa.  No era el momento adecuado, pero ahora, la situación cambiaba.

— ¡Dime algo! — se colocó delante obstruyendo la vista del hombre— ¡grítame, ódiame, haz algo!

Ya había tenido esa discusión en su interior tantas veces en soledad que era innecesaria retornar, en sí, deseaba perdonar el adulterio, desearía olvidar el dolor de las pérdidas e incluso borrar de su recuerdo al hijo de la princesa Helaena que habia asesinado.

— ¿Que idiota podría repudiarte? quizás, Aegon II pero... por más que intenté escupirte a ti, envenenarme del aborrecimiento, encontrar más razones para deshacerme de mis sentimientos, yo solamente conseguí aferrarme a tu aroma, a tus caricias, a tu mirada de niña perdida— dijo mientras la miraba fija y prontamente le tomo la mano la cual acarició la mano con el pulgar— después comprendí que, mi pagana apasionada, de boca sucia con voluntad de acero se había roto, dime ¿cómo podría odiarte si solo me enseñe a adorarte?

Las lágrimas por parte de la reina reflejaron la vulnerabilidad o la culpabilidad.  Tomo el rostro de su esposo y apoyo una rodilla en  la abertura de las piernas de Rhagnar por lo que la otra la entrelazo con la pierna del opuesto.

— Fui una idiota, esposo— susurró con voz quebrada— debí amarte más, debí afrontar las pérdidas de nuestros hijos contigo, debía ser tu el primero de todo.

El señor de los mares la tomo de la cintura, ¿cuándo fue la última vez que compartieron intimidad? subió las manos al punto de desabrochar el vestido. Juntaron las bocas con la necesidad de suplir el vacío. Intentaron reconciliarse, y la pasión renació en medio de la incertidumbre reinante.

NOTA: Tan solo dos capítulos para finalizar esta fanfic. Espero que les haya gustado y disculpen la demora uwu me tome un pequeño descanso... aun así NO OLVIDEN COMENTAR, VOTAR Y SEGUIRME. uwu