XIX.Blood, cheese and the executioner
XIX. Sangre, queso y el verdugo.
❝Vas a desear nunca haberme conocido❞
¡NO LECTORES FANTASMAS, POR FAVOR! :C
━━ ˓ ֹ EL MERCENARIÓ OBSERVÓ CON SEVERIDAD AL DESCONOCIDO ENCAPOTADO. Aquel con complexión de hombre no se atrevía encararlo es más afirmaba que solo estaba de paso por el desembarco, no obstante, con la duda palpitante en la lengua lo dejo ingresar pues, no era cómodo las miradas amenazadoras de los colegas que lo escoltaban.
El forastero se infiltro y se perdió velozmente entre la multitud como si conociera previamente los caminos. Un impetuoso trueno iluminó el cielo, las nubes opacaron el astro mayor cubriéndolo con un manto grisáceo incluso un inesperado vendaval sacudió el lugar pronosticando un mal augurio.
El hombre que arribó al desembarco del rey con un aura de peligro se detuvo en la calle de seda, y no paso por alto por las mujeres de buena vida, por ende, estas no tardaron en acercarse meneando las caderas bajo la intención de seducirlo.
— ¿Dónde está gusano blanco? — indagó bruscamente. Aunque la pregunta quedo en el olvido tras el restregó descarado de la femenina por ello, el hombre se encendió rápidamente en colera y la tomo con fiereza por el cuello— lo repito una última vez, ¿dónde está gusano blanco?
Los clamores arrumbaron al sitió. El encapotado sostenía con braveza el cuello de la mujer que empezaba a perder oxígeno, lo golpeó con tal de salvarse, sin embargo, lo único que detuvo el furioso ataque fue la intromisión de otra femenina. La piel pálida reasaltba al igual que la belleza que la gobernaba, vestía una túnica con capucha de terciopelo negro, forrada con seda roja.
— ¿Por qué se osa a maltratar a mis damas? — inquirió en seco. El individuó lanzo a la mujer directo al suelo y se dirigió hacia la recién llegada.
— He de necesitar una encomienda, gusano blanco— anunció, pero, como era de esperarse se negó, no obstante, el hombre se acercó para susurrarle un mensaje desconocido.
Quien respondía por el apodo de gusano blanco al parecer mostro interés por lo que, a regañadientes aceptó el trató y enseguida se movió a cumplir órdenes que le instruyeron. A cambió él prosiguió y le abrieron paso con temor al maleante así mismo, se marchó como vino.
Al transcurso de las horas los ventarrones aumentaron acompañado por duras gotas, el sujeto que abandonó la calle de ceda yacía en un pasaje secreto que conllevaba fortaleza roja, de pie, en espera de algo o alguien.
— ¡Hey! — lo llamaron— ¿usted nos ha solicitado, señor? — un hombre corpulento y enorme se dirigió a él con formalidad siendo frecuentado por otro más bajo, con reducidas hebras sobre la cabeza— soy Sangre y mi colega Queso.
El sujeto asintió a lo que con cautela entregó una funda repleta de oro. Una vez que el ajuste fue otorgado los tres hombres se infiltraron a la fortaleza roja, el cazador de ratas (Queso) estaba tan familiarizado con las puertasocultas y los túneles secretos construidos por Maegor el Cruel como lasratas que atrapaba. Haciendo uso de un pasadizo secreto, llevó a Sangre y al extraño hastael centro del castillo sin que ningún guardia los atisbara.
En primer lugar, su objetivo se trataba del supuesto rey, pero desafortunadamente la Guardia Real lo escoltaba siempre, y aquello sería una jugada muy arriesgada, por el contrario, La Torre de la Mano no era tan segura. Los tres hombres treparon por losmuros, evitando a los guardias de las puertas. No tenían ningún interés enlos aposentos de ser Otto, por lo que fueron directamente a los de su hija, unpiso más abajo. La reina Viuda Alicent se había trasladado allí tras la muerte delrey Viserys, cuando su hijo Aegon estableció el Torreón de Maegor comoresidencia, junto con su esposa.
Ya dentro, Queso ató y amordazó a la reinaviuda mientras Sangre estrangulaba a su doncella. Después se sentaron aesperar, pues sabían que la reina Helaena tenía por costumbre llevar a sushijos a ver a su abuela antes de dormir.
Alicent se encontraba aterrada por las circunstancias; trató de zafarse, pero, lo unico que recibió fue una daga amenazándola sobre el mentón por parte del gran hombre.
Ajena al peligro que corría, la reina Helaena apareció mientras la penumbra seadueñaba del castillo, acompañada por sus tres hijos. Jaehaerys y Jaehaeratenían seis años; Maelor, dos. Cuando entraron en los aposentos, Helaenallamó a su madre en tanto sostenía la diminuta mano de su retoño. Sangreatrancó la puerta y mató al Guardia Real a lo que Queso le arrebataba aMaelor.
— Gritan y mueren todos —le dijo Sangre a su alteza.
La reina Helaena observó el panorama con calma, a pesar de que enterraba las uñas en las palmas de las manos.
—¿Quiénes son? —exigió saber.
—Cobradores de deudas —respondió Queso—. Ojo por ojo, hijo por hijo. Solo queremos a uno, para igualar las cosas. Al resto no los tocaremos un pelo de las cabecitas. ¿A cuál prefieres perder, alteza?
Toda la serenidad se disipó por esto, el rostro de la reina fue todo un poema. Cayó al suelo enfrascada del súbito terror, junto las manos en forma de misericordia y rogo que la asesianran a ella en lugar de sus niños.
—Una esposa no es un hijo —contestó Sangre—. Tiene que ser un muchacho.
Queso le advirtió que más le valía decidirse pronto, antes de que Sangre se aburriera y decidiera violar a su hijita. El desconocido que incitó a causar toda conmoción estaba recargado sobre un muro.
—Escoge, o los matamos a todos —añadió.
De rodillas, llorando, Helaena dijo el nombre de su pequeño, Maelor. A lo mejor pensaba que no tenía edad para comprender, o quizá lo eligió porque el mayor, Jaehaerys, era el primogénito y heredero del rey Aegon, el siguiente en la línea sucesoria del Trono de Hierro.
—¿La has oído, pequeñín? —susurró Queso a Maelor—. Tu mamá quiere tu muerte.
— ¡Alto! — bramó el sujeto encapuchado frenando los movimientos de Sangre. Se coloco delante de la reina Helaena y condujo sus manos a su propia túnica deslizando esta para descubrir el rostro. Rhagnar Velaryon, heredero de Driftmark y consorte real yace frente con la mirada gélida puesta ahora en Alicent Hightower— usurparon el trono de mi esposa, y asesinaron a mis hijos.... toda acción carece un castigo ¿no?
La reina viuda con desesperación quiso despojar todo nudo, sin embargo, solamente consiguió lastimarse. Rhagnar, la vislumbraba con burla a pesar de que los violáceos orbes demostraban el rastro de haber llorado. Fueron las pocas veces que Alicent Higtower se cruzó con el heredero de Driftmark, no obstante, dentro en la represión en su mente siempre sintió celos de Rhaenyra por tener a un ser que la anhelase como mujer, la amara, y protegiera.
No contenta en juventud trató bajo todo pronóstico en diluir el compromiso, pero, las intenciones camufladas en amistad se derrumbaron. Ahora tras años afirmando la ilegitimidad de los vástagos de Rhagnar había finalmente provocado a la bestia. Rhagnar desfundo a Demon Slayer que reposaba en la cadera, fijo la vista en el mayor de los primogénitos de Helaena y sin avistar lo apuñalo en el abdomen reiteradas de veces.
La reina emergió un grito herido por lo que corrió hacia el retoño que yacia magullado. Rhagnar carcajeo tras visualizar a la madre que acunaba al pequeño. Sabía que aquello no le devolvería a su dulce dragón,Lucerys aun así, debía zacear el resentimiento incluso manchándose las manos con sangre inocente.
— ¡Majestad! — exclamaron Sangre y Queso, asombrados.
— Mamá...— la débil voz infantil resonó.
No contento con el resultado, alzó a lo alto a Demon Slayer y atajo la cabeza del niño en un solo atajo, con un tono lúgubre ordenó:
— Empalen esa cabeza y mostradla.
Así fue, además por muy extraño que parezca, el cazador de ratas, el carnicero, y el verdugo mantuvieron su palabra. No hirieron de ninguna otra manera a la reina Helaena ni a sus hijos restantes; simplemente se fugaron con la cabeza del príncipe. Se dio la voz de alarma, pero Queso y Rhagnar conocían más pasadizos secretos que los guardias,y consiguieron escapar. El dragón de Rhagnar arribó en la montaña de Visenya asi, se montó a lomos y se marchó no sin antes de quemar varias edificaciones; respuesta de guerra, lo denomino. A Sangre lo aprehendieron dos días después en la Puerta de los Dioses, cuando intentaba abandonar Desembarco del Rey con la cabeza del príncipe Jaehaerys en una alforja del caballo. Bajo tortura, confesó que pretendía colocarla en una pica. También facilitó una descripción de la prostituta que los había contratado: una mujer mayor, extranjera a juzgar por el acento;llevaba capa y capucha, y era muy pálida. Las otras fulanas la llamaban Miseria.
Mientras tanto, en rocadragón un cuervo había aparecido hace un par de días provocando más desasosiego a la reina Rhaenyra por el desaparecimiento de su cónyuge: " Ojo por ojo, hijo por hijo, nuestro hijo será vengando, mi reina."
Pero, era un hecho... sea lo que hubiese hecho su esposo eso no le devolvería a Lucerys..Nada lo haría y nuevamente se hizo ovillo en la cama llorando la perdida: Rhaenyra Targaryen estaba rota mientras que, a un par de kilómetros en vuelo estaba Rhagnar, examinando el líquido que mojaban sus manos, las lágrimas cayeron porque ni siquiera zaceó la perdida simplemente anhelo exterminar la estirpe verde. Levantó la cabeza y al agudizar la visión notó a lo lejos el castillo de rocadragón.
Era el comienzo de la guerra y las perdidas...
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NOTA: ¿Qué les pareció?, los leooo, en mi tikton encontraran varios spoiler's, digo.
Por cierto, prontamente historia con Aegon el conquitado x oc masculino.
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