V. The war on stone steps
v. La guerra en peldaños de piedra.
❝Siempre me ha gustado jugar con fuego.❞
¡NO LECTORES FANTASMAS, POR FAVOR! :C
━━ ˓ ֹ 𖥻 IRACUENDO, EL HEREDERO DE DRIDMARK empacaba sus propias pertenencias en una maleta improvisas que luego colgó en su espalda. Rhaenys Targaryen, madre del joven, perseguía a su primogénito por la recamara tratando de implorar a que se quedará, sin embargo, a pesar de las suplicas este mismo ignoró las peticiones.
— No madre— se detuvo de golpe tomando a la mujer por los hombros, enfrentándola— no me quedaré de brazos cruzados mientras mi padre decidió zarpar sin mi junto a mi hermano menor a una guerra— pausó, respiró profundo con intención de relajarse y no exaltarse delante de su pobre madre que, lo único que hacia era aferrarse a él— seria el hazme reír del reino si yo me quedó aquí bebiendo finos vinos mientras mi gente combate, no seria digno de ser el compañero de la futura reina.
— Mi niño..
— Dile a la princesa Rhaenyra que me esperé y que prometo que traeré el honor a nuestras respectivas casas.
Se alejó de su madre para así girar sobre los talones e irse. Laena Velaryon, salió corriendo detrás de su hermano, llorando, temía perderlo o peor de los casos que su familia pereciera en una guerra que según la niña no les compete. Rhaenys, no le quedó de otra que seguir a su hijo e hija aunque estaba resignada por la negativa de él.
Lo único que perpetuaba el silenció de los pasadizos de la fortaleza eran los sollozos, los pasos apresurados y las respiraciones entrecortadas. Laena, estiró el brazo pretendiendo atrapar las ropas de su hermano pero, su brazo fue tan corto que en medio de sus dedos al cerrar el puño se le escapó, además, fue detenida por Rhaenys en las entrada viendo así a Rhagnar ser consumido por la oscuridad y al transcurrir un par de minutos, el rugido de una bestia sucumbió los cielos: el heredero había surcado al mismo tiempo que las lagrimas de la niña.
𝐩𝐞𝐥𝐝𝐚𝐧̃𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐩𝐢𝐞𝐝𝐫𝐚.
Rhagnar recibió una amonestación severa tras aterrizar en tierra firme, Corlys Velaryon, señor de los mares, no le causó gracia al instante que el heredero de Driftmark y prometido de la heredera al trono de hierro, hizo acto de presencia alegando ufanó sobre la repentina ida.
— ¿Qué debía hacer? — encaró al mayor— ¿Quedarme vistiendo harapos refinados y comiendo banquetes? ¡por lo dioses! mi deber es luchar por la justicia y no ser un agraciado adorno político, ¡merezco respeto, padre!
La serpiente marina abrazó con orgullo a su primogénito. Si bien la decisión de él no era de su agrado por lo menos, entendía el sentimiento de frustración. Por otro lado, en una distancia prudente estaba cierto hombre de hebras platinadas, de brazos cruzados y sin retirar la vista escrudiño al vástago de Lord Corlys.
Daemon Targaryen, estaba al tanto de la situación de aquel joven pero, quizás, lo que más colérico lo coloco fue el enterarse del compromiso con su querida sobrina, los chismes navegaron rápido y más rápido cuando se trataba de su propia familia, ¡por los dioses! al parecer el tonto rey que era su hermano no podía mirar delante de sus ganchuda nariz por qué, después de todo quien debía deposar Rhaenyra era él y no un crio.
El resentimiento acrecentó mediante las lunas avanzaban y con ello el ser superados en números por las fuerzas de las Tres hermanas. Con la repentina perdida de territorio la hostilidad incoó contra los Velaryon más encima que las frustraciones del Targaryen recayó en Rhagnar, tal vez, no aceptaba el hecho que fuera el futuro consorte real o que las ideaciones bélicas que aportaba superaban las suyas.
— Esas ratas se esconden de nuestro fuego, capitán — dijo el heredero al momento de llegar a la roca donde posicionaban sus ataques.
— ¿ Y cómo no? — interfirió el hermano de la serpiente marina, Vaemond Velaryon— solo embisten sin tener algún plan.
Rhagnar sonrió pero, no de gracia simplemente desplegó la ironía en la risa que generó; fría y seca. El tiempo que yacían combatiendo provoco disfunciones especialmente por la inminente derrota, no obstante, el próximo señor de los mares dejo atrás el rastro de inocencia que lo caracterizaba y las facciones inocentes se había perfilado, el cabello notoriamente creció.
Es así que, cuando atacaron a lomos de sus dragones el príncipe y el heredo junto a su hermano menor, el fuego acompañado de las cenizas nublaban la vista de los jinetes, el calor hacia la connotación de querer carbonizar sus carnes de dragones, sin embargo, continuaron a diestra y siniestra buscando una abertura por la cual, desestabilizará el rival.
Pero, las flechas alumbraron el oscuro cielo incitando que los jinetes esquivaran con dificultad aunque en el proceso, fue inevitable que unas cuantas se incrustaran ocasionando una inevitable "huida" ya que, no podían arriesgarse demás y buscar la derrota definitiva. Al aterrizar, se contemplo una fuerte disputa entre el príncipe y el heredero a pesar de ser aliados, la evidente "enemistad" ( aperturada por el príncipe) cada día, era más difícil de lidiar.
— ¡¿Acaso tu cerebro hueco no te ayuda a cavilar ideas, muchachito?!— inquirió airado al acercarse amenazadoramente encima del contrarió.
El Velaryon no se dejo intimidar a lo que le siguió el berrinche del mayor.
— ¿Ahora que hice mal, principito?— cuestionó en el mismo tono.
Laenor Velaryon se aproximó tratando de calmar las atmosferas pero, el irritado Targaryen lo empujo violentamente, ¡oh Daemon! no debiste cometer tal grosería de esa manera, Rhagnar contraatacó al príncipe empujando con fiereza sin medir fuerza, ni importar cuanto títulos el mayor poseía.
— ¡¿Qué le pasa a usted?!— rugió— ¡Con mi hermano jamás, Targaryen!
La discusión se calentó acarreando que se lanzaran un par de verdades. Al señor lecho de pulgas le molestaba que el más joven se entrometiera cuando no debía, si, o por lo menos asi el hombre lo veía a cambió lo que a Rhagnar lo sulfuraba era, los malos tratos por parte del príncipe. Lord Corlys acompañado con Vaemond separaron a aquel par de hombres, riñiendo el comportamiento de ellos dos.
Ha regañadientes tuvieron que conformar un equipo, ser aliados finalmente.
Querida Rhaenyra.
La guerra se ha puesto complicada puesto que estamos perdiendo terreno. Me temo que el fuego de los dragones es insuficiente para cantar la victoria aun así, no te preocupes por que te aseguró que pronta noticias llenas de ilusión a la victoria te haré llegar.
Ha decir verdad, te extrañó y ansió el poder regresar para relatar esta aventura e incluso, darte los mejores regalos que una princesa ha de merecer. Prometo que , cuando arribé con la victoria en alto montaremos sobre nuestros dragones, y luego de nuestro matrimonio te enseñare como es el mundo a fuera de las murallas del desembarcó.
— Con amor, Rhagnar Velaryon.
Durante los tres años a las afueras, la comunicación con su prometida jamás escaso antes aumento con las innumerables cartas que aterrizaban desde el desembarco. Un nuevo sentimiento se instaló en el primogénito de la serpiente marina, era cierto que desde un inició se atrajo por la belleza Valyria de la joven, sin embargo, al interactuar más y estando lejos, algo más grande crecía, y lo mejor era la reciprocidad que recibía.
Por otra parte, Caraxes y Babelon competían o mejor dicho los jinetes lo hacían. Luego de retirarse por la negativa del alimenta cangrejos del querer salir de las cuevas, ambos, se empeñaron en una carrera que dependía su orgullo. Efectivamente, Babelon aterrizo primero dando asi un ganador, quizás, la juventud de la bestia fue un punto a favor.
Rhagnar descendió siendo seguido por el príncipe. Los dos se retiraron el casco de la armadura que protegían la cabeza.
— Si, ¿quien?,¿que hombre iría con gusto directo a su muerte?— el cuestionamiento de su tio Vaemond lo escuchó Rhagnar— muéstrame un caballero que marche hacia ese infierno, sobrino y te mostrare un demente.
Laenor apretó los labio y dijo:
— Daemon y Rhagnar— mencionó el de cabellos platinado con aparente orgullo.
— ¡Por ellos somos los que perdemos esta guerra! — bramó enojado.
— Ellos al menos pelean en esta guerra— intercedió Laenor aparentemente disgustado— ¿Qué otro rol has jugado en esta guerra tio consejero? además de maestro de quejas.
Rhagnar se acercó siendo ignorante de las respuestas de su padre. Dejo el casco encima lo que simulaba ser una mesa, estaba evidentemente molestó por qué en los tres años que han estado combatiendo, nada parecía funcionar o recuperar el territorio. Daemon y el se fundieron en un mutismo sepulcral mientras analizaban internamente diversos modos de ataques pero, la irrupción de un guerrero proveniente del desembarco del rey que solicitó al príncipe Daemon atajó nuevas soluciones, aunque al parecer envolvieron en colera al príncipe pues, cada estrés se desquitó con el pobre mensajero.
Ese misma instancia platicaron el plan que propuso Laenor pero, la negativa de dejar a su hijo con Daemon se hizo presente en el ambiente, sin embargo, Rhagnar no se dejo intimidar a lo que se montó en un bote al lado del príncipe. No intercalaron palabras en el trayecto debido a que Daemon estaba enfrascado en sus pensamientos, tal vez, el contenido de la carta no era lo que esperaba.
Al tocar tierra firme se aproximaron al sitió donde sus enemigos los vieran, Daemon, atajo un pedazo de tela y la meneó como sinónimo de paz, aceptar la derrota. Se arrodillaron y ofrecieron sus espadas.
— No tema la muerte. Si ella viene, la acepta como si estuviera acostándose con una hermosa mujer—profesó a Daemon delante del enemigo que retiraba sus armas— pero, hoy no.
Sin más, se levantaron incrustando las dagas en los adversarios. Recuperaron lo que eran sus sagradas espadas, se empezaron a mover con armonía y el filo mutilaba las carnes de los ajenos, danzaron espaldas con espaldas, derribando, matando, llenándose de sangre. Esquivaron flechas que emergieron de los enemigos pero, una que otra se clavaron en ellos.
El adversario los rodearon aunque batiendo las espadas y protegiéndose pudieron lidiar hasta que la ayuda se avecinó. Laenor surco del cielo quemando a diestra, y el ejercitó apareció, por lo que aprovechando dicha distracción tanto como Daemon y Rhagnar se adentraron donde se hallaba el alimenta cangrejos.
A los pocos segundos salieron de la cueva, abrazados por los hombres sonrientes. Al parecer dicha victoria que corearon con la cabeza del enemigo en manos, aliñaron las perezas de ambos o tan solo la detuvieron por poco.
Dos día después arribaron al desembarcó del rey interrumpiendo el torneó que se celebraba a causa del tercer aniversario del casamiento del monarca con la reina Alicent Hightower, ambos hombres ceñían en sus cabezas una corona improvisada, no se anunciaron, se adentraron como los dioses mandan y se proclamaran reyes del mar angosto, no obstante, se arrodillaron y entregaron las respectivas coronas al rey de ese entonces, Viserys I Targaryen, primero con el nombre.
En la lejanía estaba la princesa heredera, inmersa entre invitados, es ahí que sus ojos estaban puestos en el heredero de Driftmark, ¡por los siete! su prometido había cambiado, más varonil, y gritaba a peligro de ese que la mujer le gustaba.
Estaba ansiosa por hablar nuevamente con él.
NOTITA:¿Qué les pareció el capitulo? me gusto demasiado escribirlo, aaaa en el próximo sera bajo la perspectiva de Nyra.
¿Teorias? la mejor, dedico el proximo capitulo.
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