IV.The decisions of a king.
IV. Las decisiones de un rey.
❝¿Podremos lograr la libertad?❞
¡NO LECTORES FANTASMAS, POR FAVOR! :C
━━ ˓ ֹ 𖥻 LA TENSIÓN ERA NOTORIA MÁS POR LA SILENCIOSA GUERRA DE MIRADAS. Ojos violáceos que se negaban a doblegarse contra los opuestos, era como si surgiera una discusión mental en los dos individuos que ocupaban la habitación. Madre e hijo se desafiaban en el mutismo mientras que el golpetear de las ramas de los robles contra la ventana era lo que irrumpía.
La mujer de hebras grises sostuvo la respiración, frunció el ceño, y reposo las manos sobre sus caderas.
— ¿Por qué te osas en respaldar a Rhaenyra? — habló parsimoniosamente. Estuvo a tenta a cualquier cambio en el lenguaje no verbal de su primogénito, no obstante, este continuó recto, escrutándola de arriba a bajo, receloso al descubrir las verdaderas intenciones detrás de esas palabras— los hombres del consejo no permitirán que una mujer ascienda al trono.
Por primera vez en catorce años, Rhaenys Targaryen no logró descifrar el silenció de su dulce niño. ¿Qué era lo que pretendía en ser fiel a una heredera de emergencia? ella sabia que, cuando el rey desposara a una nueva esposa, los frutos de aquel desafortunado matrimonio tendrían la opción de gobernar, no Rhaenyra.
— No te preocupes, madre — caminó hasta quedar frente a frente. La sujetó por los hombros— lucharé con el fuego que corre por mis venas con tal de sentar a la primera mujer en el trono de hierro. No lo hago por mí, ni por buscar gloria, todo esto lo realizo por ti y por lo que te hurtaron.
Al momento que empezó a generar recuerdos y al estar al tanto de las situaciones de sus padres. Se enteró del padecimiento e incluso la humillación que atravesó su madre debido aun reclamo que le arrebataron solo por no poseer pene fue entonces que , a una temprana supo cual corrupto era el reino en el que vivían, a los cinco días de su nombre estaba más que informado que un niño de su edad, se obligó a si mismo en aprender tan rápido que creyeron que se trataba de un ser dotado. A pesar que Lord Corlys, señor de los mares, al principió deseo emplear mano dura con su heredero, la destreza que el destilaba lo contuvo totalmente a cambió procedió a criarlo sabiamente junto Rhaenys.
Rhagnar besó la frente de la mayor antes de proceder a marcharse al comedor donde los esperaban los demás miembros. Se desplazó hasta llegar al sitió solicitado y se sentó al lado de sus hermanos menores. A los pocos segundos apareció su madre por siguiente, dieron la apertura al desayuno, al sonido de los metales chocar contra los platos y el masticar de cada alimento.
— Padre — dijo tras dejar los cubiertos aun lado provocando que la repentina intromisión, la atención de la familia recayera en el— desiste ante la idea del compromiso de Laena.
Una vez más, Rhagnar buscaba la manera de persuadir a su progenitor a que deshiciera la absurda propuesta. Laena simplemente se mantuvo estática, quizás, esperanzada a que por fin escucharan la petición de su hermano mayor, a cambio Laenor con disimulo le brindo un ligero apretón sobre la muñeca dando a entender que estaba con ella.
— ¿por qué debería? — indagó suavemente. Desinteresado por iniciar la monótona conversación— esta unión nos otorgara gloria, fortalecerá alianzas y...
Un estruendo acortó las palabras de Corlys. Rhagnar se levantó de la silla empujándola hacia atrás, estampando las manos contra la mesa generando el temblar de las pertenencias encima de esta misma.
— ¡Es una niña! — subió el tono de voz, sorprendiendo al hombre— ¡no es un trofeo, es una niña encrucijada en situaciones que no le compete! — golpeó la mesa por segunda vez. Rhaenys se sobresaltó, Laena lo observó con tristeza y Laenor refirió al mayor como una figura que lo llenaba de orgullo— ¿deseas gloria? yo te la daré, ¿quieres alianzas? te las daré pero, mis hermanos déjalos vivir en la tierna infancia, incluso que escojan a sus futuras parejas por amor y no por deber. Úsame, me tienes a mi.
Un rugido frondoso se escuchó en la lejanía, quizás, Babelon sentía la agitación de su jinete.
Finalmente, Rhaenys no contuvo las lagrimas. ¡Dulce niño! ¿por qué quería cargar con un peso que ni le corresponde aun?, ¿desde cuando esa voluntad se instaló en la devoción de su amado niño?, sollozó. Lord Corlys se levantó con la misma agresividad que su hijo bajo la disposición de refutarle la insolencia, sin embargo, la intermisión de un guardia real ceso cualquier tipo de reclamo.
— El rey solicita la presencia de Lord Corlys Velaryon y su heredero en el salón principal— anunció asi mismo se inclino y se marchó.
Sin más preámbulos, Rhagnar salió de allí sin darle la oportunidad a su padre de recitarle una amonestación por el comportamiento previo. No lo esperó pues, se pavoneó hasta llegar al sitió en que lo necesitaban y, a los segundos lo alcanzó Corlys quien lo fulminó con la mirada, no obstante, aquel hecho no aflojo al chico al contrarió entro al salón con la cabeza en alto, portando la seriedad y negándose en tomar asiento en la mesa ya que decidió hacerse aun costado al lado de su padre.
Rhagnar escaneó la sala. El consejo estaba reunido e inusualmente ahí estaba la princesa heredera aunque no con intenciones de llenar copas a los lores, además, extrañamente se encontraba al otro extremo Alicent Hightower. Observó a la cobriza durante un tiempo hasta que la voz del rey lo trajo devuelta a la realidad.
— Buenos días mis lores — saludó el rey aproximándose a ellos—he decidido tomar una nueva esposa.
Rhagnar apretó los puños al punto de tornar blanco los nudillos mientras que Corlys se enderezaba en la silla, confiando, cuya actitud saco de quicio al muchacho. Tensó la mandíbula e incluso mentalmente manifestó la benevolencia a los dioses.
— Pienso casarme— pausó virando los ojos a una dirección opuesta cual Rhagnar imitó.
Clic. Por instintos su cuerpo se relajo al deducir quien seria la pobre sacrificada ¡dioses! con razón le pedía un consejo o un grito de ayuda. Rápidamente giro para vislumbrar a la princesa heredera aunque le causo pesar el semblante sombrío y como esa sonrisa chueca se formaba a una línea recta.
— Con lady Alicent Hightower antes del verano.
Corlys se levantó ufanó del asiento,.
— Esto es absurdo — siseó— mi casa es de Valyria, la más poderosa del reino.
— Y yo soy su rey— sostuvo la mirada enojada de Corlys— aun así mi deseo no es rechazarlo del todo, Lord Corlys. Por lo tanto, ofrezco la mano de mi primogénita, heredera al trono de hierro, Rhaenyra Targaryen, a su primogénito, heredero de Driftmark, Rhagnar Velaryon.
Los susurros se presentaron precipitadamente. Aterrado atisbó a la princesa heredera que estaba en una situación peor que él. Era cierto que desde un inició le extasió la joven Targaryen pero, tenia la esperanza de cortejarla primero que unirse por deber. Al parecer la idea no le pareció tan descabellada a Corlys ya que una sonrisa se alumbró en par a par, ¡gloria! los dioses estaban de su lado.
— Rhaenyra...—llamó el rey a su hija quien dejo la sala.
La mano de Corlys se poso sobre el hombro de su hijo, estrujándolo levemente. Seguidamente Alicent Hightower abandonó tambien la habitación cosa que impulso ahora Rhagnar a irse de igual forma, sin prestar atención a los constantes llamados de los adultos. Caminó a pasos agigantados, apresurados, y cuando giro por la derecha de un pasillo, se encontró con la cobriza.
— No es buen momento el querer entablar una conversación con la princesa— dijo jadeante avanzando directo hacia la muchacha— debe estar procesando las noticias.
— ¿Y usted que sabe? — respondió con agresividad.
— Todo el reino esta al tanto de su amistad, señorita — suspiró— consideraría yo una traición que mi mejor amistad desposara a mi padre luego que mi madre pereciera, un golpe duro sin duda.... He de suponer que me equivoque sobre la respuesta del día de ayer,— pausó— escogería la amistad u el amor por encima del deber.
Un breve silenció los envolvió acompañados de débiles sollozos por parte de Alicent Hightower.
— No entiendes mi posición... no tuve opciones— justificó. Las manos junto y la carne de sus dedos empezaron a abrirse debido al juego de las uñas de ella.
— Todo el mundo tiene opciones, señorita— chasqueó la lengua — sin embargo, cada quien escoge lo mejor que se acomode a los estándares que ha de requerir.
— No...no entiendes — balbuceó. Desviando la mirada a otra dirección, no obstante, el cuerpo del ajeno se poso en su punto de visión.
— Vivimos en mundos distintos, señorita Alicent, yo vivo en mi mundo mientras tu aparentas vivir en el tuyo— comentó— es mejor que descansé futura reina consorte.
Esa se fue la señal para la mujer irse lo más veloz que sus cortas piernas le permitían, se marchó con el alma sumamente destrozada y arrepentida por las decisiones que tomó. No obstante, Rhagnar se mantuvo de pie sin ni siquiera moverse, de hecho, el afán por persuadir a la Hightower fue por qué al doblar al pasillo logró captar un manchón de un vestido de tras de un muro.
— Si desea cancelar el compromiso, princesa, no la detendré— recitó con un tono fuerte— usted tiene permiso de escoger con quien desea entrelazar su vida.
Sin adjudicar más procedió a encaminarse a dirección opuesta que Alicent tomó. Sabía Rhaenyra estaba aun procesando la información que lanzaron como una bofetada al aire, ella necesitaba espació para ordenar las prioridades, y a pesar de que Rhagnar estaba embelesado por casarse con la mujer que le traía, no aspiraba convivir en un matrimonio donde residiera la infelicidad.
Tal vez, debía continuar con las intenciones de interactuar con la princesa para poder obtener el corazón de ella pero, existía una parte osada de él le decía que frenara a tiempo; el fuego de ella causaría un incendió y él no tendrías posibilidades de apagarla pero, la otra parte terca, necia, le susurraba que lo peligroso era lo más emocionante, que si la mujer ardía el inevitablemente estaba destinado arder.
Un empujón hacia atrás lo obligaron a girarse, indignado entre abrió la boca dispuesto a reclamar, sin embargo, las palabras quedaron atascadas.
— Eres el más adecuado para casarme— masculló Rhaenyra, agitada.
Los dioses por alguna razón habían puesto a Rhaenyra en su camino. Lo atisbo en los pálidos ojos violáceos que rugían como dragón hambriento. Se inclinó para así depositar un casto beso en la frente y se marchó, sin refutar nada ante la aceptación, simplemente se alejó un tanto aturdido por los miles de pensamientos que lo atacaban a la vez.
Y al entrar a los aposentos fue recibido por varios cuerpos; su hermana menor lo abrazaba con fuerza por la cintura y su madre literalmente lo dejaba sin respiración. ¡Oh! Laenor estaba dudoso en acercarse.
Cuando Rhagnar reaccionó le hizo señas a su hermano para que se uniera a lo que el no tardo en abrazarlo.
Amaba a su familia más que su propia vida. Mientras le brindaban el cariño, Rhagnar divagaba en como construir títulos y no ser un triste adorno en la jerarquía que vivía.
NOTITA: ¿Se esperaban el compromiso? sdjbfjdsf
se viene de todo entre felicidad,celos, y más.
¿Teorias?
Tiktok; jegulusedits.
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