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III.The heartbreak of the queen that never was

III. La angustia de la reina que nunca fue.

❝Ella será la guerrera del norte

y sur.❞

¡NO LECTORES FANTASMAS, POR FAVOR! :C

━ ˓ ֹ 𖥻 EL DESPERTAR FUE COMO UN AMARGO SABOR EN LA BOCA, ni la mañana más a soleada alegró al heredero de Driftmark. Malhumorado se recargó contra el barandal que daba un avistamiento a las praderas del reino, resopló.  Hoy era el día donde su pequeña, pero amada hermana menor, tendría una conversación íntima con el rey, ese viejo que enviudo hace poco y ahora buscaba un recipiente perfecto para concebir herederos.

Les rogó a los dioses mañosos que esa unión no fuera hecha pues, según el Laena merecía un futuro próspero. Estuvo absortó del entorno, que no advirtió de las presencias que lo acompañaban detrás; la princesa heredera dudosa en acercarse para agradecerle su intervención en el consejo, y su madre Rhaenys que era espectadora (desde una distancia prudente) ante la dudosidad de la jovencita. Sin embargo, Rhagnar agudizó la visión y se apoyó más contra el mármol, ¡su dulce niña yacía charlando con el rey! Dioses piadosos, ojalá escucharan las angustiadas plegarias.

No soportó ser partícipe de dicha escena, por lo que se alejó y le dio la espalda, quedándose cara a cara con la princesa que lo había cautivado un par de días atrás.  La joven se sobresaltó por el repentino movimiento, provocando que sus mejillas blancas se tornaran en un carmesí intenso.

— ¡Oh, princesa! — le sonrió y Rhaenyra juro que fue bendecida con esa sonrisa— es un honor encontrarla por estos lugares, supongo que, usted también debe estar inquieta por las decisiones de su padre, ¿no es asi?

La mujer quedó en un mutismo absoluto, aunque boqueó y como si se tratara de un imán empezó a sentir con la cabeza.

— Cl.. Claro, señor — balbuceó, acto que generó que se maldijera internamente —  pero, es el deber que mi padre tiene con el reino, lamentablemente.

Rhagnar enarcó la ceja encontrando graciosa las atropelladas palabras de la princesa, negó con vehemencia. Miles de alternativas y el  rey escogió la más sencilla, bueno, al criterio del heredero de Drifmark. Los impulsos lo doblegaron el el momento que los violetas ojos ajenos se cruzaron con los suyos, ¿como le enseñaria a una princesa la falta de coraje de un padre debil?

—  Preste atención, princesa— se acercó aún más haciendo que la femenina se viera obligada a retroceder por la cercanía que comenzaban a ejercer— el rey es la máxima autoridad del reino por lo tanto, si él decreta no desposar a una mujer por respeto a su difunta esposa, los lores no le quedaría de otra que aguardar en silencio ¿no es así?— la aproximación ya era inadecuada cosa que conllevo a la princesa a apegarse contra la pared— luego su primogénita ascendería al trono de hierro, se casaría, gobernaría con temple y al transcurso de los años también alumbraría hijos aquel que fuera varón sería el próximo rey, problema solucionado ¿no?

— ¿Qué es lo que me quieres decir, mi señor? — el tono tembló, quizás, a los nervios al sentir la respiración ajena chocar con la piel.

— ¿No es demasiado obvio, princesa? — indagó de una forma burlona — probablemente un   hombre del consejo endulza al rey con tal que despose a una de sus hijas. La política es así, escalar para estar más cerca de los dragones, de nosotros, y no me extrañaría que la mano del rey ofreciera como carnada a su santurrona de primogénita — lo último lo dijo susurrándole en el oído de la muchachita.

Rhagnar durante la corta estancia en la fortaleza estuvo analizando más alla que los adultos podrían; observó a la hija de Otto Hightower, la pulcra e inocente Alicent Hightower quien le dirigía una que otra mirada cuando descubría viéndola.  Se percató cuando Otto le hablaba en secreto y él se hacía el despistado, se daba cuenta de la sonrisa de morbo que colocaba cada vez que la jovencita se iba a una dirección que desconocía, ¡oh! Era como apreciar aún pobre cerdito directo al matadero.

No se osó a comentar el asunto con su familia, pues, de pronto, aquello condenaría a Laena en la infelicidad y lo único que considero recto era advertirle a la princesa de una manera prudente.

— ¡Alicent es mi mejor amiga, ella jamás me haría tal acto de traición! — refutó alzando la voz por encima del susurro del hombre, acción que conllevo que Rhagnar le tapara la boca.

— En asuntos de políticos, además endulzados con la perversidad del poder, nunca existirán ni amigos, ni el más leal aliado — los ojos violáceos se toparon uno con otro, es allí que el Velaryon notó en la posición que estaban además del atrevimiento con la que hablaba con la heredera del trono y de un apresurado movimiento se vio obligado alejarse dando traspiés.

Ambos jóvenes permanecieron en el mutismo mientras procesaban lo que acontecia. Abochornado Rhagnar miro a la dirección opuesta.

— Es ilógico que.... yo... —Balbuceoó la mujer con los nervios a flor de piel.

— El tiempo hablará por si, princesa — dijo apresuradamente a lo que inicio una breve caminata con intención de marcharse cuantos antes, no obstante, la princesa capto el inusual comportamiento por lo que lo acompañó.

No contaron que al doblar a la siguiente dirección, alli se toparian con Rhaenys Targaryen madre de Rhagnar. El joven se tensó al instante que atisbó a su  querida madre con una expresión llena de pircaridia, tal vez, fue el testigo de la intimidad que hubo con Rhaenyra o vio algo que no debía, pensó el heredero de Driftmark un tanto intimidado.

La mujer se enderezó e observó a la acompañante de su amado hijo que al igual que este quedó estática. 

— Princesa— hablo Rhaenyra.

— Eso te molesta, ¿no es cierto? — indagó la mujer indicándole lo que ocurriá a espaldas de ellos.

Rhaenyra prontamente entendió lo que se refería por lo que, giro la cabeza y así sentir un efímero malestar por la caminata de su padre junto a su prima Laena Velaryon.

 — Mi padre es el rey — respondió en un tono firme, aunque se destilaba la melancolía— es su deber tomar una nueva esposa y fortalecer el linaje.

La sonrisa que adornaba el rostró del promogenito de Rhaenys poco a poco desapareció. No le pareció prudente aquel comentario por parte de su madre, ni el desafia que mostraba a esta.

— No pedí una lección en política — dijo parsimoniosamente— pregunté si eso te molesta.}

— Laena es su hija, princesa, ¿a usted no le molesta? — contraatacó con la misma pasividad camuflada de franqueza.

Rhaenys quedó muda por la contestación, aun así le brindo una torcida sonrisa.

— Por supuesto que si— pausó—pero entiendo el orden de las cosas. No estoy segura de que tú también.

— ¡Madre! — interceptó el muchacho desconcertado por las palabras de su progenitora.

Rhaenyra escéptica apretó los labios, suspiró.  La incertidumbre mezclada con angustia sacumbió al Velaryon. Estaba consciente de los alcances que su madre escalaria con respecto al futuro del reino o,  de esa mujer que ahora nombraron como heredera al trono cosa que probablemente la devolvio a un pasado donde le denegaron ser la reina.

Los ojos de Rhagnar iban de un lado a otro, distinguiendo en silencio las mordaces intenciones de su madre.

— Si estas esperando que sus palabras hagan enojarme— retuvo el aire  con tal de no perder las casillas evitando una escena innecesaria— debe saber que esta fallando, princesa.

— Todo lo contrario— contestó vehemente sin perder la compostura. Por otro lado,Rhagnar   se encontraba  en una situación que no le favorecia opinar u siquiera intervenir — ya sea con mi hija o alguien más tu padre se volvera a casar tarde  o temprano. Su esposa le dara nuevos herederos y la probabilidad que uno de ellos sea un varon es mucha, por lo que cuando tu padre lleguen a la edad y ya haya fallecido, los hombres del reino esperaran que sea el heredero...no tú.

El silenció entre ambas mujer causó más tensión de la que ya habia surgido.

— No permitiré eso, madre —por fin salio a la defensa el hombre. Su postura estaba recta, con las manos hacia atras y la mirada fija en la princesa Rhaenyra— mi lealtad esta con la verdadera heredera que el rey estipulo.

— Inevitablemente hijo, lo que dije anteriormente es el orden de las cosas.

— Y se lo agradezco, Rhagnar — dijo Rhaenyra mientras una traviesa sonrisa se le escapó e ignorando a Rhaenys— cuando sea reina creare un nuevo orden.

Fue entonces que, todo encajo en el rompecabeza de Rhagnar. Las intenciones de las palabras de su madre, el recelo, y el sentimiento melancolia.  El hecho que le declinaran gobernar por ser mujer, era algo que marco un antes y un despues en su progenenitora, quizas,  el resentimiento de tal decisión aun permanecía emergente aun más cuando el rey nombro a Rhaenyra como proxima gobernante.

No percibió cuando su madre se levantó del lugar cuál reposaba o que la conversación aumento de tono, estuvo ausente debido a los alborotados pensamientos que lo sumergieron a una realidad absoluta.

— Los hombres preferirán ver que arda el reino antes que—pausó— dejar que una mujer ascienda al trono de hierro. Por lo tant...

— Madre— interrumpió apresuradamente tras colocarse aún costado— me aseguraré que Rhaenyra Targaryen, primera en su nombre, se siente en el trono de hierro en un porvenir no tan lejano. No está sola, no, tiene aliados en los siete reinos que respaldaran el reclamo, incluyéndonos.

Dicho eso último, Rhagnar dio concluida la calurosa conversación con su partida sin esperar una respuesta validad. Las dejo allí con las palabras enjauladas en el paladar, se fue triunfante aunque luego tendria que hablar en privado con su madre. Salió  directo a una especie de jardin, silvando, mostrando una profunda alegria por haber defendido de cierta manera a Rhaenyra.

Raramente le pareció cautivador las flores que daban retoños en los verdosos arbustos tqanto fue el jubiló que, escuchó con deleite la delicada melodia que los pajaros emitian alrededor. Se trazó incosncientemente un objetivo, una nueva meta que generó que avivara una llamá de pasión extinta: " sentar a la primera mujer en el trono de hierro."

— ¿Porqué tan solitaria, señorita Alicent? — indagó Rhagnar tras aproximarse a una femenina que estaba estatica, observando el vacio en lugar de contemplar la dolora hermosura de las rosas.

La joven se sobresaltó puesto que, no  previnó que alguien ajeno acechara a las espaldas.

— Termine mis deberes, mi señor — mintió. Una mentira que Rhagnar no prestó atención o estaba demasiado ensimismado en si — deseaba tomar un respiró .

— Entiendo— se acercó aun matorral con intencion de olfatear las flores de allí— el ambiente de la fortaleza esta tensó por la decision que debe tomar el rey.

Si Rhagnar se hubiese girado de seguro estaria al tanto como Alicent palideceó pero, el hombre se mantuvo dispersó tratando de idear tacticas para que los lores vieran con buenos ojos a la heredera.

— Tengo una inquietud — susurró casi tan bajo que al opuesto se le dificulto escuchar, sin embargo, se volteó— ¿que escogerias el deber o la amistad, mi señor?

La singular pregunta dejo pensativo a Rhagnar. La miro por unos minutos fijamente generando un intenso rubor en ella e inmeditamente, suposo que en la inocencia del cuestionamiento podia existir una verdad oculta.

— El deber— dijo con simpleza.

Alicent asintió ni refutó el por qué de la elelección. Es así que, guardaron un comodo silenció que la joven por un momento disfrutó. Estuvieron paseando por ahí, hablando de las flores e incluso la Hightower se intereso en la monotona vida del muchacho, rieron, encontraron  cierta tranquilidad en tantan tempestad, no obstante, todo se esfumaria al momento que las estrellas se pintaron en el cielo y ambos se despidieron.

Regresaron a los pesares de la vida. 


NOTITA: Amo como Rhagnar defiende a Rhaenyra.


¿Teorias? los leó. Espero no morir ignorada aaa.

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