NOTA: este capítulo contiene un poco de spoiler sobre algunos libros de John Green. Esto (***) anuncia el inicio y fin de un spoiler .

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—Por cierto, te traje un libro —lo saqué de mi mochila.

—¿Es otro de John Green? —preguntó con cierto brillo en el rostro.

—Síp. Solo este y terminas de leer todos los que ha escrito —se lo tendí —me dices cuando lo hayas leído para que hablemos de eso.

Asintió de manera un poco infantil.

Era casi un ritual: yo le pasaba todos los libros que ya había leído. Hasta ahora solo le he dado los de John Green porque ya me los he terminado y quiero que él lo haga también para poder tener un tema de debate y no siempre sea algo que ya sabemos del otro como el tipo de shampoo, etcétera.

—¿Me hará llorar al igual que "Buscando a Alaska" y "Bajo la misma estrella"? —preguntó hojeándolo.

—No tanto —hable riéndo —. Sigo sin creer que hayas llorado con ellos.

(***)

—Aunque no lo creas, tengo sentimientos. Me dolió demasiado que haya matado a Gus y a Alaska. Sobretodo la muerte de esta última. Fue muy dura y repentina. Creo que sufrí más que los protagonistas. Aún no las supero...

(***)

—Sí, bueno, de eso hablaremos cuando termines este -lo interrumpí, señalando el libro titulado "Will Grayson, Will Grayson".

—¿Es bueno?

—Pues... No me encantó, pero ninguno del autor lo ha hecho.

Me miró de reojo.

Nos dirigimos al área de comida. Corrí hacia la fila para poder apartar un lugar. No tardó en avanzar.

—Hola, solo una hamburguesa —dije. La señora no se veía de humor. No es nuevo, siempre te ve con expresión de odio, incluyendo a los maestros.

Casi me avienta el plato en la charola.

—Yo igual, y una Coca Cola -habló Dan.

Pagamos y caminamos a una mesa.

Al sentarme, giré mi cabeza en todas direcciones para buscar a Kyle. Lo vi en la fila hablando junto a otros niños. Su mirada cruzó con la mía por un instante y sonrió un poco.

Me alivió saber que estaba bien.

Me preocupo mucho por él. No quiero que la pase mal.

Recordé lo de las animadoras.

—Por cierto, ¿cómo planeas que entrene sin ropa deportiva?

—Pues verás —destapó su botella —como buen amigo que soy, también me tomé la libertad de coger ropa tuya y traerla —sonrió infantilmente —, está en tu casillero.

—¿Qué? ¿Cuándo la tomaste? ¿Cómo la metiste ahí? —entorné los ojos.

—Ayer entré a tu habitación y la tomé mientras cenaban. Y lo del casillero fue fácil, ¿recuerdas cuando salí en la tercera clase? Pues fue para eso. La fecha de nacimiento de los integrantes de Nirvana, dividida entre tres no es una contraseña segura. Cualquiera la hubiera adivinado.

Lo miré fijamente.

—Eres muy astuto, pero no vuelvas a hacer esas cosas sin mi consentimiento —traté de sonar dura pero fue imposible.

Puso cara de cachorrito y yo terminé con una pequeña sonrisa.

...

No estoy de acuerdo con esto.

—¿No pudiste elegir una blusa más corta? —dije con sarcasmo.

Se rió.

—Te ves bien.

—No es cierto. Y siento que mis piernas están siendo asfixiadas.

Empezó a reír más. Siempre lo hace, se ríe de todo.

—Qué exagerada eres.

Lo maté con la mirada.

—Ni siquiera parece ropa deportiva —me crucé de brazos.

—Pues era lo que tenías. ¿O hubieras preferido que te trajera uno de esos leotardos que usabas cuando ibas a gimnasia? —se burló.

—Cállate.

Le di un empujón y volvió a reír.

—Me hubieras traído también un sostén deportivo, con los normales me salta todo — admití.

Me miró sorpendido.

—No iba husmear entre tu ropa interior.

Me llevé un dedo a la boca

—Buen punto —hice una pausa —. ¿Y cómo es que Kyle sí sabía de esto y se trajo su propio cambio? —Puse mis brazos en jarras.

—Porque le dije, duh.

Antes de que pudiera decir algo más, sonó un silbato. Me giré y vi a una señora y un señor que, seguramente, son los entrenadores.

—Animadoras de este lado de la cancha —gritó ella.

Dirigí mis pies hacia allá trotando y jalando la blusa para que no se levantara.

—¡Empiecen a correr!

Lo hice sin dudarlo.

Corrimos al rededor de veinte minutos. No llevaba ni cinco vueltas a la cancha y ya estaba sudando a mares y con ataques cardiacos. Juro que casi me da asma.

POV DANNY

Después de que ella se fuera, nos llamaron a nosotros.

Hicimos lo normal, correr, calentar, correr, correr, atrapar balones...

El entrenador se paseaba por la cancha para observarnos.

No me es difícil el americano puesto que siempre hice ejercicio, desde pequeño, así que sé de todo un poco.

De vez en cuando volteaba al otro lado para ver qué hacía.

Admito que era la que más resaltaba: su figura, su flexibilidad, su cabello, su manera de caminar y correr, su todo.

A veces me molesta que se menosprecie tanto. Tiene ideas erróneas de sí misma y por más que le digo lo contrario ella lo niega...

Vi como su entrenador se acercaba a ella mientras se estiraba a un lado para alcanzar la punta del pie con la mano. Le dijo algo y luego la hizo levantarse y acompañarlo. Ambos llevaban una sonrisa.

Ella casi no sonríe, dice que no le gusta como se le ven los brackets, por eso siempre es con la boca cerrada. Pero yo creo que se le ven bien.

Caminé a las gradas para tomar agua, y de paso me la tiré ensima causando que se mezclara con el sudor y la camiseta se me pegara más al cuerpo. Mi cabello, aunque estuviera atado a una coleta, se quedaba adherido a mi frente.

Giré la cabeza hacia donde estaba Kyle.

Lanzaban un balón de un lado al otro de la red y parecía que se había olvidado de todo porque saltaba sin importarle si la playera se le alzaba un poco.

Me alegra que esté más confiado en esta escuela y pueda iniciar de nuevo sin nadie que lo conozca.

De nuevo volteé con las animadoras y Kurt iba caminando de regreso a su lugar mientras me buscaba con la mirada. Cuando por fin dió conmigo sonrió ampliamente, mostrado sus dientes que siempre están escondidos, levantó una mano en mi dirección y gritó algo que no alcancé a oír gracias a la distancia y al ruido de los demás. Luego se alejó corriendo sin borrar su gesto de felicidad.

Todo eso provocó que mis comisuras se estiraran.