Estoy tan excitado que solo el sonido del bote azul cerrarse me hace ser sumiso, me pongo en cuatro siguiendo sus órdenes, las muñecas me duelen, está tardando a propósito sé que me está castigando y por alguna razón me encanta.

Giro mi cabeza para ver mi reflejo en el espejo del armario, estoy sudado y completamente a la merced del chico que se masturba a mi espalda, antes de ponerse la protección. Me vuelve a meter los dedos para dar paso a lo que más ansío sin previo aviso, grito sin control ante la intromisión y cierro los ojos disfrutando del momento,es jodidamente genial.

El piloto rojo de la cama capta todas las expresiones de mi cara desde el momento de la primera embestida, mis rodillas se hunden en el colchón por la fuerza que hace y mis dedos agarran con fuerza las sábanas. La segunda estocada es mejor que la anterior, llega más al fondo, se desliza sin problema, toca todo a su paso y yo le doy la bienvenida con fuertes gemidos.

Mi garganta va al compás de cada choque de sus testículos, no me corto ni un pelo, el sonido de la entrada y la salida a causa del lubricante, es extremadamente caliente. Los diez dedos de Ravi me aprietan fuerte las caderas, ayudándolo en cada estocada a tocar el punto más dulce de mi interior.

El antifaz me molesta, las gotas de sudor caen debajo de él al igual que las de mi espalda, una de sus manos me la recorre y se percata de ello, en mitad de un duro movimiento lo escucho hablar con la voz ronca.

- Pondré el aire acondicionado.

Baja el ritmo, el éxtasis aún está presente, odio que salga de mí, pero agradezco la brisa de aire frío que noto y también aprovecho para descansar mis brazos. Me tumbo de lado mientras lo veo caminar por la habitación desnudo y con el pene erecto, mi parte trasera ya lo echa de menos.

- Ponte boca arriba. - Dice en cuanto vuelve a la cama, le hago caso.

Igual que antes, me coge de los tobillos y los alza hacia arriba, gracias a mi flexibilidad no tiene problemas en colocarme las piernas sobre sus hombros. Lo veo sonreír de nuevo, creo que le ha gustado esa particularidad de mí, aunque está claro que no lo va a decir. Coloca ambos brazos a cada lado de mi cabeza, nuestras frentes están pegadas pero no pasa a más.

He de contenerme, sus labios me parecen extremadamente irresistibles y tengo ganas de lanzarme sobre ellos, pero he firmado un contrato, está prohibido, así que solo abro la boca para volver a gemir en cuanto vuelve a metérmela sin avisar.

Acaricio su abdomen claramente trabajado y luego mis manos logran bajar hasta sus muslos, lo incito a moverse y me gusta que comience duro desde el principio, vuelve a tocar mi parte sensible, hecho la cabeza hacia atrás de puro placer y grito sin control. Me cambia la posición de las piernas, ahora decide que me quiere abierto y yo no me niego, pone su espalda recta, ya no tengo su peso encima.

Mi miembro necesita atención, miro a Ravi para pedirle permiso, me entiende a la primera y deja que lo masajeé a mi gusto. Comienzo lento, pero rápidamente decido ir al compás de sus embestidas, con cada choque, un gemido y un movimiento a la vez.

Me gusta el sonido de su garganta cuando elige aumentar la velocidad, lo hace fuerte, sin pensarlo y yo lo recibo sin quejas. El placer que siento es extremo, no sé dónde agarrarme, siento que me voy a romper en pedazos, la habitación se llena de ruidos obscenos, una mezcla de reclamos a dios y gritos sin sentido.

Noto nuestras respiraciones irregulares, son sonoras, me muerdo fuertemente el labio, tal vez llegue a sangrar, pero me da igual, la sensación pre orgásmica lo cura, sé que estoy a punto de caramelo, y por el rostro de mi amante deduzco que está igual. Sigue salvaje y excitante, y logro tocar las estrellas.

Empuja sus caderas con dureza, yo vario la rapidez de mi mano mientras lo miro a la cara, está descompuesta mientras con una última estocada, llena el preservativo con su esencia. Yo, mientras tanto entrecierro los ojos, alcanzando la cima y manchándome el abdomen con el líquido blanco, que sale sin vergüenza.

Ninguno de los dos dice nada, ambos intentamos regular el aire que respiramos, mi boca está seca y trago con fuerza para intentar calmarla. Veo a Ravi quitarse protección, la tira a la papelera y se marcha de la habitación sin ni siquiera taparse, admiro su espala tatuada, me gusta. Al rato vuelve con dos vasos de agua y me tiende uno, me pongo sentado en el colchón y se lo acepto con un tímido gracias. Bebo a tragos cortos, aun me cuesta respirar y tengo una clara sonrisa en la cara.

Se dirige al ordenador para apagar las cámaras, me sorprendo de lo a gusto que he estado con esos aparatos enfocándome todo el rato. Ellas han sido testigos de muchos encuentros, de todos los que había visto en aquella página web, y ahora yo formaba parte de ellos. La adrenalina me recorre el cuerpo, solo pienso que miles de personas verán como he gozado de la experiencia más excitante de mi vida.

No sé quién se esconde detrás de ese chico con máscara, pero adoro su trabajo. Me marcho de su casa con una sensación de plenitud, como si a pesar de lo mal que está mi vida, aquello le había dado un sentido, una razón para sonreír.

🔥🔥🔥

Bueno... siento extrema vergüenza con esto😶 mi mente perversa puede conmigo a veces y escribe estas cosas... pero la culpa solo la tienen los protas de esta historia🤣

Espero que os haya gustado!

Besitos😘