Mi teléfono
Imagino que el fin de mes es responsable de la cantidad de gente que hay hoy en el banco, vienen todo tipo de personas, y entre todos los atendemos con la mayor amabilidad posible. Como somos un buen equipo nos ayudamos entre nosotros, compaginamos nuestras tareas con los tiempos de descanso, una parte del día que parece no llegar nunca. Por supuesto no está permitido utilizar el teléfono en horas de trabajo, así que me contengo por no salir corriendo y responder los mensajes que me están llegando.
Recibir textos de Wonsik en los días que no nos vemos se ha convertido en algo habitual desde hace unos días, o al menos desde que esa noche en la que tuve la oportunidad de disfrutar de él sin antifaces de por medio. Esa acción nos ha unido de alguna forma, no hemos hablado de lo que somos en ningún momento, todo sigue de la misma manera pero esta vez añadiendo conversaciones por teléfono entre horas y alguna charla antes de dormir que solían llegar a terminar con los dos extremadamente acalorados.
Las noches que nos encontramos tampoco han variado demasiado, nos ponemos los antifaces y grabamos delante de la cámara, probando siempre cosas nuevas o simplemente dando a nuestros seguidores lo que quieren, como por ejemplo ese beso en la frente que Wonsik me regala continuamente o esa posición en la que estamos tan pegados que no se nos distingue. Pero mi parte favorita de nuestros encuentros es el momento en el que el piloto rojo se apaga, y volvemos a ser nosotros mismos, unas veces nos entregamos por segunda o tercera vez, y otras simplemente nos besamos hasta que me tengo que marchar.
Al fin llega mi turno de descanso, me siento en la mesa con un café rehabilitador y comienzo a leer con una sonrisa pintada en la cara. El primero es una foto suya recién levantado, con el pelo revuelto y una frase debajo que me dice que no quiere ir a trabajar. El resto de mensajes me cuentan lo mal que le cae la señora que siempre va a tomar un té por las mañanas, o lo adorable que es el buldog francés color crema que pasea un niño por la calle. A todo esto me añade también palabras de ánimo, y que tiene ganas de verme.
Y Wonsik no sabe lo que todo eso me provoca.
Es cierto que suelen haber bromas entre nosotros, incluso vuelve a hablar de sus celos y Hongbin, pero todo eso solo hace que me ponga nervioso y tenga ganas de confesarle que me gusta demasiado. Decirle que soy feliz a su lado y que cada beso que nos damos, en mi caso es con sentimiento y no solo por atracción, que completa mis días y que ojalá sea yo el único en sus videos.
Porque Ravi sigue subiendo sus encuentros con otros hombres y yo no soy capaz de decirle lo mucho que me duele, porque aunque compartamos momentos únicos, él y yo no somos lo que a mí me gustaría, y por mucha confianza que hayamos cogido, no soy nadie para opinar. Esas situaciones me han llevado muchas a veces a intentar decirle lo que siento, pero en cuanto nos vemos, me bloqueo y vuelvo a ser simplemente el chico veintitrés, me da miedo que se acabe lo que sea que tengamos.
- ¿Agotado? – Escucho hablar a Hongbin a mi espalda.
- El señor mayor que no entendía nuestra política de préstamos me ha machacado.- Digo frotándome el cuello. - ¿Qué tal tú?
- He conseguido el número de teléfono de un chico monísimo, tal vez salgo este fin de semana con él.
- Me alegro por ti. – Le sonrió.
- ¿Y tú?
- Seguimos igual.
Me gusta lo bien que he terminado con Hongbin después de haberle rechazado, contándole la verdad, omitiendo por supuesto, la parte de los videos y nuestra popularidad en las redes eróticas. Me siento liviano al tener alguien en quien confiar y poder hablar con normalidad del lio que tengo en mi cabeza, aunque sus consejos siempre me digan que debo lanzarme, y yo no pueda porque es más complicado de lo que parece.
Me invita a comer para despejarnos del trabajo, de nuevo volvemos al restaurante y yo me siento feliz de ir allí. Sé que va a estar liado, y que no vamos a poder hablar cómodamente, pero el hecho de verlo ya me pone de buen humor, ya que eso es lo que te pasa cuando estás seguramente enamorado de alguien.
Nuestras miradas se cruzan rápidamente en cuanto entramos al local, Wonsik no nos atiende porque está con otra mesa, pero me hace gracia que olvide colocar una bebida en una mesa por haberle distraído. Hongbin y yo nos sentamos donde siempre, y miramos la carta aunque ya nos la sepamos de memoria, después de decidir, comienza a hablarme de lo simpático que es el chico que ha conocido hoy ,y de esa conexión que han tenido desde el primer momento.
Realmente me alegro por él, seguro que ese tal Hyuk lo hace más feliz que alguien como yo, una persona que no le quita ojo de encima al sexy camarero al que obligan a tapar sus tatuajes por normas de la empresa. La comida llega en seguida, me siento algo decepcionado de que no haya venido en ningún momento a nuestra mesa, aunque pensándolo es lo mejor, pues sigue sin agradarle Hongbin, por mucho que yo le haya asegurado que solo es un compañero de trabajo, y no sé porque imagino que no dudará en hacer de las suyas si se acerca.
Escucho que me llega un mensaje de texto, normalmente no suelo revisar mi teléfono mientras como, pero esta vez es diferente porque veo a Wonsik mirarme desde la barra con el suyo en las manos. Me disculpo con Hongbin y me dirijo al baño pues es donde me quiere ver. Paso entre las mesas y entro sin llamar, sabiendo que la única persona que hay, me está esperando, y por suerte no fallo.
Noto unas manos detrás de mí que, sin permiso, se dirigen a rodearme la cintura, luego siento un peso sobre mi hombro izquierdo y una respiración en mi oído, se me eriza la piel de inmediato.
- Hola, My boy. - Sonrío ante su voz profunda, el corazón parece que vaya a salir de mi pecho. – ¿Me echabas de menos? – Y a su lengua le da por pasearse por el lóbulo de mi oreja.
- Siempre. – Le podía haber respondido con una simple afirmación, pero ese adverbio era el que mejor me definía. Nos habíamos visto dos noches atrás, y para mí ya era mucho.
Me empuja contra la puerta y hecha el seguro, aun no me he dado la vuelta pero no me importa, ahora ha bajado a mi cuello y yo muevo la cabeza para ofrecérselo, olvidándome donde estamos, de que he venido a comer y que Wonsik está en mitad de su trabajo.
Luego me gira sin soltarme en ningún momento y choca nuestras bocas, de manera brusca y necesitada, tampoco tardamos en entrelazar nuestras lenguas, aún tengo el sabor de la salsa que acabo de comer, así que se mezcla con el beso, haciéndolo extremadamente delicioso.
Meto los dedos entre su pelo, es una manía que he cogido y tengo su permiso por que él me ha confesado que le encanta que lo haga, Wonsik a su vez me aprieta con fuerza la cintura y desliza sus manos hasta mis glúteos, no deja ningún hueco de aire entre nosotros. Puedo notar su hombría, no estamos despiertos pero ambos sabemos que si seguimos así no tardaremos. Se separa de mí, pero nuestras narices siguen juntas y juegan la una con la otra mientras hablamos como podemos.
- Debemos volver. – Digo y luego me da un pico sonoro.
- Lo sé, pero esto me gusta más. – Le sigue otro que me derrite.
- ¿Y si continuamos esta noche? – Propongo en un modo juguetón que lo hace sonreír como a mí me gusta.
- Cancelaré mis planes.
- ¿Un nuevo chico? – Pregunto, y no sé porque lo hago si me duele. Se queda pensativo y algo serio, luego asiente. – No tienes por qué cancelarlo.
- Hakyeon yo...
No tengo ni idea de lo que quiere decir porque pican a la puerta fuertemente, se escuchan voces que se quejan de que quien haya dentro está tardando mucho, maldigo a cada uno de ellos pero sé que tienen razón, llevamos varios minutos allí encerrados.
- Te espero esta noche. - Y no se marcha hasta que acepto.
🔥🔥🔥
A
ins... de verdad me da pena que se acabe, pero tengo mis motivos😭
Besitos😘
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro