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"primer beso"


Después de sus últimas clases, Chan salió rápidamente hacia la enfermería, ansioso por llevar a Seungmin a comer algo y descansar.

Al llegar, pidió permiso para llevar a Seungmin y el enfermero asintió con una sonrisa.

— Está listo para salir —dijo el enfermero.

Chan sonrió y ayudó a Seungmin a levantarse.

— Gracias —dijo Seungmin, sonriendo.

Salieron de la enfermería y se dirigieron hacia la salida de la preparatoria.

— ¿Dónde quieres ir? —preguntó Chan.

Seungmin pensó un poco y dijo.

— Quiero ir a casa, quiero descansar un poco.

Chan asintió.

— Sí, claro. ¿Te parece si vamos a mi casa? Puedes descansar allí.

Seungmin se sonrojó.

— Sí... —dijo, su voz baja.

Chan sonrió y abrió la puerta del copiloto de su auto.

— Sube, te llevaré.

Seungmin subió y Chan cerró la puerta detrás de él.

— ¿Cómodo? —preguntó Chan.

Seungmin asintió, aún sonrojado.

— Sí, gracias.

Chan sonrió y arrancó el auto.

— No hay problema, Seungmin. Estarás seguro en mi casa.

Seungmin miró a Chan, sus ojos llenos de gratitud.

— Gracias, Chan.

El viaje a casa de Chan fue tranquilo, con una música suave de fondo.

Una vez llegaron a casa de Chan, ambos se dirigieron al departamento. El mayor llevó a Seungmin a su habitación, decorada con tonos suaves y modernos.

—Descansa aquí, Seungmin. Estarás cómodo—dijo Chan, ayudándolo a acostarse en la cama.

Seungmin se recostó en la cama, sintiendo el suave algodón de las sábanas.

—¿Dónde dormirás tú, Chan?—preguntó, preocupado.

Chan sonrió, su rostro iluminado por la suave luz de la habitación.

—Estaré en la sala, mirando una película. El sillón es cómodo—dijo, mientras se sentaba en el borde de la cama.

Seungmin asintió, cerrando los ojos para minutos después entrar en un sueño profundo.

Unas tres hora después, se levantó y fue a la sala, donde encontró a Chan arropado con su manta en el sillón, con un bowl lleno de papitas frente a él. La televisión mostraba una película, que desconocía.

Le pareció lindo a Chan en esa posición, rodeado de la suave luz de la sala y el sonido de la película. Seungmin se acurrucó al lado de Chan, que solo sonrió, amando la cercanía de Seungmin.

—¿Qué película estás viendo?—preguntó Seungmin, mirando la pantalla.

—Una comedia romántica—respondió Chan, pasando su brazo por los hombros de Seungmin sintiéndose cómodos con su cercanía de ambos.

Ambos se acomodaron en el sillón, mirando la pantalla, disfrutando del momento juntos. La cercanía de sus cuerpos y el sonido de la película creaban un ambiente cálido y relajado.

Chan y Seungmin se sentaron juntos en el sillón, disfrutando de la comedia romántica en la televisión. La risa de Seungmin era contagiosa, y Chan no podía evitar reír junto a él pareciendole adorable.

Pero en un momento específico, Seungmin se rió con tanta fuerza que su cuerpo se sacudió y su rostro se iluminó de felicidad. Chan se volvió hacia él, y su corazón se detuvo.

La vista de Seungmin riendo era absolutamente hermosa. Su rostro, normalmente serio y reservado, se había transformado en una imagen de pura alegría. Sus ojos brillaban, y su sonrisa era tan amplia que parecía iluminar toda la habitación.

Chan se quedó sin aliento. No había visto nada tan hermoso en su vida.

—Amo tu bella risa, Minnie—dijo Chan, con una sonrisa boba.

Seungmin se sonrojó y se tapó un poco la cara, tímido.

—Gracias, Channie hyung—dijo, de manera tímida.

Luego, lo volteó a ver, y sus ojos se encontraron con los de Chan. La mirada de Chan era cálida y afectuosa.

Seungmin se sintió abrumado por la emoción, pero no pudo apartar la vista.

—Me encanta verte feliz, Seungmin—dijo Chan, su voz baja y suave.

Seungmin sonrió, aún sonrojado.

—Me encanta estar contigo, Chan—respondió.

La película continuó, pero ambos ya no prestaban atención. Estaban absortos en su propio mundo.

Ambos se miraron, y Seungmin notó las cortadas y moretones en el rostro de Chan.

— ¿Estás bien? —preguntó Seungmin, preocupado.

Chan notó su mirada y desidio hablar.

— Sí, son solo moretones y algún otro rasguño, pero no me duelen —dijo el mayor, mirando cómo Seungmin lo miraba, no tan convencido.

Seungmin tocó una de las cortadas en la mejilla de Chan, y este se quejó cuando la tocó.

Seungmin pegó un pequeño saltito asustado.

— Lo siento —dijo.

Chan sonrió.

— Está bien, no me duele —mintió.

Seungmin frunció el ceño.

— No, sí te duele —dijo, haciendo un tierno puchero que Chan moría por besar.

— Déjame sanarte —dijo Seungmin, decidido.

Chan sonrió como un tonto, amando a ese niño.

— No necesitas hacerlo, puedo hacerlo yo mismo —dijo.

Pero Seungmin se aferró.

— ¿Dónde está el botiquín de primeros auxilios? —preguntó.

Chan se rindió.

— En el primer cajón de la cocina —dijo.

Seungmin se levantó y fue a buscar el botiquín. Chan lo miró, sonriendo.

— Eres muy dulce, Seungmin —dijo.

Seungmin regresó con el botiquín y comenzó a sanar las heridas de Chan.

— No te preocupes, te sanaré —dijo, sonriendo.

Chan se sintió abrumado por la ternura de Seungmin.

El castaño tomó un poco de algodón, lo mojó en alcohol y comenzó a limpiar las cortadas de Chan, que recibió varias quejas del mayor.

—Ay, cuidado—se quejó Chan.

Pero Seungmin no se detuvo. Tomó la mano de Chan y la sostuvo firmemente.

—Tranquilo, hyung. Ya casi termino—dijo.

Chan se calmó un poco, permitiendo que Seungmin continuara.

Después de limpiar las cortadas, Seungmin tomó otro poco de algodón, le echó desinfectante y lo esparció por las heridas.

—Ya casi terminó —dijo.

Chan miró a Seungmin, que parecía concentrado en su tarea.

—Debes dejar de pelearse, Chan—dijo Seungmin, con una mirada tierna—. No me gusta que te lastimen.

Chan sonrió.

—HyunJin se lo merecía—dijo—. No dejaré que nadie te toque, Minnie. Eres una masita y aún no sabes las verdaderas intenciones de la gente.

Seungmin se sonrojó y asintió.

—Sí, prometes —dijo—. Ya no pelearte con alguien mas por mi o por otra cosa Seré más consciente en las cosas de mi alrededor. Dijo el menor con voz tierna.

Chan sonrió, satisfecho.

—Eso es todo lo que te pido, Minnie—dijo. Trato hecho. Dijo para después mirar la cara satisfecha de seung.

Seungmin terminó de curar a Chan y se sentó a su lado.

Después de eso, Seungmin pasó a desinfectar y limpiar la herida en el labio inferior de Chan. Seungmin estaba un poco nervioso; los labios de Chan eran suaves y tan besables, pero siguió con su trabajo.

Mientras tanto, Chan se quejaba de dolor; esa herida le dolía más que las otras.

—¿Duele mucho? —preguntó Seungmin, preocupado.

Chan asintió.

—Ya falta poco —dijo Seungmin.

Finalmente, terminó de limpiar la zona y Chan dejó de quejarse. Seungmin lo miró preocupado.

—Ya terminé —dijo con una sonrisa.

Chan asintió, aliviado.

Ambos se miraron, y la tensión entre ellos se hizo más fuerte. Después de ese momento íntimo, ambos deseaban besar al otro, pero ninguno se atrevía.

La atmósfera estaba cargada de emoción y deseo. Los ojos de Chan se clavaron en los labios de Seungmin, y viceversa.

La tensión era palpable, como una energía eléctrica que recorría la habitación. Ambos se miraban, sus ojos entrelazados en una conexión profunda. La respiración de Chan era lenta y controlada, pero Seungmin podía ver el deseo en sus ojos.

Seungmin sentía su corazón latir con fuerza, su pulso acelerado. Su piel estaba caliente, como si estuviera ardiendo de deseo.

Chan se movió lentamente, su mano extendiéndose para tomar el mentón de Seungmin. Sus dedos eran suaves, pero firmes, y Seungmin sintió un escalofrío recorrer su cuerpo.

—Minnie... —susurró Chan, su aliento cálido en la oreja de Seungmin.

Seungmin se sintió débil, su resistencia desvaneciéndose ante la mirada ardiente de Chan. Su boca estaba seca, pero su corazón estaba lleno de deseo.

—Channie... —respondió, su voz apenas audible.

Chan sonrió y se acercó más, sus labios rozando los de Seungmin. La conexión fue instantánea, como una chispa que encendía un fuego.

Ambos se perdieron en el beso, olvidando todo a su alrededor. El mundo se redujo a ese momento, a esa conexión intensa y apasionada.

Seungmin sintió que se derretía en los brazos de Chan, su cuerpo respondiendo al deseo que había estado escondiendo durante tanto tiempo.

Chan profundizó el beso, su lengua explorando la boca de Seungmin. Era un beso apasionado, lleno de deseo y necesidad.

Ambos se sintieron unidos, como si fueran una sola persona. La conexión era profunda, íntima y emocionante.

Después de unos minutos, ambos se separaron por la falta de aire; ambas respiraciones estaban irregulares. Ambos se veían con deseo, una mirada más oscura que la otra.

Seungmin estaba abrumado con sus sentimientos, no sabía qué decir, pero le gustó mucho el beso. El menor estaba sonrojado, mirando tímidamente a Chan.

Mientras tanto, Chan lo veía sorprendido, no pensó que Seungmin le correspondería ese beso. A cambio, Chan estaba más seguro de que sí, a lo mejor Seungmin también gustaba de él.

Después de unos minutos, el primero en hablar fue Chan.

—Seung, espero que no te moleste esto. Perdón—dijo el mayor, mirando cómo el menor se removió en su lugar.

Seungmin lo veía, pero no se atrevía a hablar. El castaño se encontraba en una lucha interna: amaba a Chan más allá de una amistad, le gustaba mucho, pero estaba feliz de que su crush lo besara de esa manera.

—No... no me molesta—tartamudeó Seungmin finalmente.

Chan sonrió, aliviado.

—Me alegra—dijo, acercándose un poco más a Seungmin.

Seungmin sintió su corazón latir con fuerza, su pulso acelerado. No sabía qué hacer, pero sabía que no quería alejarse de Chan.

—Me gustó—dijo Seungmin, su voz apenas audible.

Chan se detuvo, sorprendido por la confesión de Seungmin.

—¿De verdad?—preguntó, su voz llena de emoción.

Seungmin asintió, sonrojado.

—Sí—dijo.

Chan sonrió, su corazón lleno de felicidad.

Chan se sentía eufórico y feliz, feliz de que a Seungmin le hubiera gustado el beso y a él también le gustó mucho.

El mayor se acercó más a Seungmin, y ambos se miraron, sus ojos brillando de deseo.

Chan acarició el labio inferior de Seungmin, y este se sonrojó hasta no poder.

—¿Puedo? —dijo Chan, acercándose a la cara sonrojada de Seungmin, siguiendo acariciando su labio.

Seungmin, sonrojado, asintió lentamente.

Chan terminó con la poca distancia que había entre ellos, volviendo a besar esos finos labios, esos labios que se podía volver adicto.

Ambos jóvenes se besaban de manera tierna y suave, ambos disfrutando de su tacto y la magia del momento.

Sabían que habían caído flechados el uno por el otro.

El beso se profundizó, y Seungmin se sintió envuelto en los brazos de Chan.

Ambos continuaron besándose, disfrutando de su tacto. Chan deseaba decirle "te amo" a Seungmin, y viceversa, pero esa pequeña pero poderosa palabra no salía de sus bocas; aún no se animaban a decirlo.

El beso continuó por al menos 5 minutos, si no es que más, perdió la cuenta. Después, ambos se separaron por la falta de aire, tratando de regular su respiración; sus pulmones pedían a gritos aire.

Seungmin se limpió la saliva residual de su mejilla y su mentón con su suéter rosa, y Chan con su dedo pulgar.

En eso, ambos se miraron a los ojos; pudieron notar el amor y deseo en los ojos del otro, una calidez que los consumía y los arropaba en una manta.

Sin decir nada, se acostaron en el sillón blanco, tomaron unas papitas y se pusieron a ver la televisión. No necesitaban palabras; sus acciones lo decían todo.

Seungmin se acurrucó al lado de Chan, poniendo su cabeza en su pecho. Chan lo agarró de la cintura y lo acomodó mejor en su regazo para estar más cómodos.

La calidez de su cuerpo era irresistible. Seungmin se sintió seguro y amado en los brazos de Chan.

—Te quiero —susurró Seungmin, finalmente.

—Te quiero también —respondió Chan, sonriendo.

Ambos se miraron, y su amor se reflejó en sus ojos

Chan puso la película favorita de ambos, Tinkerbelle. Ambos amaban esa saga.

Cuando inició la película, ambos se miraron y se dieron un piquito en los labios. Seungmin sonrió, sonrojado, y Chan no pudo resistir su ternura y le dio unos dos piquitos más en los labios.

Seungmin se sonrojó aún más y volteó a ver la película, intentando ocultar su sonrojo.

Chan sonrió, enternecido por la ternura de Seungmin. Lo amaba mucho, y ahora que sabía que Seungmin sentía lo mismo, nunca lo dejaría ir.

Así, ambos disfrutaron de su bello momento de películas, disfrutando de la compañía del otro y dándose uno que otro piquito durante toda la película.

La conexión entre ellos era palpable, y la magia de la película se intensificaba con su amor.

De vez en cuando, Chan acariciaba el cabello de Seungmin, y este se acurrucaba más en su regazo.

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