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ఌ 01: ¿Dónde están mis bóxeres?

El sol brillaba sobre el campo de fútbol de la preparatoria Stray Hills. Bang Chan, el jugador estrella del equipo, estaba en la portería, concentrado en la práctica. Su equipo se enfrentaría a su rival en dos semanas, y el entrenador Jackson quería asegurarse de que estuvieran listos.

La práctica estaba en su punto culminante. Los jugadores corrían por el campo, sudando y gritando instrucciones. Chan, con su camiseta blanca y pantalones cortos negros, era un torbellino en la cancha. Su cabello rubio y despeinado enmarcaba su rostro intenso.

El reloj marcaba 45 minutos, y la práctica estaba a punto de terminar. Chan recibió un pase de Minho y avanzó hacia la portería rival. Con un movimiento rápido, anotó el último gol.

El entrenador Jackson sopló el silbato, dando por finalizada la práctica del día.

-¡Excelente trabajo, chicos! -exclamó el entrenador-. Estamos listos para el partido.

Los jugadores se felicitaron entre sí, confiados en su victoria. Intak, el portero, se acercó a Chan y le dio una palmada en la espalda.

-¡Eres un genio, Chan! -dijo.

Chan sonrió, sintiéndose orgulloso.

El entrenador les recordó que faltaban solo 10 minutos para su siguiente clase.

-¡Vamos, muévanse! -dijo.

La mayoría de los jugadores se apresuraron hacia las regaderas, pero Chan, Minho y Jooyeon se quedaron hablando sobre el partido y otras cosas.

-¿Crees que podamos ganar? -preguntó Jooyeon preocupado.

-Claro que sí -respondió Chan con una mirada segura, sonriendo-. Estamos mejor que nunca, estoy seguro de que les vamos a patear el trasero a los del equipo contrario.

Minho asintió.

-Tenemos que mantener la concentración y trabajar en equipo.

Después de unos minutos de charla, Chan se despidió de sus amigos y se dirigió a las regaderas para darse un baño antes de su próxima clase.

-¡Vamos, Chan! -gritó Minho-. ¡No te demores! -dijo el pelinegro ya en la puerta de la salida de las regaderas, para después ir a su siguiente clase dejando al rubio solo en las regaderas.

Chan sonrió y entró en las regaderas, listo para relajarse después de la intensa práctica se encontraba solo así que podía hacer lo que quisieras. Chan se quitó la ropa en las regaderas y encendió el agua fría y caliente. Se metió bajo el chorro caliente, sintiendo cómo el agua relajaba sus músculos tensos después de la práctica intensa. El agua caía sobre su cuerpo como lluvia, lavando el sudor y la fatiga.

Después de unos minutos, Chan salió de la regadera, ya listo. Se coloca su toalla alrededor de su cadera, y se dirigió a su casillero, donde tenía su uniforme limpio. Comenzó a buscar sus bóxeres favoritos negros, pero no los encontraba. Buscó en su casillero, en la ropa sucia, en todos los rincones, pero no estaban en ningún lugar.

-¿Qué diablos? -se preguntó Chan, empezando a sentirse desesperado.

¿Quién podría querer unos bóxeres sucios y sudorosos? No tenía sentido. Se los habían robado.

Chan suspiró y se puso a secar su cuerpo. Solo faltaban dos minutos para su clase y no tenía tiempo para seguir buscando. Se puso su uniforme, sintiéndose incómodo sin nada debajo de sus pantalones.

-Esto es un desastre -se dijo a sí mismo.

-¿Dónde están mis bóxeres? -decía preocupado.

(...)

Chan, una vez ya cambiado con el uniforme puesto, salió corriendo a su salón de clases, pidiendo a los dioses que su mejor amigo Jeongin se encuentre ahí, él podría ayudarlo con su problemita.

Chan al llegar al salón de clases buscaba con la mirada a Jeongin hasta que lo encontró en la misma banca que comparten juntos, solo que estaba hablando con Yoon Keeho, el amigo del castaño. Ese chico rubio ponía a Chan super celoso, ya que era obvio que quería a su Innie, pero estaba super equivocado.

Chan se acercó a la banca y volteó a ver a Kai y le dijo:

-Hola, Keeho, tengo que hablar con Jeonginnie -le decía con la mirada desafiante y oscura que siempre tenía el mayor. Solo el rubio se despidió de Jeongin, mientras que Jeongin miró a Chan.

-Y tú, ¿qué onda contigo? ¿Qué pasó? Llegaste 5 minutos tarde -dijo Jeongin con un poco de preocupación por su "amigo".

Chan, un poco nervioso, le dijo:

-Jeongin, necesito tu ayuda, por favor -Chan le decía con un tono desesperado, pero muy bajo para que nadie lo escuche-. Innie, necesito tu ayuda, por favor.

Jeongin solo asintió, diciéndole:

-Claro, Chan, ¿qué pasó?

Chan, todo rojo, dijo:

-Es que después de los entrenamientos me metí a la regadera para darme un baño... -dijo con un poco de frustración y avergonzado.

Jeongin asintió, haciéndole una seña para que siguiera.

-Y entonces... me robaron mis bóxeres sucios y sudorosos de las regaderas -dijo Chan, esperando la reacción de Jeongin.

Jeongin estaba procesando las palabras y solo se echó a reír mientras Chan estaba muy avergonzado y rojo, ya que eso de robarse los bóxeres sucios no es de todos los días.

-Ya no te rías, Jeongin, esto es serio. No tengo nada que ponerme debajo del uniforme -dijo Chan con frustración.

Jeongin se calmó, ya que sí era serio.

-Bang, pero ¿quién va a querer unos bóxeres todos sucios y sudados? -dijo Jeongin, aún con una sonrisa burlesca en sus labios.

Chan no podía todavía con la molestia.

-No es gracioso, Jeongin. Necesito tu ayuda. ¿Puedes prestarme tus bóxeres? -preguntó Chan, sintiéndose un poco avergonzado.

-Claro que no, Bang. Mejor vamos a comprarte unos bóxeres nuevos, ¿te parece? Después de la escuela -dijo Jeongin, sincero, ya que es muy incómodo estar por ahí sin bóxeres puestos.

-Ok. Además, tú también te quedarías sin bóxeres si me prestas los tuyos. Y, de todas formas, me quedarían muy pequeños -dijo el mayor con la mirada burlesca, ya que la comparación corporal que tenían ambos era mucha, bastante.

Jeongin solo sonrió y volteó a otro lado.

-Bueno, por lo menos yo si tengo mis bóxeres puestos -dijo el menor con una sonrisa pícara mirando como su rubio amigo se ponía rojo pareciéndole lindo.

Jeongin soltó una pequeña carcajada.

-Siéntate, ya que la clase está a punto de empezar -dijo Jeongin para seguido de eso hacerle un espacio alado de él para que se siente.

Chan lo hizo rápidamente, sintiendo la tela de su pantalón negro del uniforme pegar a su trasero y a toda su anatomía.

-Esto es tan incómodo. Se siente raro -dijo Chan con una cara de disgusto.

Jeongin no pudo evitar reírse y Chan solo le dio un pequeño golpe en su hombro y ambos se rieron.

La maestra entró, lista para empezar su clase, y todos se quedaron callados.

-Bueno, estudiantes. Hoy vamos a discutir...

La maestra comenzó a hablar, pero Chan y Jeongin intercambiaron una mirada, pensando en los bóxeres nuevos que Chan necesitaba.

Y así empieza una nueva historia. Al parecer, Chan tendrá unos bóxeres nuevos.

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