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Especial Navideño (Parte I)

"Desastroso Año Nuevo"

Narrador Omnipresente
Siete años atrás...

Comúnmente a todas las mujeres, o a la mayoría, les gustaban los vestidos, sean finos o sencillos. Pero siempre habían chicas con gustos no tan femeninos y como siempre esas chicas tienen una madre súper femenina.

El vestido era algo apretado al cuerpo. Era de dos piezas unidas, la parte de arriba era blanca con escote, sin mangas y la falda era azul rey hasta la mitad del muslo, muy bonito.

Camille se sentía incómoda al usar algo tan ajustado y de paso algo tan revelador, aunque no lo era tanto. Lo suyo eran los jean o shores hasta las rodillas y blusas sin tanto escote.

Era solo una adolescente de 15 años aunque a veces se comportará como alguien de 25. Y esa noche era una mas, una donde siempre se duda de la edad de su personalidad y edad.

-¡Camille, baja!-grita Sarah, madre de la aludida desde la planta baja.

-¡Ya voy!-respondió con molestia, dándose una última mirada en el espejo.

Sale de su cuarto y baja las escaleras, las cuales estaban decoradas con luces y adornos navideños.

-Que fea estás-ríe burlón su hermano menor al verla.

-Esteban-lo riñe una voz de hombre con severidad.

Camille termina de bajar las escaleras y da medio giro para ver al marido de su madre.

-Te ves bien Camille-elogia el hombre con simpatía.

-Si, claro-contesta ella con una sonrisa de molestia y poniendo los ojos en blanco.

Detrás del hombre, de la cocina, sale una mujer castaña embutida en un vestido hasta las rodillas color gris y sin mangas y montada en unos tacos altos negros.

-Camille, derecha-le dice Sarah, pasando por un lado de su hija y dándole un leve golpe en la espalda baja, provocando que la joven se enderezara con frustración.

A pocos segundos suena el timbre de la casa y el pequeño Esteban es quien se acerca a recibir a los invitados. Como cada año, desde hace diez años, la pequeña familia de Camille junto a la de su mejor amiga, Candelaria, aquella chica rubia y de personalidad muy extrovertida; se reunían en casa de una de ellas para celebrar la navidad o el año nuevo. Este año tocaba la casa de Camille, por lo tanto a Esteban al abrir la puerta no se sorprendió de ver a dos mayores y a una joven allí. Lo que si lo sorprendió fue ver una cuarta persona.

-Hola pequeño Estaban-dijo con emoción la joven rubia.

-Hola, pasen-contestó él dando paso en la puerta.

Cuando la chica mas joven, un poco menor que él, pasó por su lado no pudo no evitar quedar viéndola a los ojos, aquellos ojos marrones casi verdes.

Ella le sonrió y él respondió de la misma forma.

-¡Oh, no puede ser!-exclamaron con sorpresa e incredulidad, interrumpiendo la mirada de los jóvenes mas pequeños.

En la sala, Candelaria, miraba con asombro a su amiga castaña.

Ambas usaban el mismo vestido, solo que el de Candelaria era rosa con unas flores debajo del pecho.

-Esto no puede empeorar...-murmuró la castaña frustrada apretando los puños.

Todos en la sala rieron y Candelaria la examinó.

-Te queda bien-la elogia sonriendo la rubia.

Camille solo bufa molesta y cruza sus brazos.

-Bueno...-ríe Sarah, llamando la atención de todos-Solo faltas los Morgan y ya. ¡Este sera un gran año!-exclama emocionada.

-Si, yu... ¡¿Los Morgan?!-se alteró Camille mirando con incredulidad a su madre.

-Si cariño, los Morgan. Tu sabes que son nuevos en la ciudad y no conocen a mucha gente así que los invite ¿algún problema?-le reclamó la castaña mayor con severidad.

En ese momento quiso que la tierra la tragara. Sus nervios empezaban a salir a flote y su corazón ya quería salir de su pecho.

-No, claro que no-contestó entre dientes.

-Bien-sonrió como si nada.

-Por favor, sientense. Ya traeremos algunos bocadillos y bebidas-anima Will algo incómodo.

Los minutos pasaban entre conversaciones triviales, sin sentido. Cada persona estaba en un rincón de la casa pasando el tiempo. Faltaban pocas horas para que llegara el año nuevo, a pocas horas de tantas cosas inesperadas.

-Quedate quieta Camille-gruñó bajo la rubia con molestia, mirando a su amiga mover los pies y manos en signo de nerviosismo.

Ella deja de hacerlo cruzando piernas y brazos mirando a la nada pero pensando en todo.

-Debes tranquilizarte amiga, todo estará bien-quiso animar la rubia sonriendo, Camille la mira seria-Él llegará, saludaremos, conversaremos, reiremos y después festejaremos un año nuevo, uno muy emocionante-terminó con doble sentido. Rieron.

Entonces... El timbre sonó por toda la hogareña casa provocando mas nervios en ella. No sabia porque se sentía así, no era la primera vez que estaba con algún chico pero si era la primera vez que sentía cosas inexplicables por uno, lo cual la frustraba.

-Buenas noches-dijeron alto, interrumpiendo sus pensamientos.

Se levantó como resorte junto a su divertida amiga y mentalmente intento calmarse, lo cual logró un poco.

Frente a ella estaban tres personas, todos castaños. La mujer era muy bonita y simpática, el hombre era un poco mas serio pero tratable y en medio de ambos un joven quinceañero de ojos casi verdes, herencia de ambos mayores, y sonrisa encantadora. Todos saludaron y el joven se acerco a las chicas para saludarlas mejor.

-Hola rubia-dijo dándole un corto abrazo.

-Hola bronceado-contestó ella cariñosa.

Desde que la familia Morgan se mudó a Los Ángeles, el joven, Jacob Morgan, ganó fama gracias a las empresas nuevas de la familia. Pero él a pesar de tener dinero siempre había sido humilde, lo sigue siendo, por lo tanto al entrar en la preparatoria no se llevo con muchos jóvenes de su edad, todos se creían la gran cosa, así que solo pudo llevarse con ambas chicas, que también tenían dinero pero eran todo menos quisquillosas.

Con la rubia tenia una gran amistad, eran unidos, eran como mejores amigos. A él le encantaba la personalidad hiperactividad de ella. Por lo tanto tenían sobrenombres.

Pero, con Camille era diferente. Era la niña de sus sueños. Era esa chica con carácter fuerte pero con personalidad cariñosa. Esa chica era con quien soñaba para que fuera su novia... Por eso, con todo lo que tenia, la estaba conquistando.

-Hola niña- sonrió él divertido, mirándola.

-Hola castaño- sonríe ella.

Improvisadamente él la abraza mientras desde la sala un chico de 13 años y una niña de 10 miraban a los jóvenes quinceañeros con diversión.

-Apuesto a que Camille se vuelve novia de Jacob dentro de poco-reta la niña con diversión.

-No quiero que mi hermana tenga novio, es muy joven aún-cela serio el chico provocando la risa cantarina de la niña.

-Si eres tonto... Pero lindo-aquello lo sorprendió pero mas lo sorprendió el cálido beso que dejó la niña en su mejilla.

-Que niña...-murmuró embobado, mirándola caminar hacía los mayores.

Y todo volvió a como hace rato. Cada persona se sumergió en conversaciones. Lo mayores, los adolescentes y los mas jóvenes. Cada quien hablaban, reían, comían o tomaban bebidas simples, en espera de la hora.

Era tan bonito estar reunidos con tus seres queridos, y aunque ellos no eran una familia eran unidos por circunstancias sin importancia pero que eran importantes para ellos. Por ello es bueno compartir con todos los que quieres y pasar momentos únicos, porque nunca se sabe si esas personas en tu vida de ahora estarán mas adelante.

Sorpresivamente, un timbrazo llegó al teléfono de Camille, sacándola de la conversación con su amiga y su enamo... amigo.

Sebastian

Después del festejo... ¿podemos salir? Lleva a Candelaria, que un amigo ira conmigo. Por favor...

Levantó una ceja y miró a su madre hablando con los demás mayores y después a la rubia y al castaño.

Yo

No se si pueda... Pero te aviso cualquier cosa. No te exasperes.

Sebastian

Muy bien :)

Ignoró el mensaje y siguió con la conversación con sus amigos, con inquietud.

En un momento Candelaria le dio por ir al tocador con urgencia y los dejó solos y Jacob aprovechó eso para acercarse mas a Camille, desconcertandola un poco.

-¿Que pasa?-inquirió ella confusa y nerviosa.

-Hace poco tu teléfono sonó ¿quien era?-curiosea él con suavidad, embobandola.

Pero al mirar sus ojos verde claro entró en conciencia, devolviéndola a la realidad y al problema, que a lo mejor, tendría.

-Era Sebastian...-murmuró tan bajo y mirándolo a los ojos con nervios.

Y como era de esperarse... El rostro de Jacob se transformó. Sus ojos se oscurecieron y su mandíbula se apretó, volviendo su cara mas seria y fría.

-¿Que quería?-sisea entre dientes con molestia.

-Me invitó a salir... Supongo que al reventón que se hará en...

-¡No irás!-la interrumpe con severidad, sorprendiéndola y enojandola.

-¿Disculpa?-reclamó incrédula-Ya le dije que si y voy a ir Jake, te guste o no-mintió enojada.

Jacob suspiro tratando de relajarse, aunque por dentro ardía y la miró suplicante.

-Por favor Camille, no vayas...-suplicó mas calmado y juntando sus manos, poniendo su carita inocente y eso a Camille la derritió.

-Puedes ir conmigo y...

-¡Si!-casi gritó asustándola y acercándose mas a ella-Perdón...-se alejó un poco con timidez-No me agrada para nada el ra...-Camille le lanzó una mirada molesta; no le gustaban los insultos o apodos ofensivos-Sebastian-gruñó-Quería invitarte yo pero no sabia como, así que si, vamos a ir y...

-¿A donde irán que no me llevan?-preguntaron interrumpiendolos.

Ambos giraron a Candelaria.

-Iremos al reventón...-habla Camille.

-¡Si, yo quiero ir!-interrumpe con emoción, mirándolos.

-Perfecto-interrumpió Jacob levantándose sonriendo, como si nada.

Camille bufa con molestia; nunca la tomaban en cuentan, siempre querían manejarla y eso la molestaba, pero lo dejó pasar porque de todos modos irían los tres. Estar con Sebastian, aquel chico de exóticos ojos, siempre la ponía algo incomoda.

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¡¡Feliz Año Nuevo 2018!!

Perdón por no haber actualizado antes, tuve problemas con la aplicación y no pude publicar...

Los amo, besos ;).

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