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Capítulo 39: Riesgo Calculado

Alguien una vez me pregunto que me satisface más: Hacer sufrir a mis lectores, hacerlos enojar, o llenarlos de felicidad. Creo que las tres son bastante difíciles y mi reto en los capítulo de esta historia es conseguir al menos uno, no siempre posible, pero sinceramente mi respuesta sería: ¿No puedes hacer los tres? Y como siempre uno tiene que intentarlo. Gracias por seguir leyendo.

Sinopsis: Si quieres fingir debilidad para incitar la arrogancia de tus enemigos, primero has de ser extremadamente fuerte porque sólo entonces puedes pretender ser débil (El Arte de la Guerra)

[...]

Tras cruzar la puerta de la sala de reuniones, Aizawa exclama:

—Tenemos que hablar sobre este plan.

Sentado en la mesa con un puñado de mapas frente a él, Katsuki no necesita mirarlo para indicarle que se acerque.

—¿Me has oído?

—Te oigo, pero cuando dices hablar en realidad significa "tengo algo que decir" así que estoy esperando que lo digas.

—En ese caso lo diré. Este plan es absurdo.

—¿Qué parte no te convence?

—Todo. No puedes confiar en que ninguno de ellos te diga la verdad.

—Eso lo sé.

—No, no creo que lo estés entendiendo. Jin está entrenado en la mentira, ha sido un traidor durante años y gracias a ello ha desarrollado una habilidad única para torcer la verdad hasta volverla irreconocible. Y no conocemos a esta mujer, no sabemos de lo que es capaz-

Bakugou abandona los mapas en la mesa y lo mira.

—Es una asesina y una rastreadora, una muy buena si me guío por lo que sé de ella.

—¿Y confiarás en su palabra?

—Ya dije que no confío en ninguno de ellos. La mujer es peligrosa, tiene los ojos de un depredador, reconozco a uno cuando lo veo, y tiene un instinto de primera, pero Kirishima está seguro de que puede manejarla, ¿no confías en tu alumno?

—Sabes que no es eso.

—Y te creo absolutamente cuando dices que Jin es un peligro, es imposible detectar cuando miente y sigue insistiendo en su inocencia lo que es admirable. Cualquier otra persona en su situación se habría rendido o habría intentado hacer un trato pero él insiste en mantener su charada.

—Está planeando algo.

—Probablemente.

—¿Y aun así pretendes seguir con este plan?

—¿Qué otra alternativa tenemos?

—Resistir. Esperar.

—Resistiremos, pero no podemos quedarnos aquí mientras el General sigue enviando a su ejercito contra nosotros. Logramos ganar el primer asalto, y seguiremos luchando pero a diferencia de nuestro enemigo nuestros recursos son limitados, nuestra fuerza no es absoluta.

—Cuando el ejército de Yuuei vuelva-

—Si vuelve.

—Volverá.

—Suponiendo que lo hagan, se marcharon para reaprovisionarse, ¿no es así? Cruzar el mar no es inmediato, y si tu teoría es cierta y el General intentó la conquista de Yuuei entonces tendrán que luchar. Si consiguen ganar y deciden volver no subirán a sus barcos sin un plan.

—Ahora saben del incienso.

—Cierto, e intentaran prepararse para él. Cuando vuelvan traerán refuerzos y posiblemente un plan de acción, y entonces el General los aplastará con el incienso del que no saben nada. El incienso es nuestra única debilidad, tenemos que quitarlo del tablero, tenemos que arrebatarle la única arma incapacitante que posee.

—No niego la importancia de tu plan, pero confiar en esos dos es abrir la jaula de la bestia.

—Y la enfrentaremos mirándola a los ojos y con la certeza de que un error podría costarnos la vida.

—No solo tu vida, estás arriesgando la vida de todos.

—No hay victoria sin riesgos.

—Dime que haces esto por la victoria y no para ir a buscar un cadáver.

—¿Por qué no puedo hacerlo por ambos?

—Porque no estoy seguro de que no llegará un momento en el que tengas que elegir. Si eso pasa, ¿qué harás?

—Luchar

La convicción que fluye en su aroma es aplastante, Aizawa se deja caer en la silla al otro lado de la mesa y suspira.

—¿Estás seguro de que esto funcionará?

—No, pero estoy seguro de que voy a intentarlo. Confió en los reportes que mis hombres me han proporcionado.

—¿Confías en Yō?

—¿Tú no?

—Ha pasado tanto tiempo con Jin, no sabemos lo que le dice, de lo que hablan. El bastardo tiene la lengua más dulce y venenosa que puedas imaginar.

—Yō es leal.

—¿Cómo lo sabes?

—Mi madre decía: Cuando tienes un grupo alfa, independientemente de la edad, todos son iguales, un montón de cachorros excitables y retadores, pero si realmente quieres conocer a uno observa como trata a un omega. Especialmente a uno que no le hace caso.

—¿Eso que significa?

—Denki confía en Yō.

—¿Y su opinión cuenta?

—En este asunto es la única que necesito.

—Eijirou cree-

—Kirishima tiene un proyecto en el que concentrarse, necesito saber si puede hacer su parte o si tengo que buscar un sustituto.

—Nunca dudes de la capacidad de mis alumnos ni de su compromiso.

—En ese caso solo hace falta... —se detiene bruscamente y su mirada se afila— O entras o te largas, ¿quién te enseño a escuchar tras la puerta?

Solo entonces Aizawa repara en la tenue esencia a pino que proviene de la entrada, no mucho después la puerta se abre.

—Estaba esperando mi turno, —dice Shouto al entrar— no tenía planeado interrumpir.

—¿Qué quieres? —pregunta Bakugou

—Hablar contigo.

—Pues habla.

—En primera diré que tengo serias dudas con respecto a tus planes-

—Puedes meterte tu opinión-

—Sin embargo, estoy a favor de intentarlo y por eso me gustaría acompañar a Eijirou.

—Shouto, no.

—¿Y poner en peligro mi plan?

—Escucha —dice Shouto avanzado hacia la mesa —envías a Eijirou porque él está familiarizado con la mujer, bueno, yo también. Viajé con ella-

—Yo no llamaría viajar a ser transportado como un costal de papas.

—Pasé mucho tiempo cerca de ella y me acostumbré a oír sus pasos y a controlar sus tiempos de descanso. Puedo ayudar a Eijirou a mantenerla bajo control.

—En tu estado-

—Mi pierna está bien, no he sentido molestias desde que sigo la rutina de calentamiento de Momo, puedo luchar, caminar y correr.

—Shouto, —interrumpe Aizawa— me gustaría que te quedarás aquí. Tu ayuda sería más valiosa-

—Estos son los hombres de Bakugou, no me obedecerán a mí. Y el resto son los hombres de Togata, que tampoco me obedecerán a mí. Aquí no tengo autoridad, la tendré cuando el ejército de Yuuei vuelva, hasta entonces tengo que ayudar de otra forma. Aprecio tu preocupación, maestro, pero ha pasado el tiempo de quedarse sin hacer nada.

Aizawa no tuvo el valor para llevarle la contraria, lo había educado casi desde el día en que aprendió a caminar y se había acostumbrado a tenerlo siempre bajo su cuidado, pero al final era Shouto quién tenía que encontrar y probar su valía como guerrero y no como el Príncipe.

—¿Y bien? —dice Shouto mirando a Bakugou— Sabes que soy la mejor opción. Ella quería capturarme, hazle creer que puede intentarlo, ¿qué dices?

Bakugou sonríe de tal forma que Aizawa conoce la respuesta aún sin oírla.

[...]

Durante todos sus años en prisión Denki nunca tuvo tiempo de despedirse de nadie, sus compañeros omega bajaban a las celdas oscuras y no siempre volvían. A veces la celda de un alfa se quedaba vacía durante mucho tiempo hasta que otro más venía a reemplazarlo. Rostros nuevos que lentamente se convertían en imágenes cotidianas que desaparecían sin rastro.

No, nunca ha tenido oportunidad de despedirse.

Y tal vez por eso su despedida con Eijirou amenaza con romperlo. Lo abraza y se deja abrazar, y no se atreve a llorar porque no quiere que eso sea una carga para el otro. Se besan con mucho cuidado y lentitud, memorizando esos pequeños detalles que alimentan el fuego en su interior: El peso de las manos de Eijirou contra sus mejillas, el roce de sus labios, su aroma espeso revoloteando a su alrededor.

—Denki —murmura Eijirou con angustia— realmente no quiero dejarte.

—Y no lo harás —responde Denki con firmeza negándose a tocar ese tema que ambos saben terminara por amargar la despedida— siempre estarás conmigo.

Y se besan durante horas hasta el momento en que Eijirou tenga que marcharse.

[...]

El aroma a manzanas cocidas es inquebrantable, no hay dulzura en él como Yō habría esperado, es un aroma acuoso y al mismo tiempo posee la estabilidad y densidad de un alfa adulto. Es el primer aroma de ese tipo con el que entra en contacto desde que fuera arrancado de su hogar.

Todos saben que el aroma alfa es potente y estalla en violentas oleadas desde la adolescencia cuando la ira los domina, pero conforme crecen el aroma se estabiliza, puede alcanzar el pico de su poder sin esfuerzo y mantenerlo ahí durante más tiempo. Jin ha entrenado su aroma para mantenerlo invariable, para convertirlo en una esencia familiar que no resulte amenazante.

Yō se sienta ahí a oírlo a hablar, a escucharlo crear sueños y escenarios tan tentadores que es sorprendente la forma como los concibe y los mantiene. Mientras habla su aroma no cambia, no se altera, no hay forma de saber si miente, no hay fluctuación alguna que revele lo que realmente piensa.

Cuando deja la celda para su reunión diaria con Bakugou el aroma a manzana lo persigue y se desvanece cuando entra en la sala de reuniones donde la presencia del alfa joven gobierna con una autoridad absoluta.

Yō nunca olvidará la primera vez que olió ese aroma. Madera y Humo. Roble oscuro que se quema hasta asfixiarte. Siempre recordara la sensación de sorpresa, la llamada que lo hizo enderezarse a mirar al grupo que se acercaba. Ese aroma sobresalía del resto, poderoso y embriagador y con una potencia que solo un joven puede exhibir. Respondió a él sin dudar, luchó bajo sus ordenes aún sin conocerlo, tan solo guiado por la fiereza que brillaba en él.

Sentado junto a Kirishima mientras comparten sus informes sobre los prisioneros, Yō es acorralado por el aroma a madera quemada. Su intensidad y fiereza son diferentes a los de Jin; mientras uno busca establecer un contacto, el otro les hace saber su determinación.

Es fácil perderse en uno o en otro, es fácil sentir anhelo cuando Jin construye sus quimeras con una voz calmada que promete eternidad. Es fácil sentir la ira de su encierro cuando esta palpita en el aroma que rodea a Bakugou.

Siempre ha sido así, el aroma de un alfa líder siempre destaca entre el resto como una campanilla que nadie puede ignorar. Incluso el aroma a mirra perteneciente al jefe de los barbaros se impone sin esfuerzo y los suyos se someten a él de buen grado.

Y es simplemente porque un alfa leal seguirá a su líder escogido sin importar nada, porque se alimentan de su fuego, de su aroma, de la fuerza que emana de él y la decisión que lo mueve.

Tres líderes, diferentes en su intensidad, poderosos a su manera y absolutamente majestuosos.

Es difícil decir quién de ellos es mejor o quién vencería, pero si la cuestión fuera qué aroma es mejor, Yō siempre elegiría el aroma a naranja.

Cuando Denki se reúne con él para comer Yō bebe de su cítrica esencia hasta que el resto de los aromas pasan a segundo plano. Denki que se ríe y brilla con una dulzura fresca; cada vez que sonríe vuelve a ser un niño tras un puesto ofreciéndole un bocadillo dulce.

Y no puede evitar sentir tristeza cuando detecta en él un destello de azafrán, demasiado tenue pero inconfundible.

[...]

El aburrimiento de Toga desaparece al escuchar pasos atravesar el pasillo. La celda está a oscuras, de vez en cuando el celador apaga la antorcha, especialmente si quiere dormir, eso la beneficia pues en la oscuridad sus sentidos se afilan y puede sentir cada gesto del salvaje que custodia la celda.

Como ahora, cuando percibe a su perro guardián levantarse sacudiéndose los pantalones, oye roce de su mano con la tela y el ritmo pesado de sus pasos cuando se acerca a la escalera.

Una luz irrumpe en la entrada y un pequeño grupo descienden, a la cabeza marcha el salvaje rabioso de los ojos rojos que se detiene a tres pasos de su celda con una llave visible en su mano.

Oh, sí, sí.

—¿Estás dispuestas a hacer un trato?

—Por supuesto —responde Toga con calma— te entrego el cuerpo del espía y tú me dejas ir.

—Entenderás que no confío en ti.

—Eso demostraría que los salvajes pueden ser sensatos.

—Este es el trato entonces. Dos de mis hombres irán contigo-

—Oh, ¿tú no vienes?

—¿Por qué debería ir a recoger un cadáver? A menos que haya una razón por la que insistas en que viaje contigo.

Perro listo.

—Nada de eso, solo creí que vendrías.

—No, tengo cosas más importantes que hacer que buscar un cadáver.

—Lo que digas.

—Como decía, este es el trato. Dos de mis hombres irán contigo, a ambos los conoces.

Tras él dos salvajes dan un paso al frente sin llegar a la distancia de su líder. Y en efecto, Toga conoce a ambos. Uno de ellos es el blandengue de su celador y el otro es el famoso príncipe.

Oh, mucho mejor, sí, señor, muchísimo mejor. El General estará feliz de darte la bienvenida.

—Ellos te acompañarán hasta el cadáver del espía, una vez que Todoroki confirme que es él te dejarán marchar. Están autorizados para matarte en caso de que rompas tu parte del trato, ¿lo entiendes?

—Por supuesto.

—Para dejarte salir tendrás que usar una venda hasta que ellos no te permitan quitártela, Y tampoco podrás moverte libremente, estarás encadenada y seguirás así hasta que cumplas lo que prometiste.

—Cadenas, cadenitas, en mis manos y en pies~ —se ríe— Lo acepto.

Cualquier cosa con tal de salir de aquí. Cuando esté afuera no habrá nada que pueda detenerme.

—De rodillas.

Ella obedece con las manos a la espalda, cuando el salvaje abre la puerta de su celda Toga le sonríe. Sus ojos iracundos son lo último que ve antes de que le cubran los ojos. Nota el frío mordisco de la cadena contra sus muñecas y su peso en los tobillos.

No hace falta que se levante, uno de los salvajes lo hace por ella y de inmediato el mundo de Toga sufre un revés cuando ese mismo alguien la coloca sobre su hombro como un saco lleno.

Intenta contar los pasos pero el rumor de las pisadas que caminan con ellos hace imposible la tarea y como no la han dejado caminar le resulta imposible guiarse. Todo huele a humedad y tierra, hasta que salen a la superficie y Toga aspira el maravilloso aire fresco de la libertad.

Oye más voces, murmullos que no alcanza a distinguir, pero el salvaje que la carga no se detiene, no hacen pausa alguna, no hay forma de que Toga pueda estudiar con calma su fortaleza, su número o la organización del interior.

Lo único que puede hacer es colgar de ese hombro desconocido mientras avanzan, pero no importa porque Toga está afuera y nadie volverá a meterla en una celda.

[...]

Desde lo alto de la muralla, la vista de Katsuki sigue el movimiento de las dos siluetas que se alejan hasta perderse de vista al internarse en el bosque. A su lado el aroma de Aizawa delata su nerviosismo y el de Togata sigue cubierto con ese tipo de ira que habla de pérdida y venganza.

—Ahora no hay marcha atrás —dice Katsuki girándose para encararlos— ¿cada uno entiende lo que tiene que hacer?

Dos asentimientos cortos.

—¿Has decidido a quien te llevarás? —pregunta Aizawa

—Togata me ha cedido a Inasa, con él seremos cinco, no puedo llevar un grupo más grande o podríamos perderlos pero una vez que Yō se nos una seremos seis, con eso deberá bastar.

—Resistiremos —dice Togata sonriendo

—Así lo espero —responde Katsuki— porque cuando vuelva no lo haré solo.

—¿Cuándo se irán?

—Aún estamos ultimando los detalles, no quiero que sospeche. Lo más pronto será en cinco días.

Pero no tuvieron cinco días.

Apenas tres días después de la partida de Eijirou un grito de alarma se eleva de una de las torretas de vigilancia mientras los fríos tonos del anochecer tiñen el cielo.

—¡Noumu!

Desde que Neito había llegado con la noticia que el General controlaba de alguna forma a las bestias y que las usaba para proteger los túneles, Katsuki había pasado horas sentado con Togata aprendiendo sobre ellas.

Jirou y el resto de los barbaros habían dedicado tardes enteras entrenando a los demás, identificando puntos débiles y la forma correcta de matarlas. Así pues, cuando el grito noumu se oyó desde lo alto la mayoría de inmediato supo que esperar.

Katsuki intercepta a Aizawa mientras corre a tomar posiciones a la muralla.

—Togata se queda al mando, pero tú estás a cargo de los míos.

Aizawa se tensa.

—¿Ahora?

—No tendremos una mejor oportunidad —dice Katsuki antes de echar a correr hacia la entrada.

—¡No hagas ninguna estupidez!

[...]

Dabi conduce a su montura lejos de la parte frontal del grupo mientras las bestias se lanzan con hambre ciega contra los salvajes a las afuera de los muros; no puede evitar silbar con sorpresa cuando descubre que los detalles proporcionados por Kurogiri carecen de precisión y profundidad.

Las defensas instaladas alrededor, las construcciones que han empezado a erigir en la zona exterior cerca de los muros, los pozos con estacas, los arqueros bien alineados y formados en las almenas altas, todo habla de un grupo bien organizado y no solo la pandilla de salvajes prófugos que se supone causaba problemas.

Dabi usa su bestia para estudiar los alrededores tratando de adivinar la cantidad de salvajes que luchan, luchando por discernir su formación y especialmente buscando a su líder pero es difícil distinguir a alguien entre el grupo de animales y salvajes que luchan con furia encarnizada.

Su diversión va disminuyendo conforme los noumu empiezan a caer, los salvajes no entraron en pánico como Kurogiri dijo que sucedería; por el contrario, se lanzaron a luchar en una formación cerrada usando lanzas para defenderse y atacando los puntos vulnerables de los noumu.

Las bestias caen no sin antes arrastrar a los salvajes con ellos

Dabi no espera a ver el resultado de la batalla, azuza su montura y vuelve sobre sus pasos.

El General va a necesitar más que solo un grupo de bestias o soldados para tomar esta fortaleza.

[...]

A Jin le gusta murmurar mientras mantiene su aroma estable, aún en la oscuridad sabe que Yō lo escucha. Usualmente es el mismo Yō el que lo manda a callar, pero en esta ocasión es él quien guarda silencio cuando detecta la fluctuación cítrica que va creciendo conforme su dueño se acerca.

En ella se huele el pánico y la incertidumbre.

—¡Yō! —Denki baja los escalones de dos en dos balanceando una antorcha junto a él— ¡Yō!

Yō reacciona ante el aroma, se pone de pie y su instinto es acercarse para ofrecerle consuelo.

—¿Qué pasa?

El aroma de Denki se sacude, es amargo y espeso, la esencia pura del miedo. Jin se relame en él.

—¡Es Bakugou! —el muchacho tironea de su brazo pero le tiemblan las manos así que Yō envuelve una de ellas entre las suyas.

—¿Qué sucede?

—Las bestias llegaron, están atacando el muro exterior. Estaban contenidas, Bakugou estaba- —se atraganta y se obliga a respirar— una bestia lo-

Se interrumpe de nuevo y esta vez es Jin quien se pone de pie, atento y listo.

—¿Está bien? —pregunta Yō repentinamente pálido

—¡Esas cosas le cayeron encima! —responde Denki —¡Togata tomó el mando! Aizawa está llamando a todos. ¡Tienes que venir!

Lo jala con intención de conducirlo hacia las escaleras pero Yō no se mueve, la sorpresa lo ha dejado mudo.

—Ve y muere, cachorro —dice Jin— Ahora que tu líder ha caído, es lo único que puedes hacer.

—¡Cállate! —ruge Denki mirándolo con sus preciosos ojos dorados abnegados en lágrimas— ¡Esto no tiene que ver contigo!

—Piénsalo, Yō, todo lo que te he dicho, todo lo que te he prometido puede hacerse realidad. Todo lo que quieres puede estar al alcance de tu mano.

El aroma a Jin crece, se potencia, abandona toda calma para crecer en un grito de autoridad absoluta. Es tal su poder que Denki se calla y trastabilla aplastado por la esencia, eso parece despertar al cachorro.

—¿Lo prometes? —pregunta y Jin sonríe.

—Por supuesto.

Y el regocijo de Jin estalla cuando Yō finalmente rebusca las llaves en los bolsillos de su pantalón y se apresura a abrir la reja. El gesto saca a Denki de su mutismo.

—¿Qué estas haciendo? ¡Yō!

Corre hacia él pero se detiene cuando Jin cruza la puerta abierta de su celda, de inmediato da media vuelta y corre hacia las escaleras.

Jin lo alcanza antes de que las suba y lo sujeta en una llave férrea.

—¡Suéltalo! —dice Yō

—Un momento, cachorro, no queremos que dé la alarma, ¿verdad?

Y Jin se asegura de no soltarlo ni siquiera cuando los brazos del omega se desploman a sus costados segundos después aunque si se asegura de aflojar la presión en el cuello.

—¡Suéltalo!

—Saca a mis hombres primero.

La feroz expresión del cachorro divierte a Jin, pero no hay tiempo que perder. Vuelve a imponerse y sonríe cuando finalmente el muchacho abre las otras celdas.

—¡Ahora suéltalo!

—Escucha, cachorro, lo soltare cuando estemos fuera de aquí, ¿de acuerdo? —la respuesta de Yō es rechinar los dientes, su aroma es una amenaza que Jin encuentra adorable—Muy bien, ahora necesitamos uniformes para no ser detectados.

—...hay un armario cerca de aquí.

—¿De verdad?, qué bien. Pues vamos.

Yō los guía con la antorcha por pasillos vacíos, el armario tiene uniformes completos y en buen estado. Jin espera en silencio mientras sus hombres se visten y después encarga al omega con uno de los suyos mientras él mismo termina de cambiarse.

—Tú delante, cachorro —le dice a Yō cuando el omega inconsciente vuelve a sus brazos.

La expresión de Yō mientras ve al omega es para reírse, pero Jin procura no hacerlo, lo que menos necesita ahora es lidiar con el orgullo herido de un pequeño alfa.

Yō los conduce por pasillos largos hasta el patio interior, su aroma espeso y enfadado los rodea y ellos se aseguran de mantener el suyo bajo control esperando así ocultar su presencia.

Una vez fuera Jin se asegura de respirar profundamente, no detecta el aroma a madera, pero si el de la mirra, violenta y feroz, comandando al resto. El caos de la batalla, los heridos y la mezcla de aromas consigue mantenerlos oculto mientras se apresuran cruzar el patio interior.

—¡Yō, a dónde vas!

Jin no se gira a oír la voz, mantiene su paso firme con el omega entre sus brazos.

—¡Aizawa me ha mandado a llamar! —responde Yō sin detenerse

Las puertas están abiertas y, con excepción de los arqueros, los habitantes de la prisión se hallan afuera luchando contra las bestias. El grupo de Jin se unen al resto cubiertos con su uniforme completo y las máscaras que cubren toda su cara.

Sus hombres toman la delantera y son ellos quienes consiguen mantener a los noumu bajo control mientras se abren paso por la zona lateral.

Se pegan a los muros de la prisión y se alejan de la refriega.

—¡Hey!

El grito resuena a lo lejos pero Jin no se detiene a mirar, echa a correr hacia la línea de árboles con el omega al hombro. Escucha el grito ahogado de uno de sus hombres y eso tampoco lo detiene. Corre entre los arbustos y los árboles hasta que el rugido de la batalla empieza a extinguirse.

Y solo entonces se ríe.

[...]

—Tengo un plan—fue lo que dijo Bakugou apenas Denki colocó la bandeja de comida frente a él.

Había vuelto a su usual rutina de inspección general, reuniones tácticas, solución de problemas, y planeaciones futuras. Incluso había retomado sus sesiones a puertas cerradas con Yō y Eijirou. La única diferencia era que había confiado sus patrullajes en el exterior a Yosetsu que seguía saliendo con su grupo para inspeccionar la zona y vigilar el perímetro. En cambio pasaba horas interrogando a Neito que en varias ocasiones había apelado al buen corazón de Momo para sacarlo de su habitación. También pasaba mucho tiempo con Togata, aprendiendo sobre las bestias que Neito decía pululaban en los túneles inferiores de la Ciudadela.

Bakugou había estado tan ocupado retomando toda su actividad anterior desbordando energía fresca y resolución, que Denki no había podido hablar con él desde aquella tarde en que se sentaron a charlar, así que al oírlo no perdió tiempo.

—Muy bien, oigámoslo —dijo e inmediatamente tomó asiento en una silla cercana—. ¿Cómo vamos a llegar a la Ciudadela?

—Haré un trato con la mujer.

—¿La prisionera?

—Sí. Sabe como entrar, planeaban llevar al príncipe así que es lógico que sepa de al menos una entrada.

—¿Confías en que te dirá la verdad?

—No. Incluso si se lo pidiera y ella accediera a decírmelo nunca podría confiar en que no me esté guiando a una trampa.

—¿Y entonces cómo vas a convencerla?

—Vamos a engañarla. Ella quiere salir, es obvio que cree que tiene oportunidad de escapar, así que la dejaremos salir para que nos guíe hasta el cuerpo del espía.

—Pero no hay cuerpo.

—No, y en cuanto este lo suficientemente lejos y en terreno conocido buscará la oportunidad para escapar. Y cuando lo haga, mis hombres la seguirán; con suerte nos llevará hasta la Ciudadela.

—¿No irás tú?

—Enviaré a Kirishima.

Algo tembló en el interior de Denki, se parecía al miedo que se agitaba en él usualmente solo que este no era por su propio bienestar.

—¿Por qué él?

—Porque ha pasado suficiente tiempo para familiarizarse con sus gestos, porque ella estará al pendiente de él y eso tal vez consiga distraerla. Necesito que alguien que pueda leerla vaya con ella.

—Si crees que él puede hacerlo, lo hará.

—No negaré que existe un riesgo de que él no vuelva, pero estoy seguro de que hará todo lo posible por hacerlo.

Es curioso ese miedo, se revuelve y se agita y no es el mismo que siente cuando su propia vida es la amenazada.

—No lo enviarás solo, ¿verdad?

—No, alguien más lo acompañará, todavía no decido a quién, pero solo será otro. Debemos hacer que ella confíe en que puede burlarlos o someterlos a ambos, debemos crear una situación lo suficientemente creíble para que no sospeche de nuestras verdaderas intenciones.

—Ese otro no serás tú, ¿verdad?

—No

—¿Por qué?

—Porque necesito concentrarme en el plan principal

—¿No es ella tu plan A?

—No, ella es el plan B.

—¿El plan A involucra al otro prisionero?

—Así es

—¿Y por qué ella es el plan B?

—Ella está entrenada en el rastreo, estuvo tras la pista de Izuku y su grupo desde antes, incluso tuvo éxito rastreando al príncipe, y cuando estábamos tras su grupo nos detectó. Tuvimos que abortar nuestro ataque de esa noche porque ella dio la alarma antes de lo esperado, es una mujer de cuidado y cabe la posibilidad de que si descubre que la siguen decida refugiarse en alguna fortaleza cercana en lugar de llevarnos hasta la Ciudadela. Es un plan que si bien es prometedor también involucra un riesgo de fracaso alto.

Tras pensarlo cuidadosamente, Denki preguntó: —¿El alfa traidor no involucra también un riesgo?

[...]

Desde que Denki abriera los ojos para encontrarse maniatado con una mordaza en la boca, su aroma a naranja ha mantenido un nivel de amargura constante, después de pasar semanas con la frescura de su risa el cambio es casi insoportable para Yō.

—No se la quites —dice Jin cuando Yō hace ademán de quitarle la mordaza a Denki

—Voy a darle de beber.

—Ya lo hago yo.

—¡Lo haré yo! —se asegura de mirarlo fijamente a la cara y no vacila aunque aroma a manzanas cocidas cae sobre él con fuerza.

—Bien —gruñe Jin— pero si grita le quitaré la lengua.

—¡No lo tocaras!

—Entonces asegúrate que no grite.

Jin se queda vigilando, Yō procura ignorarlo mientras remueve con calma la mordaza. Denki lo mira con una expresión de fría colera.

—Tienes que beber, por favor. Si no lo haces ahora no podrás beber hasta mañana.

Dado que salieron con prisa su equipo de viaje se componía de los tres odres de agua que tenían en la celda y de los cuchillos que Yō y Denki llevaban encima, los cuales fueron requisitados por Jin a la primera oportunidad. Podían cargar agua sin problema, pero Jin había impuesto una marcha rápida e inmisericorde, reduciendo los descansos a una simple parada por día.

Jin quería alejarse lo más pronto posible de la prisión aprovechando el caos de la batalla y la desorganización posterior.

—Más aún —había dicho mientras ataba a Denki— si el cachorro líder ha caído es probable que tarden en enviar un equipo tras nosotros, aunque no es un riesgo que vaya a correr.

La caída de Bakugou lo ponía especialmente de buen humor y cada vez que la mencionaba sonreía.

—Bebe, Denki —repite Yō con el odre cerca de su boca.

Tras un largo silencio Denki acepta el agua.

—Todo estará bien —dice Yō con calma y con el pequeño pañuelo que guarda en su pechera se pone a limpiar el sudor de la cara de Denki.

—Esa es una promesa demasiado grande, cachorro.

—Si quieres mi ayuda lo trataras bien —dice Yō — y me dejarás estar con él sin que estés parado mirándonos.

—Lo siento cachorro, puedo prometerte la primera, pero no la segunda.

Jin lo aparta para volver a colocar la mordaza en la boca de Denki, entonces sin perder tiempo lo alza para cargarlo sobre su hombro.

—Ahora vamos, ya hemos descansado lo suficiente.

Jin le da la espalda y Denki alza el rostro con una mirada fija y esperanzada, asiente en silencio y Yō deja caer el pañuelo de su mano asegurándose de que nadie más lo nota, después toma otro del bolsillo secreto que tiene en su chaqueta y lo coloca en el mismo lugar del anterior.

Solo entonces sigue a Jin.

[...]

—¿El alfa traidor no involucra también un riesgo? —dijo Denki

—También lo hace —respondió Bakugou— la diferencia está en que a ese puedo medirlo. Ella tiene una ventaja, no tiene aroma, no como nosotros, con Jin su facilidad para controlar su aroma es su arma y a la vez su debilidad.

—¿Por qué?

—Porque confía demasiado en sí mismo, confía demasiado en que podrá mentir sin verse descubierto, y porque nadie puede controlar su aroma de manera perfecta sin descuidar a su vez la habilidad para leer al resto. Jin es uno de los nuestros y por tanto puedo anticipar la forma como responde su orgullo y su sangre. Es un alfa, sé cómo reaccionará en circunstancias de estrés y dominio.

—Desde que lo trajiste, Aizawa no ha dejado de repetir lo peligroso que es.

—Y es peligroso.

—¿Por qué crees que sabe el camino hacia la Ciudadela?

—Viajaba con la mujer, además tiene comunicación directa con el General eso significa que no es un peón cualquiera. No me queda duda que conoce la entrada.

—¿Y por qué crees que aceptara llevarte hasta allá?

—No me llevará a mí, su orgullo nunca le permitiría hacer un trato conmigo así que no perderé mi tiempo intentándolo porque no quiero advertirle de mis intenciones. Planeo enviar a Yō con él, y nosotros los seguiremos.

—¿Yō? Pero el alfa sabrá de inmediato que es una trampa.

—No si lo hacemos creer que Yō es un traidor.

—¿Cómo harás para que piense eso?

—Haciéndole creer que ha convencido a Yō de obtener lo que quiere —lo dijo mirándolo a los ojos y de inmediato Denki lo entendió.

El miedo volvió a sacudirse, era diferente de la vez anterior más primitivo y visceral. Asintió con lentitud y suspiró.

—Se me hizo extraño que compartieras tus planes conmigo sin tener a Aizawa o Inasa aquí, supongo que ahora ellos no pueden protestar.

—En este asunto no tienen voz. La decisión es tuya. Es mi plan principal pero no sino aceptas participar.

—¿Y si digo que no?

—Buscaremos otras opciones. El plan con la prisionera pasará a tener prioridad y aceptaré la oferta de Togata de enviar centinelas a barrer las montañas en busca de una entrada.

—Pero en realidad no crees que las encuentren.

—Las montañas son vastas, encontrar una entrada con un grupo pequeño no es viable a corto plazo pero tampoco poseemos los suficientes hombres para iniciar una maniobra a gran escala. Varias aldeas se ubican cerca de su base, enviar centinelas ahí es arriesgarnos a revelar nuestra posición al General, sin mencionar que Aizawa ha sido claro en que todos los espías enviados a las montañas han desaparecido. Así que enviar un grupo grande está fuera de discusión, enviar uno pequeño tomaría meses pero puede hacerse. Ten la confianza de que aun si te niegas tendremos opciones.

—No muchas.

—Nunca hemos tenido muchas para empezar.

—¿Qué pasa si te digo que sí?

—Te explicaría cómo lo haremos, después nos sentaríamos a hablar con el resto, y estudiaríamos todos los posibles fallos, errores y circunstancias que puedan darse. Nos sentaríamos con Yō a revisar punto por punto cada paso del plan hasta que no queden dudas, pero no tienes que decidirlo ahora. Es una decisión difícil y entiendo que necesites tiempo para pensarlo, solo te pido que no lo discutas con nadie, no por ahora al menos. Y mientras lo decides, ve y visita a Yō, charla con él, estúdialo y decide si puedes confiar en él en una situación así.

—Tú confías en él.

—Yo confío en todos mis hombres, me son leales y los conozco lo suficiente para saber cuándo me mienten y cuándo algo les molesta, pero soy un alfa. Los omega no confían de la misma forma y mantienen una guardia inconsciente cuando están cerca de uno. No puedo enviarte con él si tú no confías en él, ¿lo entiendes?

—Sí.

—Entonces ve, sé que has hablado con él y sé que lo tratas con familiaridad, pero necesito que utilices tu instinto omega para decirme si podrá resistirse al influjo de Jin cuando se aleje de mi autoridad ya sea por lealtad a mí o por el afecto que te tiene.

Denki asintió con calma, antes marcharse lo miró por última vez.

—Si hacemos esto, ¿sacaremos a todos?

—Solo un estúpido te contestaría que sí —respondió Bakugou inclinándose hacia él— La situación que hay en la Ciudadela es completamente diferente de la que había en la prisión. Los omega están en muy mal estado, no podrán luchar y sus alfa priorizaran su seguridad sobre todo, no será una batalla fácil, no será una victoria inmediata, perderemos a muchos, eso no puede evitarse, pero trataremos de minimizar las perdidas todo lo que se pueda. No te voy a mentir, es un plan peligroso, para ti, para Yō, para todos los que dejo atrás, pero si algo puedo prometerte es que iré tras de ti y haré todo lo que este en mi mano para sacarte de ahí.

La incertidumbre creció de forma imparable en su corazón, pese a ella Denki intentó sonreír.

—Gracias por ser honesto, Kacchan —trató de marcharse, pero una mano lo aferró por la muñeca.

—Mi nombre es Katsuki —dijo Bakugou mirándolo con calma

—Bonito nombre —dijo Denki—. Pero me gusta más Kacchan.

Bakugou sacudió la cabeza con lentitud.

—Solo hay una persona a la que le permito usar ese nombre.

Denki sonrió, repentinamente enternecido.

—En ese caso, Kat-su-ki, me voy a ofender porque no puede ser que hayan pasado meses hasta que te dignaras a decirme tu nombre.

Bakugou apartó el rostro antes de que Denki pudiera ver su expresión.

—Anda, vete, Kirishima te estará esperando para comer.

[...]

Katsuki encontró el pañuelo junto al tronco de un árbol, olía a naranja, la inconfundible esencia de un omega.

—Tres días de ventaja —dijo Inasa cuando terminó de examinar la zona— Nos estamos acercando.

—Mantendremos el ritmo, no debemos alertar a Jin.

Su grupo asintió y se pusieron en marcha.

[...]

n/a

Tengo varias notas sobre este capítulo y lo que sigue:

Uno: Este capítulo tiene una de las últimas citas que remarqué del libro el Arte de la Guerra, el cual estuve ojeando una y otra vez durante la última parte porque el plan de Katsuki había sido mi plan desde que Izuku fue capturado. Me ha tomado muchísimo más de lo que creí llegar aquí y la verdad es que me ahorré un par de batallas para no perder de vista el panorama general.

Dos: Despídanse de Katsuki porque no lo volveremos a ver hasta dentro de un rato, un par de capítulos al menos. Me temo que volveremos un poco en el tiempo hasta el momento en que Izuku decidió ir a meterse a los aposentos del General y como fue que llegó con Neito y Hitoshi, también sabremos que fue de Hawks.

Tres: ¿Qué está pasando en Yuuei? Después de la batalla no sabemos que sucedió y no sabremos hasta verlos llegar me temo.

Cuatro: Siendo honesta iba a terminar el capítulo con la "traición" de Yō, y en el que seguía la batalla contra las bestias noumu y otras escenas de la prisión tras el ataque, pero al final reestructure todo para que el plan de Katsuki quedara listo en un solo capítulo y así no se pusieran a maldecir su nombre hasta quedarse sin aire. Y de paso para que la integridad de la autora se mantuviera intacta.

Cinco: Dado que vamos a volver con Izuku voy a tomar unas tres semanas de pausa en BF para hacer el bosquejo general de los siguientes capítulos porque es momento de conocer por fin los planes del General que ya por ahí alguien ha ido tanteando con eso y de hecho alguien -en algun momento- hace unos quince capítulos hizo un comentario casual que resulto ser absolutamente cierto y que estoy esperando para compartirlo con el resto.

Seis: Junto con esa planeación, voy terminar Hazuki pues ya va siendo hora, y le adelantaré a más capítulos Hanami que mi colchoncito de capítulos ya se acabó. También voy a avanzarle a otro fic que estoy escribiendo. Y todo esto porque estoy viendo si me ocupare a finales de Julio o si estaré libre, si me ocupo al menos tendré material suficiente para que las actualizaciones no se tarden demasiado y si estoy libre habrá más actualizaciones. En fin, gracias por leer y acompañarme. Saludos. 

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