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𝗾𝘂𝗶𝗻𝘇𝗲. 𝗹𝗲 𝗿𝗲𝘁𝗼𝘂𝗿

capítulo quince:
el regreso

El 1 de septiembre llegaron a la estación de King's Cross con tiempo de sobras para subir y acomodarse en sus compartimentos. Nashira caminó con su reluciente insignia de Premio Anual sobre la túnica, llevando la jaula de su lechuza nueva con una elegancia que no era normal. Echo ya se había encargado de colocar sus baúles en los compartimentos, y se desapareció en cuanto acabó su tarea. Perseus se perdió de vista en cuanto vio a su compañero, Barty Crouch, por el pasillo del tren, mientras que no dejaban de hablar a tal velocidad que Capella dudó si eso era inglés. Capella y Deneb se despidieron de su padre, su hermano mayor y Leonor, quien también les había acompañado. 

—¿Te quedas conmigo durante el viaje? —le preguntó Capella a su hermana pequeña. 

—Sí —asintió la chica, moviendo su cabeza arriba y abajo muy deprisa. 

—Vamos a buscar el compartimento donde Echo ha dejado los baúles. 

Cuando llegaron, Josephine ya se encontraba ahí, sentada. 

—¡Ella! —saludó alegremente cuando entró—. ¿Qué tal todo? ¿Estás mejor? 

—Hola, Josie. Bueno, estoy algo mejor, supongo —contestó Capella. Sabía que sus amigas estaban muy preocupadas por cómo se encontraba después de su primer verano sin su madre—. Te presento a mi hermana, Deneb. Va a ser su primer año. 

—Me alegro de conocerte —dijo con sinceridad la castaña—. Soy Josephine, pero puedes llamarme Josie. ¿Estás emocionada con tu primer curso? 

Las dos se enfrascaron en una agradable conversación, y Capella sonreía viendo que Deneb parecía estar feliz. Josephine era la persona indicada para animar a alguien. 

Coraline llegó poco después, apenas un minuto antes de que el Expreso de Hogwarts se pusiera en marcha. Había tenido que correr por toda la plataforma porque llegaban tarde gracias a su hermano pequeño, Adler, quien iba a comenzar su tercer curso. 

Ya que Emmeline había sido nombrada prefecta, se quedaron las cuatro solas en el compartimento durante al menos una hora, cuando Capella y Deneb salieron a buscar a Sirius para verle. 

—¡Den, Ella! —las saludó cuando abrieron la última puerta del vagón del fondo, donde siempre se encontraban los amigos de su primo. 

Deneb corrió a darle un abrazo que Sirius aceptó de buena gana, y después abrió sus brazos para que Capella también le diera un abrazo. 

—Nos has abandonado —dijo en tono de broma Capella, una vez se separaron—. Espero que estés bien viviendo con James —añadió con una sonrisa. 

—Mis padres le tratan mejor que a mí —aseguró James, con una mueca graciosa. 

Pasaron una media hora hablando con los tres chicos, riendo mientras les contaban los planes que tenían para ese curso. 

—Con todas las horas libres, tendremos tiempo de sobras para hacer bromas —comentó feliz Peter. 

La puerta se abrió y Remus entró pareciendo cansado de la reunión de prefectos, aunque Capella no podía culparlo por ello; Nashira era la Premio Anual y estaba segura de que no les había puesto las cosas fáciles. En cuanto vio a Remus, la cara de Sirius se iluminó notablemente, luciendo más feliz de lo que estaba antes. 

Estuvieron unos minutos más hablando con ellos, hasta que Capella decidió volver a su compartimento anterior porque Emmeline debía haber vuelto y quería verla. 

Horas más tarde llegaron a la estación de Hogsmeade, y Capella se despidió de Deneb, quien siguió a Hagrid y todos los niños de primero. Capella se subió con sus amigas a uno de los carros que les llevaban al castillo y tardaron poco en entrar al Gran Comedor y sentarse en la mesa de Gryffindor. 

La Ceremonia de Selección tuvo lugar a los pocos minutos, la profesora McGonagall sacó el pergamino con todos los nombres apuntados y comenzó a leer:

—Acker, Daniel. 

Un niño de pelo marrón anduvo con paso resuelto y se sentó en el taburete. 

—¡SLYTHERIN! —gritó el Sombrero Seleccionador después de unos segundos en silencio. 

—Black, Deneb —llamó la profesora McGonagall. 

La pequeña parecía más nerviosa que nunca cuando dio unos indecisos pasos y se sentó. El sombrero le tapó la cara y habló en su mente:

De nuevo una Black… ¿Serás una Slytherin como la mayoría de tu familia?, ¿o tú también tienes ansias de salirte del camino tradicional? 

Si bien no pudieran verlo, Deneb apretaba con fuerza los ojos, esperando lo que fuera a decirle el sombrero. Ella, a pesar de haberse pasado años pensándolo, no sabía qué decidiría. No quería decepcionar a su hermana, necesitaba que Capella siguiera queriéndola, y aunque sabía que lo seguiría haciendo incluso si clasificara en Slytherin, no sería lo mismo. Pero tampoco sabía si podría soportar ser tachada de traidora.

Veo que eres algo indecisa, bueno… Si no quieres que la elección recaiga sobre ti, creo que me haré cargo de esto… Por más que miro, el único sitio donde de verdad encajarás es ¡HUFFLEPUFF! 

Deneb se quitó el sombrero con manos temblorosas y caminó hacia la mesa de Hufflepuff, envuelta en calurosos aplausos. Mientras Capella también le aplaudía desde la mesa de los leones, en su mente se cruzaban todo tipo de pensamientos. Estaba feliz porque Deneb fuera a Hufflepuff, era una buena casa y la cuidarían mucho ahí. Pero su padre no iba a estar nada contento, y no podía dejar que le hiciera lo mismo que a ella.

Cuando el banquete y el discurso de Dumbledore terminaron, Emmeline se levantó y junto a Dirk Cresswell condujeron a los niños de primero hacia la Sala Común de Gryffindor, despidiéndose rápidamente de sus amigas. Capella vio cómo su hermana pequeña, junto a los demás Hufflepuff de primero, seguían a los dos prefectos de su casa. Le dijo adiós con la mano a Deneb, y ella le correspondió el gesto con una sonrisa nerviosa. Hablaría con ella durante el desayuno de la mañana siguiente. 

Subió junto a Josephine y Coraline a la Torre de Gryffindor, le dijeron la contraseña a la Señora Gorda y enseguida llegaron a su habitación, la segunda puerta más abajo de la escalera de las chicas. Emmeline llegó un par de minutos más tarde y las cuatro pasaron el rato hablando hasta que cayeron dormidas. 

A la mañana siguiente, Capella esperaba en su mesa a que repartieran los horarios para poder ir a ver a su hermana. 

—Ella, ¿qué tal? —saludó Gordon, sentándose a su lado. 

—Bueno, todo lo bien que puedo —respondió Capella con una mueca. 

—Nada que un café no pueda arreglar. 

Gordon le sirvió en una taza y se la tendió. Capella la aceptó, olvidándose de que no iba a desayunar ahí porque tenía tanto sueño que el café parecía su única solución. McGonagall pasó repartiendo los horarios y juntos se dedicaron a leerlos. 

—Dos horas de Pociones con Slytherin para empezar bien el día —dijo con ironía Gordon—. Defensa Contra las Artes Oscuras después del descanso. ¿Quién será el nuevo profesor? Ayer no estuvo en el Banquete de Bienvenida y tampoco le veo hoy en la mesa de los profesores. 

Se asomó entre las cabezas para tratar de ver mejor, pero no sirvió de nada porque el nuevo profesor o profesora no estaba sentado ahí. 

—Espero que sea mejor que el profesor Kristoff, del año pasado —comentó Capella sin muchas esperanzas. 

—A mí me hacía mucha gracia —opinó Gordon, soltando una risa—. ¿Te acuerdas de que quería que le llamáramos Duque Kristoff? 

Capella asintió y no pudo contener una carcajada. 

—Siempre actuaba de forma melodramática y vestía muy raro —recordó la chica. Aunque la imagen de su disfraz de pirata el día que se enteró de las noticias de su madre se coló en su mente.

—Y dimitió porque quería ser actor en el mundo muggle —concluyó Gordon, ajeno a los pensamientos de su mejor amiga—. Menos mal que no lo tenemos este año, o suspenderíamos ese TIMO. 

—Más vale que vayamos yendo ya a la mazmorra, o llegaremos tarde a clase con Slughorn —apremió Capella, mirando la hora en el reloj. 

Cuando se levantó, recordó que no había ido a ver a su hermana, y le pidió a Gordon que le esperase un minuto. Fue a donde Deneb se encontraba, hablando con una chica que supuso también era de primero. 

—Den, ¿ha ido todo bien? —le preguntó cuando estuvo a su lado. 

—Sí, todo bien —aseguró Deneb, sonriendo—. Esta es Laurie, una de mis compañeras de cuarto —la presentó—. Ella es Capella, mi hermana. 

Como le había prometido a Gordon, un minuto más tarde ya estaba andando a su lado rumbo a la clase de Pociones. 

El profesor Slughorn pasó varios minutos hablando sobre la importancia de los exámenes que iban a tener ese curso; los TIMO. Cuando terminó su discurso y aclaró que, si querían asistir a su asignatura al próximo curso, tendrían que sacar al menos un Supera las expectativas en su examen —algo que Capella ya sabía que no iba a suceder—, les explicó lo que harían en la clase de ese día. Tenían que preparar un Filtro de Paz siguiendo las instrucciones de la pizarra. 

El resultado para Capella no fue muy bueno. Le había quedado una especie de gelatina naranja, que estaba muy lejos del líquido plateado de Josephine, que estaba sentada a su lado. Pero al menos lo había intentado. 

Después del recreo se dirigieron al aula de Defensa Contra las Artes Oscuras. Entraron a la clase cuando el profesor todavía no había llegado, porque estaba abierta, y Capella tomó asiento al lado de Gordon, en la mesa de detrás de Josephine y Garrett.

La decoración del aula era muy peculiar; por toda la pared colgaban cuadros de distintos tipos de reptiles, y los detalles en verde inundaban la estancia. Pero lo más sorprendente era que había unos cinco terrarios repartidos por mesas en los extremos de la clase, que contenían lagartos y serpientes. 

Cuando la hora de clase iba a empezar, un extraño ruido llegó a los oídos de todos. Era como un grito agudo que se repitió dos veces, que salía de un punto de la pared. Había un reloj de cuco, pero no era uno normal. De él no había salido un pájaro sino, por supuesto, una especie de reptil. 

—¡Buenos días, clase! 

El profesor acababa de llegar. Era un hombre alto y musculoso, de piel negra y con un bigote que sin duda le daba un toque de locura: tenía las puntas de este rizadas en dos tirabuzones. 

—Yo soy el profesor Benjamin, os daré Defensa Contra las Artes Oscuras este curso. Esta es mi primera clase, he llegado al castillo hace muy poco y no he tenido tiempo de ordenar del todo el aula —les dijo, señalando los terrarios. 

Fue hasta su mesa y se puso a mirar unos pergaminos, poniéndose unas gafas para leer. Al cabo de unos segundos, levantó la cabeza y se dirigió a sus alumnos:

—Tengo entendido que habéis tenido cuatro profesores distintos para esta asignatura, así que no me extrañaría si estáis un poco perdidos. ¿Qué os parece si empezamos con una clase práctica? 

Un murmullo de entusiasmo inundó la clase, y se lo tomó como un sí. 

—Estupendo, ¿cómo vais con los hechizos protectores? ¿Los habéis dado ya? 

Emmeline levantó la mano para contestar, y el profesor Benjamin le dio la palabra. 

—¿Sí, señorita…? 

—Vance, profesor. El año pasado dimos algo sobre ellos, pero creo que sería conveniente revisarlos porque… —Emmeline se quedó un momento en silencio porque no sabía cómo decir que su profesor anterior había sido un incompetente—. No llegamos a terminar de verlos. 

—Bien, entonces creo que dedicaremos esta semana a repasarlos, y la que viene os enseñaré técnicas para mejorar. Los hechizos protectores son muy importantes, no solo porque vayan a entrar en los TIMO. Pueden ser de gran ayuda si alguien os ataca… 

Se interrumpió a sí mismo cuando, como de la nada, apareció sobre su hombro una criatura que se estiró hasta medir unos diez centímetros. Era verde y tenía aspecto de lagarto, pero estaba claro que no era uno muggle o no habría sido capaz de hacer aquello. 

—Disculpad, este es Rattle. Es un poco tímido y suele esconderse por ahí. Se trata de un Moke, ¿habéis oído hablar de ellos? Pueden encogerse hasta prácticamente desaparecer. 

Después de pasar al menos tres minutos hablando sobre los Mokes y lo maravillosos que eran, por fin pudieron empezar la clase. Por parejas, uno de ellos tenía que lanzar un hechizo —el profesor Benjamin les había avisado de que no lanzaran maleficios graves— y la otra persona tendría que protegerse de ellos. 

Pasada la hora de clase, Capella había conseguido rechazar casi todos los hechizos que Gordon le había lanzado, y estaba feliz porque al menos en esa clase le había ido bien. 






mis profesores de DCAO de la época de los Merodeadores van a ser todos muy peculiares como estáis viendo JAJAJAJA. están todos basados en personajes de A Series of Unfortunate Events: Kristoff es el Conde Olaf y Benjamin es Montgomery Montgomery (así que sí su nombre es Benjamin y su apellido también JSJSJS, obv por mis bebés Ben Barnes y Alec Benjamin)

y bueno qué más comentar... Deneb ha quedado en Hufflepuff, qué pensáis sobre esto??

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