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𝗰𝗶𝗻𝗾𝘂𝗮𝗻𝘁𝗲-𝘀𝗶𝘅. 𝗹𝗲 𝗺𝗼𝘂𝗰𝗵𝗮𝗿𝗱

capítulo cincuenta y seis:
el espía

Los ánimos en la Orden habían decaído desde la muerte de Dorcas Meadowes. Marlene no había vuelto a ser la misma. Parecía un fantasma, andando de un lado al otro del cuartel con una expresión monótona en el rostro. Se centraba en curar a la gente que volvía de misiones porque nadie la mandaba con ellos.

A Capella le rompía el corazón ver así a su amiga, y también le dolía el pecho pensando en que nunca volverían a ver a Dorcas. Jamás entendería cómo alguien tan lleno de vida podía quedar en nada en cuestión de segundos.

Así que septiembre y octubre fueron meses sombríos. Capella seguía yendo con Peter sin ser vista y, cada vez que salía, Gordon le preguntaba por sus misiones. Notaba que estaba mal. Que le agotaba ver a todas esas personas continuamente. Capella sabía que solo quería ayudar, pero acababa agobiándola y no tenía la suficiente fuerza para un nuevo enfrentamiento.

«Nunca he hecho nada para que me ocultes las cosas».

«Esto no tiene nada que ver contigo, Gordon».

Vueltas y más vueltas daban las palabras de ambos en su cabeza, pasando la noche en vela. Debería dormir, tenía una misión importante a la mañana siguiente. Pero estaba así por culpa de la dichosa clandestinidad.

Recordaba que Dumbledore les había comunicado a todos los miembros de la Orden del Fénix la razón por la que Peter era un espía. Claro que los demás no sabían la última parte, ni que Capella le ayudaba, pero Dumbledore les aseguró en privado que era por esto mismo que se lo había pedido. Una profecía. Había una profecía sobre un niño nacido a finales de julio de ese mismo año que debería ser quien venciera a Voldemort. Y podría estar refiriéndose a dos en concreto: Neville Longbottom y Harry Potter.

La noticia afectó, sobre todo, a los dos matrimonios. Dumbledore les garantizó una protección a ambos, pero nada era suficiente para calmar tal ansiedad.

Se marchó sin despedirse esa mañana y se asentó al lado de una verja, a la espera de noticias de Peter. Había tomado poción multijugos y se había convertido en un mortífago —Peter había robado el pelo, y lo había aturdido para que no molestara—, así que no tenía que esconderse. Por lo que le habían contado, era nuevo y no estaba invitado a la reunión en la mansión Avery, lo que le limitaba a quedarse vigilando para ellos.

Pero Capella se quedó paralizada cuando se miró en el espejo del cuartel, porque el rostro de Barty Crouch Jr le respondía la mirada. El hijo de Crouch era un mortífago.

—¡Barty!

El grito la sobresaltó. No porque la llamaran, sino por quién la llamaba. Dejó de darle piruetas a la varita con los dedos y se quedó rígida en su sitio.

—El Señor Tenebroso quiere verte después de la reunión.

Los alrededores estaban decorados con temática de Halloween: calabazas flotantes, esqueletos colgando de las ventanas y una neblina que se cernía bajo sus rodillas. Y, aun así, el hecho de que Perseus se estuviera dirigiendo a ella —aunque pensaba que era su amigo Barty— era lo más escalofriante de la noche.

—Vale —respondió, sonando lo más segura posible.

—Y no tiene nada que ver con lo del último día, te dije que nadie se enteraría —añadió Perseus, mirando cautelosamente a su alrededor—. Están más pendientes de mantener el control que de nosotros.

—Claro, hay que mantener el control —repitió ella, sin tener idea de a qué se refería con «lo del último día».

Lo que sí sabía era que debían controlar la situación entre los mortífagos porque, desde que habían secuestrado a la hija de Avery, las medidas de seguridad habían aumentado. Por eso se suponía que Barty Crouch debería estar haciendo guardia, porque era un novato del que Perseus aseguraba que podían fiarse, y todos confiaban en la palabra de Perseus. Según lo que Peter le había contado, Perseus se unió nada más finalizar su quinto curso y Voldemort lo tenía en alta estima a pesar de ser tan joven.

Era normal. Solo con tenerlo delante, aunque no supusiera una amenaza porque estaba disfrazada, Capella tiritaba y nada tenía que ver con el frío.

—En fin, tengo que volver dentro...

—¡Rosier!

—¡Déjame en paz, Black, antes de que te hechice a ti también!

Dos personas que gritaban se dirigían hacia ellos con las varitas en ristre. Capella se tensó más de lo que ya estaba, reconociendo a Evan corriendo por delante de Eridanus.

Maldito el momento en que aceptó esa misión.

—Perseus, apártate de él —ordenó Evan cuando cruzó la verja, apuntando con la varita a Capella.

—¿Quién te crees para darme órdenes, Evan? —gruñó Perseus, frunciendo el ceño y sacando la varita para apuntarle—. Un aviso.

Evan lo ignoró porque estaba centrando su atención en Capella. Ella se asustó. Faltaban escasos minutos para que el efecto de la poción se acabara y tenía que tomar otro trago de la petaca que guardaba en el bolsillo, pero no podía sacarla ahora. No tenía planeado que tres mortífagos se acercaran a hablar con Crouch justo en ese momento.

Pero Perseus lanzó un hechizo que le hizo un gran corte en el brazo derecho a Evan y este soltó la varita con un agudo quejido. Eridanus llegó por detrás y también clavó su mirada en Capella.

Por favor, no seas un imbécil ahora. Por favor, Eridanus, llevátelos.

—He encontrado a Barty aturdido, dentro de un armario en la mansión —dijo Evan, tapándose el corte con la manga de la túnica para parar la sangre—. ¡Es un impostor!

—No digas estupideces, Evan, sé reconocer a Barty.

Perseus volvió a mover la varita y el corte se profundizó, porque más sangre comenzó a brotar y Evan se dobló sobre sí mismo, escondiendo el brazo entre su tripa y sus muslos. Con otro movimiento de varita, la de Evan pasó a estar en posesión de Perseus, que se la guardó en el bolsillo.

—Al Señor Tenebroso no va a gustarle otro de tus disparates, Evan. Supéralo, tu hermana y tu sobrina están muertas, nadie conspira en nuestra contra —le espetó Perseus.

Eridanus dio un paso al frente. Capella no podía mantener su fachada cuando claramente estaban discutiendo si era una espía o no. Porque sí que lo era, por supuesto, y podría costarle la vida. 

Evan se precipitó hacia ella y la tiró al suelo, con rabia creciendo en su mirada. El pánico la inundó y le dio un puñetazo en la mejilla, haciendo que perdiera el equilibrio con su brazo malo. Un rayo de luz verde apareció en su campo de visión y el peso muerto del cuerpo de Evan cayó sobre ella.

—No deberías haber hecho eso, Evan —dijo Perseus. Pero él no podía escucharle.

Acababa de matarlo. Así, sin más, acababa de matar a uno de los suyos.

—¿Eres consciente de lo que acabas de hacer? —Eridanus no parecía sorprendido.

Capella sentía que se ahogaba por la presión y, en cuanto pudo quitárselo de encima, sus costillas se liberaron.

—Barty, levántate —ordenó Perseus.

—Lo has matado —dijo en un susurro apenas audible, antes de ponerse en pie con las piernas temblando.

—Estaba desquitado, le he hecho un favor —se defendió Perseus—. Si el Señor Tenebroso se entera de que seguía buscando a su hermana, le habría torturado solo para que se callara.

Capella se miró las manos con ansiedad. Eran las suyas. Se las metió en los bolsillos y miró con necesidad a su hermano mayor. Él llevaba tiempo notando que algo iba mal. Y, en cuanto la miró a los ojos y vio que eran de un marrón casi tan oscuro como los suyos y no azules como los de Barty, lo confirmó.

Levantó con sutileza la varita en dirección a Perseus, que estaba ocupado dándole una patada al cuerpo de Evan para que se girara. Murmurando un «Desmaius», Perseus se cayó encima de Evan.

—¿Qué haces aquí? ¿Estás loca?

Ella volvió a mirar el rostro de Evan, de costado sobre el asfalto y siendo aplastado por el tórax de Perseus. Sus ojos azules seguían reflejando furia, pero una apagada.

—No... Estaba... Hay un espía en la Orden, todos quieren saber quién es y yo quería descubrirlo...

No podía inventarse algo más elaborado. Dumbledore le había enseñado una cosa, y es que bajo presión era mejor contar una verdad que una mentira, mientras esta sirviera para encubrirse.

—Sal de aquí ya.

Capella apretó la varita de Crouch entre sus dedos y sacó con la mano izquierda la suya del bolsillo. Tenía que desaparecerse. Le tendió la varita de Crouch a Eridanus.

—Yo me encargo de esto, vete antes de que salga alguien más —apremió Eridanus.

Ella asintió y, con el corazón en la garganta, se desapareció.


Se lo contó todo a Peter tres días más tarde. Y él hizo lo propio, porque entre los mortífagos también habían sucedido ciertas cosas.

—Eridanus volvió diciendo que Perseus había matado a Evan, porque Evan había encerrado a Barty en uno de sus brotes psicóticos...

—¿Brotes psicóticos?

Peter se encogió de hombros.

—Desde que Dahlia escapó y todos la dieron por muerta, Evan se volvió más violento. Levantaba la voz a todo el mundo y no dejaba de decir que Dahlia está viva y que se había llevado a Camille con ella.

—Bueno, eso es verdad —repuso Capella, abrazándose a sí misma.

Estaban en el apartamento de Peter, sentados en el salón. Solían acudir ahí para contarse las novedades porque el chico vivía solo.

—¿Y qué pasó? ¿Qué hizo Voldemort?

—Comprobó el último hechizo que había salido de la varita de Perseus, y sí que había sido la asesina. Pero no le hizo nada a Perseus porque era verdad que Barty estaba encerrado, así que Voldemort aplazó la reunión para hablar con ellos y no estoy seguro de cómo siguió la cosa, pero...

Peter deslizó El Profeta por encima de la mesilla de café, abierto por la sección dedicada a las últimas novedades respecto a la guerra. Esa sección solía ocupar la mayor parte del periódico y estaba dividida en subsecciones, la que Peter le enseñaba era la de presos.

Nueva captura para Azkaban: Perseus Black

La pasada madrugada del 31 de octubre, Gideon y Amybeth Rosier declararon culpable a Perseus Black del asesinato de su primogénito, Evan Rosier. Se llevó a cabo una investigación y el susodicho ha sido un confirmado seguidor de Quien Ustedes Saben.

Ayer se llevó a cabo el juicio de Black, con sentencia a Azkaban. Algunos testigos fueron Eridanus Black, su hermano, quien declaró en su contra, y los padres de Evan Rosier, quien firmemente apoyaron el encarcelamiento de Perseus Black.

La Brigada de Aurores ya está llevando a cabo el traslado de Black a Azkaban.

—Así que Evan está muerto y Perseus entre rejas —susurró Capella, incrédula.

Había salido demasiado bien. Tanto que era sospechoso.

—Eridanus no te mencionó en ningún momento, el Señor Tenebroso no sabe que había un espía. No sé qué les hizo a las memorias de Barty y Perseus, pero resultó, porque ambos creen que fue Evan el que encerró a Barty.

—Todo me sigue oliendo mal, tendré que hablar con mi hermano...

—No eres la única que quiere hablar con él —apuntó Peter, arrugando la nariz—. Barty está muy enfadado con él por testificar en contra de Perseus en el juicio. Se la tiene jurada, le he escuchado decir que se vengará tarde o temprano...

Capella se encogió aún más en el asiento. Había algo raro entre Barty y Perseus, había sido imposible no notarlo esa noche.

—Siento que casi te pillaran —dijo Peter, apoyando una mano en la rodilla de Capella.

—No te preocupes. Estamos juntos en esto.

De no haber estado tan aturdida, Capella habría visto cómo la sonrisa de Peter titubeaba. Él se acercó para abrazarla y la chica se dejó, necesitando confort.

Habló con Dumbledore el domingo siguiente porque le pareció que la coartada de Dahlia corría peligro. Si Evan sospechaba que estaba viva, era solo cuestión de tiempo que los demás comenzaran a querer averiguar más. Gente como sus padres, como Nashira, como Malcolm Avery. Dumbledore sugirió que sería una buena idea que se marcharan del país.

Pero debían esperar a que las cosas se calmaran un poco, y por eso no fue hasta finales de noviembre que Capella acompañó a Dahlia y Camille a un aeropuerto muggle. Habían tomado poción multijugos para pasar desapercibidas, a pesar de los malos recuerdos que le traía a Capella. Aun así, ambas sujetaban con firmeza la varita dentro de los bolsillos.

—¿Estás lista? —le preguntó Capella en la línea donde debían separarse—. Todo irá bien, Dahlia.

—Eso espero —respondió, sonriendo con tristeza.

Se dieron un último abrazo mientras Camille se aferraba a la pierna de su madre. Dahlia la agarró en brazos y se perdió entre el gentío.

Capella permaneció en el aeropuerto durante unas horas, dando vueltas para asegurarse de que el avión despegaba sin revueltas. No regresó a su casa, sino que se pasó por el piso que Emmeline tenía alquilado en Londres. Sabía que cada vez que veía a Gordon se ablandaba cuando la miraba a los ojos y le preguntaba si estaba bien. Había dejado de insistir en que le contara qué le tenía tan distraída, y había optado por esas miradas de pena.

—Siento que todo se va a ir a la mierda —le confesó Capella a Emmeline mientras bebían a palo seco una botella de whisky de fuego—. Cada día las cosas van peor.

—Supongo que este es el mundo real —musitó Emmeline, robándole la botella y dándole un largo trago—. La guerra es una mierda, los mortífagos son una mierda, el Ministerio es una mierda y, ¿por qué no?, el amor también es una mierda.

—No me hables de amor, me entran ganas de vomitar. ¿Tú te molestarías si no te revelara algo confidencial de una misión?

—¡Claro que no! No tienes que contarle absolutamente todo —respondió Emmeline, arrastrando las palabras—. Yo creo que están nerviosos por el tema del espía.

Capella se atragantó con el alcohol.

—¿Espía?

—Ya sabes, dicen que alguien de la Orden está en el lado oscuro.

Capella pestañeó rápidamente. Disimular estando medio borracha no era fácil, pero por suerte Emmeline también se encontraba en la misma situación y no comprendía la estupefacción de su amiga.

Ni siquiera se le pasaba por la cabeza que Dumbledore hubiera ordenado ese espionaje. Que Peter, el chico inocente que no haría daño a una mosca, fuera el espía. Y mucho menos que Capella le estuviera ayudando y se hubiera metido hasta el fondo.

—¿Crees que Gordon piensa que soy la espía y por eso se molesta? —preguntó Capella con un hilo de voz.

—Quién sabe. Podría ser cualquiera. Podríamos ser una de las dos sin saberlo.

El tono serio de Emmeline pasó a una gran carcajada, a la que se acabó sumando Capella, tratando de sonar lo más natural posible.






¡! hace dos semanas dije que subiría primero el cap 57 y luego el extra, pero por x motivos lo haré al revés así que: este viernes extra 3 (problèmes) y el lunes que viene capítulo 57

quiero dedicar estas 5 partes que quedan a 5 personas, y la primera va para -nsBlack- porque siempre es la primera en llegar y leer las actualizaciones <3 tkm guapa gracias por seguir comentando e interesándote en la historia

ahora EVAN ESTÁ MUERTO CHICAS HOLA??????????? POR FIN JODER ES QUE NO LE HA COSTADO NI NADA QUIÉN ES UNA CUCARACHA???????? y Crouch se la tiene jurada a Eridanus... quien entendió, entendió 👀

gracias a todos por seguir leyendo, nos vemos el viernes!!! quedan dos semanas y media escasas de Capella, pero espero veros por Caelum también ;)

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