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Cambiando las posiciones !

Las calles de Busan esa noche se sentían tranquilas y lucían satisfactoriamente despobladas, lo cual era extraño considerando la cantidad de personas con vida nocturna rondando por ahí en tan concurrida ciudad.

Aunque en esos lados jamás encontrabas personas conduciendo imprudentemente, y menos a tales horas de la noche.

Todo era agradablemente pacífico.

A excepción de Chan. Su terco y desesperante esposo, que en estos momentos podría causar un accidente automovilístico fácilmente. Felix estaba consciente del porqué Chan conducía tan rápido, y sinceramente no lo culpaba. Tenía una gran erección entre sus pantalones y sabía perfectamente que le incomodaba muchísimo. A él también le ha pasado ese tipo de cosas, irónicamente por culpa del menor y no es lindo, pero aún así no podía evitar sostenerse con discreción del asiento.

La seguridad es primero.

Felix sonrío de lado al ver que cada cierto tiempo Chan se removía en su asiento buscando comodidad e inconscientemente, su erección rozaba con su muslo derecho, el cual presionaba más contra el gran bulto dentro su pantalón. Lo que ocasionaba que soltara gemidos amortiguados que calentaban muchísimo a Felix.

El blanquecino le gustaba jugar con el autocontrol que cargaba Chan consigo, y es que, joder, este era casi imperturbable.

Pero era muy divertido ver como en su cara se reflejaba cada vez más su ceño fruncido y el cómo apretaba con una fuerza bestial el volante del automóvil, al ir perdiendo la paciencia poco a poco.

Así que empezó a tocar de manera pausada sus muslos y miembro por encima de la ropa, soltando suaves y delicados gemido dulzones.

Intentaba probar como experimento, cuánto tiempo podría pasar antes de que Chan se desesperara y se detuviera en la esquina más cerca para empotrarlo contra el centro de control del auto.

A decir verdad, la idea era extremadamente tentadora para su perversa cabeza.

Sin embargo, Chan agradecía al cielo el haber llegado a su condominio, porque de lo contrario la idea de follar a su mayor dentro del auto empezaba a retumbar en su cabeza desde que lo vió tocándose descaradamente como un insolente en el asiento del copiloto.

Jodida mierda. Él sabía perfectamente que Felix solo lo estaba provocando. Que le entretenía verlo sufrir mientras jugaba con su autocontrol como si fuera un maldito videojuego.

Y eso le fascinaba. Esa actitud tan atrevida lo tenía delirando por él.

Aunque todavía se encontraba sorprendido por la propuesta, quería disfrutarlo al máximo. No era un tonto, sabía perfectamente que aquello era seguro una de esas oportunidades espontáneas de la vida. En conclusión, no sabía si eso se volvería a repetir. Aunque, con orgullo, anhelaba que aquello fuera tan bueno, que el mayor simplemente lo quisiera siempre.

No podía ocultar ni negar la creciente emoción que nació en sí mismo por la anticipación.

Todo era maravillosamente excitante.

No tuvo cabeza suficiente para saludar a la recepcionista del lugar o al amable guardia de seguridad que los veía correr por el pasillo con una sonrisa de sabiduría.

Que lo tachen de grosero o busquen excusas para juzgarlo, le importaba una reverenda mierda en estos momentos.

¿Quién coño tendría cabeza para detenerse a saludar cuando tenía una erección entre las piernas? Nadie. Solo podía pensar en el paraíso en forma de líquido blanco que saldrá al final de todo como compensación por tanta desesperación y dolor.

Felix jamás había visto a Chan tan desesperado por llegar al apartamento, se le hacía incluso graciosa la manera en la que aún caminando como un estúpido pingüino con retraso, seguía intentando correr hasta su destino. También lo sentía irónico ya que, por su parte, igualmente ansiaba llegar y dejar que pasara lo que tuviera que pasar.

No podía engañar a nadie, la verdad es que estaba un poco, en realidad muy emocionado ante la anticipación.

Una vez dentro del ascensor, Chan pulsó el botón para elevarse hasta el piso cinco. Esté inmediatamente empezando a subir.

No perdió tiempo y acorraló a Felix en una esquina, adentrando una de sus piernas entre las contrarias, y besándolo desesperadamente. Sus bocas se movían a un compás descontrolado mientras ambos repartían mordidas en los belfos ajenos, sacando suspiros que morían en lo más profundo de la garganta contraria.

En cierto punto, Chan lamió el labio inferior de Felix, pidiéndole permiso para adentrar su lengua en su cavidad bucal, de inmediato el mayor se lo cedió y sus lenguas empezaron a enredarse. Los sonidos sucios, suspiros, jadeos y gemidos durante el beso retumbaban en todo el espacio, calentando cada fibra de ambos cuerpos.

Felix alzó su cadera y en un movimiento duro la pegó a la pelvis de Chan, creando un magnífico roce entre sus miembros. Chan fingía embestidas y Felix echaba su cabeza atrás, más que satisfecho con las acciones de el hombre.

Hasta que recordó que en el ascensor había cámaras de seguridad. No quería darle un porno amateur en vivo al vigilante.

— Ch-Chan, detente, hay camar... — detuvo abruptamente su habla al sentir la larga lengua de Chan hacer un tortuoso recorrido desde el lóbulo de su oreja hasta hasta el final de su cuello. Ese maldito sabía perfectamente que, el que lamiese y chupase la curvatura de su cuello, siempre había sido su punto favorito. Ese que hacía que se derritiera y congelara sin cesar, todo al mismo tiempo.

Se volvió un lío de gemidos y gritos agudos, sintiéndose incapaz de formular una sola palabra coherente ante tanta estimulación.

En ese momento el elevador se detuvo y las puertas se abrieron, Chan cortó todo el rollo y tomó su mano, echandose a correr hasta el final del pasillo donde se encontraba su departamento.

Felix se encontraba aturdido por lo sucedido hacía sólo unos segundos en el elevador, pero reaccionó rápidamente cuando escuchó el cerrojo de la puerta principal abrirse y al mismo tiempo cerrarse.

Felix entró primero, jalando a Chan y guiándose por los pasillos de su departamento hasta su habitación. Al instante lo aventó en la cama sin mucho cuidado haciendo que este cayera acostado y seguido de esto, se montó sobre su regazo buscando sus labios para empezar un beso aún más acelerado que el que tuvieron en el elevador.

Sintió las fuertes y venosas manos de Chan apretando su trasero sin piedad, dejando duras nalgadas que hacían que diera pequeños saltos sobre el miembro ajeno, provocando calientes suspiros en ambos.

Comenzó a mover sus caderas en círculos sobre la marcada erección de Chan mientras succionaba y lamía su cuello con parsimonia, creando un camino imaginario de besos hasta la marcada mandíbula del chico debajo suyo, también lamiendo y no obstruyéndose de chupar esa área también, dejando notorias marcas que se enorgullece de ver.

Elevó su cabeza mirando a los oscuros ojos de Chan, sonriéndole con coquetería antes de lamer su abultado labio inferior, tomarlo entre sus dientes y chuparlo, para luego, volver a besarlo con rudeza.

Chan se sentía extremadamente extasiado con los abrumadores y habilidosos movimientos que hacía Felix sobre su cuerpo. Se sentía como un muñequito de trapo para su propio placer, hipnotizado por la manera en la que cada parte sobre la que Felix ponía su atención, quemaba como los mil infierno al momento en el que se separaba.

Ese ardor en su cuello y los bóxers asfixiando su polla le estaban agotando la sorprendente poca paciencia que aún, inexplicablemente, reunía.

Felix dejó una última mordida en medio del beso y posteriormente se concentró en desabotonar la camisa de algodón que el menor llevaba. Cuando la retiró se dedicó a repasar con sus largos dedos los pectorales y abdominales que Chan caliente y apetitosamente poseía.

Chan la mayoría de su tiempo libre se la pasaba entrenando en el gimnasio con Changbin, y gracias a eso, ganó unos pectorales marcados junto con un six pack bastante delirantes ante la vulnerable vista de cualquiera, y que solo él tenía el privilegio de probar cuando le daba la regalada gana.

Lentamente fue bajando dejando lamidas y marcas en el pecho del menor, jadeando lastimero al sentir como este apretaba duramente su cabello en un puño para que siguiera bajando sin detenerse, hasta que su cara quedó al nivel de la bragueta del pantalón de Chan, bajandolos y llevándose el bóxer consigo hasta dejar el pene del menor libre.

Chan soltó un gemido ronco por la liberación de su erección, suspirando con alivio.

Pero su respiración volvió a agitarse cuando sintió la gran mano del mayor rodear la base de su miembro y dar un leve apretón que provocó que su cabeza se levantará soltando un fuerte gemido.

Felix empezó con caricias lentas sobre la polla de Chan acercando su cara al glande, donde dió un suave soplido, haciendo que este tensara todo su cuerpo por la placentera y repentina acción.

El mayor le dió una larga lamida desde la base delineando las venas sobresalientes con su lengua hasta el glande como si de una paleta se tratase, rodeándolo con su lengua para adentrarlo lentamente en su boca. Metió todo lo que pudo a su cavidad bucal y lo que sobró lo tomó con su mano, iniciando un lento vaivén con su cabeza tratando de llegar hasta el fondo de su garganta, y consiguiendolo con éxito después de unas cuantas respiraciones profundas. En cuestión de segundos el ritmo del vaivén aumento, con Felix ahuecando sus mejillas y succionando lo más fuerte y rápido que podía.

De un momento a otro, el pelinegro sacó por completo el miembro de su boca, buscando que los cristalinos ojos de Chan lo mirarán, quería su atención sobre sus movimientos. Cuando lo consiguió, sonrío con suficiencia, sacando su rojiza lengua y dando tres golpes en esta con el glande del pene de Chan.

Este gimió en voz alto ante tal desvergonzada, pero jodidamente excitante, acción.

Chan pensaba que la expresión "sentirse en el cielo" no era la indicada en esta ocasión, no cuándo sentía como su cuerpo completo estaba ardiendo en llamas.

No resistió la tentación y tomó del cabello a su esposo, alejándolo de su miembro y quedando más excitado al percatarse del hilo de saliva y pre-semen que unía la boca de Felix a su palpitante pene, soltando un gemido ronco por la maravillosa vista.

Chan se apresuró a levantarse de la cama y aún tomando el pelo azabache de Felix, lo acomodó un poco de modo que quedará arrodillado en el piso frente a él.

— Lixie, necesito que hagas algo por mí — dijo Chan, con la voz sumamente ronca por la repentina resequedad en su garganta.

— ¿S-Sí? — preguntó Felix tratando de respirar correctamente, sintiendo su garganta punzando en dolor.

— Quiero que abras bien la boca y te quedes tranquilo — dijo, mirando los brillantes ojos contrarios  — ¿Harías eso por mi, pollito? — dijo nuevamente, acariciando su caliente mejilla derecha delicadamente.

— Si, Channie — contestó Felix mientras abría lentamente su boquita y dejaba asomar su traviesa y rojiza lengua.

— Pollito, te ves extremadamente follable actuando así de sumiso completamente complacido — gimió.

Chan tomó su miembro con su mano libre y lo masturbó duramente, estimulado por la caliente vista frente a sus ojos de un Felix con sus ojos brillosos por las lágrimas, sus mechones negros vueltos un desastre y sus labios más grandes debido a la hinchazón, para luego adentrarse en su húmeda boca.

No se pudo contener ante esa excitante calidez y empezó a embestir la boca del mayor fuertemente, se encontraba completamente fuera de sus cinco sentidos, simplemente se hallaba felizmente perdido entre la maravillosa vista y la exquisita sensación de humedad.

Sintió a Felix ahuecar sus mejillas mientras chupaba fuerte y se aferraba a sus muslos. No aguanto más y con un gatural gemido, dejó salir su esencia en la boca de Felix.

Chan salió lento de la cavidad bucal del mayor y luego de ver lo que había hecho, se avergonzó muchísimo.

Con sus mejillas bombardeadas de carmín, intentó cubrir sus ojos ante la pena que lo invadió. No podía creer cómo perdió el control de repente. Seguro había hecho daño en la mandíbula y garganta de Felix por tal bruteza.

Se sentía culpable, y muy apenado.

Pero esos sentimientos se esfumaron cuando se percató de que Felix se había tragado su semen y un poco se resbaló de sus labios, pero lo limpió con su dedo índice para después adentrarse esté a la boca, succionándolo como lo había hecho con su miembro segundo atrás.

— Uhm... Sabes verdaderamente delicioso, Channie — dijo Felix, sintiendo la mirada oscurecida de Chan fija en su persona.

No le molestó para nada.

El mayor se levantó del piso sin dejar de hacer contacto visual con el de pelo rojizo, y empezó a despojarse de su ropa. Primero se quitó su larga camisa blanca con lentitud, seguido de sus pantalones y por último, sus ajustados bóxers negros.

— Chan... — dijo Felix, tomando la cara de Chan entre sus manos y acariciando sus pómulos con suavidad, haciendo a este verlo a sus ojos, concentrándose mutuamente en los rostros rojizos contrarios — Tómame ¿Sí? — dijo, juntando lentamente sus suaves labios con los carnosos del menor en cuanto esté asintió airadamente.

Chan se dejó llevar en ese beso tranquilo y amoroso que el mayor le brindaba. Pasando sus manos por la cara interna de los muslos de Felix, dándoles caricias suaves. Levantó una de las piernas de Felix y la colocó a la altura de su cadera mientras le daba unos cuantos apretones.

Felix se impulsó un poco y rodeó la cadera de Chan con sus piernas, siendo sostenido del trasero y aprovechando para apretar su culo con devoción.

Lo pegó a la pared más cercana en busca de equilibrio, tomándose toda la libertad del mundo para acariciar sus hermosas y pálidas piernas, barriendo su nariz por el cuello ajeno, adorando el suave olor a frutos rojos que este destilaba y lo tierna que lucía esa parte rojiza de cuerpo.

Completamente ansioso por probarlo.

Con concentración, se dedicó a lamer y succionar todo el contorno de ese hermoso cuello que tanto adoraba, con un Felix gimiendo dulcemente en su oído mientras enredaba sus dedos entre sus hebras rojizas de pelo, jalando de este cuando las mordidas se hacían cada vez más fuertes.

Lentamente se dirigieron a la cama y Chan depositó despacio a Felix en esta, acomodándose sobre él sin que terminará todo su peso aplastándolo contra el colchón.

Comenzó a repartir suaves besos por su mandíbula para luego besar con pasión los labios del chico, mientras bajaba un poco su cadera para crear fricción entre sus hombrías desnudas. Felix seguía gimiendo delicadamente en el oído de Chan mientras arañaba su espalda y lo ayudaba a mantener aquellas deliciosas fricciones. Chan iba pasando la palma de su mano por el pecho del azabache bajándola un poco hasta su abdomen donde lo sintió contraerse, otro punto erógeno en su chico.

Felix era tan sensible. Por él, y sólo para él.

Se alejó de los labios de Felix para colocarse de rodillas en la cama, luciendo su imponente figura y haciendo agua la boca de su esposo.

— Abre tus lindas piernas para mi, pollito — dijo Chan.

Obedientemente, Felix abrió sus piernas y colocó un mechón de su pelo detrás su orejas, siendo visto por Chan.

Era magníficamente hermoso.

Chan se inclinó hasta llegar a la rosada entrada del mayor depositando un suave beso allí, Felix soltó un gemido placentero al sentir los belfos del menor en su contraída entrada. Quería desesperadamente sentir la lengua de Chan adentrándose en su interior, pero el querer sentirlo por primera vez dentro lo antes posible podía más que él.

— Channie... — dijo Felix, suspirando entre gemidos el nombre del menor, entrecortado por la descarga de placer que le azotó con fuerza en su miembro.

— Voy a prepararte, Lixie. Si te duele o te incomoda, no dudes en avisarme. Prometo detenerme — dijo Chan.

— Sí, por favor. Hazlo ya — dijo Felix, rogando con impaciencia.

Chan se enderezó y se acercó a la mesa de noche al lado de la cama, sacando de ella un pequeño bote de lubricante sabor a chocolate, un relajante anal y su dildo favorito de goma con un largo considerablemente satisfactorio.

Dejándolo todo sobre la cama junto al cuerpo sudoroso y necesitado del mayor, volvió acercarse a Felix colocando una almohada en la espalda baja de este, destapando el relajante anal y derramando una generosa cantidad en su dedo mayor, acercándolo a la estrecha entrada.

— Relájate, Bonito. Prometo ser cuidadoso.

Felix solo dio un pequeño asentimiento y relajo todos los músculos de su cuerpo.

Chan fue abriéndose paso en el interior de mayor con su dedo, notando la estrechez de inmediato. Felix soltó un pequeño quejido por la intromisión.

Hacía más de dos años no era penetrado, y la intromisión se sintió dolorosamente incómoda.

— E-Espera solo un segundo... Por favor — dijo Felix, sin aliento y tartamudeando.

Chan asintió y buscó los belfos de mayor para distraerlo con un beso profundo mientras éste se acostumbraba a la reciente intromisión. Chupando con devoción su lengua y robándole gemidos ahogados.

— Ya pu-puedes moverlo — dijo Felix, brindando el permiso y empujando sus caderas para sentir más contacto.

Chan empezó a entrar y sacar su dedo de la entrada del mayor, tratando de esparcir bien el relajante por todo el interior del azabache. Metió su dedo anular y los movió en forma de tijeras abriendo un poco más el interior del mismo.

Felix después de unos minutos, dejó de sentir la molestia en su entrada gracias al efecto del relajante, comenzando a disfrutar de las embestidas que Chan le proporcionaba con sus dedos largos. Ya tenía tres dedos en su interior, y se sentía desfallecer por la increíble sensación.

— Chan, fóllame — dijo Felix, rogando entre gemidos ahogados y largos.

— Aún no. Pollito. vamos a jugar primero — dijo Chan, con una voz maliciosa.

Chan sacó sus dedos del interior del mayor y este gimió lastimero por la sensación del vacío. Tomando el bote de lubricante y derramando una buena cantidad en su mano derecha, con la izquierda agarró el dildo esparciendo todo el lubricante sobre el, calentándolo un poco para acercarlo a la rosada y dilatada entrada de Felix.

Delicadamente, metió el dildo en el palpitante ano del mayor.

Felix soltó un gemido agudo al sentir el dildo abriéndose paso en su interior una y otra vez, Chan comenzó a adentrarlo profundo en el culo del azabache, provocando que este se retorciera y encogiera los dedos de los pies por el placer.

— Ah... Ah Channie. Más rápido — dijo Felix, rogando y moviendo sus caderas en un impulso por autopenetrarse más profundo con el juguete.

— Eres un jodido desesperado, Lixie. Eso es tan caliente...

Chan movió más rápido el dildo buscando la próstata de su mayor. Supo que la había encontrado cuando un escuchó en glorioso grito de placer salir de la boca cereza y hinchada de Felix.

— ¿Te gusta, bonito? — dijo Chan, mirando expectante a los ojos avellanas de su esposo.

— Ah-Ah me encanta ¡Justo ahí... Uhm, se siente tan bien! — dijo Felix entrecortadamente, adorando todas las sensaciones que hacían vibrar su cuerpo.

Gemía desenfrenadamente por los constantes y duros golpe en su punto dulce, sintiendo su abdomen contraerse y su orgasmo cerca.

Chan notó que a Felix le faltaba poco para correrse, por lo que tomó su pene y empezó a masturbarlo al ritmo de las embestidas que le proporcionaba con el dildo.

— ¡Chan... Ah! — dijo Felix, corriéndose en su abdomen con un grito y sacando su lengüita para lamer la saliva que se había escurrido sobre su labio inferior, mientras sentía espasmos recorrerle todo el cuerpo por la fuerte corrida.

— Maldición, Felix. Te ves jodidamente hermoso — dijo Chan.

Miraba embobado el majestuoso aspecto de Felix; labios completamente rojizos por morderlos con fuerza, el pelo todo revuelto pegado a su frente por el sudor, sus mejillas pálidas con un carmín predominante en ellas debido al elevado calor en su cuerpo, sus manos intentando tapar sus ojos avellanas y sus preciosas piernas blancas cruzadas intentando cubrir su desnudez.

Todo él era simplemente perfecto.

Chan tomó el bote de lubricante para bañar su longitud en este. Por más desesperado que estuviese por enterrarse en su bonito y sensual cuerpo, no quería ser un animal sin control y lastimar a su mayor. Definitivamente no se lo perdonaría. No luego de que él siempre fuera tan cuidadoso consigo a la hora de metérsela.

En serio era una persona muy considerada con su cuerpo cuando se acostaban.

Se tiró boca arriba en la cama y subió al mayor sobre su pecho acomodándolo para que no se cayera de lado, regalándole una sonrisa coqueta mientras peinaba sus suaves mechones negros fuera de su frente.

— Pollito, Channie quiere que lo montes, ¿Podrías hacer eso por mí? — dijo Chan, acariciando los suaves labios de Felix con su dedo pulgar, siendo este lamido por el mayor sobre él mientras sonreía con complicidad.

— Con gusto, Channie — dijo coquetamente Felix, levantando su peso del pecho de Chan y tomando el miembro del mismo para alinearlo en su dilatada entrada, sintiendo lo resbaladizo que estaba por lo bien lubricado que se encontraba.

Felix se autopenetró de golpe provocando que ambos soltaran gemidos.

La exquisitez de sentirse piel contra piel no tiene descripción alguna. Coordinados dejaron salir gruñidos cargados de satisfacción pura.

No espero mandatos, empezando a dar saltos rápidos sobre el miembro de Chan. Este colocó sus manos en los glúteos del mayor para ayudarlo con los saltos.

En esa posición las embestidas se sentían muy profundas y certeras en la próstata del mayor. Siendo que el glande descubierto de Chan pegaba directamente en ese punto tan delicioso, haciéndolos delirar por el festín de placer que se estaban degustando.

— ¡Ahh... Channie! — Felix gimió en alto virando sus ojos.

Echó su cabeza hacía atrás mientras seguía subiendo y bajando sobre el pene de Chan. Este dejó caer su palma en el culo de Felix, haciendo que soltara un gemido alto por el fuerte y placentero escozor en su culo.

Chan siguió proporcionando nalgadas y apretones que se marcaban como pintura al pálido trasero del mayor, mientras éste se apoyaba en sus pectorales, haciendo movimientos circulares con sus caderas, volvía a subir y bajar, al tiempo que apretaba su trasero para que el miembro de Chan quedará asfixiado entre sus paredes internas.

Solo pudo sonreír con malicia al escuchar el gemido ronco que el menor liberó al sentir sus acciones.

— Aprietas exquisito, Lixie — gimió Chan.

Ambos sintieron la conocida sensación de sus abdómenes contrayéndose por el futuro orgasmo. Felix colocó sus brazos a los lados de la cabeza de Chan y éste apoyó sus pies en la cama levantando sus caderas para embestirlo a un ritmo desesperado, buscando la ansiada liberación mutua.

No querían que ese momento se acabase, pero estaban tan desesperados por correrse.

El deseo carnal los estaba carcomiendo al punto en el que sus movimientos ya ni siquiera se esforzaban por ser sincronizados, solo eran bruscos y sucios.

Felix comenzó a masturbarse al tiempo de las penetraciones, sintiendo cómo su estómago se contraía con más fuerza anunciando su orgasmo.

— ¡Maldición... Uhm. Sí!

Maldijeron al unísono en sus oídos cuando sus orgasmos los golpearon ferozmente.

Sintiendo la esencia de Felix derramarse sin frenos sobre ambos pechos y la esencia caliente de Chan llenando por completo su interior, haciéndolo gemir agudo por la placentera sensación.

Chan siguió moviéndose un poco más en el interior de Felix. Este lloriqueo lastimero por la sobre estimulación en su próstata, hasta que el de cabello rojizo terminó de eyacular y paró sus movimientos poco a poco hasta ya quedarse completamente tranquilo. Acariciando la húmeda espalda del hermoso hombre sobre él.

Ambos se tomaron su tiempo para regular sus agitadas respiraciones, intentando enviar oxígeno a sus necesitados pulmones.

— Eso... Fue sensacional — dijo Chan entrecortado, luego de un rato de silencio.

— Lo fue — dijo Felix — Pero ahora estoy agotado. No es fácil soportar dos orgasmo devastadores en continuidad, y tu jodida polla martillando como un clavo mi culo — dijo, recostándose mejor en el fornido pecho de Chan.

— Lo hiciste muy bien, pollito — dijo Chan, felicitándolo mientras subía sus caricias a sus sudadas hebras y las acariciaba con parsimonia.

— Gracias, Channie — dijo Felix, sonriendo a la pared con sus ojos a nada de ser cerrados — Tú también lo hiciste increíble.

— ¿Felix? — dijo Chan, susurrando en voz baja para despertar al azabache casi dormido sobre si.

— ¿Uhm? — dijo Felix, sintiendo el cansancio apoderarse de su cuerpo.

— ¿Por qué me dejaste hacer esto hoy? — dijo Chan, con sus ojos brillando en curiosidad.

— Quería probar cosas nuevas — dijo Felix, con simplicidad — Un cambio de posiciones nunca está de menos. ¿No lo crees, Channie? dijo, dejando un beso cariñoso en el cuello del menor.

— Tienes razón — dijo Chan, sonriendo ante la pequeña muestra de cariño — Espero que se repita, Lixie.

— Luego de esto me tendrás montándote todo el jodido tiempo, Chan — dijo Felix, soltando una carcajada y contagiando a Chan.

— Mira que no me quejaría — dijo Chan.

Ambos se rieron con más ganas por un rato, hasta que quedaron en un silencio acogedor.

— ¿Lixie? — dijo Chan, mirando fijamente los labios cerezas del azabache.

— ¿Uhm? — dijo Felix, ya casi vencido por el sueño.

— Te amo — dijo Chan, mientras le daba un beso en la cabeza, y seguido de este, uno corto en sus labios.

— Yo también te amo — dijo Felix, rindiéndose ante el sueño y la calidez que le brindaba estar así con Chan.

Ya no tenía motivos para dudar o sentir miedo. Tenía a Chan a su lado amándolo incondicionalmente...

Y follándoselo magníficamente.

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