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I: eat me.

JiMin de verdad tenía inmensas ganas de mandar a volar a TaeHyung por haberle propuesto esa apuesta en primer lugar. Pero como él era tan competitivo y no era capaz de aceptar una derrota completa tan fácil, sin importar qué, aceptaría las consecuencias de haber perdido aquella estúpida apuesta, por más que sean extremadamente vergonzosas y que ponían en quiebre a su reputación de chico medianamente "corriente".

Estaba completamente harto de que su mejor amigo le mostrara las faldas de diferentes uniformes escolares que acababa de comprar unas horas antes. Las faldas no parecían adecuadas para ir a estudiar, sino más bien para cualquier otra cosa. Soltó un suspiro frustrado, rechazando rotundamente la idea de tener que ponerse una de esas prendas.

¡Tienes que demostrar que no le tienes miedo a ningún desafío! ¡Vamos, Park!

JiMin pensaba que las cosas no podrían empeorar aún más, de por si la situación era horrible en contra de su propio beneficio. La próxima se recordaría a sí mismo no dejarse convencer de TaeHyung para aceptar alguna otra apuesta que ponga en riesgo su bajo perfil. No volvería a ser flexible de nuevo, por supuesto que no.

—Vamos, JiMin. Deja esa cara, no es tan malo.

Ante las palabras de TaeHyung, el pelinegro frunció su ceño y soltó un quejido de reproche.

—Claro, por supuesto, para ti es muy fácil decirlo. Tú no eres al que le toca ponerse un tonto uniforme de chica e ir a una fiesta con eso puesto, además para empeorarlo todo, tengo que provocar a un hijo de puta.

—Lo haces sonar como si estuvieras haciendo la peor cosa en el mundo. —y aún tenía el descaro de burlarse de él.

—Mi dignidad está en juego, claro que es lo peor del mundo.

TaeHyung estalló en risas, ganándose una mala mirada por parte de JiMin.

—¡Ya basta, Tae! ¡Deja de burlarte! Estás buscando que me vaya, y no haga absolutamente nada.

—No, no. Nada de eso, cumplirás con tu palabra, JiMin —TaeHyung movió su dedo índice en negación, acercándose hacia su amigo para levantarle de la cama—. Mejor entra al baño para ponerte el uniforme, ya escogí uno ideal para ti.

Park temió, temió en profundidad por la sonrisa burlona que tenía el castaño, y fue ahí donde se preguntó si no estaba arruinando su vida universitaria.

—Deja de fruncir el ceño de esa manera y entra de una vez. —el mayor fue empujado por el hombro hasta quedar dentro del baño, y TaeHyung cerró rápidamente la puerta al ver las intenciones del contrario de regresar.

—¿Y qué esperas que me ponga? No me has-

JiMin fue interrumpido cuando el castaño abrió la puerta ligeramente y le lanzó en la cara las prendas que debía de ponerse. Alcanzó a escuchar la risa del otro cuando cerró la puerta, dejándolo ahí que se muriese en la humillación.

Se acomodó en la tapa del inodoro, sosteniendo la falda en sus manos y observándola como si fuera algo completamente ajeno. Por lo general, a JiMin le gustaba ver a las chicas lucir hermosas con esas prendas envueltas alrededor de sus caderas, pero la idea de él mismo ponerse algo así simplemente le resultaba inimaginable.

Dejó que la parte superior del uniforme cayera al piso, no se pondría eso ni aunque estuviera demente, de sólo verlo se notaba lo apretado e incómodo que era. TaeHyung tendría que conformarse con verlo con la falda...y las medias blancas, cosa que apenas logró notar.

—Te juro que me vengaré de ti, idiota. —maldijo en voz baja el pelinegro, mostrando su frustración al chasquear la lengua. Se levantó para quitarse los zapatos y el pantalón, negándose rotundamente a ponerse la parte inferior del uniforme ridículo. En cambio, decidió utilizar su camiseta de rayas como sustituto de esa parte del "disfraz". Era lo único disponible en el lugar, además de ser más cómodo y aportar un toque más personal a su estilo.

Sin dar más vueltas al asunto, JiMin se pone la falda negra con líneas blancas en los bordes, mirándose en el espejo de cuerpo entero que había en el baño. Un jadeo de vergüenza salió de sus gruesos labios al ver como la prenda dejaba al descubierto sus muslos, alborotando su cabello da varias vueltas en el lugar planteándose la idea de tirarse por la ventana y escapar para no asistir a la fiesta.

Por un instante se detuvo, y se ladeó frente al espejo, no pudo sentirse más irritado, avergonzado y enojado cuando vio como su culo levantaba ligeramente la falda. Maldita seas, Kim TaeHyung.

Cuando JiMin decidió calmarse y respirar correctamente, ignoró por completo el hecho de estar casi desnudo por la parte de su miembro —porque aquella falda se sentía muy ligera— y continuó con ser contribuyente con su parte del castigo, con un leve —por no decir mucho— grado de dificultad logró pasar las medias blancas por sus piernas, llegándole a la mitad del muslo. Justo como unos cinco centímetros por debajo de la falda.

Ya al tener todo su conjunto listo, el pelinegro se pone enfrente del espejo para mirarse de pies a cabeza. Torció sus labios ante al rechazo que sentía porque no le gustaba estar vestido así, pero qué más daba, debía cumplir el reto quiera o no. Desordenó su cabello a propósito, y metió parte de la camiseta por debajo de la falda.

Con un último vistazo a su vestimenta, se convenció de que al menos se veía ligeramente en lo que cabría en el concepto de decente. No se veía femenino, se veía... patético. Park sin querer más tener un debate mental consigo mismo, salió del baño antes de arrepentirse y volver a ponerse su ropa.

El grito de su inquieto amigo le asustó al momento de salir, TaeHyung barrió su mirada por toda su anatomía, haciéndolo sentir incómodo y avergonzado. JiMin suspiró, negando con su cabeza cuando miró al contrario empezar a brincos en su lugar y felicitándose por tener un buen sentido de la moda.

—¡Wow! Pero miren que belleza de mujer tenemos aquí, estás divina, a-m-i-g-a. —canturreó con burla el menor, Park automáticamente le gruñó al escuchar el apodo—. Aunque, ¿Por qué no tienes la otra parte puesta?

—No me pondría eso jamás, a simple vista se ve incómodo como el infierno. —JiMin negó, caminando hasta la cama y dejarse caer en ésta de espaldas.

—Está bien, eso no importa, lo único que es importante es la falda y las medias. —rió TaeHyung, tirándose al lado del mayor—. Al menos agradece que no te obligué a utilizar bragas.

Por un momento JiMin tembló de desaprobación al imaginarse con una de esas cosas puestas, por supuesto que no aceptaría aquello. El castaño se burló de su reacción, riéndose aún más fuerte.

—Eso te lo pondrás tú, pero a mí no me menciones en eso, gracias.

—Sí, lo que tú digas... hermosura. —JiMin rodó los ojos, y le dio una patada fuerte, alejándose de él. TaeHyung sólo chilló de dolor, sobándose su pobre muslo. Sí que tenía fuerza el desgraciado.

—Bien, ya es hora de irnos a la fiesta. Se nos hará tarde. —el menor se levantó, poniendo sus manos en sus caderas y mirando atentamente a JiMin, quien le devolvía la mirada con fastidio.

—¿No puedes ir tú solo? —un puchero se cruzó por los labios de Park, pero el otro lo ignoró olímpicamente.

—No, tú vendrás conmigo, es parte de tu castigo por perder la apuesta...que te recuerdo que tú aceptaste aún sabiendo las consecuencias.

—Está… bien. —Park respondió, arrastrando las palabras.

TaeHyung negó y empezó a jalar los brazos de su mejor amigo para levantarle de la cama, cosa que logró después de batallar con la flojera del contrario.

—Venga, ponte unos zapatos y vayámonos. —insistió—. Tienes que mostrarle a todo el mundo tus piernas, chiquilla.
JiMin frunció su ceño, parándose derecho y acercándose al castaño, quien tenía una sonrisa desbordante de burla.

—¿Quieres que te demuestre lo que puede hacerte esta chiquilla, TaeHyung? —con una sonrisa ladeada y coqueta el pelinegro se acerca aún más a TaeHyung, tomándolo de repente de las caderas—. ¿Quieres que te muestre lo muy hombre que soy, follándote en el colchón mientras gimes mi nombre tan bien?
Y bueno, TaeHyung casi se ahoga con su saliva al observar la miradita que le dedicaba su amigo.

—No homo, bro. —respondió rápidamente, alzando sus manos y rindiéndose a continuar molestando al mayor, al menos por ahora. JiMin simplemente se carcajeó por el sonrojo que provocó en el contrario, liberándose de su agarre—. Mi culo tiene que ser virgen hasta el matrimonio.

Ambos se quedaron miraron por unos segundos hasta que al final terminaron riéndose de una forma un tanto… escandalosa por aquel comentario.

—Mejor termina de cambiarte, se hará tarde, te espero abajo.

Luego de que se detuviera con las risas, le dio una última mirada de advertencia a JiMin y salió de la habitación.

—Increíble situación en la que estoy metido.

JiMin dejó de lamentarse y quejarse en su mente, mientras iba a su armario en busca de unos zapatos cómodos para usar. TaeHyung nunca especificó que tipo de zapato debía usar, así que desechó la idea de unos absurdos "tacones" y optó por unos botines negros.

Se colocó los zapatos sin mucha prisa, su propósito era retrasar más su sentencia cuanto pudiera.

JiMin tomó un gran respiro antes de finalmente salir de la habitación después de varios minutos, encontrándose con su amigo emocionado. Ojalá él pudiera compartir su emoción.

—Estoy seguro que Jeon caerá ante ti y no dudará en ningún momento en follarte. —apoyó una mano en su hombro, mirándolo con una sonrisa traviesa. JiMin hizo una mueca y frunció su ceño de solo recordar la otra parte del castigo.

—Déjate de tonterías, solo es provocar, no terminaré follando con él. Con ese estúpido no.

—Ah, le quitas la diversión a la vida. —reprochó el más alto, y JiMin rodó sus ojos mientras se cruzaba de brazos.

—Como no eres tú, idiota.

—Aunque sería divertido ver como él intentará darte por el culo, cuando tú obviamente no lo dejarás nunca. —la sonrisa socarrona de JiMin hizo presencia y de solo imaginar la escena le hacía reírse.

—Entre él y yo, quien terminará con un dolor en el culo no seré yo.

TaeHyung asintió, dándole palmadas en la espalda al chico con la falda, aunque mirándolo ahora con atención, con el grado de intensidad y profundidad con el que te miraban sus ojos te hacía pensar que era de todo menos femenino.

—Totalmente. —agarrándolo del brazo, lo llevó consigo hasta la puerta y salir para empezar con la diversión.

JiMin se preguntaba si después de todo, aquello sería una buena idea.

Esta será la peor noche de su vida.

(🔝)

Lo primero con lo que se encontraron al llegar a la casa —mansión, para aclarar—, fue un montón de ruido de la música fuerte en el interior, luces neones traspasando las ventanas y adolescentes en el extenso jardín besándose y metiéndose mano, incluso otros vomitando.
TaeHyung se bajó del asiento de copiloto con entusiasmo y una gran sonrisa en sus labios, JiMin en cambio, estacionó el auto en un esquina y sus pensamientos se basaron en los gigantescos deseos de querer devolverse a su casa, a su cómoda cama. Sin embargo, se vieron interrumpidos cuando su amigo tocó la ventana y prácticamente le ordenó que bajara de una vez.

Park sin ser un cobarde, dio un gran suspiro, apagó el auto y se bajó de este. Todo sin aparentar que se retorcía por dentro al estar vestido de esa vergonzosa manera en público, donde una buena cantidad de adolescentes estúpidos podían verle, y burlarse como no.

—Deja de estar tenso, verás que hasta tú mismo te divertirás. —TaeHyung se colgó de su cuello con uno de sus brazos, pegándose como un chicle a él.

—Lo que tú digas. —el pelinegro a pesar de estar en desacuerdo no reprochó al respecto, porque no le serviría de nada.

JiMin se dejó arrastrar por el castaño hasta la entrada de la casa, con cada paso que daba sentía el viento nocturno tocándole absolutamente todo e intentó bajar la parte trasera de la falda lo más que pudo. En este momento estaba odiando con toda su alma aquellas medias y sobre todo, la maldita falda.

Luego de unos segundos de odiosa batalla con aquella falda, con lentitud barrió su mirada por los alrededores y entonces agradeció que esas personas tuvieran el cerebro lleno de alcohol porque así no repararían en que él estaba pasando ahora. Solo unos pocos lo miraban con extrañeza, pero eso duraba poco, pronto volvían a lo suyo.

Ignorándolo por completo, JiMin agradeció a los dioses por su gesto misericordioso.

Cuando cruzaron las puertas de la mansión, el alto volumen de la música le atacó los oídos y sus narices fueron invadidas por una gama amplia de fuertes olores; sexo, alcohol, drogas, sudor.

—Esto está genial, hermano. ¡Vamos a divertirnos! —el otro gritó por sobre la música y agitó su hombro con emoción, JiMin se limitó a sonreír a medias.

Cada una de las personas allí se encontraba en su propio rollo esa movida noche, por lo que no se percataron de que un chico con una falda puesta acababa de entrar por las puertas de la casa. Park tomó eso a su favor, y se permitió relajarse por un instante.

No por mucho, cuando te encuentres a Jeon...

Bien, hasta allí llegó su calma.

—Me encontraré con Nam en la piscina, tú solo has lo que desees, nos encontramos dentro de media hora en la cocina. —miró como TaeHyung veía su celular, seguramente tratándose de un mensaje de su novio por la sonrisa que llevaba, el mayor rodó sus ojos con una sonrisa burlona.

—Ve con tu hombre. —entre risas, se escapó del agarre del contrario.

—Ni se te ocurra escaparte, JiMin-ah. Lo haces y te vendrá peor. —amenazó—. Nos vemos.

Y se escabulló entre la gente, escapándose de la respuesta negativa de JiMin, quien sin pensarlo mucho se dirigió a la cocina, llegando a tropezarse con algunas personas. Pero huía antes de que detallaran que se trataba de su persona.

No tenía caso escaparse ahora, pues claramente era una buena oportunidad, solo que conocía demasiado bien a TaeHyung para saber que su venganza sería mucho peor. Además ya se había atrevido a vestirse y todo, no se acobardaría ahora estando tan cerca de finalizar con el reto.

Se sentó con desgano en uno de los taburetes del mesón de mármol de la cocina, la cual tenía encima varias cajas de pizza y vasos con bebidas que no quería conocer el nombre por el momento. Aunque pensándolo bien... se tomaría unos buenos tragos, para soportar la pena.

De todas maneras, su tolerancia al alcohol era magnífica, así que con ese pensamiento se llevó un vaso a la boca y bebió todo el contenido. Sintiendo el ardor de lo que reconoció como vodka recorrer su garganta, cosa que disfrutó jodidamente.

Inmediatamente agarró otro vaso rojo, bebiendo de un solo trago. Seguramente viéndose patético ante los ojos de alguien más, y así se sentía.

TaeHyung debía estar follando con NamJoon, y él ahí con su falda.

Qué bonita noche, la verdad.

—Vaya, vaya, pero a quién tenemos aquí. —JiMin despegó su mirada de la rebanada de pizza que había empezado a comerse, para encontrarse con la persona que menos quisiera ver en estos momentos.

—Si vienes a molestar, será mejor que te vayas, Jeon.

A la mierda el reto, no se metería con ese cabeza hueca que al parecer no tenía más espacio que para su grandísimo ego.
JungKook ignoró la mirada severa del mayor, e insistió en acercarse hasta sentarse en el taburete siguiente. Park gruñó en fastidio palpable, Jeon rodó sus ojos con indiferencia, ambos no se agradaban ni lo más mínimo.

A JiMin le desagrada lo imbécil que puede llegar a ser ese chico con aires de superioridad, lo considera el típico chico que se cree mejor que todos, el machito insensible que era crush de la mayoría de las chicas y le encantaba molestar al resto. JungKook le parecía alguien tan falso, podía ser atractivo y hermoso todo lo que quisiera pero no dejaba de ser un estúpido mocoso ante sus ojos, y bueno, JungKook era consciente de que el mayor pensaba todo eso sobre su "reputación", pero no podía importarle menos.

—Así que… decidiste cambiar esta noche, Park. —burló el pelirrojo analizando al contrario de pies a cabeza, JiMin apretó el vaso en su mano al notarlo—. Dime, ¿por qué tienes una falda de zorra?

—Eso no debería importarte. —tomó otro sorbo del vaso, con la esperanza de que el ardor desapareciera la enorme furia que comenzaba a acumularse en su interior.

Ahora lo único que quería hacer era estampar a Jeon contra la dura pared y que el golpe contra esta fuera lo suficiente fuerte como para herirle el puto ego al chico.

—Vamos, solo quiero saber por qué Park JiMin ha venido a una fiesta con una falda, como una nena. —la sonrisa burlona que se plantó en los labios de JungKook definitivamente a JiMin le desagradó—. ¿Acaso buscas que te follen esta noche?

—Tú realmente no quieres seguir molestándome, imbécil. —habló entre dientes el pelinegro, resistiendo las ganas de estallar. No quería armar un espectáculo en medio de la cocina, claro que no.

JungKook rió, acomodando su cabello.

—No puedo tomarte en serio cuando tienes una faldita, hombre. —jugó con el borde de uno de los vasos de la mesa, con una pequeña risita formándose en su garganta.

—Puedo patearte el culo si quisiera, ¿sabes? —Park se inclinó en la silla, ya a este punto su autocontrol se hallaba tan cerca de cruzar el límite.

—¿Tú? ¿Tú qué llevas una falda, preciosa? —los ojos de JungKook brillaron con maldad, el apodo salió de su boca con la auténtica intención de fastidiar al pelinegro, quien llegó a su punto límite.

No mencionó nada, ninguna palabra para expresar su furia, nada. Simplemente se levantó del taburete, y una cosa llevo a la otra, tan rápido sucedió que ni Jeon pudo objetarle algo al respecto, dejándose arrastrar con una sumisión que desconocía en él.

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