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Botado XXX

Historia Original, personajes de propiedad de Masashi Kishimoto.

Aclaración: Infidelidad (como que últimamente todas tienen esto ¿no? XD), Sexo explícito, lenguaje soez. Me olvidé de decir: personajes con OoC (aunque lo habrán notado XD)

Botado

Naruto no presionó a Hinata.

Durante los siguientes días él estuvo llendo a su casa a visitarla después de preguntarle si estaba y si no le molestaba. Ella siempre decía que sí.

Tampoco hubo nada sexual. Sólo conversaciones, dormir la siesta o mirar una película. Hinata aún seguía triste, algunas veces lloraba en un momento inesperado y Naruto no siempre lograba calmarla, pero la contenía, la abrazaba. Ella estaba frágil y algo rota, generalmente era la chica divertida que él había conocido, pero ahora dejaba ver el otro lado de ella. Era un poco caprichosa, acostumbrada a salirse siempre con la suya por estar rodeada de hombres que siempre hacían lo que Hinata pedía. Sus manías de limpieza eran más marcadas ahora, siempre que él llegaba estaba limpiando algo.

Sólo faltaban tres días para comenzar de nuevo con la rutina estudiantil y Naruto bajó de su motocicleta, sintiéndose contento de poder ver una vez mas a Hinata. Trabó el volante y acomodó su mochila en su espalda. Entró sin siquiera golpear la puerta, se sacó las zapatillas, dejándola en su lugar y frunciendo el ceño al ver unas distintas a las que veía todo el tiempo. Él dejó el casco sobre el de Hinata y no le dió importancias, tal vez algunos de los chicos se habían comprado una.

—¿Hinata?— llamó al no verla en la pequeña sala.

—¡Aquí!— gritó ella desde la cocina.

Naruto entró con una sonrisa al sentir el olor a café recién hecho. Pero se detuvo de golpe.

—Hola.

Naruto miró parpadeante a Konohamaru sentado en la silla alta del centro de mesada y sus ojos se entrecerraron cuando lo vió con su taza rosa. Naruto miró a Hinata, ella sonreía y le agitó la mano que no estaba sosteniendo la taza que él le había regalado.

—Hola— saludo volviendo a mirar la taza rosa.

¿Quién diría que se pondría de los pelos por ver que alguien tomaba en la taza que Hinata siempre le había servido? Tenía el cuerpo tenso, sin saber qué hacer el respecto.

—Me crucé a Konohamaru en el Walmart. ¿Puedes creerlo?— dijo Hinata felizmente mirando al chico castaño.

Naruto apretó los dientes cuando Konohamaru le guiñó el ojo.

—Hoy definitivamente es mí día de suerte. Me has alegrado el día—, dijo con su acento marcado.

Hinata rió y agitó la mano.

—Eres un encanto. A mí también me pone muy feliz haberte encontrado.

Naruto apretó los puños a los costados de su cuerpo, Hinata estaba con un vestido escotado y ajustado color azul oscuro. Y Konohamaru miró sus pechos distraídamente cuando ella se inclinó para agarrar una galleta.

— No deberías comer las galletas de Jūgo—, dijo sin poder evitarlo.

Hinata se detuvo con la boca abierta y la galleta en camino. Konohamaru mordió la suya y Naruto se acercó para apoyarse en la mesada, lo más lejos posible de las condenadas galletas mortales. Ella alzó la ceja con la perforación.

— Sabes que se enojará.

Hinata rodó los ojos.

—Es un goloso, no se dará cuenta que le falta dos o tres—, ella mordió la galleta.

Naruto hizo una mueca, pero no dijo nada. Miró a Konohamaru y luego a Hinata.

—¿No me vas a servir café también?— odió escuchar su propio tono de niño mimado. Él se sorprendió cuando Hinata se encogió de hombros.

— Sabes donde estan las tazas—, dijo haciendo una seña despreocupada hacía la alacena.

Naruto apretó los labios y miró a Konohamaru que tenía una mirada incómoda, mirando a cualquier lugar mientras se llevaba su taza rosa a la boca.

—Bien—, gruñó algo enojado.

Naruto se movió a la alacena y la abrió, viendo las tazas colgadas, pero hubo una que le llamó la atención. Él frunció el ceño mientras agarraba la taza negra y observó curioso el diseño. Abrió los ojos asombrado al notar que tenía un sol al atardecer con una moto en medio de él. La motocicleta estaba alzada en una rueda, como si fuera un caballo y tenía un camino de atrás con fuego. Naruto se giró lentamente y miró a Hinata, pero ella estaba más concentrada en hablar con Konohamaru.

—¿Hinata?— la llamó suavemente y ella lo miró con curiosidad—. ¿Y esto?

Hinata sonrió y se encogió de hombros.

—Tu taza.

Naruto miró confundido a la taza y luego a la que Konohamaru tenía en las manos.

—Pero...—, murmuró pensando que esa había sido su taza.

—¿No te gusta?— preguntó Hinata con el ceño fruncido.

—No, digo si—. Naruto bajó la mirada y la miró—. No es que no me guste, sólo que...

Él se detuvo, sin saber qué era lo que tanto le molestaba.

—La compré esta mañana—, dijo Hinata bajando su taza y mirándolo algo preocupada.

Naruto apretó los dedos en la taza cuando se dió cuenta cuál era el problema. Él sentía que lo estaba poniendo en el mismo lugar que sus amigos, porque Hinata les había comprado las tazas a todos, diciendo que se había guiado por la personalidad de cada uno. Y a Naruto le ponía feliz que ella hubiera pensado en él, pero ese no era el problema.

¿Esto significaba que lo consideraba un amigo? ¿Lo estaba poniendo en friedzon?

Él levantó la mirada pero Hinata ya no le prestaba atención, estaba murmurando cosas con Konohamaru en japonés. Naruto apretó sus dientes, ¿por qué ella hacía eso? ¿Le estaba diciendo algo que no quería que él escuchará? Obvio que sí, pensó. O sino, ¿por qué otra razón lo haría?

Naruto se volvió sintiendo que podía matar en ese momento. Mientras él le daba tiempo para reponerse de su pérdida, dándole espació y sin presionar, ella ya estaba coqueteando con alguien más. El golpe fue directo a su pecho y bajó la cabeza a la taza.

Hinata no los consideraba nada, ellos no habían hablado de volver y aunque él se moría de ganas de besarla, jamás dijo nada al respecto. Naruto no podía culparla si creía que él la quería como amiga y buscaba alguien más. Él sabía que Hinata tenía un alto deseo sexual, tanto como él, cosa que Naruto había disfrutado mucho, pero en ese momento le daba una abofeteada en la cara.

Los malvado celos se convirtieron en un amargo dolor y suspiró mientras dejaba la taza de nuevo en el lugar. Si ella quería seguir con su vida, él no podía detenerla, Naruto no lo haría. Él ya la había conocido así, liberal y muy sensual, él no podía criticar lo que más le había llamado la atención de ella.

Él se volvió, acomodando la mochila aún en su espalda y miró a Hinata y Konohamaru. Ella le estaba sonriendo, pero al parecer sintió su mirada y se volvió. Ella frunció el ceño cuando se percató de su expresión adolorida.

—¿Que sucede?— preguntó preocupada.

Naruto miró a Konohamaru y luego a ella. Él no arruinaría su diversión, por más que le rompiera el corazón en el proceso.

—Nada—, negó—. Recordé que tengo que ir a hacer algo antes de que sea tarde—. Hinata frunció el ceño y se bajó del banco para acercarse a él, pero Naruto dió un paso hacía atrás— ¡No!—, gritó porque sabía que no podría seguir actuando si sentía su perfume o ella lo tocaba. Hinata se detuvo asombrada y él pensó rápido—: Estabas comiendo galletas.

Hinata asintió y dió un paso hacía atrás.

—De acuerdo. ¿Vendrás después?— preguntó después de darle una mirada a Konohamaru.

Él corazón de Naruto se apretó, no quería venir y ver que él seguía allí o darse cuenta que habían tenido sexo en la habitación de Hinata. Así que negó.

—Tal vez mañana.

Continuará...

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