Botado XI
Historia Original, personajes de propiedad de Masashi Kishimoto.
Aclaración: Infidelidad (como que últimamente todas tienen esto ¿no? XD), Sexo explícito, lenguaje soez. Me olvidé de decir: personajes con OoC (aunque lo habrán notado XD)
Botado
Naruto se detuvo cuando Hinata se lo pidió. Él apagó la moto mientras ella bajaba con un pequeño salto. La lluvia se había mermado, aunque seguía cayendo una fina garúa. Naruto se sacó el casco, mientras veía la pequeña casa que Hinata dijo que era suya mientras ella se sacaba el casco, agitando su cabello que había quedado pegado en su cabeza. Unas cuantas gotas cayeron en medio de la cara de Naruto, pero él sólo sonrió mientras apoyaba sus manos en el casco, que estaba sobre el tambor, y la veía.
Hinata lo miró también y estuvieron así, mirándose por unos segundos que a Naruto se le hicieron eternos.
—Bueno, tal vez...
—¿Quieres pasar?— hablaron al mismo tiempo.
Naruto se detuvo y la miró fijamente, Hinata no parecía incómoda con la idea
—No me gustaría molestar ni meterme...
—Ya estás metido en mí vida—, descartó Hinata con un aleteo de mano, como si espantara moscas—. Ahora todo el mundo te conocerá por el que rompió a la Perra-Hyūga—, dijo con un encogimiento de hombros.
Naruto hizo una mueca.
—No es gracioso—, dijo algo incómodo.
—¿De verdad? A mí sí me lo parece ahora que puedo caminar normal y no como si hubiera bajado de un caballo—, bromeó mientras abría sus piernas como si tuviera una pelota entre sus muslos.
Naruto rió sin poder evitarlo.
—Lo siento. No me di cuenta que estaba siendo muy brusco—, se disculpó.
—Oye, ¿me oíste quejarme?—, Naruto sonrió—. No, claro que no. Estaba gritando para que mes más duro—. Ella abrió la boca como si estuviera gritando en medio del acto y él negó con la cabeza—. Además gracias a ti me he portado muy bien.
Ese comentario hizo que frunciera el ceño.
—¿Por qué?— preguntó curioso.
Ella acarició la mejilla de su trasero.
—Me azotaste tanto que cuando alguien me decía que lo iba a hacer, huía—. Hinata rió, pero Naruto hizo otra mueca. Ella vió su preocupación en su rostro y rodó los ojos—. Te estoy tomando el pelo, hombre. Vamos, vayamos a dentro así te sacas esa ropa y tomas algo caliente antes de que te enfermes.
Naruto sonrió mientras trababa el volante y pasaba la pierna por arriba de la moto.
—¿Me quieres desnudo?— no pudo evitar preguntar.
Hinata lo miró por sobre su hombro mientras subía los cortos escalones a la puerta de la casa, la sonrisa en su boca era perversa.
—Tengo algunas lagunas mentales y quiero ver si estas tan bueno como recuerdo—, bromeó con él alzando y bajando las cejas.
A Naruto le empezaba a doler un poco las mejillas por la constante sonrisa que Hinata le provocaba. Hinata abrió la puerta y pasó, dejándola abierta. Ella se sacó los zapatos y se volvió a Naruto.
—Si puedes sacarte los zapatos sería genial.
—No hay problema— dijo Naruto mientras lo hacía y los dejaba donde ella había puesto los suyos. Dejando el casco también a al lado,ya que ella había hecho lo mismo.
—Aha—, Hinata lo detuvo antes de que entrara—, las medias— apuntó a sus medias negras húmedas.
Naruto sonrió y se las sacó, se negó a dárselos y las puso en su bolsillo. Hinata rodó los ojos con su actitud pero no dijo nada. La mirada celeste de Naruto notó todo en el primero minuto. Un sillón viejo, una televisión que tuvo años mejores y una alfombra algo descolorida, pero extremadamente limpia.
—¡Papá ya llegué! Voy a mí habitación—, gritó Hinata mientras le hacía señas a Naruto para que la siguiera.
Naruto frunció el ceño, buscando al hombre pero no vió a nadie, ni tampoco contestaron. De todos modos siguió a Hinata a una pequeña habitación que era por lo menos la mitad de la suya. En ella apenas entraba la cama matrimonial, una cómoda con una computadora de escritorio y una cajonera que ocupaba toda una pared, casi. La habitación estaba algo desordenada, pero nada fuera de lo común.
—Disculpa el desorden. No esperaba visitas cuando me desperté tarde hoy para ir a la universidad—, dijo mientras se agachaba y levantaba una remera enorme color marrón oscuro.
—No te preocupes—, Naruto hizo una mueca cuando vió que estaba goteando agua al suelo de madera—. ¿Dónde puedo sacarme esto? Voy a llenar de agua tu habitación o sino.
Hinata juntó la ropa y lo puso sobre la cama.
— Puedes hacerlo aquí, te buscaré algo de ropa—. Hinata lo miró fijamente y luego asintió, como si hubiera adivinado su talla.
Naruto no era vergonzoso, y comenzó a sacarse la incómoda ropa mojada y húmeda. Su chaqueta hizo un ruido raro mientras se la sacaba y Hinata rió por eso mientras escarbaba en un cajón. Mientras Naruto se desabrochaba la camisa, no apartaba la mirada de ella. Él se detuvo cuando Hinata se bajó el chandal como si nada, mostrándole su hermoso trasero con una tanga negra. Naruto se mordió el labio, tragándose el siseó, mientras veía su cuerpo, su sangre comenzó a calentarse.
Hinata no se detuvo una vez que sacó sus pies de la ropa que dejó en el suelo. Llevó sus manos a su remera y se la sacó por arriba de la cabeza. Ella no llevaba sostén. Naruto se quedó con la mirada clavada en la curva de su espalda y lo pequeña que parecía de cintura para arriba desde atrás, pero tenía carne de sobra desde sus caderas. Ino había dicho que era gorda, pero Naruto la encontraba perfecta.
Naruto se mojó los labios cuando ella se puso otra camiseta, una muy larga que le llegaba hasta la mitad de los muslos y cubrió toda esa piel pálida. Él pareció recordar que tenía que sacarse la ropa y volvió con su camisa. Estaba en los botones de sus vaquero cuando Hinata se volvió con una remera grande para él también.
—Toma—, dijo extendiendo la prenda a él.
—Gracias—, dijo Naruto sin poder ocultar su voz ronca.
Hinata se lo quedó mirando mientras él se bajaba el pantalón y salía de el. Naruto sabía que ella podía ver perfectamente su erección con su boxer húmedo, pero él no hizo nada para ocultarla. Se puso la remera y frunció el ceño al ver la cara de un gato gris con manchas de color blanco en la parte frontal. Hinata rió mientras juntaba las ropas húmedas y se mordió el labio cuando llegó a la puerta.
—¿Quieres poner en la secadora tu boxer?
Naruto entendió perfectamente su tono de desafío, y sonrió con sorna. Él jamás se escapaba de uno. Sin apartar la mirada de ella, se bajó con lentitud la última prenda suya que le quedaba puesta y se quedó con una remera que apenas le cubría la polla dura como roca. Se lo lanzó con una sonrisa.
Naruto alzó una ceja y abrió los brazos.
—¿Contenta?
Hinata sonrió con lentitud, ya que había quedado asombrada de que él actuará con tanta naturalidad. Sus ojos lo recorrieron desde las puntas de los pies descalzos hasta sus cabellos dorados y mojados.
—Muy...— dijo con los ojos brillantes antes de salir de la habitación.
Continuará...
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