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Extra. Shut up.

La reunión estaba siendo aburrida, desde que cruzó la puerta de la sala de conferencias sabía que se vendría una larga mañana pero sin duda superó sus expectativas. Si hubiera dependido de él, habría dejado que su jefe idiota manejara la situación por su cuenta, pero por razones que JiMin no alcanzaba a comprender, Jeon había insistido en su presencia.

No podía evitar preguntarse por qué lo quería allí. ¿Era una forma de castigo? ¿O había algún motivo oculto tras esa decisión?

Fuera cual fuera la razón, se encontraba atrapado en esa sala, contando los minutos y añorando el momento en que pudiera escapar de esa reunión que parecía no tener fin.

No quería seguir escuchando las razones diplomáticas y huecas de Kim para incrementar el porcentaje de ganancias compartidas entre ambas empresas. Él como vicepresidente no aprobaría aquello pero, para su sorpresa e irritación, Jeon parecía estar considerando seriamente la oferta.

Eso le echó más leña al fuego que se construía en su interior. Detestaba que le llevaran la contraria.

—Recuerdo que desde el principio se había pactado un porcentaje de ganancias para cada empresa y cambiarlo ahora me parece un movimiento arriesgado. —tomó la palabra cuando no puedo soportarlo más, acomodándose en la silla y dedicándole una mirada seria a Kim NamJoon.

El otro hombre pareció sorprendido por la repentina intervención, mientras que pudo notar de soslayo como Jeon giró sutilmente su cabeza en su dirección, su expresión indescifrable. Por supuesto que sabía que no estaba para nada contento con sus palabras, pero no podía importarle menos.

JiMin mantuvo su postura, desafiante pero profesional para contenerse.

—Puedo entender esa precaución, señor Park, pero en este caso solo veo beneficios para ambas empresas. Se ha analizado muy bien el caso y no hay ningún error. —respondió con calma, su voz transmitiendo una confianza inquebrantable mientras dejaba la carpeta en la mesa de cristal y guardó las manos en sus bolsillos, con sus ojos fijos en los suyos sin ningún tipo de intimidación.

—¿Tan seguro estás que no hay ningún error, señor Kim? —alzó la esquina de su boca sutilmente, casi queriendo burlarse en su cara pero se contuvo.

Kim abrió la boca, dispuesto a contraatacar, pero antes de que pudiera pronunciar palabra, un carraspeo de Jeon captó la atención de ambos provocando que giraran la cabeza en su dirección.

Su expresión era inmutable, sin embargo la mirada intensa dirigida hacia él la conocía muy bien. JungKook quería matarlo ahora mismo, casi podía escuchar el ritmo acelerado de la sangre corriendo por sus venas.

—Park, aunque aprecio tu cautela, creo que en esta ocasión estás siendo excesivamente conservador. —su voz era firme, casi cortante sin despegar su vista de encima suyo—. El señor Kim ha presentado un análisis exhaustivo y, después de revisarlo detenidamente, estoy inclinado en aprobar su propuesta.

JiMin sintió como si le hubieran dado un puñetazo en el estómago. Una expresión pura rabia y descontento cruzaron su rostro por un instante, teniendo que apretar los puños para evitar que un gruñido saliera de su boca.

Joder, como quería callarlo.

Empezaba a creer que Jeon lo obligó a asistir a la reunión simplemente para burlarse de él y poner a prueba sus límites.

—Gracias, señor Jeon. Estoy seguro de que esta decisión beneficiará a ambas empresas. —Kim asintió, una sonrisa de satisfacción apenas contenida en sus labios dirigida hacia Jeon que quería tanto borrar.

JungKook desvió su atención de él para dársela a Kim, en sus labios dibujandose una ligera sonrisa.

JiMin apretó la mandíbula, luchando por mantener una fachada profesional mientras sentía que su opinión era completamente desestimada. La irritación y la frustración bullían en su interior, mezcladas con una sensación de posesividad que no quería admitir.

Ver a JungKook sonreír a ese otro humano, mostrándole una faceta amable que era totalmente extraña en su cotidianidad, despertó en él un instinto territorial que lo sorprendió y aterró en partes iguales.

No podía seguir así en esta reunión, necesitaba disolver toda la tensión en su cuerpo ahora mismo.

Park se levantó de la silla abruptamente, el movimiento repentino atrajo la atención de los presentes en la sala, interrumpiendo la conversación. Alisó su corbata dentro de la chaqueta del traje con un gesto deliberado, reprimiendo la sonrisa socarrona que amenazaba con formarse en sus labios al notar que había captado la atención de ambos humanos estúpidos, especialmente la de uno.

—¿Podemos hablar un momento aparte, Jeon? —dijo tranquilo, enmascarando todo su conflicto interno.

Los ojos de JungKook lo barrieron sutilmente, analizándolo.

De repente, la atmósfera entre ellos estaba cargada de una tensión familiar, una mezcla de lucha de orgullo y algo más profundo que siempre parecía bullir bajo la superficie.

El tiempo pareció detenerse mientras ambos se miraban fijamente, ninguno dispuesto a ceder. La tensión entre ellos era como un cable estirado al máximo, a punto de romperse en cualquier momento.

—¿Es realmente necesario?

—Sí.

Él se quedó en silencio por unos segundos hasta que asintió.

—Está bien. —se puso de pie, ahora poniendo su atención en Kim—. Discúlpenos un momento, por favor.

A Kim solo le quedó asentir, aunque era notoria su incomodidad con la situación.

Jeon tomó el paso primero caminando hacia el cuarto más pequeño ubicado al lado de la sala principal, él le siguió hasta que cerró la puerta a sus espaldas.

El espacio reducido parecía amplificar la tensión entre ellos. JungKook se giró para enfrentarlo, su rostro siendo una máscara de irritación apenas contenida.

—¿Qué te pasa? ¿Por qué quieres hablar? —dijo cruzándose de brazos y frunciendo el ceño.

Park no respondió nada y solo cortó la distancia entre ellos rápidamente, empujando al otro contra la pared sin darle oportunidad de siquiera prevenirlo. Sonrió con satisfacción al escuchar el quejido adolorido provenir de aquella boca soberbia.

—Realmente te encanta jugar con mi control, ¿no es así, JungKook? —casi gruñó mientras lo tomaba del cuello con firmeza, sus dedos apretando la piel que pronto sabría se pondría rosácea por el maltrato.

—S-sueltame, idiota. —intentó soltarse con ambas manos apretando las de JiMin, pero este no se lo permitió y encajó una pierna en medio de los muslos ajenos—. No sé a qué te refieres.

JiMin soltó una risa seca.

—Por supuesto, como si obligarme a estar en esta aburrida reunión que podías manejar tú solo y joder cada cosa que digo, no fuera nada. —respondió molesto, observando el brillo oculto en los amplios ojos de Jeon.

—Te lo tomas muy personal, JiMin.

Ignoró sus palabras y con su mano libre se encargó de acariciar las hebras oscuras, en un contacto totalmente opuesto al que tenía sobre su cuello.

—Empiezo a creer que haces todo esto a propósito para molestarme y que te castigue... pretendes ser un hombre grande, pero en realidad sigues siendo un mocoso jugando a ser el jefe. —se acerca aún más, bajando el tono de su voz.

Las mejillas de JungKook se sonrojaron vergonzosamente y desvió su mirada a cualquier parte del cuarto pequeño, menos a él. Entonces supo que había dado al blanco. Tanto tiempo construyendo esta dinámica complicada lo llevó a conocerlo más de lo que pretendía en un comienzo.

—Ya suéltame, lobo estúpido. —lo empujó con fuerza, consiguiendo que retrocediera unos pasos para dejarlo libre. Los ojos de Jeon estaban cargados de un brillo salvaje e intenso que lo invitaban a ponerlo sobre sus rodillas y darle la lección que tanto se merece.

—Deja de jugar conmigo, Jeon. Sabes muy bien lo que estás haciendo allá afuera en esa reunión.

—¿Y qué si lo sé? ¿Qué vas a hacer al respecto?

Jeon levantó la barbilla en un gesto desafiante.

El hombre mayor no necesitó de usar palabras, dejándose llevar por la mezcla explosiva de frustración y deseo que JungKook siempre despertaba en él, acortó la distancia entre ambos y se acercó a él para devorar su boca, queriendo callarlo finalmente.

Un brazo sosteniendo la estrecha cintura con fuerza para atraerlo a su cuerpo y su otra mano enredándose en los cabellos perfectamente peinados de Jeon.

El beso era descuidado y salvaje, JiMin no tuvo cuidado alguno con los labios ajenos y simplemente los hizo su propiedad. Y sabía que tenía todo el permiso cuando sintió a JungKook corresponder el contacto con la misma hambruna. La mutua hambre que sentían el uno por el otro se evidenciaba en la forma en que sus bocas se buscaban, ávidas y desesperadas, como si este momento fuera el canalizador de su descontento.

Enredó sus dedos en el cabello de Jungkook con más fuerza, tirando ligeramente para inclinar su cabeza y profundizar aún más el contacto. JungKook, por su parte, no se quedó atrás. Sus manos recorrían la espalda contraria, clavando sus dedos como si quisiera fundirse con él.

El aire entre ellos se volvió denso, cargado de electricidad peligrosa. Sus respiraciones entrecortadas y los pequeños sonidos que escapaban de sus gargantas rompían el silencio entre las cuatro paredes.

Por más que quisiera seguir besándolo, JiMin separó sus labios en un sonoro chasquido húmedo que fue directo a su erección. Su objetivo no era complacer a Jeon, sino enseñarle una lección que le enseñaría que con él no se podía jugar tan a la ligera.

Con la respiración entrecortada y los ojos oscurecidos por una mezcla de lujuria y determinación, Park observó a su querido jefe. Se veía tan descompuesto, con el cabello revuelto y los labios hinchados por los besos voraces.

—¿Por qué te detuviste? —preguntó sin aliento JungKook, frunciendo su ceño y buscando a tientas la boca ajena. Fracasando en el intento, era tan adorable siendo necesitado.

—No te traje aquí para ser bueno contigo, cariño. —dijo con una sonrisa que curvó una esquina de sus labios, saboreando la forma en que el cuerpo del menor tembló ligeramente.

No le permitió que respondiera, simplemente lo tomó por los hombros e hizo que se pusiera en sus rodillas. La facilidad con la que JungKook cedió ante él lo llenó de una sensación embriagadora de poder, y el hecho que siguiera mirándolo con aquella expresión desafiante solo lo hacía mucho mejor.

—Allá afuera podrás ser el que manda, pero entre tú y yo sabemos quién realmente tiene la batuta aquí. —el tono de voz fue suave pero al mismo tiempo mordaz—. Ahora hagamos esto rápido que no tenemos tiempo, Kim está esperando y no quieres dar una impresión no profesional, ¿verdad?

—Cállate, JiMin. —rodó los ojos, chasqueando la lengua.

Esa respuesta fue suficiente para romper el último gramo de paciencia que le quedaba hoy.

Frunciendo el ceño, Park se quita el cinturón y desabrocha su pantalón para liberar su erección contenida en la ropa interior. Casi se ríe por el cambio en la expresión del otro, aquellos grandes ojos mirando su miembro con hambre y deseo.

No sería gentil. JungKook lo obligaba a no serlo con su comportamiento de mierda.

La necesidad de ponerlo en su lugar y marcarlo recorría cada rincón de sus venas, al punto que podía sentir las encías doler por el anuncio de sus colmillos.

Saca la erección del bóxer y sin ningún tipo de anuncio, hace encajarla dentro de la boca húmeda de Jeon. Provocando que jadeara entrecortado por la acción repentina, las fosas nasales se expandieron rápidamente para agarrar aire.

JungKook le dedicó una mirada de muerte pero no podría importarle menos, sabía muy bien que él estaba disfrutando esto. La acumulación de saliva en su mentón y los ojos dilatados eran un indicio de eso, por no mencionar el obvio bulto en los pantalones contrarios.

Agarró los cabellos oscuros con firmeza y empujó su polla más profundo dentro de la boca. No iría lento, no tenían tiempo para esto.

JiMin se mordió el interior de la mejilla para no hacer ningún sonido, su cadera moviéndose sin su voluntad, su polla  entraba y salía de la boca del chico mientras su mano se encargaba de manejar a su antojo el ángulo de su cabeza. Miró con avidez el rostro enrojecido de JungKook, sus labios regordetes estirados alrededor de su polla, esos ojos vidriosos y drogados muy abiertos e incrédulos, como si él no pudiera creer lo que estaba haciendo. Como si quisiera pretender que ser usado así le ofendiera.

Era imposible tomárselo en serio cuando podía escuchar con perfección los gemidos ahogados provenientes del hombre en sus rodillas.

Jeon levantó la mirada y se miraron mientras le jodía la boca. De alguna manera, hizo que el acto fuera diez veces más obsceno, haciéndolo dolorosamente consciente de que estaba jodiendo la boca de su odioso jefe mientras sus socios comerciales estaban a una delgada pared de distancia. Aún podía oírlos hablar. Se preguntó si también podrían oír los sonidos húmedos y viscosos que hacía la boca de JungKook.

Incluso si pudieran, no le importaba en lo más mínimo. Necesitaba joder esta boca, esa boca insolente, irrespetuosa y exasperante que nunca se callaba. Que lo sacaba de sus casillas más veces de las que le gustaría admitir.

Le tomó un tiempo humillantemente corto para correrse, pero estaba tan tensionado que no era sorprendente. La visión de la cara sonrojada, esos labios rojizos estirados alrededor de su circunferencia y la manera desvergonzada JungKook en que se tocaba por encima de la tela. en que Gimió en voz baja, manteniendo la cabeza de Jeon quieta mientras le jodía la garganta las últimas veces, apretando su polla contra ella mientras derramaba su esperma por su garganta.

Él ya no se ahogaba, era experto en recibirlo muy bien.

JungKook gimió, su mirada desenfocada. El conejito irritable se había corrido con solo haber sido follado en la boca.

Eso no debería darle tanta satisfacción propia.

—Buena suerte en cubrir esa mancha en tu pantalón, Jeon. —dijo burlón, viendo como se ponía de pie torpemente por el temblor en sus piernas.

Jungkook, intentando recuperar algo de su dignidad, lanzó a JiMin una de sus características miradas cargadas de "odio".

—Eres un imbécil —respondió, su voz aún ronca y las mejillas ligeramente sonrojadas.

—Lo que digas.

Park no le quitó la mirada de encima mientras él mismo se arreglaba los pantalones y ponía en su lugar cualquier prenda que se desató durante su jugarreta.

Con movimientos torpes pero apresurados, JungKook comenzó a arreglarse la ropa, luchando por restaurar su apariencia profesional.

La tensión en el aire permanecía densa, cargada de emociones contradictorias: vergüenza, deseo, ira y una pizca de anhelo no reconocido.

—No me mires, JiMin. —protestó JungKook, sus dedos luchando por domar los mechones rebeldes de su cabello. A pesar de sus palabras, era evidente la forma en que su cuerpo reaccionaba ante su intensa mirada.

—En realidad... te encanta tener mi atención. —se acercó unos pasos a él y susurró en un tono casi seductor.

JungKook se vio conteniendo la respiración, atrapado entre el deseo de huir y el impulso de rendirse una vez más.

Extendió una mano, como si fuera a tocar el rostro ajeno, pero se detuvo a milímetros de su piel. Vio como Jeon cerró los ojos, anticipando un contacto que no llegó y al percatarse de aquello tomó distancia con una mueca en sus labios.

¿Qué estaba apunto de hacer?

—Tenemos que salir, todavía está pendiente la reunión.

JiMin estuvo de acuerdo.

Ambos salieron de la pequeña sala como si nada hubiera pasado.

Un extra para su disfrute y ya tengo en mente un último extra utilizando más el hecho que jimin es un hombre lobo, ahí vemos si puedo escribirlo en los proximos días jiji <3

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