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Capítulo 9

Luego de un momento de silencio y nuestros rostros pensantes  iluminados por la tenue luz de los rayos de Sol decayendo ante el atardecer puedo observar sus ojos llenos de temor. Pero no sólo eso, puedo distinguir cierto grado de pánico y asombro en ellos.

-¿Crees que lo sabían?.-Dice.

Trago el nudo formado en mi garganta.

-Puede ser que así fuese. 

...

Una vez Ángel retornó a su hogar fui a acostarme. En breve caí en un profundo sueño. Rodeada de oscuridad y un frío inminente. Me encontraba en un lugar que no lograba distinguir, pero que sabía que conocía por alguna extraña razón. Algo en mi interior me lo decía. Pero esa voz en mi mente no sólo reconocía que ya había pisado aquel lugar, sino también que no era un sitio de fiar. 

Inhalo profundo y me abrazo para aminorar los escalofríos que lenta pero fuertemente se iban apoderando de cada espacio de mi ser, bajando desde las primeras vertebras hacia el resto de mi cuerpo. 

Así es como decido rondar por aquel lugar. Lo que logro apreciar es neblina... en demasía. Todo a mi paso es borroso, por lo cual debo avanzar para descubrir de qué se trata. 

Comienzo a toparme con arboles. A medida que avanzo, observo grandes pinos, sanos y hermosos. Dignos de una postal. Pero más adelante extrañamente esto cambia. Ahora los troncos de estos se logran apreciar, más bien, maltratados. Imagino que se debe a los crudos inviernos. Y rápidamente mi cerebro llega a la verdadera respuesta: estos pinos claramente han perecido. Sus troncos yacen descoloridos y más pálidos en ciertas zonas más que en otras. Más allá, al seguir caminando, sólo me encuentro rodeada de madera podrida y un par de troncos que a duras penas logran mantenerse erguidos, cuyas raíces pareciesen ser lo único más firme que quedase. 

Llego a un territorio plano en medio de todos los arboles muertos. Me pregunto qué será este lugar. Pero de pronto y de un instante a otro todo cambia. 

El frío me estremece por completo y comienzo a sentirme observada. Debido a ello pongo todo mi esfuerzo en mirar hacia mis alrededores a modo de verificar si esto es cierto, pero no logro distinguir nada. 

La penumbra asecha el territorio, y poco a poco comienzan a surgir susurros de entre los interiores de toda esa masa de arboles que recorrí... e incluso los que no. 

Uno, luego otro. Pausados. Intento reconocer su voz...tal vez <<sus voces>> pero no las reconozco. ¿De qué se trata esto?. ¿Qué estoy oyendo?. No logro distinguir sus palabras. Comienzan a susurrar ahora con mayor frecuencia, y me dificulta mucho más el proceso para lograr entenderlos. 

Y de pronto sus voces no provienen del bosque, sino que se encuentran en el interior de mi cabeza, y gritan. Una y otra vez. No se callan. No paran. Quiero que se detengan. 

La inseguridad se apodera de mi. Quiero despertar. Quiero salir de este lugar. ¿Dónde estoy?. ¿Por qué estoy aquí?.  

Llevo las manos a la cabeza e intento tapar mis oídos a modo de intento de apagar sus voces. Pero no funciona. Y llego al desborde de la desesperación y grito:

-  ¡¿QUÉ QUIEREN DE MÍ?!

Y tras un breve minuto de silencio, lo escucho. Fuerte y claro.

-  <<Tu alma>>.

Y todo lo demás fue silencio.

...

La alarma titubeante me hizo despertar. Me pregunto qué hora es y al ver la hora en el celular me percato de que me he quedado dormida.

- ¡Maldición!.- exclamo.

Rápidamente tomo unos jeans azul y los combino con una blusa blanca. Lavo mis dientes y cojo una manzana de la frutera. Mamá me observa desde el comedor.

-¿No desayunarás?.- Dice un tanto preocupada.

-No mamá, voy atrasada. Nos vemos a la vuelta, ¿si?. Los adoro.- La beso en la frente y me marcho velozmente tomando el bolso y las llaves del auto antes de partir. 

Pero antes de cerrar la puerta logro oír.

-¡Feliz primer día de trabajo hija!.

Ohh... simplemente la amo. 

 Mientras conduzco por los no aún pavimentados caminos  que nos dirigen a Yellownife, al vivir en sus alrededores. Puedo apreciar que realmente no es fácil manejar en estas condiciones, pero agradezco el hecho de ya haberme enfrentado a situaciones similares antes, lo cual logra quitarme un poco el miedo de encima. Manejo con cautela y ya al llegar a pavimento tomo rumbo al consultorio. Allí me presento ante una enfermera y ella me entrega las llaves de mi despacho. 

-Los pacientes están inscritos ya en la cartola. Llegas tarde.- Áspera y volteándose inmediatamente para seguir con sus quehaceres. 

Avergonzada volteo, ya que si en algo tiene razón, es en que he llegado tarde. ¿Cuánto? ¿Diez minutos?, ¿quince?, tal vez ¿treinta?. Esto no hace más que dejarme mal como profesional.

En un rápido actuar acomodo los cojines del sillón en el cual se sentarán los pacientes y saco mi archivador y lápiz. Comencemos. 

Salgo y llamo a Ava O'Connell. Su madre entra acompañándola a través de la puerta de la habitación y ambas se sientan en el sofá. Sonrío amigable. Quizá a modo de disculpa, o quién sabe, a modo de disimular mi irresponsabilidad tal vez. Me regaño a nivel mental.

Observo la ficha clínica. Okay... ocho años, sin antecedentes de visita previa al psicólogo. 

-Buenos días, soy Alicia Carrasco. Lamento haber llegado tarde. Soy la nueva psicóloga. Cuéntenme, debido a qué se debe esta consulta hoy.- Dirigiendo una leve sonrisa a la pequeña niña, que con desconfianza me observa desde el lado derecho del sillón. Aun sosteniendo entre sus brazos una desgastada muñeca de trapos con larga cabellera color marrón. 

Pero las palabras de la madre me sorprenden y doy un brinco en el asiento al pillarme desprevenida. Pero qué susto más inapropiado. 

-Ya sé quién es. 

Su mirada es despectiva. ¿Qué ocurre?. Quizá... se deba a... ¿lo que todos dicen de mí?  

- Lamento lo que ha escuchado de mí. Eso ocurrió hace mucho. No todo lo que se rumorea de mi es cierto. Agradecería me de la oportunidad de enseñarle.

Corta mis palabras.

- No me refiero a eso.- Soltando un bufido para luego seguir y decir.- Eso que dices ocurrió en el pasado todo el mundo aquí lo sabe y tiene más que claro el tipo de chica que eres.- Sus ojos comienzan a recorrer todo mi cuerpo con desdicha, desde la punta de mis zapatos a la cabeza; haciéndome sentir repentinamente indefensa y acorralada ante sus palabras y aquello que, me temo, pueda agregar. Ruego en el interior no me dañe con sus palabras. <<Por favor, no más>>.- No. Claramente a eso no me refiero. Hablo de mi hija. No ha parado de hablar de la nueva psicóloga que llegó al pueblo y que debía sí o sí atenderse con ella hoy. 

Intentando tranquilizarme, cuidadosamente aparto los ojos de la vista de la mujer sentada enfrente mio. La cual aún mirándome fijamente no parece estar dispuesta a desprevenir su vista de mí. 

Mi corazón, al darme cuenta se había acelerado, logro oír su palpitar como si los latidos zumbaran en los mismísimos oídos. Respiro hondo y me acerco lentamente hacia la niña, para preguntar.

-¿A qué querías venir a verme Ava?. ¿Quieres hablar de algo en particular?. Puedes contarme lo que sea. Seremos amigas.

De reojo alcanzo a ver a su madre voltear los ojos y ponerlos en blanco. 

¿Qué tiene ella en contra mía?

-¿Tú eres Alicia?.-su dulce voz me derrite el corazón.

Pero su madre nuevamente interrumpe.

-Si hubiese sabido que era ella no hubiésemos venido.- hace una mueca con la boca a modo de desagrado dirigiéndose a la niña.

Observo nuevamente a la pequeña.

-Así es. Soy yo. Dime, qué te trae a mi hoy. ¿Te gustaría hablar de algo?. 

La niña de intensos ojos verde agua me envuelve en un intrigante misterio con su mirar. Por un momento me siento cautivada por ello, y pareciera que he quedado atrapada en aquellos ojos. De pronto, y súbitamente sacudo la cabeza. 

Rayos, ¿qué me ocurre hoy?

Ella al fin habla, rompiendo el silencio en la habitación.

-Soñaste con ellos anoche, ¿verdad?.

¿A qué se refiere?. Frunzo el ceño.

-¿De qué hablas Ava?.- pregunto dudosa.

-El bosque y los árboles. ¿A que los susurros no son tan agradables allí, no?

¿Acaso se está refiriendo a...?. Oh no... lo había olvidado por completo. El sueño. 

Este fue anoche.. Espera, había olvidado la sensación de inseguridad que causaba estar en el, era tan... terrorífico, lúgubre y solitario aquel lugar. Y.. Oh...¿Cómo es que sabe ella que soñé todo eso?

...

Espero les esté gustando, por favor dejen sus votos ¿si?

¡Saludos a cada uno de ustedes!

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