Capítulo 3
Me acerco delicadamente a la pequeña tumba y observo con detención cada detalle de esta. Extrañaba sin duda alguna volver a hacerte compañía, venir a dejarte flores por lo menos un día a la semana y recordar bellos momentos que hemos pasado juntas. Extiendo la palma de mi mano y beso mis dedos para luego tocar tu nombre escrito en la fría placa de mármol sobre la blanca cerámica, y con esto poder saludarte en muestra de afecto. Cuando mi vista se detiene en el arreglo floral bajo tu nombre logro percatarme que mis ojos se han entumecido en lágrimas sin darme cuenta. Pero no te preocupes, es de emoción mi pequeña. Y es que mamá siempre se ha preocupado de venir a dejarte hermosas flores y hoy no es la excepción. Están frescas por lo cual asumo que vino hace no más de dos días. Luces preciosa acompañada de estate color blanco, maule color burdeo e ilusiones dando la impresión que sobre todo este conjunto estuviesen cayendo pequeños copos de nieve.
- Casi lo olvido. He traído conmigo una rosa blanca, es en muestra de lo mucho que te he extrañado... no sabes cuánto me haces falta.- Hago una pausa y trago luego de sentir que de a poco un nudo comenzaba a formarse en mi garganta.
Luego de ello decido dar unos cuantos pasos alrededor del lugar con tal de poder alcanzar bien un par de hojas secas que yacían sobre la baldosa. De seguro las había traído consigo el viento. Vuelvo a pararme en frente del sepulcro y me despido un cuanto decepcionada de mi misma.
-Espero un día logres perdonarme pequeña Angela.
Antes de voltear para tomar el bus de acercamiento de regreso a casa vuelvo a leer su nombre escrito:
Angela Carrasco Olivera
*27 de Abril del 2009
+15 de Noviembre del 2015
Cierro mis ojos y me voy, camino por los pasajes del cementerio observando que definitivamente ha aumentado el territorio que comprende el reciento y llego a la conclusión que debe de ser tanto por la llegada de nuevos habitantes al pueblo como a los sectores rurales.
Una vez en casa me dirijo directamente al interior. Papá aún no ha llegado y mamá juega con Pablo de manera tal que repite de vez en cuando los nombres de ciertos animales plasmados en los cuentos o juguetes que allí sostiene a modo de estimular el aprendizaje de nuevas palabras. Mamá se sorprende al verme y abraza fuertemente.
-Creí que demorarías más, ¿qué tal todo?- dijo.
-¡Pues que puedo decir!.-Exclamo levantando los hombros y entrecerrando los ojos a modo de sospecha para luego rápidamente decir.- Ha crecido bastante el pueblo, es cierto que se ha construido varias casas nuevas. Las cuales, de por cierto, -susurro dando un vistazo a ambos lados como observando que nadie más escuche nuestra privada conversación- no son tan bellas como la nuestra... eso es de seguro. Pero -hago una pausa breve-, a pesar de ello no me encontré con muchas caras desconocidas como hubiese sido de esperar.
Mi tono de voz pasa de travieso a dudoso.
-Bueno, verás.- Detiene momentáneamente la clase interactiva con mi hermano para luego mirarme.- La mayoría de las familias vino buscando nuevas expectativas de vida. A decir verdad llegaron muchas de una vez. Desde que comenzaron a levantarse los rumores de que en la zona se habrían descubierto nuevos hallazgos de oro, lo cual nos pondría de nuevo en el mapa como el pueblo minero que éramos... Eso fue el anzuelo que trajo consigo a empresarios, obreros y con ello a sus familias. Pero resulta que con el pasar del tiempo todos los habitantes de la localidad empezamos a dudar si es que eran ciertos los rumores que se habían escuchado, ya que no se informaba si es que todo aquello que pasaba de boca en boca era cierto o no.
Mamá se levanta del sofá y va a la cocina en dónde la luz yace encendida y logro distinguir desde la distancia que sale vapor de una olla la cual ella se encuentra revolviendo.
- Pero...si es que toda esa gente llegó a este lugar. Algo de esos rumores deben de ser ciertos, ¿no?
-Siendo sincera, creo que parte de esos rumores fueron ciertos. Ya que, si es que no venían por algo seguro. ¿A qué llegarían incluso a vivir todos esos hombres ricachones a un pueblo como este..¡y más! con todo su personal?.
-¿Crees que fue un error de táctica?- pregunto.
-No lo sé hija.- Dice aún desde la cocina, mientras yo subo mis piernas al sillón y las abrazo pensante mientras observo a Pablito.- Todo cambió un día cuando aquel hombre...¿cuál era su nombre?. Ah, sí. Richard Moore perdió a su hija en las cercanías del río.
Ella hace una pausa y toma un mantel para voltearse y mirarme detenidamente desde la cocina. Prosigue.
-Fue una lamentable historia, todo el pueblo dice que eso lo transformó y que tras eso abandonó el lugar.
- Y, ¿cómo sucedió todo?- Digo curiosa.
-Pues la niña fue encontrada sin vida, se cree que falleció ahogada. Luego de eso sin duda alguna fue el fin para los Moore. Todo se derrumbó. Richard trabajaba a modo intermitente hasta que de pronto un día no lo hizo más. ¿Y qué decir de la pobre Sally?. Ella sufrió demasiado, de hecho se dice que al poco tiempo se divorciaron.
-Mmmm, ahora entiendo. Pero, ¿ningún otro empresario quiso retomar lo que aquel hombre dejó sin concluir?
-Oh, luego de eso comenzaron a decirse barbaridades. Pues ya conoces a la gente que vive aquí, cuando ya no sabe que más decir... inventa cosas.
-¿Por qué?.- Pregunto cada vez más intrigada y cuando logro notarlo me encuentro con el ceño fruncido, mis piernas apoyadas en el suelo y mis codos flexionados con tal de que mis manos puedan sostener mi rostro situado entre ellas.
-Se trataba de locuras hija.
Y en eso alguien llama a la puerta.
-¡Oh!, es muy temprano para que tu padre haya llegado del trabajo. Hija, ¿puedes abrir?
Giro la cerradura y siento un frió estremecer recorriendo repentinamente mi cuerpo. Quedo paralizada.
- Pasó mucho tiempo desde la última vez.- Dice con voz ligeramente apenada.
Y me odio por creer que este momento no llegaría.
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