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Capítulo 28

Me apoyé con la mano derecha sobre los verdes azulejos con vista perdida en el color del agua que emanaba desde la burda cascada irregular de agua que chocaba en mi cráneo para después recorrer la longitud de mi cuerpo arrastrando consigo las marcas de aquello que no hubiese querido presenciar. Si dijera que me siento dolida mentiría. Si dijera que tengo angustia y desconcierto también lo estaría haciendo, esto porque no queda nada, nada de lo que llegó en este pueblo en mi interior. Lo único que siento es vacío... desesperanza. 

Giré el grifo cortando de súbito al agua de la regadera. Extendiendo mi mano pude coger la toalla y envolverla alrededor de mi cuerpo para luego dirigirme al lavabo y afirmarme en él. Tras unos segundos en blanco subí mi mirada para dar con el espejo en frente mio. Con la yema de mis dedos hice espacio entre el vapor que allí había formado una vista borrosa y me observé, y sólo pregunté: ¿qué es lo que debe hacer una chica marchita?, ¿cómo se supone que un espejo deba volver a brillar como lo hacía en un principio si está tan roto que siquiera con el mejor pegamento su destello nunca volverá a ser igual?

<<No lo haces Alicia. ¿Acaso no te has dado cuenta?>>

Miré confusa hacia el objeto en frente de mi. ¿Acaso la voz provenía de él?, pero eso no era lo que más me llamaba la atención, parecía ser la voz de...

- ¿Ángela? - acercándome más cuando allí la veo aparecer tras de mi. Volteé exaltada, pero si lo hacía no estaba, sólo el espejo era capaz de enseñarme a la pequeña. 

<<No te has dado cuenta que este es tu brillo hermana. Ésta eres tú... siempre lo fuiste. 
No pierdas la fe, falta poco>>

Y en eso de pronto se desvaneció entre el vapor que emanaba de las paredes. Golpeando el espejo pedí que regresara, pero fue inútil, las lágrimas comenzaron a emerger y con ello vino la desesperación. La quería conmigo. En ello caí en cuenta en sus palabras, y tambaleandome entre mis piernas con la cabeza tomada entre las palmas de ambas manos encontré el significado de su mensaje: no puedo rendirme ahora que falta tan poco. 

...

 Bajé las escaleras y me encontré con el oficial despidiéndose de mis padres, ya habían recopilado todos los datos y llenado los informes necesarios explicando los hechos ocurridos, salvo que esta vez llamó mi atención que le hacía compañía un joven de alrededor de unos veintiséis años. Luce bastante bien arreglado, incluso me atrevería a decir sofisticado. ¿Qué hacía él aquí?

- Alicia, le presento a Louis O"Connell, hermano de Ava.- Su rostro giraba a analizar la expresión del joven, que lucía como si hubiera pasado por diez montañas rusas luego de haber comido un banquete con la Reina Elizabeth ll. No lo culpo, toda su familia ha muerto, no imagino su dolor.- Él se encontraba en Ottawa por unos negocios y apenas se le notificó lo sucedido no dudó en venir. 

Lo único que hice fue asentir con la cabeza. El joven de cabello azabache y nariz prominente y puntiaguda pero ojos inocentes estiró su mano para saludarme, pero a diferencia de él oculté mis modales. Sinceramente ya ni siquiera sé si quedan para esta familia. Agachando su cabeza avergonzado, luego carraspeó:

- Lamento todo lo ocurrido. De hace mucho yo no compartía con ellos, me marché joven y fue muy poco el contacto que mantuvimos desde entonces. -Sus ojos nos evadían, pero en estos momentos me importaba un carajo su remordimiento. Su madre mató a un niño, y ...¡demonios! Sé que no fue culpa de ella... sino del bosque,  pero es que se me hace innevitable no enojarme. Yo lo miraba con furia, como si de poderse con la vista lo atravesara con tal de destruirlo. Papá me dió un codazo despertándome de mis pensamientos  enfurecidos.- Me enteré que ella te estuvo persiguiendo, -ésta vez se dirigía a mí-, ella nunca fue así. 

Acabó con un largo y pesado suspiro que llegó a sepultarme hasta a mí... la más muerta mentalmente de la habitación. Mis padres me observaban como esperando que yo dijese algo, pero no lo haría. En eso habló el oficial.

-Bien, una vez dicho eso quedo a cargo de dar a conocer un veredicto que se me ha dado a conocer en las pasadas últimas dos horas, exactamente cuando aquí, el señor O"Connel había arribado de sus cuatro largas horas de vuelo, en las cuales se nos informó que USTED, Alicia Carrasco, NO HA SIDO el real culpable del asesinato de Pool O"Connel, siendo Carolina, su esposa quien le brindó reiteradas heridas cortopunzantes en su cuerpo; como así también, el quedar exenta de la acusación de haber convencido a Ava, la pequeña del hogar de propiciarse una muerte inaudita. Investigadores del caso señalan debido a la condiciones de vida en las cuales se encontró la vivienda de la fallecida, probablemente en aquel hogar se estarían sufriendo problemas psicológicos severos que, terriblemente, y por desgracia, no alcanzaron a ser vislumbrados por los habitantes a tiempo. Dios sólo sabe si hubiesemos detenido esto.

Ante las palabras que el sherif decía sólo me podía preguntar si aquello significaba realmente lo que estaba pasando por mi mente, y como lo creía, sl parecer sí. Mis padres observaban tan anonadados como yo al oficial, y como quitándome las preguntas de la boca aseguró:

-Así es Alicia, usted ha sido liberada de la acusación por la cual mañana se presentaría a juicio. Todo esto se lo debe a Louis, él ha levantado la demanda. -Y apretando los labios en una mueca torcida producto del mismísimo cansancio al que se vio forzado todo el día se retiró agachando levemente su cabeza.- Es libre.

Mi corazón dió un brinco de alegría, mirando a mis padres ellos sorprendidos y regocijantes me abrazaron con fuerza mientras veía al joven detrás de ellos forzar una mueca y desaparecer tras la puerta. <<Dios mío, ¿qué hice?>>. Y en ese instante me partió el alma ver a aquel joven ahora solitario se marchaba con el alma partida en más de mil pedazos.

-Mamá, papá. ¿Me dan un segundo?- los separé levemente de mi, y cuando lo hice ya veía sus rostros humedecidos por la emoción. 

Salí corriendo al alcance del chico para tocar su hombro y al fin decir:

-No fueron ellos, debes estar tranquilo... Nunca quisieron hacerlo- a lo cual le sonreí sincera, quizá la sonrisa más sincera y franca que brindé en mi vida entera. Como si se tratara de alguien que supiera toda la historia de lo que estos antiguos parajes guardan entre secretos deslumbrantes sonrió.

-Si tú lo confirmas...entonces lo creo.- Y me devolvió la sonrisa como si en el fondo de agradecerme la acción se tratase. En ese instante un escalofrío atravesó mi columna vertebral a lo cual volteé a observar  los árboles y hojas secas que el viento comenzaba a azotar. Cuando giré, ya no estaba. Sólo allí comprendí... quizá nunca estuve tan sóla en mis creencias en la maldad de este bosque como alguna vez creí. 

...

-¿Por qué crees que mató a su marido?

La cascada se oía caer estrepitosa a lo lejos.

-La soledad... la muerte de Ava no la dejó en paz. Creo que el bosque se aprovechó de la debilidad que ella sufría en esos momentos, allí fue cuando la convirtió. 

Ambos enmudecimos. 

-Creo que todo esto me ha servido para valorar lo mucho que me ha dado la vida.- Ángel me miró extrañado y expectante ante lo que diría.- Mis padres, hermanos, tio Alfred, tia Helena, Marie y...- Giré mi rostro quedando separada a tan sólo unos centímetros del suyo,  sentía su respiración chocar contra la mía. Me hizo sonreír del tan sólo provocarme tal cosquilleo indescriptible en el estómago.- ...y tú.

Levantando sutilmente mi mentón con su pulgar e índice acercó nuestros labios, y aun antes de unirlos en un casto beso señaló:

-Quiero formar una familia contigo Alicia. 

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