Capítulo 19
- Creo que es mejor dejarlos solos...- dije no pudiendo dejar escapar una sonrisa acompañada de un ligero color rosa tiñendo mis blancas mejillas.
Sentados aún en el viejo tronco allí en medio de la nada, con sólo las brasas del fuego hace unos pocos instantes incandescente ahora yacíamos en silencio.
<<¿Qué esperábamos?>>
Okay... esto comenzaba a hacerse incomodo. Es cierto, espero a que diga algo.
<<¿Algo cómo qué?>>
¡Qué necia soy! ¿A qué se debe todo esto? ¿Por qué tanto alboroto? No no no... está sucediendo. Me está comenzando a importar de nuevo.
Rayos.
Mi cabeza era un torbellino de pensamientos. Y aunque no quiero aceptarlo... es... simplemente lo que me ha estado pasando.
Me maldigo internamente.
Abrazo mis piernas aún sintiéndome cohibida ante el sepulcral ambiente que había creado.
- Eres hermosa pioja.
Aún sin entender la totalidad de la frase que acababan de pronunciar sus labios lo volteé a ver confundida.
Durante unos instantes mis ojos se llenaron de ilusión, hasta que caí en la realidad: <<Tonta, te lo dice como amigo. Tú te encargaste de dejárselo muy claro hace un tiempo, ¿no te acuerdas?>>. Sólo me quedaba disimular ante él y fingir que no me dolía el entierro que yo misma había cavado.
- Gracias...- con el pesar de mi corazón sentía el dolor de darme cuenta del gran error que había cometido. Había intentado ser natural, e incluso intenté sonreír...pero el fondo me comía la tristeza.
Volteé nuevamente a mirar las débiles llamas de la fogata deseando pensar en nada. Hasta que de pronto siento la mano del chico de ojos verdes rodeando el costado de mi cuello.
- ¿Ángel?...- anonadada.
- ¿Qué ocurre?- las palabras parecían salir con dificultad de su boca.
Y allí y mirándolo a sus ojos no pude resistir más. Me rindo.
- Ángel... tú... me gustas.
Y rápidamente me zafé de él para levantarme y abrazarme a mi misma sin saber lo que él diría. Sinceramente quería escapar. Temía verlo a los ojos. Por lo cual ahora le daba la espalda mientras caminaba de un lado a otro. De pronto oía sus pasos hasta llegar donde mi. Allí sentí su ligero toque en mi espalda.
Maldición.
Con los ojos humedecidos y temerosa ante lo que fuese a decir, levanté la mirada hasta observar sus profundos y grandes ojos.
- Pensé que ya no deseabas que estuviésemos juntos.
Sus ojos lucían tristes... estaba destrozado y yo era la causante de esto.
- Pensé que sería lo mejor.
Pero ese delirio nos estaba matando.. la tensión era mucha y no lo aguantamos. Ángel me besó, y allí el mundo cayó en mil pedazos. Hasta allí no había logrado darme cuenta de toda la falta que me hizo este tiempo... de cuánto lo necesité.
Nos separamos por falta de respiración juntando nuestras frentes.
- No quiero separarme nunca más de ti- dije sollozando.
- No debemos hacerlo. No quise decirte ni hacer nada. No sabes lo estúpido que me sentía al ni hacer nada por volver a recuperarte. Pero sabía que era lo que querías. Debía respetarlo.
<<Oh...>>
- Estaré a tu lado siempre. Siempre.- levantando mi mentón suavemente para besándoesar mi frente.
...
Ajeiam guahj suiah suhio nah
Almna elha utru eaa eaa.
Escuchaba tambores. No muy lejano observaba una gran fogata extender sus llamas inminentes bajo lo que parecía ser una gran roca tallada. En ella un rostro, un hombre con rasgos toscos. Me llamaban la atención sus puntiagudas orejas.
Personas bailaban a su alrededor, cantaban. Eran gritos y lamentos dirigidos a la extraña roca situada delante de ellos. Algunas mujeres lloraban, ancianos con la mirada perdida hablando en lo que parecía otro idioma. Niños y bebes gateando y siendo parte de este espectáculo. Un hombre vestido sólo con taparrabos y unos zapatos hechos de cuero de animal traían consigo una cabra. La traían a la fuerza, ya que ésta se negaba a caminar voluntariamente. Paralelamente el canto aumentaba de velocidad y ritmo, las que se asemejaban a plegarias al extraño monumento. Comenzaba a asustarme. Quería salir de allí. Los demás hombres ataban al animal dejándolo sobre el frió piso tumbado con las patas atadas. Un hombre que llevaba plumas y tatuado su cuerpo con extraños símbolos entró para ser ovacionado por la multitud. Los niños aplaudían. Los niños parecían contentos. Hasta que él hombre saca un cuchillo de piedra perfectamente esculpido y todo se hace silencio.
Acercándose lentamente al animal y enterrarle súbitamente el arma en el abdomen mientras este gritaba desarradoramente perturbando mis oídos. Dos jóvenes se acercaron para sostener al animal mientras el viejo anciano tatuado a la luz de la luna comenzaba a hacer un tajo en el vientre de la cabra, para luego sacar sus vísceras. Tomándolas, extrallendolas mientras la cabra convertía sus fuertes gritos a tenues y débiles lamentos. Ahora con ella agonizante él seguía desgarrando sus órganos, el hígado, el bazo.
Mis ojos no podían asimilar lo que estaban viendo.
Acto seguido un bebé de aproximadamente dos años pasó adelante. El anciano lo sentó al lado del animal y el oscuro charco de sangre derramado.
<<Oh no.. ¿qué está haciendo?>>
Y ahora con un grito llama a que entren dos ancianas de cabello blanquecino y piel muy arrugada trayendo consigo a una joven de cabello largo y color azabache llorando y tratando de zafarse del amarre de dichas señoras. Pero estas al llegar justo dónde el anciano no hicieron más que empujarla y dejarla caer torpemente hacia el piso. Allí fue amarrada de manos y pies por dos hombres adultos.
Mi corazón palpitaba fuertemente. Sabía que esto era un sueño. Debía despertar. <<Despierta. Despierta>>. Pero nada.
Acto seguido entran dos mujeres, una de ellas embarazada traen con sigo un machete con espinas adheridas en la punta, cuchillas de distinto filo y tamaño, látigos y boleadoras.
<<Dios mío, quiero salir de aquí>>
Y allí mi corazón se detuvo. Ambas mujeres comenzaron la masacre con tan indefensas criaturas: primero fueron los látigos a la joven niña. Los pequeños cortes en el cuerpo de ella, haciéndola sufrir.. haciéndola delirar y suplicar de dolor. Para luego golpearla con las boleadoras hasta dejarla inconsciente. Por mi parte intentaba moverme. Pero al parecer era mera espectadora ya que aunque quisiera no podía mover más mínima parte de mi cuerpo, incluso era invisible ante aquella monstruosidad de gente, ya que gritaba y nadie parecía oír.
Todo llegó a su fin con el machete. Así fue cómo mataron al pequeño de dos años.
...
Desperté y me encontraba sudando a tal punto que necesité cambiarme de sudadera. Marie se encontraba al lado mío durmiendo. Gab y Ángel dormían en la tienda de al lado.
¿Qué había sido ese extraño sueño?
Me sentía frustrada y mi corazón latía rápido. Se sintió tan real.
- ¿Qué haces despierta?- Marie habló aún un tanto adormecida.
-Tuve un sueño horrible.
- Oh.. ¿quieres salir a tomar aire?- enderezándose en el colchón inflable- Además, me estarías acompañando, ya que quiero ir al baño.
- Está bien, vamos.
Encima del pijama me puse buzo ya que supuse que afuera haría frio. Sacamos con nosotras la única linterna que habíamos traído.
- No vayas tan lejos. Llevate la linterna.
- Ni loca voy lejos. Espérame aquí.
Me crucé de brazos esperándola. Observando las estrellas en el cielo. Hoy la noche estaba nublada. Menuda sorpresa.
Me sorprendió oír un crujido detrás de mi. Como si alguien hubiese pisado una rama de árbol.
- ¿Marie?
Pero el silencio había vuelto a repletar el lugar.
De pronto se escucharon pasos nuevamente. Esta vez estaba segura, y no parecían de un animal.
- ¿Quién está ahí?
Temerosa comencé a dar pequeños pasos acercándome hacia donde provenían los ruidos. Sin estar segura de que lo que estaba haciendo era lo correcto, entre la oscuridad intentaba divisar si se veía alguien. Hasta que la vi. Supe de dónde producían aquellos ruidos: empapada de sangre y aun con mínimas manchas blancas debido al color original del viejo y desgastado vestido yacía ella, observándome con mirada perdida y absorta en locura, con una sonrisa de oreja a oreja, macabra y siniestra y pelo alborotada. Luciendo de manera inhumana entre las penumbras y soledad de los interiores de los profundos bosques y dice:
- Sólo faltas tú Alicia, puedes unirtenos.
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