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Capítulo 18

- Enseguida enviaremos patrullas. Mantengase en su hogar bajo resguardo.

Asentí para luego poner fin a la llamada.

Con el corazón aún en la garganta y palpitando a mil por hora y sin tener certeza plena de lo que acababamos de vivenciar bajé del automovil. La noche caía sobre el extenso cielo sobre mi, reflejado en un matiz de entre colores anaranjados y azulados. La brisa ligera chocaba contra mi piel mientras ascendía por las escaleras para abrir la puerta que había dejado entreabierta mi prima. La cerré tras de mí para encontrarme con el comedor vacío.

Supuse que mamá estaría con Pablo en su habitación y papá quizá acostado. Rápidamente subí las escaleras y una vez arriba me encontré con Marie en la habitación. Tenía sujeta su cabeza entre las manos, mientras su cabello lacio caía por delante de sus hombros.

Cerré la puerta tras de mi.

-Esa no era la señora O'Connell. Ella... no sería capaz...- rompió el silencio para levantar sus ojos ahora cristalizados por lágrimas.

Lo único que sabía que era que esto no era bueno. Esto no es normal.

-Dime qué sabes sobre esto.

Su cabeza gacha ahora volvía a levantarse, lentamente para observarme con seriedad y orbes impenetrables.

-¿Qué sé sobre qué?- un tanto temerosa.

- ALICIA. ¿QUIERES QUE TE RECUERDE LO QUE ACABAMOS DE PRESENCIAR O TIENES AMNESIA?- indignada.

¿Por qué es así de dura? No entiendo... esto me tiene tan confundida como a ella.

- ¿Qué quieres que te explique? Sólo sé que es la madre de la niña que se suicidó delante mío. La esposa del hombre a quien asesinaron pocos días después del fallecimiento de Ava. - Y sin si quiera quererlo a punto de quebrarme nuevamente en llanto. - Por eso me llamó la atención. Su casa... no era normal verla así.

Su mirada se ablandó para posteriormente abrazarme y besarme en la frente.

Pienso y lo único que logro es formular cada vez más preguntas sobre qué es lo que está ocurriendo. <<¿Por qué a mi?>>, quizá sea mera coincidencia. Quizá yo soy quien posee mala suerte y justo me sucedió a mi y no a otro psicólogo. Pero, ¿qué hay de aquello que dijo la niña? Ella sin duda alguna sabía sobre el extraño sueño que tuve aquella noche. <<¿Eso desencadenó todo esto?>>. Pero de ser así... <<¿por qué el bosque me usaría como intermediaria para matar a niños si lo puede hacer por su cuenta?>>. O, simplemente, <<¿será que estos parajes tienen planeado torturarme mentalmente hasta realmente volverme loca?>>

-No...no lo entiendo. No quiero entenderlo. Marie, ¿por qué a mi?- los sollozos ahogaban mis palabras mientras ella aún me sostenía entre sus brazos.

Ahora sólo imaginaba a mi familia. Quizá en serio me estoy volviendo loca. ¿Y si en verdad siempre lo estuve y me ensimismé pensando en que no lo estaba, prohibiendome desenvolverme y enseñar mi verdadera y real forma de ser?.

- Marie. ¿Y si de verdad estoy loca?.

La delgada chica delante mío dejó de rodearme con sus brazos para observarme directo a los ojos y tomar mi rostro entre sus manos.

- ¿Qué dices?. Alicia, no te reconozco. Me extraña que mi prima dude de si misma. - Hace una pausa para respirar hondo y apartarse para buscar una foto de entre su billetera.- ¿Recuerdas las cosas que hacíamos de cuando eramos niñas?

¿A qué va esto?. Esto me trae más nostalgia. Recordar viejos tiempos en los cuales no tenía estas preocupaciones.

Levanté los hombros. Sinceramente no sé a qué quiere ir con esto. Mi llanto ya había cesado y ahora me limpiaba cuidadosamente las mejillas acaloradas con las mangas del sweater de lana negro que traía puesto.

- Pues bien, aquella chica de tan sólo cinco años que observas al lado mío de cabello rojizo me enseñó que sea lo que sea se puede salir adelante en esta vida. Era una guerrera y siempre me animaba a seguir adelante. - Se detiene para voltearse hacia mi.- No creo que ella haya desaparecido.

Permanecí muda mientras en mi interior contestaba: <<Pues yo creo que sí>>.

- Prima, estaré aquí sea lo que sea. Apoyándote como siempre lo has hacho conmigo. Y sé que eres y serás capaz de lograr lo que te propusiste al volver a este maldito y pequeño pueblo.

Me senté en la cama. Mis manos sudaban y no podía parar de moverlas  una encima de otra reiteradas veces.

¿Cómo se supone que he de lograr vencer mis miedos si apenas puedo en estos instantes discernir que es lo que está ocurriendo?. Pensé que sería fácil y que todo estaba superado... pero todo se complicó con las muertes. Quizá no fue la mejor idea volver.

- Creí haber estado lista para regresar, dije que no me rendiría. Que pensaría positivo y que este lugar no me vencería-

Marie irrumpió en mi dialogo.

- ¿Qué te lo impide? ¡Eso es lo que debes hacer! Esa es la Alicia que quiero de vuelta. ¡Mi prima! Porque si no lo haces... no sé que pasó contigo. Te necesito. Todos aquí lo hacemos. Y si no sabes dónde se fue aquella joven sonriente y decidida... Es mejor que desde ya te dediques a encontrarla, porque un maldito lugar inerte no es ni será nunca capaz de ganarte si así te lo dispones.

No tenía idea de qué responder.

- Gracias por creer en mi.

- Lo haré, y te protegeré siempre prima. - Finaliza esbozando una suave sonrisa en su rostro.

...

<<Riiing riiing riing>>

Con pereza me levanté de la cama. Abrí las cortinas y observé la hora en el despertador.

<<8.20 am>>

- ¡RAYOS!, Marie despierta, nos quedamos dormidas.

Habíamos quedado de salir por este fin de semana con Ángel y Gabriel, su primo. Rápidamente nos vestimos y arreglamos nuestras mochilas para aquella escapada que creímos necesaria de la terrible realidad que por estos días me acechaba. Por lo que luego de nuestra charla de ayer, Marie me convenció para hacer una salida con los chicos. Lo cual, por cierto; salió de último momento.

- ¿Hola?- Marie contestaba su celular mientras se terminaba de lavar los dientes aún con espuma en la boca.- ¡Claro que estamos listas! ...¿por qué no lo estaríamos?.

Sonrío. Siempre usando la ironía y el sarcasmo.
Sucede que Gabriel es primo de segundo grado de Ángel. Y vive en la ciudad, pero pronto fundará su propio local comercial en el pueblo, por lo cual hace unos días Ángel me llamó muy entusiasmado diciendo que su primo le había ofrecido empleo. En donde trabajarían y se llevarían las ganancias 50/50. Me alegré mucho por él. Tras esto, nuevamente surgió la tensión romántica y amorosa que desde hace años ha existido entre Marie y él, pero lo que ocurre es que él nunca se ha declarado y ella duda de su real interés por ella, porque de ser así ella piensa ya lo hubiera hecho.
Sinceramente Ángel y yo sabemos que Gab la ama pero el coraje lo abandona siempre que tiene intenciones de decírselo. Espero este viaje ses un momento para que ambos puedan unirse un poco más. Ambos lo necesitan.

Para cuando terminé mis cavilaciones me di cuenta que Marie lucía enojada aún con el teléfono en la oreja y mirándome enfurecida. <<Rayos, parece que ahora mis cavilaciones me hacen andar flotando en las nubes>>.

-¡Adiós mamá, adiós papá!. Los amo.

Salimos apresuradas. Los primos nos habían estado esperando hace ya unos varios minutos fuera de la casa.

Preferimos no contarles a mis padres que habíamos estado en la propiedad de los O'Connell y todo lo sucedido. Me sentía mal por no contarselos, ya que toda mi vida les he confiado todo lo mío. Pero temía preocuparles más de la carga emocional que poseen.

Susurré a Marie antes de entrar al vehiculo.

-El oficial dijo que me resguardara en el hogar...

Observé hacia la dirección donde yacía mi casa a una orilla de las azuladas y cristalinas aguas del vasto lago que la rodea, dudosa del viaje que estaba a punto de realizar.

Marie me observó y dijo.

- Si quieres no lo hacemos. Nos quedamos, por mi bien bebe.

Bajé la vista y luego decidida dije.

- ¿Sabes qué? Es momento de reír. ¡Vamos!.

Me rodeó con su brazo, me besó la frente y se sentó atrás. Mientras Gab cambiaba de asiento para sentarse junto a la castaña. Una vez siendo copiloto dentro del jeep dejé mi mochila a un costado de mis pies.

- Te extrañé pioja.

Lo miré anonadada. Había olvidado que él me llamaba así

Sus ojos azules brillaban ante la luz de los rayos de Sol que atravesaban el parabrisas.

Lo miré y podría asegurar que mis ojos lucían brillosos. Y es que de hace mucho no me llamaba así. Era el apodo que me puso durante todo el trayecto de nuestra amistad. Incluso lo usó cuando estuvimos juntos.

- ¡Por supuesto chófer!- le sonreí intentando voltear mi rostro hacia la ventana que daba hacia mi costado intentando que no se notaran mis mejillas ahora un tanto sonrojadas.

...

El viaje se basó en risas, bromas y recordar anécdotas de viajes anteriores que habíamos realizado juntos.

No fuimos muy lejos. Fuimos a un rio a unos cincuenta minutos del pueblo hacia el norte. Hacia un tanto de frio, pero nada de eso impidió que entendiéramos la fogata y de inmediato empezáramos a preparar unos cuantos trozos de carne a asar junto a unas papas a coser. Luego hicimos las carpas y más tarde nos fuimos a bañar.

- ¿Están seguros que esto es salubre?- dije un tanto desconfiada mirando en dirección al rio en el que se bañaban los chicos.

El agua era turbia, oscura y café. No se parece en nada al agua en el que suelo nadar fuera de mi casa.

-Disculpe señorita, ¿le traemos el agua del lago al lado de su casa?- se burla Gabriel.

Rodé los ojos.

- ¡Alicia!, entra...el agua está riquísima.- Agregó Marie para luego ser salpicada de agua por Gab.

Pero comencé a alarmarme cuando Ángel comenzó a dirigirse hacia mi.
Desconcertada no sabía que hacer, hasta que abrió sus extremidades superiores y me abrazó fuertemente mojandome. Sentía su cuerpo helado contra el mío.

- ¡Apártate!- comenzando a tiritar.

Y allí y de un momento a otro me toma entre sus brazos como si de un bebé se tratase. Y corriendo hacia el rio ya una vez en lo profundo nos sumerge a ambos. Ya con el pelo mojado y tallando mis ojos lo empujo para salpicarle agua y luego entre todos comenzar una guerra campal.

La noche no tardó en llegar, estaba realmente agotada. Pero eso no sería impedimento para seguir disfrutando. Junto a la fogata habíamos comido la carne asada...que por cierto quedó de maravilla. Y luego Gab trajo su guitarra con lo cual me animé y comencé a tocar también un par de canciones. Hasta que llegado un punto de la noche se hizo un silencio. Pude notar que Ángel y Gab hicieron un intercambio de miradas. Extrañada luego entendí todo.

- Marie, ¿quieres ir a pasear?- dice Gab casi tartamudeando.

Marie lo observó asustada.

-Digo, cerca. No a caminar. Estamos rodeados de puro bosque... Sería tonto...nos perderíamos.- Tomó un gran sorbo de aire para calmarse y prosiguió.- Aquí a la orilla del río, ¿sentarnos y hablar observando la luna?.

<<Rayos, cada vez parecía más nervioso>>

Marie enterneció su vista.

-¡Claro!

Con Ángel nos sonreímos tímidamente.




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