☪ 33 ☪
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"Charla entre amigas"
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Narradora Pov
Mary: Esto está sabroso. ¿Segura lo hiciste tú?
Barbara: Sí...
Sucy: No le encuentro lo delicioso.
Constanze: Ella quiere decir que está rico también —le dijo a Barbara.
Mary: Constanze dice que, Sucy, quiere decir que también está delicioso.
Barbara sonrió.
Barbara: Es muy amable de tu parte que aprendieras igualmente el lenguaje de señas.
Mary: Dije que lo pensaría. Y, al final pensé... ¿Por qué no experimentar algo nuevo?
Esas palabras hicieron que Barbara la mirara con inseguridad.
Barbara: Sí...
—Gracias por venir. Lamento que me encuentre trabajando. Estos días han sido muy ocupados.
Y, lastimosamente no había podido ir al bosque. Akko ansiaba por verlo otra vez; sentir esas emociones y cosquilleo en sus dedos. El bosque le había resultado fascinante. Ella deseaba contarles a sus amigas de las maravillas que contempló, pero no podía y ellas no le creerían.
Había pasado una semana completa desde que visitó aquel sitio y habló con su señor padre acerca de esos temas que le causaban un poco de incomodidad y disgusto. Sin embargo, Lotte en esos días se estaba comportando de manera extraña, provocándole ahora un poco de curiosidad y sospecha.
Su padre había considerado sus palabras e intentaba mantener un poco la conversación con ella. Lotte le respondía, pero entrecortado; estaba claro que no deseaba conversar. Parecía estar analizando o asimilando algo dentro de su cabeza.
Akko no tuviera el más mínimo interés en descubrirlo, sino fuera por querer ayudar a su señor padre.
—¿Cómo les ha ido? —les preguntó mientras ordenaba algunos vegetales en las canastas.
Mary: Todo ha estado normal por mi parte.
Sucy: No hay nada que haya cambiado.
—Tu padre es doctor, ¿cierto?
Sucy: Sí, pero sus inventos me están molestan un poco.
Constanze: ¿Por qué razón?
Mary: ¿Por qué razón? —tradujo.
Sucy: No quiere experimentar con los animales. Y es crucial hacerlo si queremos tener éxito, pero tampoco quiere hacerlo con las personas.
Barbara: ¿Personas? No creo que una persona desee ser un experimento de prueba.
Sucy la miró con neutralidad.
Sucy: Créeme cuando te digo que hay muchas personas interesadas en hacerlo a cambio de un porcentaje de dinero. En este mundo existen muchos necesitados.
Mary: Eso... no lo sabía.
—Es un poco perturbador, pero espero puedan solucionar ese problema. Tu padre gana bien atendiendo a las personas del pueblo. Es un gran trabajo.
De esa forma había conocido a su amiga. Su padre se dedicaba a sanar las enfermedades más comunes, aunque a veces sus medicamentos eran muy costosos, pero tenían un resultado positivo. Sin embargo, no todos sus remedios funcionaban.
Sucy: Es aburrido. Lo que he creado no le interesa. Dice que es peligroso combinar muchas especias con hojas de plantas entre sí. No lo veo como un peligro, sino como un avance. Necesito un conejo —concluyó, para luego ponerse de pies—. Adiós.
Las demás la miraron con sorpresa, pero ninguna la detuvo.
—Entonces... Barbara y Constanze. ¿Qué han hecho? —dijo y tomó una caja de manzanas para colocarla en su sitio correspondiente.
Barbara: ¿Tu hermana está bien? —consultó causando que Mary frunciera un poco el ceño.
—Sí... —contestó insegura—. Le gusta mucho su habitación.
Barbara: Por una razón no ha querido hablar conmigo.
Constanze: ¿Desde cuándo son amigas? —preguntó confundida.
Mary no quiso traducirlo y, Akko, al notarlo rápidamente lo hizo por ella para no levantar alguna sospecha.
—¿Desde cuándo son amigas?
Barbara: Cierto. —Sonrió y giró a verla—. También te la pasas trabajando. La conocí cuando intentaba hablarle a Frank. Es una buena amiga.
«Buena amiga... ¡Eso es!». Si alguien conocía la "nueva cara" de su hermana, era la persona que le interesaba de manera romántica. Ahora Akko tenía muchas preguntas que hacerles, pero, justamente entró un cliente. La castaña no dudó en atenderlo mientras que, Barbara, le contaba esa pequeña historia a su amiga Constanze.
Barbara: Al principio no quiso hablar conmigo, porque me reconoció como amiga de Akko. Pero más adelante después de insistirle, comenzamos una conversación tranquila. Es amigable y su rostro está lleno de pecas.
«¿Lotte amigable? Si, claro», pensó Akko entregándole en una bolsa lo escogido y pagado por el señor.
—Tenga un lindo día —dijo despidiéndolo amablemente.
Barbara: A ella le gusta Frank, pero... no lo he visto hace mucho tiempo. Y no sé qué le sucedió.
Constanze: Akko dijo que se encontraba trabajando con Andrew.
Mary: Akko dijo que se encontraba trabajando con Andrew. Espera. ¿Qué?
Barbara giró a ver a la castaña con sorpresa.
Barbara: ¿Enserio?
Mary: ¿Enserio? —soltó a la vez, sintiéndose igualmente interesada.
Akko se puso nerviosa.
—Bueno... eso fue lo que me dijo la última vez, antes de dejar el trabajo —mintió y sonrió ligeramente. Ella ni había leído la carta aún. Tal vez, el joven, se hallaba realizando otra actividad.
Barbara: Está bien. Me alegra que esté bien. Fue repentino que nos dejara sin despedirse. Lotte había estado preguntando por él en ciertas ocasiones.
—¿Qué le respondiste?
Barbara: Que no sabía dónde estaba.
Constanze: ¿Eres su amiga?
—¿Eres su amiga?
Barbara: Sí, pero no la he visto en estos días.
—¿Mi hermana sale de la casa? —le preguntó con cautela.
Barbara: Lo hace —contestó segura y con un poco de extrañez por la pregunta—. ¿Por qué no lo haría?
«Oh...» Akko había descubierto algo nuevo.
—¿A dónde va?
Barbara: A mi casa —respondió frunciendo ligeramente el ceño—. ¿Qué está sucediendo?
Akko miró enseguida a Mary. La de cabellos azules conocía un poco acerca de la charla que había tenido con su padre hace una semana atrás. Mary se había convertido en su mejor amiga de confianza luego de que descubriera su oculto romance por una mujer, y ella hiciera lo mismo.
—Nada. No sabía que salía de la habita... Casa. Quiero decir: de la casa. Es lo mismo. —Akko rio con nerviosismo y empezó a quitarse los guantes—. No importa. ¿A quién le gusta las manzanas? A mí me gusta las manzanas. ¿Quieren una manzana? Son muy sabrosas y están llenas de...
La castaña intentó desviar el tema de conversación, sin embargo, Barbara había captado que algo estaba mal.
Barbara: Akko —llamó deteniendo su parloteo. La mencionada volteó a verla con nervios—. ¿Nunca has visto salir a Lotte de la casa?
Nuevamente Akko giró a ver a Mary. Ella asintió levemente, pero antes de que contestara, un pequeño sonido captó la atención de todas. Constanze se bajó de su asiento y se despidió en lenguaje de señas.
Mary: Tiene que trabajar —resumió.
Barbara: ¿Entonces...?
Akko suspiró.
—Verás, Barbara, es complicado lo que está sucediendo con Lotte. Mi padre no la ha visto salir, pero... luego vienes y me dices que lo ha hecho. La verdad me has confundido.
Mary: Lo que quiere decir que lo hace a escondidas, pero, ¿Por qué?
Barbara: Debe tener sus razones —defendió.
—¿Qué intentas decir? —dijo arqueando una ceja.
Barbara: No hablas mucho de tus hermanas, Akko. Lo único que has dicho son las palabras feas que te decían antes, pero, Lotte, no es así. Por el tiempo que la he conocido no ha hecho más que... tratarme bien. Ella me quiere.
«¿Qué?» Akko estaba confundida e impresionada a la vez.
—Espera... ¿Qué es lo que te dice?
Barbara: No lo diré. Y me tengo que ir. —Se levantó y agarró unas llaves que había dejado en la mesa.
—Espera un momento, Barbara. Por favor —pidió con sutileza—. Sé que la quieres y veo que estás dispuesta a defenderla de mí. Sin embargo, no tengo intenciones de hablar mal de ella, pero necesito saber lo necesario para ayudarla.
Barbara: ¿Ayudarla? Lotte está bien.
—No. No lo está. Tal vez haya puesto una carita bonita para ti, pero a mí no me engaña nunca.
«Dos caras... Te atrapé, querida hermanita».
—No sabes lo que pasó en mi hogar y no lo sabrás de mi parte. Espero que ella te lo diga si en verdad te aprecia tanto como dices.
Barbara: Lo veremos, Akko.
La castaña sonrió ligeramente y tomó asiento al frente de Mary.
—Parece que, gracias a mí tienes un nuevo tema de que hablar con ella. De nada.
Barbara igualmente sonrió.
Barbara: Recuerdo que la Akko del pasado no diría tales palabras. Se nota como has madurado y crecido, sin embargo, no eres la única que lo ha hecho —acotó y caminó hacia la salida.
Akko analizó sus últimas palabras. ¿Con que se refería a que no era la única? ¿Era para ella misma o para su hermana? Suspiró cansada.
Mary: Bueno... eso fue intenso —habló al asegurarse que Barbara no estuviera.
—Tengo que contarte lo de Frank.
—¿Qué pasó con Frank?
—En resumen. Se declaró; lo rechacé; desapareció; y me dejó una carta.
—¿Qué? ¿Qué dice?
—Aún no la leo.
—¿Por qué no lo has hecho?
—No lo sé... Mis corazón me dicen que es lo mejor. Él se veía bastante dolido después de mis palabras.
—Entonces... le rompiste el corazón al quinto chico más bonito del pueblo. Impresionante, Akko, déjame decirte que no eres la única que lo ha hecho.
Akko levantó curiosa una ceja. Mary le sonrió divertida.
—¡Soy hermosa! —exclamó—. ¿Crees que no traería a ningún hombre?
—Pensé que te gustaban las mujeres.
—No me malentiendas. Que le guste a un par de jóvenes no significa que me atraigan. Me gustan las chicas, pero no he tenido a otra que me llame la atención. Me he dado mi tiempo con respecto a lo de Barbara.
—¿Aun te afecta?
—Un... poquito. No es por ofender a tu hermana, pero... —Mary dudaba si decirlo. Pidió con sus ojos permiso y Akko asintió—. Soy más linda que ella. Tengo un mejor físico y comportamiento, pero aún así... no la pude atraer. A veces me pregunto que me hizo falta.
Akko sonrió sutilmente y tomó sus manos.
—El problema no eres tú. Recuerda que cada persona tiene gustos diferentes. A Barbara le gustan las rebeldes con pecas.
Mary no logró contener la carcajada y se soltó del agarre.
—Odio admitirlo, pero tu hermana tiene un porcentaje de belleza alto.
La castaña sacó un papel de su bolsillo.
—Andrew me ha escrito.
Mary tomó la hoja doblada y la leyó sin apuro. En ese momento, un nuevo cliente ingresó al sitio. Akko lo atendió y, al terminar volvió con su amiga.
—Esto es una cita.
—Lo sé... La otra vez no pude asistir y me veo obligada a ir esta vez.
—¿Por qué obligada? Simplemente dile que no quieres y listo.
—Es mi mejor amigo. No quiero hacerlo sentir mal.
—Akko, Andrew, no te ve como una amiga. Le gustas y quiere llegar a algo contigo. Probablemente lo que está haciendo lo hace por ti; para que veas que no es un hombre inservible.
—No creo que trabaje por mí. Puedo mantenerme sola. El negocio de mi padre me va a hacer transferido una vez que cumpla mis veintiséis años.
—Lo sé, y es posible que él quiera apoyarte en eso si lo aceptas. De otra forma no creo que lo haga. O quizás sí. No lo sé; no conozco a Andrew tanto como tú. Pero estoy segura de una cosa.
—¿Y eso es?
—Debes rechazarlo como lo hiciste con Frank. Antes que las cosas se vuelvan más complicadas entre ustedes dos.
Akko agachó la cabeza y lo pensó. En cierta parte, Mary, tenía razón. Ella debía poner un fin a los sentimientos no correspondidos de su mejor amigo, pero el sólo imaginar que lo lastimaría, y que probable que no lo viera otra vez, le causaba tristeza. Andrew era su mejor amigo y no quería perderlo como sucedió con Frank.
—Entonces, ¿Cómo vas con tu princesa?
—¿Princesa? —repitió desconcertada observándola nuevamente.
—La persona que hace que tengas una sonrisa estúpida en tus labios. —Akko abrió la boca, pero inmediato fue interrumpida—. Te he visto. No puedes negarlo. —La castaña hizo un puchero—. Tu padre te ha dicho que la traigas. Bueno, que la muestres para que dejes de atraer a tantos pretendientes. Hay muchos interesados en ti, y otros en el negocio de tu padre. Saben que lo vas a obtener y quieren sacar algún beneficio, ya sabes.
—Es una mujer. No puedo mostrarla así nada más. ¿Qué quieres que diga? ¡Mira papá, Dian, en verdad es una mujer! —«Y viene de un bosque mágico. Y, por cierto, tampoco es humana»—. ¡Por favor, no me mates y acéptala! No es sencillo —recalcó molesta.
Mary levantó una ceja.
—Pensé que lo tenías decidido.
Akko la miró con confusión.
—Las decisiones difíciles... traen fuertes consecuencias, pero son las que más valen. Esperemos que estés dispuesta a tomarla cuando... el momento llegue.
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Fin del Cap. 33 (Charla entre amigas)
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