Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

☪ 20 ☪

────✧✦✧────

''Rencor''

────✧✦✧────

Narradora Pov

—¿Estás bien?

—Sí... Eso creo —respondió regando los cultivos—. Tú no te ves bien —dijo dándole otro rumbo a la conversación.

Mary sonrió.

—Estoy bien. Sólo... Ya sabes, ¿Corazón roto?

Ella se rio para minimizar el dolor por lo sucedido. Akko la miró con sorpresa.

—Oh... ¿No te correspondió?

Mary exhaló con tristeza.

—Lastimosamente, no. Le pedí que no le dijera a nadie sobre... eso. Ella prometió guardar el "secreto" de que me llegó a gustar de esa manera... romántica.

La castaña asintió, sintiendo un poco de lastima por su amiga.

—Lo siento.

—No te preocupes, esas cosas suelen pasar.

—Sí... Supongo que sí.

Mary elevó una ceja y sonrió juguetonamente cambiando el aire del ambiente que había creado.

—¿Y qué hay con tu interesada?

Akko frunció el ceño en confusión ante esa pregunta y giró a verla con ligera sorpresa.

—No creas que no he notado como te pierdes en ese bosque.

—¿Me has seguido? —le cuestionó.

—Sólo una vez. ¿No has ido? —le consultó al recordar su semblante triste del comienzo.

—Ha pasado... un mes.

—Entonces tienes a una interesada —dijo reafirmando su primera pregunta.

—¿Qué? No.

—Bueno, ¿Qué haces en el Bosque?

—Leo.

—Puf. Claro, Akko. ¿Y de dónde es?

«De un mundo mágico», se retrucó con un poco de gracia.

—De otro pueblo —respondió resignada al no poder ocultárselo.

—Uh... ¿Y tan lejos te vas para verla?

Akko se rio. «Si supiera...»

—Admito que me siento... ligeramente atraída por ella, pero... no creo que me encuentre enamorada.

—¿Y qué te detiene?

«¿Un muro?» Akko inhaló y exhaló con pesadez.

—Es más complicado de lo que crees —dijo tomando una pequeña pala y algunas semillas del bolsillo de su pantalón. Akko se arrodilló y abrió ágilmente un pequeño agujero en la fértil tierra.

—Sabes he estado pensando un poco sobre eso. ¿Es tu primer amor?

—¡No es amor! —exclamó.

Ni siquiera la había podido tocar, pero, ¿Era eso necesario?

—A mí me parece que sí. O, bueno, ¿Está... iniciando?

Akko hizo un puchero.

—Pasó algo con Andrew el mes anterior.

—¡Oh, no! ¡Un triángulo amoroso!

—¡¿Qué?! ¡No! —dijo y se puso de pies para encararla. Mary se rio—. No es gracioso —acusó apuntándola con la pequeña pala.

Mary desvió la punta con su dedo índice y se calmó.

—Lo siento, lo siento. ¿Qué sucedió con Andrew?

Akko resopló.

—No fue gran cosa. Se tropezó y estuvimos demasiado cerca. Es todo.

—¿Y él como reaccionó?

—Se avergonzó y retrocedió. Lo normal.

—Y si es normal... ¿Por qué me dijiste que había pasado algo con él?

La castaña se ruborizó.

—Bueno... sentí... algo, pero no creo que fuera...

—Lo mismo que sientes por ella. Estás confusa.

—Eso lo sé —aclaró.

—¿Y qué vas a hacer?

—¿Qué voy a hacer? —retrucó extrañada volviendo a su labor.

—Sí. Tienes sentimientos encontrados por un chico y una chica. Bueno, más por la chica. En mi consideración deberías pensar sobre eso.

—Lo he hecho, en este mes —aclaró.

—¿Y entonces...? —incitó.

Akko suspiró.

—Es... simplemente extraño. Pero estoy segura que lo ocurrido con Andrew fue sólo... el momento. No había pensado en él hasta hoy.

—¿La verás hoy?

—Eso espero.

Acabaría con el trabajo encomendado e iría al bosque donde se encontraba el muro. La castaña tenía dudas y rogaba que la guardiana no hubiera desaparecido.

—¿Y es tu primer interés?

—No deberíamos estar hablando de esto —recordó mientras cubría el agujero con las semillas.

—¿Por qué no? —preguntó divertida.

—Porque no es considerado normal estar interesada en una mujer —le dijo sonando con "obviedad".

—¿Te importa?

Akko hizo una mueca.

—Imagina como reaccionaria mi padre si se... enterara de eso.

—¿Enterarme de qué?

—¡Ah! —grito saltando hacia Mary.

—Hola Sr. Johan.

—Buenas tardes, Mary —saludó con su sombrero—. ¿Estás bien, Akko?

—S-sí... —dijo temerosa separándose de su amiga.

—¿Has acabado? —preguntó inspeccionando el entorno.

—Casi, me falta quitar la maleza.

Johan asintió.

—Puedo encargarme de eso. Puedes retirarte.

—¿Enserio? —dijo con leve asombro.

Nuevamente él asintió con una sonrisa. Akko le agradeció con un pequeño abrazo.

—¡Te veo en la cena! —le recordó antes de que la perdiera de vista dentro del hogar. Johan miró de reojo a Mary—. ¿Qué tienen pensado hacer?

—Explorar —mintió. En verdad no tenía ningún plan con Akko en esa tarde, y sabía que la castaña iría a ver aquella mujer del bosque.

.

.

—¡Rayos! ¡No otra vez! —musitó un poco alto una mujer que observaba la pequeña cortada que se hizo en su dedo índice.

Akko, que iba pasando, la escuchó claramente y no dudó en ayudarla en lo que sea que estuviera haciendo. Ella ignoró las ganas de ir a ver a la persona que estaba empezando a crearle esos sentimientos que parecían incontrolables, para atender a la dama que intentaba... No lo sabía.

—¿Estás bien? —le preguntó con cierta preocupación.

—Sí, no te preocupes. Esto pasa seguido.

Akko no pudo ver el rostro de la persona por el sombrero que lo ocultaba, y más porque tenía la cabeza agachada. Sin embargo, si notó lo que trataba de hacer la mujer frente a ella.

El tallo de la planta conservaba espinas e imaginó que la Sra. intentaba plantarla.

La castaña hincó sus rodillas y con sus manos hizo con agilidad y sencillez lo que la mujer herida no logró en su momento.

—Listo —dijo con orgullo al haberla enterrado correctamente.

La mujer suspiró.

—Gracias. En verdad no debiste tomarte la molestia.

—No es ninguna molestia, Sra...

—Chariot —dijo levantando su cabeza con una sutil sonrisa—. Mi nombre es Chariot.

Akko se sorprendió cuando miró los ojos de la persona. Eran rojos... iguales a los de ella. Rojos claros. Lo que significaba que no era la única... No era la única en el pueblo que tenía ese color peculiar. Y eso... la hizo sentir de una manera que no consiguió describir en ese momento, pero sabía que la sensación no era mala.

—¿Y tú eres...?

—Atsuko Kagari. ¿Eres nueva? —se atrevió a preguntar.

—Mas o menos. Me mude a la casa de mi madre hace cuatro años.

«¿Cuatro años?» ¿Cómo no la había notado? Un ruido enorme hizo que las dos viraran a ver de dónde provenía.

—Y esa es mi ruidosa vecina —comentó con desagrado.

«La casa de Croix...» La mujer, vivía a lado de "la loca de los inventos". ¡¿Y cómo no la había notado antes?!

—No te había visto.

Chariot sonrió con tranquilidad poniéndose de pies.

—La mayoría del tiempo me la paso encerrada en mi hogar con mis plantas. Son mi entretenimiento mientras mi esposo se encuentra fuera del pueblo trabajando, sin embargo esta planta necesita del sol todas la mañanas y ya no tengo espacio en mi ventana —explicó.

—Oh...

—¿Cuántos años tienes? —consultó Chariot.

—Dieciocho.

—Vaya, creía que tenías veinte.

Akko elevó una ceja.

—No me malentiendas —siguió—, tienes un buen físico, parece que haces ejercicio o algo parecido. Lo siento. —Hizo una mueca de arrepentimiento—. No acostumbro a ver a chicas de dieciocho como tú. En el otro pueblo estaban bastante...

—Lo entiendo —le interrumpió Akko con una sonrisa tranquilizadora.

Y otra vez, el ruido proveniente de la casa de la Sra. Croix lastimó sus oídos.

—Es verdadera molesto. En las noches es igual.

—¿Cómo puede dormir? —comentó también disgustada por el sonido.

—El algodón es de mucha ayuda —declaró riéndose levemente—. ¿Te parece venir otro día? Me gustaría mostrarte a mis bebes.

—¿Tiene hijos? —dijo con sorpresa.

Chariot nuevamente rio.

—Mis plantas —aclaró—. Estoy segura de que te gustaran. Y de paso podemos conversar un rato. Es bueno tener compañía de vez en cuando.

Akko asintió gustosa de la propuesta, para después despedirse y tomar nuevamente su camino.

.

.

La emoción que sentía era demasiado. No había visto a la guardiana desde hace un mes. ¡Un mes! No podía creer que hubiera pasado tanto tiempo para volver a verla y hablarle nuevamente. Su corazón palpitaba con prisa; sus manos sudaban de los nervios; y en su mente se hacía miles de preguntas que esperaba que fueran respondidas, aunque algunas no las iba a hacer por obvias razones.

¿Qué le contestaría la guardiana ante la pregunta de si la había extrañado? Probablemente la esquivaría o simplemente la ignoraba como hacía de costumbre con las que no quería contestar.

Akko se aproximó con cautela al llegar. Sabía que la guardiana no se encontraba y posiblemente cuando la llamara aparecería y sentiría su presencia. La castaña jugó con sus manos, inhaló y exhaló varias veces tomando el valor necesario, y en el momento en que se acercó un poco más para tocar el muro, éste la lastimó.

—¡Ah! —gritó al sentir la corriente eléctrica golpearla de repente.

Su mano se cerró en un puño y antes de verificarla la sacudió un poco tratando de dispersar el dolor. Su ceño estaba fruncido por la confusión y aflicción. Ella miró el muro buscando alguna respuesta de lo ocurrido. Se sentía... mal, emocionalmente mal. ¿La guardiana la había lastimado de nuevo? Eso parecía.

Sin embargo, lo que no sabía era que dentro del Bosque la guardiana había perdido por unos segundos su magia, costándole la consciencia. Diana yacía en el suelo recuperándose del golpe de choque recibido. Se levantó con pesadez mientras volvía a sí misma.

Ella observó a su alrededor buscando la causa de lo sucedido. Tosió y escupió de repente una gran cantidad de sangre y nuevamente cayó al suelo agarrando fuertemente su abdomen.

«¿Qué está pasando?», se preguntó. Nunca en su vida se había sentido tan mal. Pero, Diana lo consideró como algo normal cuando volvió a recomponerse y sentir su magia fluir de nuevo por sus venas.

El malestar había desaparecido e inmediatamente se apresuró a llegar al Árbol. Al llegar sus ojos viajaron en todo el entorno del lugar en busca de algún daño, pero el Árbol parecía encontrarse como siempre. «No», se negó. «Algo debió hacer sucedido», se dijo con seguridad.

—¡Diana! —escuchó decir.

Enseguida su cabeza se volteó para ver a la castaña que se sujetaba la muñeca con fuerza. Algunas lágrimas se deslizaban en las mejillas de la chica y su expresión era de... dolor. Sin embargo, a Diana no le importó.

Nuevamente volvió su vista al Árbol, y al no encontrar el daño que creía que tenía utilizó su magia como rastreador. Hizo un hechizo y comprobó que el Árbol no le hubiera ocurrido absolutamente nada.

No obstante, una rama con una nueva hoja se acercó a su ubicación. La guardiana quien estaba medio agitada por lo sucedido, la observó aproximarse y sin duda la tomó, hizo una reverencia y se fue al lago más cercano.

Con un poco de nervios sintiéndose aun fuera de lugar por haber perdido repentinamente la consciencia, depositó con cuidado la hoja en las frías aguas.

Sus palabras fueron claras. Demasiado claras. Y ella se negaba a aceptarlo y creerlo, pero no podía pensar lo contrario, le costaba exageradamente.

«Todo por culpa... de los humanos», dijo en su mente cerrando sus parpados con fuerza. Las palabras del Árbol... le causaron miedo y enojo hacia la raza que dañó su mundo.

Ella trataba... de que ese enojo no la consumiera. Estaba consciente que, si sucedía, algo malo pasaría. No debía dejarse llevar por esa emoción y necesitaba tranquilizarse lo más rápido posible, pero... lo que ocurría era difícil de procesar y manejar.

«No tengo mucho tiempo», se recordó. Y nuevamente esas palabras se repitieron en su mente.

"Estás muriendo junto conmigo, pero el primero en desaparecer serás tú."

----------------

Fin del Cap. 20 (Rencor)

.

.

.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro