☪ 16 ☪
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''Sentimientos confusos''
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Narradora Pov
—Entonces... ¿Estás diciendo que habla con un espíritu?
—No es un espíritu.
—¿Qué más puede ser? Como lo describes no es un humano.
Frank puso los ojos en blanco.
—No sé qué sea en realidad, pero mi madre dice que lo ha visto.
—Los humanos estamos destinados a morir algún día, pero siempre podemos permanecer en alguien más —dijo Akko, captando la atención de su grupo de amigos.
Frank: ¿Qué quieres decir? —preguntó confuso.
—En tu caso es diferentes, pero puede aplicar un poco. Tu madre no ha abandonado al ser querido que perdió debido a un trabajo mal elaborado. Era constructor —recordó—. Al no superar su muerte o, en otras palabras, aceptarlo. Puede ocasionar que tenga esos sueños donde lo "ve" y "habla" con él.
Frank: ¿Y cómo estás segura que eso es en realidad?
—Lógica —le respondió con simpleza sin necesidad de mirarlo. Ella estaba dibujando en su cuaderno lo que más le entregaba tranquilidad.
Mary: Alguien se está volviendo inteligente en las cosas sobrenaturales —dijo juguetonamente.
Akko se rio y la miró de reojo.
—Lo sobrenatural se encuentra oculto de nosotros —contestó en broma, pero ella sabía que no era así.
«Lo "sobrenatural" es la belleza que los humanos no están preparados para conocer», se dijo.
Constanze: ¿Qué libros estas leyendo?
Akko dejó su lápiz dentro del cuaderno y lo cerró para responder con sus manos.
—Sabes que siempre leo libros de fantasía, pero me gusta informarme de otras cosas que me puedan servir para esta vida.
Constanze: ¿Exactamente que libros de fantasías?
—El Hada Viviente, La Bruja del más Alla, Nuevas Aventuras, Deseos Cumplidos. Hay muchos otros más.
Constanze: ¿Por qué los lees?
—Me gusta la magia.
Constanze: No es real.
Akko sonrió no prestándole, obviamente, mucha atención a esa parte.
—Lo sé, pero, ¿No sería genial que existiera?
Constanze: Si existiera, no viviríamos de esta manera.
—¿Cómo crees que viviríamos? —preguntó curiosa.
Constanze: No he leído muchos libros de fantasías, siempre agarro los de ingeniería, pero tengo un poco de conocimiento acerca de eso, sin embargo, no tanto como el tuyo.
—No te preocupes, puedes decirlo sólo si me dejas responderte después a lo que dices, ¿Está bien?
Constanze asintió.
Constanze: Las personas como nosotras mueren en variedad a causa de enfermedades de largo o corto plazo. Algunas llegan a curarse, pero toma demasiado tiempo. Me imagino que, si la magia existiera, entonces acabaría con la guerra, traería la paz y ayudaría a que los cultivos fueran mejores y no hubiera escases de alimentos como ocurre en los otros pueblos. También creo que las personas vivirían más porque tendría como contraatacar las enfermedades.
—Ese es un buen punto de vista, pero... acerca de la guerra, la magia sólo provocaría más, porque tanto poder va a querer ser adquirido por personas que no tienen el conocimiento para manejarlo correctamente. También es probable que ocurran luchas mágicas para demostrar quienes serían los más fuerte; y quienes deberían poseer tantas tierras, además de que el ego de las personas. Las emociones de las personas —corrigió—, es a veces incontrolable cuando se trata de dinero y poder. Es por eso que existe la disciplina, pero no muchos cambian para bien y algunas lo hacen para mal. Hay muchas personas malas, aunque no lo veas.
Constanze: Y si sólo una persona que fuera capaz de controlar sus emociones tuviera magia, ¿Qué sucedería?
—En ese caso, depende si la persona es inteligente. Hay demasiadas cosas que se deben tomar en cuenta cuando se trata de la magia.
Mary: ¿Podemos saber de qué están hablando ustedes?
Sucy: A mí no me interesa.
Barbara: No entiendo lo que dicen, pero me parece extraordinario que puedan utilizar sus manos para comunicarse.
Mary: Es un avance bastante bueno. Le ahorra tiempo a Constanze de no escribir. Lo consideraré en aprender, porque la charla parecía buena.
Akko nuevamente se rio y los miró.
—Cosas de magia.
Constanze: Un tema interesante si lo toman mucho en cuenta.
—Ella dice: Un tema interesante si lo toman mucho en cuenta.
Constanze: Sin embargo.
—Sin embargo.
Constanze: Opino que no sería lo correcto apegarse a esas creencias, ya que... no son reales.
La castaña bajo la mirada, sintiéndose... un poco entristecida ante ese pensamiento.
—Opino que no sería lo correcto apegarse a esas creencias, ya que no son reales —tradujo Akko, ignorando esa mala sensación.
Andrew: Tener magia acabaría con las indiferencias.
Mary: ¡Por supuesto no! —exclamó—. Mucho poder traería más controversias a este mundo corrupto.
Barbara: En eso estoy de acuerdo. La magia puede ser hermosa, pero también peligrosa.
Y tenían razón, pero eso dependería de quien la tuviera. «La guardiana, no es peligrosa», pensó Akko, pero en una parte se sentía... insegura de ese pensamiento. Lo que sabía de la guardiana era muy poco a comparación de lo que conocía de ella. Akko le había contado toda su vida, literalmente, pero la guardiana siempre se guardaba mucha información. Y la castaña, seguía tratando de entenderlo.
La historia de cómo empezó, nació y creció el Bosque, era una de sus mayores curiosidades, aparte de querer conocer como la guardiana se convirtió en eso: Guardiana. Sin embargo, estaba consciente que esas respuestas que deseaba no le serían concedidas aún. Y pensaba en el "aún" porque desde que descubrió que la guardiana empezó a ponerla a prueba, sus posibilidades de saber cada vez más acerca del Bosque incrementaron.
La guardiana la había puesto a prueba. Lo que significaba que le importaba.
Habían pasado tan sólo unos meses desde que tuvo aquella conversación con su padre y la guardiana, aunque estuviera "clara" en el tema del "amor" actualmente, aún conservaba una que otras dudas.
Andrew: ¿Qué hay de ti, Akko?
Akko salió de sus pensamientos y volteó a verlo.
—¿Qué hay de mí? —preguntó confusa, al no haber estado prestado atención a la conversación.
Andrew: Sí —comentó con una sonrisa—, ¿Qué harás cuando cumplas los dieciocho?
—Ah... —soltó entendiendo a donde se había extendido la charla. Sin embargo antes de responder balbuceó un poco debido a que observó como su amiga Mary, se sonrojaba porque su amiga Barbara la había tomado de la mano—. Bueno...
Frank: ¿Bueno...? —incitó.
—Ayudaré a mi padre con el trabajo.
Andrew arqueó una ceja y Frank igual.
Frank: ¿No vas a tener pareja? —dijo con interés.
—¿Pareja? Oh, no. No creo que sea necesario. —Akko rio nerviosa—. Quiero decir, estaré muy ocupada con... Ayudando a mi padre que no creo tener tiempo —concluyó—. ¿Y tú? ¿Qué tienes con mi hermana?
Frank parpadeó desconcertado, no esperando esa pregunta.
Frank: Bueno, tu hermana es hermosa, no lo puedo negar...
—¿Pero? —le incitó con una sonrisa.
Frank hizo una mueca dudosa.
Frank: No lo sé... Creo que me gusta alguien más.
Andrew: ¿Crees?
Sucy: Temas de amor, mejor me voy.
Y nadie la detuvo.
Frank: Sí. Ella... tiene unos hermosos ojos y una sonrisa... encantadora.
Akko frunció el ceño, buscando alguna asimilación. Ella señaló a Mary, que estaba concentrada hablando con Barbara de lo que parecía ser de una nueva creación hecha por ella misma.
—¿Ella? —murmuró, lo más bajo posible.
Frank negó con la cabeza.
Andrew: ¿La conocemos?
Frank: No. Bueno, sí. Quiero decir: quizás.
Constanze: ¿Quién es?
—Ella dice: ¿Quién es?
Frank: Después sabrán —aseguró—. ¿Y tú? —le preguntó a su amigo.
Andrew: ¿Yo? —Él rio—. No estoy interesado en nadie aún —dijo con "orgullo".
Mary: Mentiroso —acusó.
Andrew: Volviste —dijo no sorprendiéndose realmente.
Barbara sonrió nerviosa.
Barbara: Lo siento por habernos entretenido un poco.
—No se preocupen. ¿Mary, puedo hablar contigo después?
Mary: Por supuesto.
.
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Mary: ¿Y entonces?
—¿Cómo se siente?
—¿A qué te refieres?
—Estar enamorada de una mujer.
Mary rio.
—Te diste cuenta, tarde.
—¿Barbara siente lo mismo? —consultó con un poco de timidez.
—No lo sé, pero espero que sí —dijo con tranquilidad, trasmitiéndole a la castaña un poco más de seguridad—. ¿De esto querías hablar realmente?
Akko asintió.
—¿Por qué? —cuestionó de manera divertida.
—He estado sintiendo... —susurró guiando inconscientemente una mano a su pecho—. No lo sé.
Akko suspiró frustrada.
—Es confuso —concluyó.
Mary elevó una ceja.
—¿Te gusta alguien?
La castaña la miró y levantó sus hombros en señal de que no sabía.
—Me gusta la magia. Amo la magia —dijo.
—¿Es un amor de cuentos?
—Tal vez...
Akko recordó cuando Barbara le tomó la mano a Mary, provocando que ésta se ruborizada. Impulsivamente observó su mano imaginando... cómo se sentiría... Imaginó... colocar nuevamente la palma de su mano en el muro. Sin embargo una ilusión creada por su propia mente la golpeó de lleno haciéndola suspirar profundamente.
«¿La guardiana podrá...?»
—Estás pensando en esa persona —comentó Mary, observando el sol empezar a esconderse—. Es gracioso como nuestros sentidos se expanden para conocer lo que es el sentimiento del amor. Y cuando nuestros padres lo mencionan no abandona nuestra cabeza. Es como si fuera...
—Algo nuevo. Un sentimiento nuevo... —le interrumpió.
—E importante —agregó—. O eso piensan la mayoría. Lo considero como algo que puedes controlar, ya que es tu decisión si quieres amar a esa persona o simplemente... dejarla ir.
La castaña no respondió y Mary la miró de reojo.
—Me mude a este pueblo porque en el anterior mi madre fue discriminada muy abruptamente por las personas que consideraba "sus amigos". Mi madre dijo que era mejor abandonar el lugar donde nadie puede tolerar algo diferente.
Esas palabras, captaron la atención de Akko.
—¿Quieres decir...?
—Sí —le interrumpió, para después asegurar que a sus costados no se encontrara alguien cerca que podría oírlas—. Ella se casó con un hombre. Me tuvo a mí, pero al pasar el tiempo la relación fue deteriorándose en picados y mi madre tomó la decisión de dejarlo, sin embargo, como ya conocerás: "El hombre tiene que dejar a la mujer. No la mujer al hombre." Entonces, ocurrieron problemas y al final... simplemente escapamos. Él nunca nos buscó y eso alivió mucho a mi madre.
—Y luego llegaron al antiguo pueblo.
Mary asintió, contenta de que estuviera captando la historia.
—Fue difícil para ella empezar desde cero teniéndome, pero algunas personas la ayudaron y nos manteníamos como podíamos. A medida que fui creciendo mi madre trabajaba más, hasta que llegó a un punto que nuestra economía se mantuvo estable y ella pudo relajarse por primera vez en diez años. —Hizo una pequeña pausa—. Al transcurrir ese tiempo ella conoció a muchas personas que se convirtieron en "sus amigos", pero una de esa "multitud" fue la que atrajo por completo su atención. —Mary volvió a verla, pero esta vez por completo—. Ella era hermosa y una muy buena persona.
Akko bajó la mirada y frunció levemente el ceño.
—¿Por qué me cuentas esto? ¿No debería ser un secreto?
—Lo era. —Mary sonrió.
—¿Una persona puede amar a un hombre y a una mujer? —preguntó directamente.
—Sí. Eso depende de los gustos de cada uno, pero... ¿Te tengo que explicar que no se puede amar a los dos al mismo tiempo?
Akko negó con la cabeza. Eso era obvio.
—Lo único que pido —siguió—, es que no le cuentes a las demás personas lo que acabo de decir. Me caes bien y el pueblo es bastante agradable. No me gustaría abandonarlo e irme a otro a empezar otra vez desde cero.
La castaña la miro con preocupación.
—No lo diré, pero eso lo puedes causar tú, Mary —explicó—. Si las personas se enteran...
—No lo harán —le interrumpió—. Soy precavida, no tienes por qué preocuparte.
Akko frunció el ceño.
—No lo eres. Te sonrojaste cuando estabas con Barbara.
Mary se sobresaltó y se volvió a ruborizar.
—Eso no se puede malinterpretar —dijo, tratando de defenderse—. Además, la mayoría de las personas no pensaran lo contrario.
—No soy la mayoría.
—Pero sospechaste cuando te dije "ella", ¿no? Sino lo hubiera dicho, nunca te vieras dado cuenta.
—Sí lo haría —respondió con una sonrisa—. La historia de la Sra. Holbrook, ¿recuerdas?
Mary suspiró en resignación.
—Bueno. A veces es mejor que las personas de mente cerrada se mantengan así: con la mente cerrada, para que otros puedan ser felices sin que ellos se percaten. Lo único que me importa en este momento es que Barbara no me rompa el corazón y este dispuesta a mantener una relación en secreto conmigo.
«En secreto...», se repitió Akko. Llegaron a la casa de la castaña y, nuevamente Mary observó las dos plantas que ésta tenía. Seguidamente la de cabello azul escuchó el agradecimiento y despedida de su amiga, pero antes de que se alejara más, la detuvo.
—Akko.
La mencionada se volteó enseguida. Y Mary, le sonrió con confianza y seguridad.
—No tengas miedo de amar.
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Fin del Cap. 16 (Sentimientos confusos)
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