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Playdate

- Vamos Harvey, el parque está abierto para nuestros pequeños. - Decía Gilbert mientras su esposo cargaba todas las cosas de "primeros auxilios" que pensaba que podría necesitar.

- Claro, solo estoy haciendo memoria si se me olvidó algo para nuestra pequeña para devolverme.

- Amor, es un día en el parque, no pasará nada malo por dejarla sola.

Eso pensaba, pero la realidad es que solo quería ser optimista.

Después de todo, sabía que su hija necesitaba esto después de verla trista porque su antigua mejor amiga la hizo a un lado de forma cruel.

- ¿Puedo irme a casa? - Dijo la pequeña Willow, quien caminaba mirando hacia el suelo tomada de la mano de Gilbert.

- Vamos, debes salir un poco, hace ya más de 3 semanas que solo la pasas recostada en cama.

- Está bien.

Dentro de si, la joven Willow de tan solo 6 años recién cumplidos, deseaba ser amable con su padre, así que decidió seguirle el favor, ya que con total sinceridad, no le apetecía estar afuera para nada.

Aunque tampoco estaba del todo triste, simplemente, también estaba enojada, mucho, pero no con Amity, sino consigo misma y sus poderes ¿Por qué solo ella no podía evolucionar?

Al final, agitar su mano una y otra vez nunca le daba resultados y solo cometía desastres.

En todas las magias, menos una.

— Llegamos. — Ambos esposos colocaron las cosas con cuidado, en lo que más parecía un picnic que una cita de juegos.

Willow miró a los demás chicos, realmente parecían están divirtiéndose, risas, juegos y hasta incluso adultos involucrados en los mismos, estaba segura de que sus padres estarían con ella.

Al menos hasta que vio como sus padres iban más a su rollo que a vigilarle.

Willow vio eso una pequeña oportunidad para aventurarse sola, total, según ella, era lo más justo ya que estaba ahí.

— Ya se fue. — Dijo Harvey con terror de ver a su hija alejarse.

— Déjala, amor, esto es importante para ella. — El padre de lentes también miró de reojo como su pequeña se alejaba, era su plan. — Necesita nuevos amigos después de lo de Amity y lo sabes.

Ellos habían platicado esta idea antes y pese a lo difícil que fue para Harvey acceder, al final, prefirió seguir los consejos de su amado.

Ambos decidieron tener una cita en otro lugar y darle la privacidad merecida a su pequeña.

***

Ya bastante lejos de ahí, Willow intentó hacer algo con la arena, tuvo miedo de girar su dedo y crear una especie de explosión, así que solo armó el pequeño castillo con sus manos.

Pero el resultado era tan desastroso como si lo hubiera hecho con magia.

Oye, al menos la ventana le había quedado bien y sin derrumbarse gracias al consejo que me había dado Amity con el agua.

Pero recordar a Amity con eso, solo hizo peor las cosas.

— Muy bien, ahora hagan germinar esa flor.

Esa voz llamó la atención de la joven de lentes quien miraba de lado a lado su obra maestra intentando repararla.

Era imposible no notar una voz tan fuerte como esa.

Miró al origen de la misma y les vió, una chica vestida de color verde intentando hacer que una planta crezca con magia.

A si lado, una bruja piel morena de ropa azul, otra del mismo color de piel pero con un pelaje gris bastante increíble y, quien parecía ser claramente la líder, una triclope de pelo magenta y brazos cruzados.

Todas juntas frente a un castillo de arena que era bastante imponente en realidad, no era la gran cosa, pero comparado al suyo, era una maravilla de la isla.

— No puedo, Boscha, la flor parece estar en mal estado. — La aparente líder, le miró, con cierta impaciencia y la joven de plantas solo hizo a poner los ojos llorosos.

— Está bien, no te preocupes. — Dijo Boscha con sinceridad. — Yo misma lo haré en esta ocasión.

Boscha giró sus dedos con total confianza y soberbia, la magia para ella era bastante fácil después de todo.

Pero lejos de eso, no ocurrió nada, aquel círculo de color verde solo se desvaneció en la nada.

Miró a sus amigas, estaban a la espectativa de verla logrando dominar otra magia, ya estaban acostumbradas a verla dominar cualquier cosa después de todo.

Por lo tanto, le pareció algo frustrante no poder hacerlo a la primera, ni la segunda, ni la tercera vez, ni la cuarta, ni...

— Pensándolo bien, no es necesario. — Mintió, cosa que sus amigas creyeron. —  De cualquier forma, somos el castillo de arena más lindo del lugar. — Indicó aquello mirando hacia todos lados como si estuviera en algún tipo de competencia. — Ganamos, como siempre.

Las otras 3 chicas celebraron pese a todo y colocaron a Boscha en un tipo de trono improvisado con sus magias, aunque el mismo no duró tanto y las 4 rieron cuando el mismo desapareció.

No obstante, luego fueron testigos de como una pequeña y temerosa bruja se acercaba al castillo.

Boscha actuó rápido en defensa de su diversión, hasta que finalmente vio como la pequeña hacia germinar la flor de antes, no como cualquier otra, sino como si fuera una de las flores más hermosas de la isla.

— Yo, lo siento, solo quería ayudar un poco. — Boscha y las demás no dijeron nada, así que Willow se sintió un tanto incómoda. — Esa flor ya estaba bastante lastimada, por eso era necesario un poco más de magia en ella.

— Eso fue genial. — Exclamó la más pequeña en estatura del grupo, mientras las demás se unían a la nueva, todas menos una.

— Si, en verdad es increíble, yo aún no se mucho de usar mis poderes. — Dijo la joven Amelia mientras era consolada.

Willow dió una pequeña risa de alegría, se sentía bien ser aplaudida por algo en lugar de lo contrario.

Boscha por su parte, solo miró aquella escena arqueando la ceja y pensando en que pese a no conocerla, su rostro le parecía familiar de algún lado.

Aunque aún así, lo más importante para ella era ¿Como pudo hacer algo que incluso ella misma fracasó?

— ¿Juegas con nosotras?

La joven de gafas se sintió bastante alegre por eso, aunque había alguien ahí que no le miraba con la misma alegría por lo que se sintió cohibida.

— Yo creo que quizás otro día.

— No lo creo, mis papás podrían-

— ¿Eres buena en otras magias?

La triclope finalmente se acercó y, casi como una orden implícita, las demás se apartaron un poco.

Willow se sintió algo intimidada al respecto, era una persona de su edad pero por alguna razón, la veía con la misma autoridad que a sus padres, quizás más.

— N-no, lo siento.

— ¿En verdad? — Willow sintió estar en un juzgado repentinamente.

— Es la verdad, esa es la razón por la que ahora estoy sola después de todo.

La mirada de Willow cambió y aquella triclope entendió que no mentía, por alguna razón le tenía esa gran confianza.

Aún así, quería intentar algo.

— Yo soy la mejor bruja de este parque y algún día la seré de toda la isla porque no tengo rival. — Presumió infantilmente. — Así que quisiera probar tu verdadera habilidad, chica flor.

¿Eso fue un insulto? Willow lo sintió de una forma brusca, es verdad, pero no ofensiva.

Y no sabía cómo describirlo, pero algo dentro de esas palabras la hizo seguir a la triclope dejando un poco de lado su timidez habitual.

Finalmente llegaron a un lugar un tanto apartado aunque aún a la vista y Boscha le invitó a subir a algunos juegos que habían ahí.

— ¿Conoces este juego?

La triclope señaló aquel juego como si fuera alguna novedad en la vida, siendo simplemente un columpio, Willow arqueó la ceja sin saber a qué quería llegar.

Asintió en cualquier caso.

— Jugaremos aquí, la que más alto salte del mismo, gana

— ¿Que?

Para Willow todo había pasado muy rápido y, para su sorpresa, las otras chicas parecían estar decididas a ver un aparente espectáculo.

¿Que estaba pasando aquí?

No le dio tiempo para decir si o no cuando vio como la triclope se mecía una y otra vez, hasta que finalmente dio un salto, uno que era bastante genial a ojos de la joven bruja de gafas.

1 metro y 34 centímetros, eso fue lo que la pequeña bruja peligris marcó, silbando hacia la tierra para dejar una línea recta.

— Tu turno.

Eso pareció una orden y Willow simplemente se sentó allí sin saber si seguir el juego o no.

Fueron varios segundos en los que solo estaba balanceándose de un lado a otro, no quería realmente saltar.

Al menos hasta que vio esos ojos espectantes, mirándola como si tuviera que hacer algo increíble.

Al final se decidió y empezó a aumentar la velocidad una y otra vez hasta que finalmente se animó a saltar, lo más que pudiera y sin importarle más nada.

— 98 centímetros.

Para Willow, esa cantidad fue decepcionante, estaba segura de que había logrado algo más increíble que eso.

Pero nada le cambió más el ánimo que ver a aquella triclope y su sonrisa fanfarrona.

Eso se volvió personal.

— Solo me faltó concentrarme más. — Se excusó la joven de lentes, haciendo que aquella pelimagenta entrecerrara los ojos.  — Bien, juguemos eso.

Willow señaló el pasamanos que estaba por ahí y Boscha la miró, nuevamente con su mirada llena de soberbia.

— Quien cruce más rápido, gana.

Boscha aceptó sin chistar, quitando a los pequeños que estaban jugando ahí al simple chasquido de sus dedos.

Willow se disculpó internamente con ellos, pero se mantuvo más bien a la espectativa de aquella pequeña bruja presumida.

La triclope se movió rápidamente y con solo los músculos de sus brazos cruzó de extremo a extremo en un tiempo que a muchos hizo aplaudir, ya que una pequeña audiencia se formó accidentalmente.

Willow solo se cruzó de brazos, pero esta vez pudo responderle a la mirada soberbia de aquella bruja con una propia.

Era hora de darle una lección.

Se subió al mismo lugar que ella y cruzó aún más rápido que la pelimagenta.

El pequeño público improvisado aplaudió incluso más fuerte y Willow hizo notar a su pequeña rival que era superior cuando guiñó un ojo.

Un guiño que la joven de ojos azules no tomó para nada a la ligera.

Esto significaba la guerra.

El siguiente reto fue una pequeña carrera en la cuál ambas se desenvolvieron bien, pero la victoria fue de la triclope, misma que le devolvió el gesto anterior a la pequeña bruja de gafas.

— ¿Eso es todo?

— ¿Por qué? ¿Ya te cansaste?

La multitud que las rodeaba y que ahora era más grande, hizo notar aquellas palabras sosteniendo la letra u por unos segundos.

— ¿A si? Adelante, es tu turno de sugerir el reto.

Ambas se miraron desafiantes la una a la otra y Willow propuso el siguiente desafío.

Lanzamiento.

Boscha lanzó aquella figura de plástico a una distancia bastante decente y que a todos sorprendió.

Pero cuando fue el turno de Willow, las quijadas de algunos casi se dislocan, ya que había superado por más del doble la distancia que había obtenido la pequeña triclope.

— ¿Suficiente?

— Si ese es tu límite, entonces me habrás decepcionado, chica flor. — Willow respiró hondo y se acomodó las gafas, parece que esta bruja no había aprendido la lección.

El siguiente reto fue similar pero pateando una pelota.

Willow inició esta vez y su distancia al patear la misma fue bastante increíble, ni siquiera ella misma lo podía creer.

Seguramente con eso ganaría.

Pero cuando vió a su rival bostezar, una vena saltó en su frente.

Esa pequeña bruja se estaba pasando de lista.

Y aunque por unos instantes Willow pensó que solo era alardeo barato, su quijada era ahora la que casi se dislocaba al ver cómo aquella bruja pateó tan fuerte la pelota que incluso sacó fuego, superando por demasiado la distancia que ella había logrado.

— Y eso que solo usé la mitad de la fuerza de mis piernas.

— ¿A si?

El siguiente reto que Willow propuso fue algo que tomó desprevenida a la triclope.

— ¿Vencidas?

— Así es ¿O a caso eres muy débil?

Aquella triclope comenzó a echar chispas de forma literal, tanto que sus amigas sintieron el calor de las mismas como si fueran las brazas de una parrilla salpicando.

Ambas se tomaron de la mano con firmeza y Cat dio la señal para empezar el forcejeo.

Boscha tuvo su primer susto cuando vio que, pese a que aplicó toda su fuerza, ese brazo no se movió ni un jodido milímetro.

— ¿Que pasó? — Willow preguntó de una forma claramente retadora y presumida. — Ni siquiera estoy usando la cuarta parte de mi fuerza.

Boscha tuvo suficiente con eso y comenzó a empujar nuevamente, pero todo intento parecía inútil, ese brazo era más bien una viga de metal fija.

Fue tanta su impotencia que pronto decidió mandar al diablo las reglas y usar ambos brazos, cosa que tampoco sirvió para nada.

¿Que diablos era esta niña? ¿Un monstruo?

Y ya con el desafío perdido, Willow solamente llevó el brazo de la fastidiada triclope hacia abajo.

Ni siquiera las amigas de Boscha daban crédito a la increíble fuerza de aquella bruja que parecía inocente como una flor de campo.

Cat recuperó las energías de Boscha y también las de Willow, aún no había concluido lo que sería un largo pero entretenido día.

Los retos siguieron entre una y otra y cada vez eran juegos más llamativos para el resto de niños que estaban a los alrededores.

Trotar, saltar la cuerda, hechizos, saltos de longitud, piruetas, cargar peso y un largo etc, fueron los desafíos a los que aquellas dos jóvenes infantes se sometieron la una a la otra.

Era una batalla encarnizada para demostrar quién era la mejor, una batalla que empezó de la nada y que se había prolongado hasta posiblemente varias horas.

Willow no sabía cómo describir esta sensación actual, se sentía fastidiada y rabiaba con cada desafío que perdía.

Pero por alguna razón, estaba sonriendo, misma situación que aquella pequeña rival desconocida también sabía que sentía al verla como le devolvía la misma sonrisa.

Cuando las pruebas de fuerza física se acabaron y ya no tenían idea de que más hacer, un concurso de baile y canto fueron los siguientes en su mente.

Realmente nadie se esperó los resultados de los mismos ya que fueron hechos por votación de aquel pequeño público que ahora incluso tenía a un par de adultos en entre las filas.

El día se prolongó aún más y cada una ganaba el reto siguiente de una manera que desafiaba a la otra a seguir y seguir.

Boscha ganaba el reto de atinarle al blanco a un objeto y Willow ganaba el de escalar más rápido.

Todo mientras los pequeños clubs de fans que se armaron extrañamente entre el público, animaban a su favorita.

Pero para las jóvenes algo estaba claro, no se iban a permitir perder.

Finalmente ocurrió lo impensable, ambas empataban en un desafío.

— ¿Empate? Revisa de nuevo, Skara.

— Si, hazlo, por favor.

La joven peligris se sentía intimidada ante aquellas dos enardecidas combatientes y simplemente dejó caer su pequeña libreta de notas, pidiendo perdón por haber nacido.

Boscha y Willow se miraron fijamente.

El sudor en sus frentes, el jadeo incesante y el cabello desalineado eran las pruebas suficientes de aquel extenuante pero entretenido día que habían tenido.

Se miraban ahora con una mirada muy distinta a lo que había sido al principio.

Una que resaltaba el respeto y la satisfacción de haberse entregado al 100% en una competencia de todo lo que sus mentes infantiles pudieron haber imaginado.

— Bien, lo admito, tal vez si tengo rival después de todo, chica flor. — Indicó la triclope quien intentaba ponerse erguida pero le era difícil.

— También admito que no eres nada débil.

— Ya lo sé.

Ambas continuaron jadeando y como la misma Cat estaba al límite de su magia, nadie más hizo a ayudarlas por lo que finalmente se dejaron caer sentadas en la arena del lugar.

La multitud que hasta hace poco aplaudía a su bruja preferida ahora aplaudían a las dos y poco a poco, se dispersaron.

— ¿Quienes eran esos tipos?

— Creí que tú habías comprado al público. — Le indicó la chica de lentes mientras se dejaba caer de espaldas finalmente. — Pareces el tipo de persona que harías eso, además tienes a tus otras amigas.

— Lo soy, pero no haría eso. — La triclope la imitó, ya no podía mantenerse más en esa posición tampoco. — ¿Podrían ir por agua, chicas?

Las tres chicas fueron rápidamente al lugar más cercano, sabían que podían comprar la mejor de todas ya que Boscha pagaría lo que fuera.

Cómo fuere, las dos rivales se quedaron solas.

Ambas seguían mirando hacia el cielo, disfrutando de la frescura de la arena que estaba en contacto con su piel.

Ambas estaban en silencio, no eran amigas y difícilmente podrían decirse que se agradaban mutuamente.

Pero por alguna extraña razón, ambas habían tenido un fantástico día.

— Eso fue divertido, extraño, pero divertido. — Habló primero la chica de lentes, girando a ver a quien esperaba, fuera su nueva amiga.

— Bastante, pero sinceramente, quiero el desempate.

— Si, yo también.

Ambas estuvieron meditando y finalmente expusieron su idea.

— Grudgby.

— Flyer Derby.

Aquello lo dijeron al unísono, por lo que hicieron una muñeca entre si.

— ¿Flyer Derby? Ni siquiera tenemos palismanes.

— ¿Y que me dices del grudgby? No hay ninguna cancha y no nos permiten jugar en cualquiera que tenga trampas activas.

Ambas chasquearon la lengua y se cruzaron de brazos.

Era de vida o muerte decidir el siguiente juego.

— Suficiente, piedra, papel o tijeras, será el desafío final.

— Pero eso es dejarlo prácticamente a la suerte. — Se quejó la pelimagenta.

— Lo sé, pero detesto el empate.

— Yo también, vamos a darle.

El inocente juego que no tenía nada de inocente finalmente comenzó.

Pero ambas se mantuvieron al margen de mostrar su figura a la otra, después de todo, eso sería el fin.

Cuando finalmente se animaron, al mismo tiempo, ambas revelaban roca, a la otra.

— De nuevo.

Esta vez, fue papel, ambas presionaron el puño con fuerza tras de eso.

Lo siguiente fue tijeras, algo que las cabreo.

— ¿Podrías dejar de imitarme?

— Eso debería decirlo yo, chica flor, esto no acabará si solo me imitas.

— Ya basta, estás a punto de perder. Sentenció la joven de lentes.

Pero para sorpresa de las dos, nuevamente ambas mostraban tijeras.

— ¿Te burlas de mi?

— Eso tu lo haces, me retaste desde un inicio por eso ¿Verdad?

Willow dejó a un lado cualquier lección de conducta y amabilidad que sus padres pudieran haberle enseñado y le sacó la lengua a la joven triclope.

— ¿Con que esas tenemos?

La joven de ojos azules le devolvió el gesto, agregando además el escupir un poco de saliva.

Willow no se dejó e hizo lo mismo, además de un par de muecas con su rostro.

Boscha se tapó los oídos y cerró los ojos para intentar sacar de quicio a su pequeña rival.

Se mantuvieron la una a la otra haciéndose dichos gestos infantiles hasta que un par de voces adultas les hicieron recuperar la compostura.

— Willow ¿Que significa eso?

Harvey llegó para reprender a Willow, misma que comenzó a limpiarse la mugre de su vestido y ponerse firme.

— ¿Que se supone que estabas tu haciendo, jovencita?

Kendra, por su parte, llegaba para regañar a su traviesa hija, además de sentir cierta vergüenza de verla actuar de esa forma.

— Ella empezó. — Se excusó Boscha, a lo que Willow casi le salta encima como respuesta.

— No te pregunté eso, ahora, sacudete esa tierra y arreglate ese cabello, pero ya.

— Si mamá. — Habló la pequeña triclope, resignada por completo y caminando hacia donde estaba mami.

Los otros dos adultos se disculparon a nombre de su pequeña con total pena y finalmente, aquel día en el parque terminó para ambas familias.

Pero para los padres más amables, fue una ternura ver cómo sus pequeñas les pedían que las carguen.

Claro, ellos jamás supieron que era debido a que estaban totalmente agotadas.

Willow dió un pequeño bostezo una vez que estaba en los brazos de su papá y a lo lejos, pudo ver qué Boscha también era llevada en brazos.

Ambas se mantuvieron mirando con seriedad hasta que finalmente, sonrieron mutuamente al unísono, despidiéndose con la mano libre para posteriormente tomar una merecida siesta.

Cuando finalmente despertó, Willow fue consciente de que nunca supo el nombre de aquella chica, nunca lo revelaron mutuamente en realidad.

Volvió poco después al parque pero ya jamás la volvió a ver.

Jamás volvió a tener una rival digna.

***

13 años después.

— Y bien ¿Que tal el regalo para la cumpleañera? — Preguntó Boscha a Willow quien usaba la ropa y zapatos deportivos que esta misma le había obsequiado.

Willow miró su ropa y hasta incluso la bebida que Boscha le había invitado como si tuviera que pagar algún impuesto.

Rodó los ojos, porque ese impuesto era agradecerle de forma excepcional.

— Si si, tu regalo fue el mejor que recibí, Boscha ¿Satisfecha? — Willow miró a la triclope inflar el pecho y asentir para si misma, cosa que la hizo reír como era usual.

Ambas se encontraban caminando y charlando sobre prácticamente cualquier cosa, todo ello después de haber ayudado a reparar aquella cancha de flyer Derby y limpiar otros salones más como parte de su castigo.

Uno que Boscha se ofreció a compartir sin objeción de la ojiverde.

Hasta que llegaron a cierto lugar y vieron a un par de niños jugando, parecía algo divertido, un juego humano que, gracias a Luz, se había popularizado mucho.

— ¿Y como se llama eso? Esa cosa de plástico e hilos se ve bastante frágil.

— Se llama fútbol y si, es bastante frágil para nosotras. — Desestimó de inmediato. — Romperiamos esa portería de un solo golpe en realidad, prefiero seguir desafiandote a grudgby o flyer Derby.

— Y que lo digas. — Acompañó Boscha mientras veía a esos pequeños entregarse con todo al juego, orgullosa de ellos. — Eso me trae recuerdos. — Empezó a reír un poco. — Cuando tenía 6, estuve jugando aquí y una bruja que no recuerdo me desafío. Pobre, la humillé, tanto que se fue llorando con sus papás.

— ¿Es que desde siempre solo sabías ser Agresiva? — Infló sus mejillas al ver qué la respuesta de Boscha fue solo encogerse de brazos. — Pero no te culpo, tengo el mismo recuerdo. Después de lo de Amity, mis padres me hicieron venir aquí y una bruja loca me desafió, así que la humillé sin dudar ni una gota, la hubieras visto ponerse roja cuando no pudo mover mi brazo ni siquiera usando los dos suyos y hasta uno de sus pies.

Boscha dio una gran carcajada al imaginar eso, pues sabía mejor que nadie la gran fuerza física de los brazos de Willow.

Pero poco a poco ambas comenzaron a escarbar más en sus memorias, algo de la anécdota de la otra se les había hecho familiar.

— ¿6 años?

— ¿Retos múltiples?

Ambas miraron a la otra de arriba a abajo hasta que sus labios inferiores empezaron a temblar.

— ¡Eras tú!

*
*
*

[Así como lo están pensando, la semana Boschlow se enlaza entre si jejeje. En fin, esperen la siguiente historia, nos vemos]

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