El despertar.
Sarada se separó de Boruto mientras lo observaba hablar por teléfono.
-Si... Esta bien tia Sakura voy para allá- colgó el teléfono.
-¿Que ocurre? - preguntó Sarada de rodillas.
-Tengo que ir al hospital. Al parecer le ocurrió algo a mi padre. - explicó.
-Perfecto - se levantó Sarada- voy contigo.
-Pero si no hace falta - decía Boruto aún sentado- además el hospital se encuentra al otro lado de la ciudad.
-No es una petición- se fue directo a la puerta.
Boruto sonrió como siempre y la siguió.
-¿Además de emo eres mandona señorita Uchiha? - le espetó Boruto.
-¡No soy mandono ni emo! - dijo mientras bajaba las escaleras e inflaba los mofletes- Idiotaruto.
Al salir de casa Sarada observó que no había nada aparcado cerca de su casa.
-Bueno. ¿Y donde está tu coche?- le preguntó despreocupada a Boruto.
-jiji... Verás. - sonrió de nerviosismo y se rasco nuca- Yo no tengo coche, vine en tren.
-Vale voy a por mi ticket - dijo Sarada al volver a la casa.
Boruto esperaba otra reacción de la azabache. Generalmente cuando le dice a las chicas que no tiene coche estas les dan una bofetada o lo insultan de alguna forma.
Boruto había roto la pared de hielo del corazón de la Uchiha, pero sin notarlo - y eso también va por ella- Sarada poco a poco robaba el suyo.
-Ya está - decía la azabache al cerrar la puerta con llave.
-Creí que odiabas andar en tren- comentó Boruto.
-Se ve que no me conoces Idiotaruto- ella se le adelantó.
-Oye te conozco muy bien- rechisto Boruto al acompañar la Uchiha.
-¿A si? - le echó una mirada desafiadora- ¿Cuando es mi cumpleaños?
-El 31 de marzo.
-Mi comida favorita.
-Todo lo relacionado al te negro.
-Mi tipo de lectura favorita.
-Los libros de Misterio.
-Enhorabuena señor Uzumaki - le aplaudió la Uchiha- veo que has prestado atención en lo que te hablaba el dia que nos conocimos.
-Como no lo iba a hacer- le dedicó una sonrisa- Eres mi amiga y los amigos se les escuchan.
Sin darse cuenta llegaron en la estación. Boruto compró su billete mientras Sarada utilizó su ticket de 10 viajes.
Al llegar al anden la Azabache vio una mensaje escrita en un panel.
EL PRÓXIMO TREN LLEGARÁ EN 4 MINUTOS.
Sarada suspiró.
-Bueno ahora toca esperar.- se lamentó.
Boruto vio dos sillas libres.
-Sentémonos allí.- señaló a las sillas.
Sarada asintió y luego se sentaron.
Lo que Sarada no sabía era que las sillas eran pequeñas y no podía evitar invadir el espacio de su comañero.
Conclusión: Sarada y Boruto tuvieron que estar pegados el uno al otro por 4 minutos.
Al rubio no le importó, pero para Sarada era una prueba para confrontar su androfobia.
En los primeros segundos sintió su cuerpo estremecerse y sudar de miedo, pero luego recordó las palabras del Uzumaki
"Prometo que nunca te haré nada sin tu permiso"
Sarada también recordó los latidos del corazón del rubio.
Eran calmados y relajantes, al igual a los de una madre al consolar a su hijo recién nacido.
Sarada también recordó lo que pasó antes de la llamada de su madre
Ella se tensó y se puso totalmente roja al hacerlo.
"¿Que hubiera pasado si mamá no le hubiese llamado? "
-¿Estas bien? - preguntó Boruto al notar el sonrojo de su amiga- ¿Tienes fiebre o algo?
-No, no es nada, no te preocupes- Sarada desvío la mirada.
Parecía que el rubio iba a preguntarle algo, pero notó que el tren estaba por venir así que decidió no hacerlo
-Ahí viene el tren - Boruto se levantó junto a su amiga.
Al entrar en el vagón Sarada fue empujada para los brazos de Boruto.
-Lo siento- decía el rubio mientras le sujetaba- ¿Estas bien?
Boruto notó que era él que le tocaba a ella y debido a eso vio que había terror en su mirada.
-Cálmate. ¿Vale? - dijo Boruto al intentar tranquilizarla- Solo voy a agarrar tu brazo para no caerte.
Sarada no dijo nada -el miedo no dejaba hacerlo- apenas asintió.
Pasaron el resto del viaje así. Sarada no decía nada, apenas esperaba que todo esto terminase cuanto antes.
Al llegar en la estación que tendrían que bajarse, la Uchiha fue la primera en salir del vagón.
Ella se echó a un lado y esperó a que el rubio saliera.
Al salir del tren Boruto le preguntó:
-¿Ya estás mejor?
Sarada aún no conseguía hablar así que solo asintió.
Ya iban Saliendo de la estación cuando la Uchiha se calmó por completo y recuperó la voz.
-Es raro ¿No?
-¿El que? - Boruto ignoró el hecho de que esa era la primera vez que Sarada decía algo desde que se levantaron de aquellas sillas.
-Es como si, no sé... El universo insistiese que te tocara.
Boruto la miró con la sonrisa que a Sarada -sin notarlo- amaba cada vez más.
-A lo mejor es un mensaje que dice que yo debo ser el responsable de hacerte superar tus miedos.
"Quiza"
Sarada solo pensó, porque cuando iba a decirlo un mendigo le agarró el pié de Boruto.
-¿Oye amigo tienes un poco de dinero para darme?
-Claro toma cien...- Boruto se sorprendió al ver quien era el autor del pedido.
Su hermano: Kawaki.
-Mejor 10 mil yenes así podrá almorzar también.- le entregó un billete de 10 mil yenes.
-Gracias amigo- decía Kawaki mientras contemplaba el billete- que Dios le pague.
"No me reconoce. ¿Como no...? Un momento "
Boruto notó que los ojos de Kawaki estaban con la pupila dilatada.
"El gilipollas estaba drogado - apretó los puños- tan drogado que no me reconoció"
El rubio y la azabache anduvieron gran parte del trayecto sin decir nada.
Ambos con sus pensamientos hasta que en las puertas del hospital Sarada decide por fin hablar.
-Conocías a aquél mendigo. ¿Verdad?
-¿Quién?
-No te hagas el tonto Uzumaki- le dijo Sarada- al juzgar por tu reacción y por la cantidad de dinero que le diste, debe de ser alguien que conoces.
Boruto no dijo nada, solo fue a la recepción.
-Disculpe vengo a ver a Naruto Uzumaki- le decía a la joven recepcionista.
-Claro se encuentra en la habitación 333 - le entregó la tarjeta con dicho numero.
-Pero no era la 704 - le cuestionó el rubio.
-El paciente Naruto Uzumaki fue acabó de ser trasladado señor- decía sin despegar la mirada del ordenador.
-Esta bien- Como Boruto vio en la tarjeta que tal habitación estaba en la segunda planta, fue por un ascensor.
Por suerte había uno libre y totalmente vacío.
Al entrar en el ascensor y cerrar las puerta Boruto suspiró.
-Aquél mendigo que ayudé - las palabras le pesaban- era mi hermano Kawaki.
Sarada sintió un aprieto en el corazón al oírlo.
-Lo siento.- dijo Sarada cabizbaja- no debería....
-Claro que deberías- la miró con su típica sonrisa- Ya no habrá secretos entre nosotros.
Las puertas se abrieron y Boruto se adelantó.
Lo que no le permitió ver la sonrisa de Sarada.
Por más que ya la hubiese hecho sonreír varias veces, Boruto nunca llegó a ver la sonrisa de su amiga.
Sarada siempre ocultaba el rostro cuando lo hacía.
Al llegar a una recepcionista Boruto tuvo que mostrar otra vez su tarjeta y fueron orientados a ir a una sala de espera.
-¡Boruto Uzumaki! - le llamó una enfermera rabia con un traje morada.
-¡Aquí! - dijo Boruto al levantarse junto con su amiga.
-Acompañadme por favor - ella se giró y los dos la siguieron por un pasillo estrecho.
-Aquí está- se paró frente a la puerta- Esta es la habitación 333.
-Gracias señorita- los dos hacen una reverencia.
La rubia solo sonrió y dijo...
-De nada - luego se fue.
Al entrar en la habitación una sonrisa se dibujó en la cara del rubio.
Boruto vio a su padre consciente y Sakura haciendole un examen de sangre.
-Hola hijo- le dedicó una sonrisa.
-¡Papá! -Boruto fue corriendo para abrazarlo, pero Sakura la detuvo.
-Para el carro vaquero - le dijo la pelirrosa- Naruto se acaba de despertar así que no puede hacer movimientos bruscos.
Sakura termina de sacarle la sangre y le vuelve a poner suero.
-Gracias Sakura-Chan - le agradeció Naruto.
¿Chan?- Boruto y Sarada se miraron confusos.
La pelirrosa y el rubio mayor se miraron y empezaron a reirse.
-¿Que es tan gracioso? - preguntó algo Sarada enojada.
-Nada -dijo Sakura- es que Naruto y yo somos amigos de la infancia y él me llamaba así.
-Íbamos al mismo colegio y todo- explicó el rubio mayor- aunque perdimos contacto cuando me mudé a Tokyo.
-En fin- Sakura se alejó de Naruto , fue hacia su hija- es mejor dejar padre e hijo solos por un momento. -luego se acercó al oído de Sarada- también quiero hablar contigo.
La Uchiha asintió y siguió a su madre, así dejando solos a los rubios.
-¿Como estás papá? - preguntó Boruto.
-Bien, hijo - le dedicó una sonrisa- tendré que quedarme aquí una semana más.
-Oh me alegro - Boruto le devolvió la sonrisa.
Esa sonrisa era marca registrada de los Uzumaki.
-Por cierto - el cuerpo de Boruto se tensó al oír las próximas palabras- mal puedo esperar para ver a Hinata y Himawari.
Las manos de Boruto empezaron a temblar.
-Oh y Kawaki, ya me estaba olvidando de él.
Los ojos del rubio menor se llenaron de lágrimas.
-Ellos se pondrán contentos de verme.
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