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Capítulo L

Sarada estaba estupefacta ente la frase del rubio, ni se podía creer que el amor de su vida estaba pensando en hacer semejante estupidez.

-Voy a buscarte unas vendas -dijo el rubio mientres abría los cajones de lacocina- Sé que había algunas perdidas por aquí.

Al oir que su esposo pensaba en ir trás Kara, o más precisamente trás Jigen para vengar a su amigo, ella se asustó y apretó su copa de vino con tanta fuerza que ella "explotó" en su mano, causandole heridas leves.

Boruto encontró la vendages en el segundo cajón de la encimera, un pañuelo bañado con alcohol y al acercarse a ella le pidió:

-Dame tu mano - Sarada aceptó su petición y le dió su mano dañada- Agh... -gimió de dolor al sentir el alcohol en contacto con sus leves heridas- Tú más que nadie deberías saber que que esto iba escocer.

La madre de Sarada era la mejor ninja médico de toda la vila, ella sabía que el contacto dek alcohol con una herida abierta causaba un gran escozor.

-¡Cállate! -gritó- ¡Y ten cuidado, estás pisando en los cristales rotos de lo que antes era una copa!

-Primero tú, luego yo - dijo Boruto tranquilamente mientras le  vendaba la mano.

Siempre ha sido así, primero pensaba en sus queridos que en si mismo.

-¿Podemos hablar en otro sitio? - pregintó ella en un tono serio- Tengo algo que mostrarte, o más bien recordarte.

-Está bien - dijo el rubio antes de crear un clon de sombra- Creamos una copia de cada uno para que los niños no sospechen. 

Sarada asintió y repitió la acción de su rubio.

-Ahora, vámonos - dijo ella antes de caminar hacia la salida de su cocina- Quiero que me sigas.

Después de salir de casa, Sarada le llevó a un bosque, pero no cualquier bosque, un bosque especial para  ellos.

Boruto pasó la mano por el viejo tallo en forma de corazón con su inicial y la de su esposa.

-El lugar de nuestra primera cita, nuestro lugar secreto.

-Asi es - asintió Sarada con un tono serio- Y supongo que recuerdas lo que prometimos el uno al otro...

"Prométeme que moriremos juntos, agarrados de la  mano como los viejos de las películas" - decía un Boruto de 12 años.

-En esta época éramos jóvenes y no teníamos nuestros hijos- dijo un Boruto de 32 años.

-Pero sigue siendo una promesa - dijo Sarada con el ceño fruncido- Y como tal me quiero ir contigo.

-Eres la Hokage.

-Me da igual.

-¡ Eres madre! - gritó  Boruto- ¡Nuestros hijos no pueden quedarse huérfanos!

-¡Entonces tratemos de volver con vida! - dijo dando un paso hacia adelante.

-Sarada...

-¿Siempre juntos? - le preguntó en un tono serio.

-No... no me obligues a... - dijo Boruto mientras meneaba la cabeza de forma negativa.

Si el rubio terminaba el ritual aceptaría que Sarada se vaya con él en su misión suicida.

-¿Siempre juntos?

-Por favor, Sarada - le imploró Boruto- No me obligues a aceptar esto.

-Voy a continuar hasta que lo aceptes - dijo en un tono serio- ¿Siempre juntos?

-¿Siempre juntos?

-¡No!

-¿Siempre juntos?

-¡No!

-¡Boruto Uzumaki! - le gritó con desesperación- ¿Siempre... juntos? - decía entre sollozos- Por favor....No puedo vivir sin ti.

Boruto sufría al negar el ritual y la cara triste y desesperada de Sarada le hizo sufrir aún más.

Como ANBU, Boruto era fuerte, y no se doblegaria en situaciones así.

Lamentablemente el capitán- general tenía una debilidad.

-Siempre juntos  - respondió Boruto a regañadientes.

Sarada es esa debilidad, definitivamente haría cualquier cosa por ella, por ella y sus hijos.

Ambos se besaron con locura, como si fuera el último.

Sus cuerpos se pegaron en un desesperado abrazo.

El deseo de hacerse uno crecía poco a poco en su anterior.

Boruto y Sarada se separaron y se unieron sus frentes.

-Jamás podría detenerte, ¿ verdad? - le preguntó el Uzumaki.

-Si te seguieras negando te habría dado una paliza y te habría dejando parapléjico.

-Sarada, no quiero morir en esto, pero sé que las posibilidades están en mi...- ella le miró con el ceño fruncido- En nuestra contra, ¿ aún así lo aceptes?

-Tan solo hagamos una promesa - dijo la Uchiha- Prometamos volver con vida en esto.

-Al menos una promesa cumpliremos en esta misión -dijo el rubio- y espero que sea la más reciente que hicimos.

-Yo también- dijo la azabache.

Otro beso desesperado  y apasionado.

Sarada empuja a Boruto lentamente hacia el árbol detrás de él.

El rubio va bajando poco a poco la cremallera de su blusa roja para meter sus manos dentro de ella mientras le mordía el cuello.

Sarada gimió  discretamente al mientras también ponía un mano por debajo de la camiseta del rubio.

Boruto se sentó  y se recostó en el árbol mientras que Sarada se ponía sobre su regazo.

El deseo que crecía dentro de ellos dio señales de su presencia causándoles un calor insoportable.

Sarada se quitó la chaqueta roja que llevaba aquél día, dejando a la vista su top negra como su pelo.

Boruto también se quitó la camiseta  blanca y la arrojó lejos.

Otro ronda de besos y Sarada aprieta sus muslos contra la cintura de Boruto.

La Uchiha le abrazó fuertemente y le susurró al oído:

-Te necesito, Boruto .

Las pupilas del rubio se delataron y su deseo por ella le estaba dominando.

Boruto decide arrancarle el top de cuajo, rompiendo y mirándolo hacia donde estaban sus su chaqueta y camiseta.

-¡Hey! - gruñó Sarada- ¡ Me vas a tener que comprar uno nuevo!

-Si tienes muchos como estos en el armario - protestó Boruto antes de masajear uno de los senos de Sarada y morder el otro.

-Ah...I -Idiota - gruñó ahogando algunos gemidos.

Boruto la empujó hacia atrás y se dirigió hacia sus pantalones cortos negros para quitarse los.

Al quitarle las ropas inferiores Sarada le pidió.

-Sin preliminares - los ojos azabache y azules se conectaron- Por favor...

Boruto asintió antes de quitarse los pantalones y adentrarse en ella.

Sarada dió un leve gemido al sentir el rubio dentro de ella.

Boruto empezó a moverse con lentitud para disfrutar el momento.

-T-te amo - decía la Uchiha entre jadeos.

-Yo también te amo, Sarada - decía el rubio con una mano en su mejilla.

El rubio se movía despacio dentro de la intimidad de Sarada y Sarada lo deleitaba con leves gemidos.

Ella se volvió a sentar sobre  él mientras lo abrazaba con desesperación.

Ambos sabían que aquella podría ser la última noche de amor para ambos, ya que ambos harían algo que si salía bien, serían héroes del mundo ninja y si salían mal, sus nombres estarían grabados en una lápida en honor a sus cadáveres desaparecidos.

Y así se pasaron largas tres horas haciendo el amor a la luz de la luna.

Rubio y azabache estaban cansados y sudorosos mientras se recostaban en el árbol donde habían hecho una promesa que, podrían ser cumplida en los próximos días.

Sarada le dio unos leves besos en el cuello antes de recostarse en su pecho.

-¿Por qué quieres hacer esto? - preguntó ella- ¿ Por qué hacer algo tan arriesgado?

-Porque estoy cansado de ver a gente sacrificarse a mi costa  - explicó el rubio- Primero fue el tío Sasuke y ahora Inojin.

"Lo perderás todo"

-No quiero que nadie más muera por mi culpa, es por eso que no quería que fueras conmigo - explicó el rubio.

-Se lo que sientes -dijo la Azabache- Como oficial al mando te culpas por todos los compañeros que mueren en tus misiones, pero he de decirte que esto es lo normal en la vida de un Shinobi.

-No importa- meneó la cabeza- son personas importantes para mi que murieron por mi culpa.

-¡No fue...! - ella botó que su voz estaba un poco por encima del tono- No fue tu culpa, Boruto. Papá sabía que si utilizaba sus ojos falsos tarde o temprano algo malo iba a ocurrir.

-Fui yo quien le convocó para la misión.

-E Inojin desobedeció un orden directo tuyo y lamentablemente pagó por ello - dijo Sarada- en resumen fue su culpa, no la tuya.

-Cuando hablas de esa manera fría, me asusta  - se rió nerviosamente el rubio- Perro, no puedo dejar de hacer algo al respecto, por eso quería vengar a Inojin para eliminar a Kara de una vez por todas.

-Es por eso que debo dejar que vayas solo- ella se levantó y fue por su ropa, aunque antes de sacudió las hierbas pegadas a su cuerpo dándole una visión no muy decente al rubio.

-Creo que acabo de pensar en una nueva fantasía sexual - bromeó el Uzumaki.

-¡Cállate! - gritó la Uchiha antes de tirarle su top destrozado- Cuando vuelvas tendrás que costurarlo.

Al día siguiente Sarada convocó a sus hijos a su despacho.

Los cinco habían pasado el trayecto charlando y riéndose, pero al llegar a la oficina la Hokage cambió su semblante a uno sería.

-Ahora os voy a hablar como Hokage y no como madre, ¿ entendido? - los tres asintieron genin asintiero- Vuestro sensei y yo tenemos que hacer una misión urgente y por ello el equipo 7 estará suspendido temporalmente.

-Jooo nosotros también queríamos ir. - protestó Minato.

-Es una misión de clase SS, Minato -dijo Boruto apoyado en la pared con los brazos cruzados- Como genins no estáis aptos para hacerla.

-Pero, si estuvimos aptos para protegerte en la cumbre de los cinco Kages- argumentó Kasumi con los brazos cruzados.

-Esa misión ha sido regalada para vosotros, Kasumi-chan - explicó la Novena- Solo lo hicimos para ayudar para vuestros currículos de Shinobi, ya que en la práctica  no hicisteis nada más que dar un paseo en la ciudad con Strea-san.

Sarada como Hokage, podría llegar a ser demasiado seria y demasiado honesta.

Los rubios menores del grupo gruñeron aguantando su ira, pensándolo fríamente habían sido pésimas escoltas.

Mikoto fue la única que mantenía un semblante serio de los niños y optó por hacer algunas preguntas.

-¿Cuando os vais mamá? - preguntó la mini azabache.

Sarada no tenía respuesta, pero Boruto si.

-Hoy por la tarde nos veremos con un cliente muy importante.

-Mamá, ¿por qué te vas junto a papá? - preguntó otra vez la mini azabache- Que yo sepa el Hokage tiene que quedarse en la villa para protegerla.

-En misiones realmente importantes el Hokage puede salir de la villa, hija - Explicó Sarada- Konoha estará bien bajo la tutela de Chouchou y los miembros del consejo - luego murmuró- aunque Chouchou siga siendo una perezosa para leer y rellenar el papeleo.

-¿Po-podemos almorzar juntos  al menos ? - le pidió Kasumi.

-Claro pequeña  -dijo el rubio mayor- nos veremos en seguida.

Los tres niños abandonaron el recinto y al ver que ya estaban bastante lejos de la oficina del Hokage Mikoto se detuvo por un instante quedándose atrás de sus compañeros.

-¿Que ocurre Miko? - Minato fue el primero en notar que la mini azabache se estaba quedando atrás .

-Algo pasa - dijo la pelinegro- nos están ocultando algo.

-Eso es obvio - comentó Kasumi con las manos sobre la cabeza, tal cual lo hacía su padre- aunque ellos son los miembros de más alto rango de Konoha, es normal tener secretos.

-Lo sé pero, es un secreto que nos incumbe  - dijo Mikoto en un tomo moderado- Mamá no no hablaría de esa manera, ¿ Habéis visto lo sería que estabas? Ella nunca nos trató así.

-Quizás ella nos vea como shinobi y no como tres niños - supuso Minato.

-Puede ser... - ella se masajeó la barbilla por unos segundos y luego les miró a los dos- ¡Tenemos que averiguarlo!

-Miko, debe ser una misión importante, no creo que debamos...

-¡No te estoy obligado a hacerlo, Minato!

-Ay Miko... - El mini rubio suspiró y le sonrió- Mi hermanita va a romper las reglas por al menos una vez en su vida, ¿Y crees que me voy a quedar de brazos cruzados?

Ambos rubios le miraron con una sonrisa en sus labios.

Continuará:

Me había dado un descanso, pero ahora vuelvo con todo.











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