Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

𝘭𝘰𝘷𝘦

“Está oscureciendo. Terminemos por hoy”

“¿Qué tal si nos quedamos un poco más? Podemos observar las estrellas juntos”

“¿Las estrellas?”

«Perdón por pedirte tanto»

«No te preocupes. Después de todo, somos amigos»

Aquella respuesta de Nagisa lo había sorprendido.

Era la primera persona que lo consideraba un amigo desde que despertó, y no esperaba que ya lo viera de esa manera. Fue reconfortante de cierta manera.

Pero, aunque aquella frase debería haberlo alegrado, se sintió algo amarga.

Y, aunque sabía cuál era el motivo, no lo admitiría por ahora.

Como tampoco se admitiría a sí mismo de dónde provino esa repentina necesidad de pedirle al albino que se quedaran un rato más, utilizando de excusa ver el cielo estrellado.

Los días no hacían más que pasar uno tras otro, siendo absolutamente monótonos. Dormía, tocaba el piano, buscaba a Ayanami y luego regresaba a su cuarto. No había nada más que pudiera hacer.

Pero, cuando Nagisa estaba con él, no pensaba en nada de eso.

El tiempo pasaba más rápido y cada charla o sesión de piano se sentía novedosa; parecía siempre aprender algo nuevo del excéntrico albino. Dejaba de ser atormentado por todas sus dudas y miedos de lo mucho que cambió el mundo. Estar a su lado le generaba completa seguridad y calma.

Al igual que seguía por hacerlo sonrojar cada vez que respetaba poco (por no decir nada) su espacio personal, o cuando le daba algún cumplido, enalteciéndolo como si fuese la gran cosa. No era nuevo para Shinji avergonzarse y ponerse totalmente rojo al tener a chicas demasiado cerca, más de una vez le había sucedido con Ayanami o con Asuka. Pero Kaworu era un chico, se suponía que no debería actuar igual con él.

Pero aún así le gustaba como le hacía sentir, como si todo saldría bien si estaba a su lado.

Él le gustaba...

—¿Entonces te gustan las estrellas?—dijo el chico echado junto a su cuerpo, sin quitar la vista del cielo.

—Sí—dejó salir en un susurro, queriendo ahuyentar sus pensamientos llenos de nerviosismo—. Cada vez que me doy cuenta de lo vasto que es el universo, siempre me tranquiliza. Ha sido así desde que era pequeño.

Ambos se encontraban recostados junto al piano, observando el cielo nocturno. El lugar podía encontrarse destruido, casi sin rastro alguno de cómo solía ser el Cuartel General de NERV, pero eso les permitía una vista directa del brillante campo de estrellas sobre ellos.

Shinji había propuesto quedarse, queriendo pasar más tiempo con él. Quizás la idea de invitarlo a simplemente estar viendo el cielo era algo cursi, pero se sentía cómodo para preguntárselo.

Siempre lo tranquilizó hacer esto, y quería compartirlo con Kaworu.

—Han pasado catorce años, pero nada ha cambiado. Supongo que eso me hace feliz. Me hace sentir que puedo dejar de preocuparme—admitió, tratando de poner en palabras sus emociones; el albino siempre le dejaba vía libre para eso—. Es difícil de explicar.

—Entendí tus sentimientos. En lugar de buscar un cambio, prefieres mirar el abismo vacío y solitario. Es propio de ti.

Era agradable cómo podía hablar de lo que sea con Nagisa, y este siempre lo entendería. Podía leer cada una de sus expresiones a la perfección. Era algo que en otro momento lo hubiese asustado, pero cuando se trataba de él podía estar seguro.

Como si una parte profunda de sí mismo confiara en que Kaworu no lo juzgaría.

Algo lo hizo sentir un déjà vu, como si ya hubiera vivido algo similar a esto antes. El estar echado a su lado, hablar libremente, que él lo oyera y tratara de entender sus emociones; era como si ya hubiesen estado exactamente así en otro momento.

Este tipo de sensaciones era algo recurrente cuando se trataba del chico albino.

—Estar recostados aquí juntos es bueno, ¿no es así?—comentó el protagonista de sus pensamientos, con un tono relajado— No sabía que se sentiría tan bien. Gracias por la sugerencia.

—Oh, no es nada—se apresuró en decir—. Pensé que sería divertido observar las estrellas contigo-

Pero toda palabra fue cortada al voltear un poco la cabeza hacia Nagisa y encontrarlo apoyado de costado observándolo fijamente.

—Es divertido.

Cualquier respuesta o acotación quedó ahogada en la garganta del castaño. Se quedó igual de quieto que el otro, siendo su único movimiento el pestañeo de sus ojos y las inhalaciones en su torso. Se encontraba embelesado y sin poder despegar sus ojos del chico.

La manera en que el albino lo miraba era... Difícil de leer.

Como una extraña mezcla entre añoro, ternura y algo más que no lograba descifra. Como si Shinji fuera lo más preciado que hayan visto sus ojos carmesí.

—En verdad nací para conocerte.

Kaworu agregó esas palabras. Y ahí estaba otra vez esa sensación de déjà vu.

Ikari notó una presión instalándose en su pecho, empujándolo a decir algo; como si una parte en él necesitará gritar una respuesta con todas sus fuerzas.

Pero no sabía qué era.

El de cabello blanco extendió suavemente su brazo derecho hacia el chico más bajo, pasando su mano por el costado de su cabello con lentitud. La caricia de sus dedos fue un sentimiento novedoso (o más bien, lejano), pero lo hizo sentirse querido.

Debido a su reciente acción, Kaworu terminó por quedar más cerca de él, casi encima suyo. Cosa que, sumado a esa llamativa mirada que le estaba dedicando, no ayudaba para el cosquilleo en el estómago que sentía el menor. Estaba totalmente estático, expectante a cual sería su próximo movimiento; y a su vez, perdido en el bienestar que le provocaba la forma en que frotaba la yema de sus dedos contra la piel detrás de sus orejas (las cuales probablemente estaban igual de rojas que su cara).

No supo a cuál parte de su inconsciente culpar, pero casi no notó como sus párpados empezaron a cerrarse en espera de un acercamiento mayor de parte del albino.

Hasta que su voz lo hizo regresar de su ilusión.

—Deberíamos irnos.

Shinji abrió los ojos, confundido.

—¿Eh?

—Ya es tarde—repitió el más alto—. Me encantaría quedarme aquí contigo mucho más tiempo, pero tienes que descansar.

—Oh, ti-tienes razón—respondió rápidamente, volteando la mirada hacia el lado contrario, queriendo ocultar la vergüenza que le atacó.

Había sido un tonto, se dejó llevar por esos sentimientos raros y se comportó de manera tan penosa. Y ahora estaba algo decepcionado pero ni siquiera sabía qué estaba esperando que el otro chico hiciera hace unos momentos.

En realidad, sí lo sabía en el fondo, pero no iba a admitirlo tan fácilmente.

A su vez, no tenía mucho sentido; estaban casi solos y no tenían horarios para nada, podrían haberse quedado tanto como quisieran. Su lado pesimista le sugirió que quizás el más alto solo buscaba una excusa para irse.

Pero Nagisa no era así.

—¿Quieres que te acompañe a tu habitación?—le sugirió el de ojos rojizos, mientras se levantaba para poder sentarse.

—No quiero quitarte más tiempo.

—No sería una molestia.

—De verdad, no es necesario—de seguro el mayor tenía más cosas que hacer; que él tuviera todo su día libre para estar tocando el piano no tenía por qué significar que el albino estuviera en su misma situación.

Kaworu volvió a sonreírle como habitualmente lo hacía.

—De acuerdo—susurró sin dejar de mirarlo—. Nos vemos mañana.

Ikari asintió, aún sin levantarse de su posición inicial pero con la mirada hacia el suelo.

—Sí, nos vemos-

Esta vez, cuando levantó la vista, lo que notó fue al más alto acercándose encima de él más de lo que alguna vez hizo. Pero apenas tuvo un segundo para reaccionar antes de que sintiera los labios de este presionando contra los suyos.

Un leve sonido de sorpresa escapó de él antes de ser completamente ahogado. Lo había tomado desprevenido. Pero aún así, su cuerpo no tardó en reaccionar, cerrando los ojos otra vez y devolviéndole el beso.

Era una sensación bastante extraña, totalmente distinta a cualquier cosa que hubiese imaginado antes. Era la primera vez que lo experimentaba, y no estaba seguro de que hacer. Pero provocaba que una dulce paz lo recorriera, impulsándolo a actuar por instinto.

Una de sus manos se atrevió a subir hasta el hombro ajeno, aferrándose de él. También fue recién en ese momento que se dio cuenta que el mayor le estaba sosteniendo una mejilla con sus pálidos dedos.

Aunque sus dudas respecto a ser dos chicos y sobre la actitud del albino seguían presentes, fueron totalmente ajenas y hasta inexistentes en ese momento. No quería que esto finalizara.

Le gustaba lo que le provocaban los cálidos labios de Nagisa contra él, como su tacto lo hacía sentirse incluso más atesorado que lo que su mirada hacía. No era más que un beso casto e inocente, digno de un principiante como él (y presentía que el albino tampoco tenía experiencia); pero podía decir con seguridad que ningún otro beso superaría el manojo de hermosas sensaciones que este le provocó.

De todo lo que Kaworu le provocaba.

Más temprano que tarde, llegó el momento de separarse. Shinji casi tuvo el instinto de estirar la cabeza en busca de más de los labios ajenos, pero se contuvo a tiempo antes de hacer algo que lo avergonzaría. En parte se lo debía a las caricias que el otro continuó haciendo contra su mejilla, cosa que logró mantenerlo quieto y conforme.

Abrió los ojos al notar al de cabello blancuzco alejándose de encima suyo, pero aún así, por unos instantes, no pareció querer irse. Aunque tras unos segundos más le entregó una última dulce sonrisa, y luego se puso de pie para ir por su camino lentamente.

Algo le hizo pensar que quizás estaba esperando que le respondiera o le dedicara unas palabras sobre lo que acababan de compartir; pero el castaño tenía su mente absolutamente en blanco. Solo pudo quedarse donde estaba, observándolo alejarse.

No sabía cómo reaccionar a esto.

Acababa de besarse con Nagisa.

Con un chico.

Lo había aceptado con total naturalidad.

Y lo disfrutó más que cualquier otra experiencia en su corta vida.

Tener al albino cerca era sentirse protegido, a salvo, y creyó que no habría mejor sensación que esa. Pero el cariño que lograba trasmitirle mediante aquel delicado roce de labios, junto a esa mirada que había fijado en él antes y después de eso, era de otro mundo.

Lo hacía desear no despegarse de él, anhelar más de esa adoración que le entregaba.

Por primera vez en mucho tiempo, y aunque solo fueron unos segundos, había dejado de sentirse solo.

Pero también estaba el miedo.

El terror de ser traicionado o que Kaworu se cansara de él y lo dejara. O peor aún, que algo malo le pasara. Ya era muchas las personas que perdió, por no decir todas las que alguna vez le importaron, no quería que este chico fuera parte de ellos.

Aquella posibilidad lo atemorizaba.

En cualquier otro momento hubiese querido huir al no saber que hacer, alejarse del problema. Pero por primera vez se atrevió genuinamente a continuar.

A intentarlo por Nagisa; por no perderlo como había hecho con todos.

Aún así... Poco duró aquel instante de paz.

Meter referencias a los borradores originales del anime is my passion

Y también necesitaba una excusa para desahogar mis ganas de que se hubieran besado en esa parte de la película.

De verdad que disfruto mucho escribir de estos dos, cada día son más mi comfort ship. Ya solo quedan dos capítulos más y esta corta historia termina, me cuesta creerlo.

En fin, no voy a alargar más esta nota de autor. Nos vemos en el próximo capítulo.

Muchas gracias por leer♡

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro