YUI NUNCA HABÍA COMPRENDIDO DEL PORQUE EL MUNDO ERA TAN CRUEL Y AÚN ASÍ, NUNCA SE CANSABA DE BUSCAR EL LADO bueno de las personas, quizás porque su madre siempre le había dicho que "nadie es realmente malo, solo son pequeños jugando a ser maduros" y en cierta manera, era una mentira que solía creer para no decepcionarse... y vaya que era difícil no hacerlo cuando el mundo mostraba las peores y reales caras de todos.

Nakamoto no recordaba desde cuando estaba jugando ni como había decidido llegar a La Playa, pero ahí estaba, atada a una silla junto a otras personas mientras que miraba con atención la pared llena de los dibujos de las cartas con fascinación, ignorando la charla de un sujeto en traje de baño que se hacía llamar "el sombrerero" y quizás, simplemente era aveces mejor desconectarse de todo.

—Tres reglas—volvió a la realidad con apenas oír esas palabras.

Le parecía absurdamente razonable el uso de los trajes de baño, es decir, hipotéticamente estaban en una especie de Playa –debido a la gran piscina del hotel y las tonalidades del edificio en tono arena daban el aire a una– y bueno, esconder un arma resultaría difícil.

—Deberán elegir sus trajes de baño y jugar para conseguir las cartas—sentenció— hay dos habitaciones para los trajes, ya saben, somos relajados pero... también les damos sus espacios, después de todo, en este lugar todo se permite, menos los traidores.

EL TRAJE DE BAÑO NEGRO CON ESTAMPADO DE CORAZONES ROJOS Y UN SHORT ADIDAS ADORNABA SU CUERPO, realmente se sentía demasiado expuesta, como si alguien quisiera hacerla resaltar de una manera que en lo personal no le gustaba y al mismo tiempo, no le disgustaba.

—¿Estás bien?—escuchó una voz femenina, volteando a ver a una pelinegra de cabello corto— soy Usagi, llegaste con nosotros, ¿no?

—Oh si, estoy bien—sonrió de manera tranquila, moviendo sus manos en un ataque de nerviosismo— solo que...

—Creo que sé, encontré esto en una caja —apuntó la sudadera— podrías ir a revisar y probar suerte.

—Gracias, ¿podrías acompañarme?—preguntó tímida— realmente no quiero ir sola y me da miedo perderme, además, no conozco a nadie y...

—Claro que sí, sobre todo con esta gente...—comentó tomando su muñeca— ¿no te molesta qué...

—No, tranquila.

Usagi comenzó a darle una charla mientras la llevaba con ella, dándole razones por las cuales quedarse con ella y Arisu era la mejor opción, sobre todo, luego de escuchar las barbaridades que habían salido de la boca del loco del "Sombrerero" la mejor idea era irse lo antes lo posible y todo resultaría mejor con gente confiable.

—Ten, combina con tu ropa—le extendió una sudadera negra, la cual, gustosa la aceptó la chica para colocarsela.

—Gracias, entonces, ¿Si formo parte de su grupo?, soy buena en todo—sonrió levantando sus pulgares— sobre todo en los diamantes, mi solía leer mucho de psicología y eso me enseñó muchas cosas—comentó— o bueno, eso quiero creer.

—Eso nos servirá de mucho—comentó emocionada, notando claramente la timidez de la contraria— ven, que te presentaré a Arisu, el es muy calculador.

La chica la siguió gustosa, como si fuera un cachorrito. La vida de Yui había sido dura, su madre había decidido encerrarla en una burbuja debido a la muerte temprana de su padre –generando un trauma– y en parte, su poca capacidad para socializar se había vuelto nula, donde había sufrido bullying debido a lo tímida y desprotegida que se veía hasta que decidió hacer home-school a petición de una de sus maestras, pero no era su culpa, realmente era demasiado difícil para ella siendo demasiado sensible en un mundo lleno de odio.

USAGI Y ARISU SE HABÍAN PERDIDO DE SU VISTA LUEGO DE HABER IDO AL BAÑO Y EL TENER QUE BUSCARLOS HABÍA SIDO UN VERDADERO RETO, sin embargo, un grupo de chicas tenía otros planes.

—¿Estás perdida?

—Pobrecita, ¿no tienes calor?

—Creo que ese color no te va, ¿probaste con otro?

Estaba mareada, con sus manos en los oídos mientras que trataba de encogerse, y a su vez, el grupo seguía haciendo de las suyas, incluso, tratando de quitar la sudadera a tirones, donde Yui simplemente mentalizaba una cuenta regresiva del 100 al 1, pero se vio interrumpida por un jalón demasiado brusco, abriendo los ojos al ver a un pelinegro de coleta disgustado.

—¿Qué demonios creen que hacen?

—Ni-Niragi-kun—una rubia tragó saliva— so-solo estábamos ayudándola con el calor.

—S-si, está abrigada, ¿no crees?—se abanicó el rostro una castaña con mechas rosas— hace demasiado calor y que debe cambiarse de traje, ese color no le favorece mucho, ya sabes... dicen que las pieles claras deben ir con tonos claros y así, era diseñadora y ...

—¡Cállate!—Soltó de manera violenta el chico— vuelves a abrir tu puta boca y te vuelo el cerebro.

Niragi decidió voltear, notando como la chica seguía tapando sus orejas mientras sus labios de movían sin reproducir un ruido, haciendo que por breves segundos viera a su yo del pasado, aquel tonto de gafas que todos intimidaban porque no podía defenderse y que era simplemente patético... como detestaba a la gente débil.

—Vuelven a siquiera mirarla y les juro que los coladores no serán las únicas mierdas con hoyos en este planeta.

Tomó de la muñeca a la chica, arrastrándola mientras que trataba de controlar su ira, realmente le sentaba de muy mala manera tener que ver como alguien siendo intimidado tocaba su corazón y sus recuerdos, porque él había decidido olvidarlo e incluso, ni siquiera lo recordaba, hasta ahora, donde una hermosa chica le había hecho caer ante el pasado y de la peor manera.

NIRAGI TRATABA DE BUSCAR SU MIRADA Y COMO COMENZAR LA CONVERSACIÓN, ERA UN SALVAJE IRRESPETUOSO que no se preocupaba del resto, es decir, ser un militar en ese lugar le daba el privilegio de serlo al ser un desconocido más, pero al parecer, aquella castaña había hecho que tuviera miedo de respirar y dañarla, sin siquiera conocerla.

—Hey...—se agachó, tocando su muslo—¿estás aquí?

Yui estaba sentada en una cama mientras seguía contando, por lo que, sin antes maldecirse, aplaudió en el rostro de la chica, haciéndola salir de su transe con los ojos brillantes, una clara señal de miedo.

—¿Eres tonta?

—Disculpa—le miró con ojos brillantes junto a un puchero.

—¿Por qué dejaste que ellas te intimidaran?, ¿son tus amigas o algo?—comenzó a regañarle.

—Ellas estaban jugando, eso es todo—respondió sin importancia, jugando con la sudadera, subiendo el cierre.

Niragi soltó una risa, pareciera como si hablará con su yo de antes, lo cual, parecía un mal chiste.

—¿Cómo se llaman?

—¿Quiénes?

—Esas ineptas, ¿cómo mierda se llaman?

—No lo sé, no somos amigas—admitió— quizás estaban siendo amistosas, no lo se, no soy de muchas amistades.

—Bien, tu y yo seremos amigos—comentó— lo que sea que quieras, estoy yo.

—Oh no, es que yo ya tengo unos amigos... no quiero que se sientan remplazados—comentó con desánimo, haciendo a Niragi sentir ternura.

—¿Y ellos qué?, ¿te dejaron sola o algo?

—Es que los perdí... fui al baño y creo que salí por el lado equivocado.

Niragi suspiró, sabiendo que involucrarse con aquella chica que tenía vibras de bambi iba a ser difícil, sobre todo porque no sabía si era lo correcto... y él tampoco sabía ser civilizado.

🃏Nota de la autora:
Se que Niragi es puro odio,
pero quiero darle una dualidad.
Ya saben, el "los odio a todos, menos
a ti". Obviamente el no perderá su esencia,
eso.