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6. NOW, WHAT?

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Ahora que se su secreto, ¿que debo hacer?

Mantenerlo sólo para mi y dejar que el mundo no conozca los peligros de salir sólo por la noche. De bestias que consumen sangre sin algún remordimiento. Vidas que ya han sido tomadas, víctimas de lo desconocido.

Lo culpable que me siento de conocer esta información y sólo mantenerla para mi. Es como una fuerza que te carcome por dentro. Y no se que hacer. Es demasiado complicado.

— Rebecca Swan.— cierro mi diario y veo hacia la puerta a mi hermana — A que no sabes quien te espera abajo.— frunzo el ceño y me acerco a la ventana

— ¿Quien...? — me pauso al ver a Edward en su lindo convertible esperando por mi

El llevaba unas gafas negras con una sonrisa bien puesta. Sólo estaba apoyado en su auto viéndome por la ventana.

— Entonces, tú y Edward, eh.— volteo a ver a mi hermana — Lo sabía.— meneo mi cabeza

— No hay un "Edward y yo." — me alejo de la ventana — Iré a decirle que se vaya.— camino a la puerta

— ¿Qué? ¿Estas loca? — obstruye mi paso — Uno, vas en pijama.— bajo la vista — Dos, el mas guapo de la escuela vino por ti. Y tres, el aliento matutino es malo.— sonrío

— Quítate, Bells.— le paso por lado y salgo de mi habitación

Posteriormente salgo de la casa con un abrigo, el arrugó sus cejas al ver mi atuendo.

Traía una blusa con un corazón y un gran artista en medio, el mejor de mi adolescencia, por siempre.

— ¿Justin Bieber? — se ríe y me cruzo de brazos algo apenada — No sabía que eras su fan.

— Hay cosas de mi que no sabes.— alardeo — ¿Que haces aquí? — suspira

— Te llevaré a la escuela.— responde a la ligera

— Ah, si, claro.— ironizo — Tengo mi camioneta, no necesito que me lleves. Pero fue un gesto amable, gracias.— sonríe

— Vamos, Becca. No soy tu enemigo.— menciona sereno y tenemos contacto visual

— Yo necesito procesar lo que sucedió ayer. No es cualquier cosa, ¿sabes? — divago y asiente

— Lo se, pero, podemos ser amigos. Así te darás cuenta que no soy un total monstruo.— sugiere y sólo lo observo — ¿Por favor? — suspiro

— Bien. Iré a cambiarme, al menos que quieras que use una que diga "amo a los vampiros." — me burlo y suelta una risa


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Narrador omnisciente
— ¿Por que ese Edward Cullen está en mi patio? — se queja Charlie sin quitarle la vista a su hija

— Por que vino por Bex.— voltea a ver a Bella perplejo — Supongo que hoy la camioneta será sólo para mi.— sonríe y Charlie regresa a verlos

— No me agrada ese muchacho. Hay algo en el que lo hace raro.— expone y Bella bufea

— Sólo no lo arrestes.— le da un golpecito en el hombro y se escucha la puerta

Ambos saltan de la ventana y disimulan hacer algo para que Becca no sepa que la observaban.

— ¿Qué? — va a las escaleras

— Nada, nada.


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Rebecca
Después de vestirme, me fui con Edward. Tenía mala elección de música, era pura clásica y por supuesto que del siglo pasado. Olvidaba que me acompañaba un vampiro de quien sabe cuántos años.

Espera....ni siquiera le he preguntado. Que tal si tiene medio milenio, eso sería, sería tan jodidamente extraño. Son tantas dudas en mi cabeza. Tal vez si no fuera tan metiche, no estaría involucrada en todo esto en primer lugar.

— ¿No tienes algo mejor que Mozzart? — me quejo y la bajo el volumen — Llegaré dormida.

— No aprecias la buena música.— sonrío y pongo la de la radio — Ahora mis oídos sangrarán.

— A todo esto, ¿cuantos años tienes? — voltea a verme — Solo dime que no eras mas viejo que el antiguo testamento.— se ríe

— No tanto. ¿En serio quieres saber? — asiento — Probablemente luego.— niego

— No me puedes dejar con la duda.— reclamo

— ¿Cuántos tienes tú? — ruedo los ojos — ¿Cuando es tu cumpleaños? — voltea a verme con interés

— 13 de Septiembre.— asiente y frunzo el ceño — ¿Por que? ¿Vas a cómprame un gran regalo? — bromeo y se queda en silencio — Ni lo pienses.

— Ahora se que no te gustan los regalos.— opina y asiento

— Si, no es la gran cosa. Y no tiene relevancia en esta conversación.— aclaro y noto que llegamos a la escuela — Y está por terminar.

Me quedo en silencio al ver como todos mis amigos, si así se les puede llamar, estaban en el estacionamiento. Me iban a ver llegar con Edward y todos van a tener especulaciones. Me convertiría en el chisme de la semana, seguro pensarán que estoy saliendo con el, cuando NADA QUE VER.

— Ya me imagino lo que van a decir.— me quejo y cubro el rostro

— ¿Que? Parece que te avergüenzas de venir conmigo.— me descubro y volteo a verlo

— Básicamente.— se muestra ofendido y me bajo del auto

— Trataré de no ofenderme.— sonrío y el también se sale del vehículo

— No es personal, pero no quiero que se hagan una película donde no la hay.— explico y cierra la puerta

— ¿Y esa es? — volteo a verlo mientras caminamos

— ¿Tu que crees? — suelto directa y de pronto siento todas las miradas puestas en nosotros

Me sentía totalmente diminuta al notar como todos nos veían, como un espectáculo mal estructurado. Parecían cuchichear sobre nosotros, y haces sus especulaciones sobre el por qué la chica nueva ya viene con el inalcanzable. Era exactamente lo que quería evitar, pareciera que salí de algún libro cliché de los que escriben ahora. Soy un maldito centro de atracciones.

— Todos nos están mirando.— comento entre dientes — Era lo que no quería.— el sonríe petulante con sus gafas luciendo como el inalcanzable

— Salvo ese tipo.— volteo a verlo — Ahora nos miró.— pasamos a su lado — De todas maneras, estamos rompiendo todas las reglas. Ya que me iré al infierno.— apoya su brazo en mis hombros ante la llagada de los Cullen

Veían en su convertible rojo impecable y que gritaba que tenían mucho dinero. No se que punto quería probar Edward al rodearme a sus brazos como si fuera suya, o cuál era el propósito.

— No somos como una mala adaptación de sixteen candles.— le quito la mano — Somos como una clase de amigos.— sonríe y entramos

— ¿Una clase de amigos? ¿Quien dice clase de amigos? — se burla y vamos por el pasillo

— Hay tipos de amigos. Hay de los que sólo eres su amigo por conveniencia, de los que si te agradan, de los que dices que son amigos pero en realidad no lo son, hay muchos tipos de los que no puedo recordar en este momento.— expongo y me detengo en mi casillero

— ¿Y en donde entro en tu clasificación de la amistad? — hago una mueca y abro mi casillero

— Bueno, tengo que ser tu amiga por que me agradas, si guardo tu secreto, ¿no? — cierro la puertilla después de guardar mis cosas

— Gracias por eso.— frunzo el ceño — Por no decirle a nadie y no enloquecer.— caminamos juntos a clase

— Ser...ya sabes, ¿te da dones? — lo veo confundida y nos detenemos en el salón de literatura

— No, esa es una habilidad que cuando éramos humanos ya la teníamos. Nos hace sólo más poderosos.— explica y alzo mis cejas

— Tengo algo que decirte.— expreso afligida y arruga sus cejas

— ¿Que pasa? — cuando estoy por hablar alguien me interrumpe

— Becca, hola.— me saluda Mike y sonrío forzado

El no me agradaba del todo. Había algo en el que parecía falso. El no quería ser mi amigo, el quería o llevarme a la cama o ligarme, lo mismo con mi hermana. Hombres.

— Hola, debemos entrar.— camino a la puerta tratando de huir — Tengo un lindo día.— entro con Edward

— No te agrada.— me siento en el pupitre

— No, para nada.


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Después de clases, Edward me invito a ir con el al bosque para hablar más sobre el tema que quedó inconcluso ayer.

Aún tengo muchas dudas y necesito que el me las explique. Debo encontrar la manera de contarle a Bella lo que descubrí. No le puedo ocultar cosas a mi melliza, es como, es como engañarme a mi misma. A ella es a la única a la que no puedo esconderle algo. Me atrapa y me siento culpable.

El clima estaba como siempre, algo nublado. Tenía la pequeña sospecha de que podía llover, y esperaba que eso no sucediera que soy terrible con esto de las enfermedades, pero amaba el bosque, y quería andar de chismosa.

— ¿Una persona tiene que estar muriéndose para ser como tú? — cuestiono mientras vamos caminando

— No, sólo Carlisle haría eso.— frunzo el ceño — Jamás se lo haría a alguien que tuviera otra opción.

— Y la pregunta del millón, ¿cuanto hace que eres así? — insisto y voltea a verme

— Desde 1918.— mis ojos se abren como platos — Cuando Carlisle nos encontró a mi hermano y a mi muriendo de la peste negra.— bajo la cabeza pensativa

Edward...Edward tiene 87 años, no se que como la situación se puede poner más rara. Es algo que mi mente tiene que digerir y no pensar como una chica que sale con un anciano. Trato de tomarme el tema con seriedad y no sacarle una buena burla. ¿A el no lo hace una clase de...una clase de pervertido?

Digo, tengo 17 y el ni siquiera me duplica la edad por que es mucho más. Ahora pienso si el usa su mentalidad como la de un tipo de 80 o como un adolescente que se quedó estancado en los 17.

— ¿Resolví tu duda? — nos detenemos en una clase de jardín — Está mañana estabas muy interesada en saber.— relamo mis labios y siento gotas de agua caer sobre mi frente

Veo al cielo y noto que comienza a chispear, bajo la cabeza y veo a Edward. El ya tenía puesta la mirada en mi, cosa que me puso nerviosa.

— Creí que eras mas viejo.— sonríe y nos vemos fijamente

El agua comienza a caer con más fuerza, me cubro con ambos brazos para impedir que me pegue en el rostro.

— Sabía que iba a llover, es el olor.— se ríe y ambos vamos corriendo

— Aveces eres demasiado rara.— lo veo ofendida, y por ende, pierdo la concentración y resbalo cayendo sobre Edward, lo tenía enfrente

El queda de espaldas sobre el césped húmedo mientras me tiene encima. Mi cuerpo estaba apoyado en su pecho con las respiraciones agitadas. Sus ojos parecían brillar y eran mas hermosos de cercas.

Sentía que el corazón me podía explotar en cualquier momento. Apenas tenía el aliento por la vergüenza y la mala posición.

La lluvia nos empapaba a ambos sin que nos importaba. Apenas podíamos vernos por que el agua nos cegaba. Apenas podía emitir alguna expresión al sólo vivir el momento.

No se que significaba, pero estaba muerta de los nervios, y parecía que me había paralizado.

El despeja mi rostro quitando mi cabello de él. Lo pone tras mis orejas haciendo que el corazón me palpite en la garganta. Teníamos contacto visual mientras el acariciaba mi rostro. El sólo hacía eso y ya quería temblar.

Edward tenía una clase de elegancia y misterio. No sabía lo que pasaba por su mente, mantenía muchos secretos, pero había algo en el que no podía entender que me mantenía atrapada, me mantenía interesada.

Mi mayor problema es que amo descifrar cosas y siempre gano haciéndolo, pero con el, a él no termino de entenderlo y eso hace que no pueda soltarlo. Me hace dudar de todo.

Decido tomar iniciativa y levantarme para romper el incómodo momento. Froto mis brazos al sentir frío por el aire, y aparte la lluvia que podía ahogarnos.

— Ten.— se quita la chaqueta — No quiero que mueras por neumonía.— sonrío y me la sobrepone

— Gracias por salvar mi vida, Cullen.— sonríe y sólo me observa mientras estamos aún siendo empapados

— Siempre lo haré.— me quedo estancada, casi paralizada por lo que estábamos viviendo

— ¿Podemos ir a refugiarnos para dejar de seguir empapados en este lugar? — se ríe y asiente

— Vamos, allá en esos árboles.— le digo el paso y nos sentamos en una rocas donde nos cubrían de la lluvia

El me había contado que Carlisle lo salvó junto a su hermano de la muerte, pero tenía curiosidad de saber que significa morir para renacer como algo completamente nuevo. De que tan doloroso debe ser o si debes morir.

— ¿Que sentiste? — sus ojos dorados se impactaron con los míos

— El veneno fue insoportable. Pero lo que Carlisle hizo es mucho más difícil. Pocos de nosotros tenemos esa clase de control.— explica y me quedo impresionada

— ¿No es que sólo tiene que morderte? — me muestro confundida

— No exactamente. Cuando probamos sangre humana, sufrimos de un frenesí, casi imposible de controlar.— alzo mis cejas y pongo la mirada al frente

— Pero, ¿Carlisle lo logró? — expreso con curiosidad

— Primero conmigo y Edmond, y luego con su esposa, Esme.— informa y frunzo el ceño

— ¿Carlisle es la única razón por la cual no matas gente? — cuestiono muy interesante

— No es la única razón.— voltea a verme — No quiero ser un monstruo. Mi familia y yo nos consideramos vegetarianos, pero sólo sobrevivimos con la sangre de animales.— explica — Pero...es como un humano que sólo come tofu.— hago gesto de disgusto

— Bella amaría eso.— me burlo y sonríe

— Te mantiene fuerte, pero nunca te satisface, es algo que Ed odia y por eso no se lleva bien con Carlisle.— expone y suspiro — Sería muy distinto a beber tu sangre, por ejemplo.— alzo mis cejas y permanece un silencio

— ¿Soy tu tentación? — suelto sin tacto y voltea a verme para tener contacto visual — Mencionas mucho que quieres mi sangre, es raro.— suspira

— Eres especial, Becca. Hay algo en ti que no hay en cualquier otro humano.— expone y frunzo el ceño

— ¿Que? ¿Soy AB negativo? — me burlo y hace una mueca — ¿Que? Es la sangre menos común en el planeta. Lo leí en algún lado.— menea su cabeza

— No es eso.— mantiene reservado y lo veo con curiosidad

— No hablas pretendiendo que no insistiré. Mi hermana dice que soy obsesiva, y no quieres saber por que.— encorva una sonrisa

Eso que hacía, eso que hacía al arquearla era algo tan atractivo que me ponía nerviosa.

— Te lo diré, cuando tú me digas lo que me querías decir en la escuela.— negocia y ladeo una sonrisa

— ¿Otros vampiros mataron a Waylon? Escuché que mi papá dijo que fue un ataque animal, y eso sólo significa una cosa.— argumento evadiendo

— Si. Existen otros, y cada tanto topamos con ellos.— bajo la cabeza pensativa

— ¿Toda tu familia puede leer los pensamientos como tú? — alzo la mirada

— No. Sólo yo.— asiento — Pero Alice puede ver el futuro. Edmond puede manipular los recuerdos.— expone y me quedo impresionada

Eso era algo totalmente genial.

— Apuesto a que me vio venir.— menciono y me aprieto la chaqueta

— Sus visiones son subjetivas. El futuro siempre puede cambiar.— volteo a verlo y sale de la sombra del árbol

Había parado de llover y yo ya quería ir a casa a darme una ducha caliente y beber chocolate.

— ¿Que hay si creo que soy como tu? — frunce el ceño y también salgo — Se que hay algo mal conmigo por algo que hice.— me acerco a él

— ¿De que hablas? — inhalo hondo y pienso bien lo que diré

Tenía que contárselo a alguien. Edward había expuesto su vida hacia a mi como un libro abierto, y yo podía pagarle con la misma moneda. Esto me carcomía la mente y me hacía sobrepensar todo.

Una de las razones por las que quería descubrir a Edward era por que, en el fondo, sabía que no era normal lo que yo vivía, y que él tal vez podría entenderme y no sentirme tan sola.

— Cuando tenía quince, estaba muy enojada con mi mamá por que olvidó ir a mi recital, el último antes de graduarme y era muy importante para mi. Dije cosas terribles, pero hubo algo que mencioné que hizo que me paralizara por completo.— expongo y me ve con atención

— ¿Que dijiste? — paso saliva asintiendo

— "Quiero que te mueras." Ella me vio fijamente a los ojos como si hubiera visto algo en ellos que la hiciera perder todo su control.— siento el nudo en la garganta — Mi mamá fue caminando a la autopista sin voltear a ambos lados, reaccioné y fui corriendo por ella sacándola en el camino. Ella luchaba conmigo para regresar, y, le pedí que no lo hiciera y se detuvo. Fue como si yo tuviera una clase de control sobre ella. Como si de alguna forma manipulé su mente.— camino de un lado a otro — Ahí supe que era diferente y estaba enloqueciendo. Decidí no mencionarlo jamás y tratar de no recordarlo para evadirlo.— noto que me ve impresionado — Ahora creer que soy una persona terrible, genial.— me muerdo las uñas ansiosa

— ¿En serio crees que puedo juzgarte? — suspiro y bajo mis manos — Mañana te llevo a mi casa.— alzo mis cejas

— ¿Te cuento que puedo tener poderes y tú me invitas a tu casa? — expreso incrédula y se me acerca

— Ser diferente no es algo malo, Becca. Te hace extraordinario. Yo tardé en aprenderlo, pero Esme me enseñó que no existe ser normal. Puede asustarte, por no entenderlo, pero no por lo que piensen los demás.— bajo la mirada — No eres algo roto ni descompuesto.— toma mi mentón y tenemos contacto visual — Eres especial. Y eso te hace alguien increíble.— sonrío conmovida

— ¿Ahora haremos como un club de los raritos? — se ríe — Lo siento, gracias por lo que dijiste. Lo aprecio.— menciono sincera

— Los amigos se aconsejan, ¿no? — asiento — Bueno, lo estoy intentando.— sonrío y me cae el veinte

— Espera, ¿con tu familia? — expreso preocupada y asiente

— Si.— afirma y alzo mis cejas

— ¿Y si no les caigo bien? Seré como una clase de colada.— expongo y arruga sus cejas

— ¿No te preocupa estar en una casa llena de vampiros, sino si les vas a ver bien? — se burla y me encojo de hombros — Cada vez eres más rara, Rebecca. Eres alguien difícil de descifrar.— doy un paso hacía atrás

— Siempre he sabido que vine a este mundo por alguna extraña razón y mi personalidad lo muestra. No tengo filtro.— alardeo y me voy alejando

— ¿A donde vas? — escucho su voz de fondo

— A casa, me estoy congelando y cogeré un resfriado.— aclaro y aparece a mi lado de la nada

Esa velocidad vampírica a la que no me acostumbro todavía. Es tan raro.

Después de unos minutos me llevó a casa. El me acompañaba a la puerta cuando de pronto se frenó en el patio. Pasaban los Black en su camioneta por la calle, se formó una clase de tensión.

— ¿Que pasa? — expreso confundida ante el extraño contacto visual

Era como si fueran rivales, una clase de enemigos al cual le dabas una advertencia sobre no meterse en donde no debe. Era tan raro que me daba demasiada curiosidad.

— Una complicación.— expresa sin mirarme y hace que tenga mas intriga

— Parece que quieren matarse.— voltea a verme y escucho la puerta de mi casa

Papá ya me esperaba y por alguna razón dejaba a relucir su arma avergonzarme. Casi podía su placa de policía en la puerta para hacer saber a lo que se dedicaba.

— Te paso a buscar mañana.— avisa y se aleja a su carro dejándome en blanco

— Rebecca, hace frío y la cena ya está.— mi padre insiste y resoplo yendo hacia el

— Ya se iba.— aclaro y le paso por un lado para entrar

— Me aseguraba.— sonrío y me pongo junto a él, parecía que los Black venían a casa

— Buenas noches, Becca. Espero no te moleste que veníamos a ver tu pantalla plana.— informa el señor Bill y niego — El partido inaugural de los Mariners. Y Jacob no dejaba de fastidiar con que quería ver a Bella.— alzo mis cejas y veo a papá

— Genial, papá, gracias.— refiere Jacob con vergüenza y sonrío con ternura

— Soy honesto, hijo.— aclara y Jacob me ve ruborizado

Al menos ya sabía que a él le gustaba mi hermana y que no le atraía yo. Necesitaba un amigo al que no quisiera tenerme en su red. Sin sonar egocéntrica.

— La vitamina R nos espera en el refrigerador.— añade papá

— Pescado frito al estilo Harry Clearwater.— muestra la bolsa

— Delicioso.— mi papá sale para llevar al señor Bill, me alejo de la puerta

— ¿Alguna novedad en el caso Waylon? — le pregunta a papá y relamo mis labios incómoda

— No creo que haya sido un animal.— entran a la casa y le seguimos al paso

Hablaban sobre el tema y yo trataba de evadirlo por que odiaba las mentiras y odiaba saber la verdad.

— No queremos mas víctimas, ¿no es así? — refiere directo hacía a mi provocándome confusión

¿Qué trataba de decirme? ¿Será por que vio a Edward? ¿Sabe algo que yo no? Creo que voy a perder la maldita cabeza.

Al entrar a casa fui directo a mi habitación. Los hombres veían el juego y yo necesitaba darme una ducha para ponerme cómoda.

La puerta se abre y volteo a ver por impulso, entra Bella y suspiro

— Puedes tocar.— me quejo y dejo la pijama sobre la cama

— Estuviste con Edward todo el día, tienes que contarme.— hago una mueca — Abre la boca, Rebecca Swan.— ruego los ojos y me siento en la silla del escritorio

— ¿Que quieres que diga? Somos amigos.— expongo y bufea

— No mientas, ustedes no aparentan ser amigos. Hasta Edmond lo cree, no soy la única.— frunzo el ceño

— ¿Estuviste con Edmond? — la veo con curiosidad y asiente

— No estabas en la escuela y leí tu mensaje sobre que irías con Edward. Edmond se me acercó y comenzamos a hablar.— explica — Es agradable, fuimos a tomar un café y fue amable.— asiento

— Bueno, me alegra.— menciono a secas — ¿Y que te dijo? — arruga sus cejas

— ¿Por que tanto interés? — sonríe nerviosa y me levanto

— ¿Tu si puedes interrogarme como si yo fuera revista de chismes pero yo no puedo querer saber que pasa en tu vida? — camino a la ventana y me cruzo de brazos

— Sólo hablamos de cosas cualquiera, de la escuela, de su familia y de ti.— explica y volteo a verla

— ¿De mi? — suelto incrédula y asiente

— Dijo que eran buenos amigos, pero que ahora están algo distantes por que pasas más tiempo con su hermano.— elevo mi mentón — Sólo debes admitir que sientes algo por Edward.— niego

— No lo haré porque eso no es cierto. Apenas nos estamos conociendo, no hay por que clasificar algo que ni siquiera yo entiendo.— argumento y se levanta de la cama

— Es que siempre haces eso, Becca.— frunzo el ceño

— ¿A que te refieres? — me acerco a ella y resopla

— Siempre alejas a las demás personas de tú vida, nunca te quieres abrir a nadie.— expone y alzo mis cejas

— Eso no es justo.— me defiendo y suspira

— No trato de hacer una pelea, sólo quiero hacerte ver las cosas como son. Soy tu hermana y quiero verte feliz.— aconseja y suspiro

— Bueno, entonces no te metas.— reclamo — Deja de decirme que siento algo por Edward. Somos amigos, ¿si? Ya basta.— agarro mis cosas de la cama

— Trato de ayudar.— voy a la puerta e inhalo hondo

— Pues trata menos.— abro y salgo de la habitación con el nudo en la garganta

Todos creen que siento algo por Edward menos yo. No se que hacer o que sentir, me siento encrucijada. Sólo estoy harta de que todos lo vean, y yo esté en un hoyo de oscuridad donde no distingue su propia luz.

Necesito descubrirlo pero por mi cuenta, pero por ahora, sólo una cosa viene a mi mente, y es Edmond y su gran cuchara. Algo me dice que me debo cuidar, y algo me dice que el intenta algo que no es bueno, y debo descubrir que.


∘₊✧ ───────────────── ✧₊∘


Narrador omnisciente
— El rey de la jungla llegó.— exclama Edmond con sarcasmo al ver a su mellizo entrar

— ¿Qué quieres, Ed? — refiere Edward con fastidio y este se le acerca con un vaso de whisky

— Lo necesitarás.— el frunce el ceño ante el ofrecimiento de su hermano — Descubrí que estuviste toda la tarde con Becca, cuando ambos planeamos alejarnos por su protección.— lo toma y se siente la tensión

— Somos amigos. Respeto eso.— Edmond bebe y asiente incrédulo

— ¿Y la consideras tu amiga? — pide respuesta y su mellizo lo ve fijamente

— ¿Te vas a comportar como un adulto o como un niño? No tengo ganas de tus berrinches, al menos no hoy.— lo rodea y Ed lo frena del brazo

— No respondas, pero hay otras noticias.— Edward se suelta de su hermano — Hay visita, está en el estudio.— frunce el ceño — Para eso te di el trago.— sonríe maquiavélico y se encamina

Nota a toda su familia en círculo charlando entre risas y pasándola bien, cuando de pronto todo se calmó al ver al vampiro Edward entrar la órbita.

— ¿Que sucede? — se extienden para romper el círculo y una linda chica sale a relucir

El corazón de Edward se detuvo, su cuerpo se paralizó casi poniéndolo aún más pálido. Su aliento se fue y su mente había explotado. Estaba procesando el ver el rostro de la persona que tenía enfrente, alguien a quien pensó no volver a ver, y que jamás creyó que tendría enfrente.

No era nada más y nada menos, que su complicada, pero hermosa ex, Louise Blair.

— Hola, Eddie. Te extrañé.

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