5. THE VAMPIRES
╰┈➤ ❝ [ Recuerda comentar y votar para más
actualizaciones ] ❞
Flashback
— ¿A que te refieres con que Aro te busca? — se muestra Edward confundido
— Me llegó una carta. Dice que escuchó de mi.— explicó viendo por la ventana
— Vanya, ni siquiera lo consideres. Los que entran al clan volturi, no salen.— sugirió preocupado y ella volteó a verlo
— Quiero poder, Ed. El clan infunde miedo, todos temen al escuchar su nombre.— se le acerca — Le interesa mi don. Es lo único que tengo.— Edward niega
— El quiero sólo usarte. Sabe que mientras te tenga, podrá dominar a quien quiera. Eres la única capaz de controlar mentes. Imagina lo que podría hacer contigo.— expone desesperado — Sería imparable, sometería a cualquiera. Lo harías invencible.— la castaña suspira
— Hablas como si fuera un títere.— se cruza de brazos molesta — Tengo control sobre mi, gracias.
— No lo tendrás. El te verá como un arma, y te conozco, no tienes el corazón para estar ahí.— soltó directo
— Ellos son considerados como realeza en el mundo de los vampiros. Y si yo puedo estar ahí, no dudaré en unirme.— le pasa por un lado al vampiro y este lo frena
— Vanya, si te unes a el, tu y yo no tendremos nada. Estarás sola para siempre.— la vampiro deslizó su vista por el brazo de donde la sostenía
— No me harás cambiar de opinión.— Vanya lo vio fijamente — Ahora suelta mi mano y olvida que tuvimos esta conversación.— el se pierde en su mirada y la suelta — Adiós, Ed.
∘₊✧ ───────────────── ✧₊∘
Presente
Estaba apoyada en mi camioneta desde el estacionamiento. Viendo con sospecha a Edward Cullen. Debía enfrentarlo, aunque suene como una loca con problemas de drogas.
¿No sería tan descabellado? ¿O si?
El prácticamente me confesó que lee mentes, como una clase de meta humano, como diría cisco de flash, pero ese no es el punto, el punto es que pienso que es un vampiro.
Un ser que se alimenta de la sangre humana y succiona cualquier rasgo de vida. Es una acusación severa, pero creo que mi expresión de miedo decía más que las palabras.
Tuvimos un contacto visual seco. Tenía esta rabia en el rostro por respuestas. El dijo que buscaba el protegerme, yo no entendía el por qué, pero para alejarlo y hablar, debía hacer algo que llamara su atención.
El esperaba que fuera hacia el, ya que caminaba a su dirección, pero lo que hice fue pasarle por un lado y caminar decidida al bosque.
No miré hacia atrás, sólo caminé sintiendo que me acechaban. Iba cada vez más lejos y hubo un punto en el me detuve. Agarre aire de mis pulmones y lo expulsé.
— Eres increíblemente rápido y fuerte. Como nada que haya visto.— solté — Tu piel es pálida y fría como el hielo. Tus ojos cambian de color.— escucho sus pisadas y me da escalofríos — Y agaces hablas como si fueras de otra época. Nunca tomas ni comes nada. No sales en días soleados. ¿Qué edad tienes? — cuestionó y siento su respiración en mi nuca
— 17.— doy un sobresalto al escuchar su voz junto a mi oído
— ¿Cuanto hace que tienes 17 años? — contradije y continuó a mi lado
— Bastante.— confesó y me quedé helada
Mis teorías habían sido ciertas. Mis sospechas y esa curiosidad hacia su familia no era locura, todo tenía sentido.
Tome valor y no entré en pánico al estar sola con el. Sólo tome el control y me mantuve lo más tranquila que fuera posible.
— Se lo que eres.— manifesté
— Dilo.— pidió y temblé — En voz alta. Dilo.— insistió y me quedé en silencio por unos segundos
— Un vampiro.— confesé
Se sentía más liberador al decirlo en voz alta, al confesar lo que me había mantenido despierta toda la noche. Eso que no me dejaba pensar ni dormir.
— ¿Tienes miedo? — interroga y sólo suelto un suspiro frío de mi boca
Me giro para verlo y tenemos contacto visual. Sus ojos dorados cayeron en los míos. Mi corazón podía explotar, pero sabía que no le temía por alguna razón.
— No.— expuse — No le tengo miedo a lo desconocido. Le temo a lo que conozco.— me ve fijamente
— Entonces, pregúntame algo básico. ¿Que comemos? — impone y ladeó una sonrisa
— Se que no vegetales.— me río y me ve serio — Es un chiste, no siempre debes estar tan recto. Eso si me da miedo.— me cruzo de brazos
— ¿Por que no me temes? — me ve confundido y suspiro
— No me lastimarás. Ya lo hubieras hecho.— expuse y sólo me miró
— ¿Tu crees? — me toma del brazo y me lleva con el con brusquedad
— Oye, no me agarres así. No soy de hule.— nos movemos rápido — ¿A donde vamos?
— A la cima. Más allá de las nubes.— responde y lo veo perpleja
— No, no, estás loco.— puse resistencia pero era inútil — Le temo a las alturas. Cuando me subo a un avión tomo somníferos.
— Tienes que ver mi apariencia a la luz del sol.— frunzo el ceño y en un solo movimiento me subió a su espalda
— ¡Edward Cullen! — ahogué un grito y cerré mis ojos ante la extraña velocidad a la que íbamos
Sentía el aire frío pegar en mi rostro, a mi estómago revolverse ante los nerviosos. Temía ver desde algún acantilado, y parece que mi petición le entro por un oído y le salió por otro.
— ¡Bájame! ¿Por favor? — exigí aún con los ojos cerrados — ¿Podemos esperar a que haya un día soleado como la gente normal? — seguía — Voy a vomitarte, bueno, mejor no, que a esta velocidad me saltaría a mi en la cara.
— Eres muy dramática, ¿sabías? — asiento
— Quería ser actriz a los 12.— suelto un grito al sentir que da un brinco — ¿Podemos...?— se frena y me suelta
Inhalo hondo y abro mis ojos con alivio, me inclino poniendo mi mano en mi abdomen
— Ahora si, vomito, sal.— expuse esperando — Bien, ya no.— me levanto — Te voy a meter madera por el...— me pauso al verlo caminar al sol
— Es por esto que no nos mostramos a plena luz. La gente sabría que somos diferentes.— frunzo el ceño y aún me daba la espalda
Sentía una gran emoción al ver lo que escondía, al ver que era ese gran secreto del por que se ocultaban a plena luz. Era algo que me hacía sentir con el corazón en la garganta.
Se voltea a lentamente, mis ojos se van abriendo como platos al ver aquel gran brillo que resplandecía de su cuerpo.
Al aire se me escapó de mis pulmones al ver aquel impactante acontecimiento. El se miraba asustado, apenado de que yo lo viera. Como si fuera huir de él, pero la realidad, es que era algo hermoso.
Mis ojos no habían visto nada hasta que lo vi a él. Fue como ver el color en la oscuridad. Aquel brillo magnético que te hace sentir fuera de la realidad.
— Eso es lo que soy.— soltó con temor y sólo lo vi estática
Me mostró su pecho desnudo y yo me rasqué la cabeza tímida, no esperaba ver a un chico así si no fuera para otros efectos.
— Son como diamantes.— expresé impresionada y sus ojos se encajaron en los míos — Eres hermoso.
— ¿Hermoso? — expresa entre risas — Esta es la piel de un asesino.— alzo mis cejas y se mueve del sol — Soy un asesino.— le sigo el paso
— Pues, hazte vegano.— se frena y voltea a verme confundido — Lo siento, me la pones fácil.— resopla — No creo que seas un asesino.— suspira
— Por que tú crees una mentira.— menciona con pesar y vuelve a caminar — Es un camuflaje. Soy el depredador mas peligroso del mundo.— nos detenemos — Todo en mi es una invitación. Mi voz. Mi cara. Hasta mi aroma.— se me acerca — Como si necesitara de todo eso.— se va a una velocidad sorprendente y cambia de lugar — Como si pudieras huir de mi.— lo veo sorprendida desde lo alto dónde estaba
Se va moviendo por el bosque acechándome, me ponía nerviosa
— Como si pudieras vencerme.— arranca una rama desde la raíz lanzándola del otro lado — Estoy diseñado para matar.— paso saliva tensa por sus revelaciones
Menciona mucho la palabra "matar." Como si no conociera más sinónimos.
— Siempre he creído que los vampiros son caníbales. No lo sé, suena lógico para mi.— expongo nerviosa y me ve fijamente
— He matado a muchos.— confiesa y siento una punzada en mi pecho
— ¿Y que ganas con decírmelo? Tú eres el que no se aleja de mi.— mencioné abrumada
— Quería matarte.— frunzo el ceño — En mi vida ansié tanto la sangre de un humano. Y eres el contante recordatorio de alguien que conocí.— me quedo helada ante su confesión
— ¿A quien te recuerdo? — se queda callado y se me acerca, doy un pasó hacía atrás — Trato de confiar en ti...— me interrumpe
— No lo hagas.— pide y siento su fría mano tocar mi piel cálida
— Aquí estoy. Confío en ti por alguna razón.— sus ojos me ven de forma intensa
— Mi familia y yo somos distintos a otros como nosotros.— baja su mano — Sólo cazamos animales. Aprendimos a controlar nuestra sed. Pero eres tú y tu aroma...— se pausa y respiro agitada — Es como una droga para mi. Eres como mi propia marca de heroína.— frunzo el ceño y me le acerco
— ¿Por que me odiabas tanto cuando nos conocimos? — menciono confusa
— Te odiaba por que recordaba a mi mejor amiga. Ella murió y verte me hacía sentir impotente.— confiesa y alzo mis cejas — Eres igual a ella.
— ¿En que sentido? — cuestiono y se queda en silencio — ¿También te decía tus verdades? — sonríe — Dicen que soy dura.— bajo la cabeza
— Tu me haces perder el control. No lo había sentido antes, sólo contigo.— estamos el uno frente al otro — Ya no se si pueda controlarme.— deslizo mi vista a sus labios
— Se que puedes.— me acerco mas a él y retrocede con temor alejándose de mi
— No puedo leer tu mente ni la de tu hermana.— frunzo el ceño y voy hacia el — Tienes que decirme que estás pensando.— me acorrala contra un árbol
— La gente normal no pregunta. Pero tú no eres normal, ¿verdad? — divago y tenemos alto contacto visual
— Sólo dime.— insiste y suspiro
— Ahora tengo miedo.— confieso y da un paso hacia atrás
— Mejor así.— meneo mi cabeza
— Pero no de ti.— frunce el ceño — Temo de la persona que soy al entender esto. ¿En que me convertiría eso? — sus ojos se abren ampliamente
— No lo sé.— soltó directo y sólo nos vimos
— Siempre he sentido que hay algo malo en mi. Que soy diferente al resto.— me doy la vuelta y le doy la espalda — Como si pudiera ver a través de las personas. Como si pudiera escuchar lo que piensan.— divago
— Tienes un don.— arrugo mis cejas y volteo a verlo — Sólo tienes que descubrirlo.— me acerco
— ¿Como el tuyo? — lo veo sorprendida
— Yo puedo leer mentes. Edmond puede modificar los recuerdos, y tú...— se pausa y sólo me observa
— ¿Yo que...?— cuestiono con ansias y se queda en silencio — Habla, Edward.— suspira
— No sabes hace cuanto que esperaba por ti.— confiesa y me quedo inmóvil
— ¿Que sabes sobre mi? — insisto y se aleja — Edward.— le sigo el paso
∘₊✧ ───────────────── ✧₊∘
Narrador omnisciente
— ¿Donde está Edward? — le pregunta Edmond an Alice mientras están en la sala — No lo he visto desde que terminaron los clases.
— Seguro con la humana que lo mantiene despierto.— menciona Emmett y la mandíbula de Edmond se tensa
— No sería tan estúpido.— agrega Rosalie
— ¿Lo vieron irse con ella? — cuestiona y se ven entre todos
— Yo si.— se acerca Jasper — El fue tras de ella como un cazador a su presa. Fueron al bosque.
— Espero que no rompa su dieta.— alardea Rosalie y hace molestar a Edmond
— ¿No tienes algo mejor que decir? — se queja y ella alza sus cejas
— ¿Que hace a esa humana tan especial? Es bonita, si, pero tampoco es la gran cosa.— refiere a secas
— No es solo una humana.— el retrocede — Es el sol. La estrella mas brillante del planeta.— da la vuelta para ir en su búsqueda
— No la dañaría.— escucha a Alice y se frena — El la ve como tú la miras. Sólo que Edward quiere protegerla de nosotros, y tú deseas tenerla.
El vampiro se queda en un inminente silencio. Aquellas palabras dieron en el clavo. Rebecca para el era como la manzana en aquel árbol prohibido. Aquella cosa que no puede tener pero la necesita.
Y eso la pone en peligro.
∘₊✧ ───────────────── ✧₊∘
Rebecca
Estábamos en el césped sólo conversando. Habían flores lindas a nuestro alrededor; era un lugar pacífico y lleno de luz. Parecía que toda la oscuridad se quedó en Forks. Y por primera vez desde que llegó, el parecía sonreír más. Como si fuera algo liberador confesar su secreto.
Hubo un punto en que el sol llegó a nosotros y su luz brillante resaltaba a nuestro alrededor. Era como estar en un cuento de hadas. Todo era mágico.
De tres cosas estaba absolutamente segura. La primera, Edward era un vampiro. La segunda, había una parte de él, y no sabía si era la parte dominante, sedienta por mi sangre. Y la tercera, que estaba comenzando a interesarme de una manera que aún no comprendo.
— Siempre me ha dado miedo una parte de mi. Una en la que hay oscuridad.— confieso jugando con mis dedos
— No creo que tengas una.— volteó a verlo y sonrío
— Es que aún no me conoces. Todos tenemos una. Es imposible que no exista. Siempre hay algo escondido dentro de ti que espera salir a jugar.— expongo tímida
— ¿Como que? — me encojo de hombros
— Supongo de lo que eres capaz de llegar. Hasta dónde serías capaz.— respondo y siento su fría mano sobre mi pierna
— ¿Y hasta dónde serías capaz de llegar? — me pierdo en sus ojos dorados
— Ese es el problema. Sería capaz de todo por lo que amo. Incluso matar.— aparto la mirada tímida
— ¿Que hay de tu don? — suspiro negando
— No es nada. Sólo son voces que saturan mi cabeza, siempre tomo unas pastillas que me mantienen algo cansada. Me las da mi mamá desde que tengo doce.— informo
— Suprimen quien eres.— se queja y arrugo mis cejas
— ¿Y quien soy, Edward? — lo veo confundida y tenemos contacto visual
— Ahí están.— escuchamos a Edmond y volteamos a verlo — No te vi y me preocupe.— le dice a Edward
— No sabía que tenía niñero.— se queja y se levanta, hago lo mismo
— Yo debo volver a casa. Mi papá y hermana se han de preguntar donde estoy.— levanto mi mochila del suelo
— Déjame llevarte.— se ofrece Edmond y asiento
— Ella estaba conmigo. Lo indicado sería que yo la lleve.— se tiran la pelotita y noto la tensión
— O, sólo podría caminar.— sugiero
— Ya va a oscurecer y hará frío. Yo te llevo, fin de la historia.— decreta Edward y me toma de la mano
— Como sea, sólo quería ver que estuvieras bien, Becca.— menciona Edmond cálido y suspiro
— ¿Hablamos mañana? Tenemos una conversación pendiente.— pido y asiente
— No faltaré.— sonrío y Edward me va llevando
Al dejarme en casa Bella me recibió con una amplia sonrisa y el típico tono quisquilloso de hermana. Me vio llegar con Edward y no pudo evitar pedir el chisme.
— No le avisas a tu hermana que te fugabas con Edward después de la escuela. Le mentí a papá diciéndole que estaba con las chicas.— me siento el la cama — Ahora, cuéntame los detalles.
— Hablamos. Hablamos mucho.— confesé y me vio con el ceño fruncido — ¿Que? Es la verdad.
— Te fuiste toda la tarde.— menciona incrédula y asiento
— Si, por que hablamos sobre muchas cosas. Somos amigos.— aclaro y sonríe
No podía decirle que los Cullen son como una banda de vampiros. Me llamaría loca y tal vez enloquecería.
— ¿Que sientes por el, Becca? Por que también veo que te juntas mucho con Edmond.— suspiro hondo
— No lo se...No me había enamorado antes. Es como si caminara con los ojos vendados.— confieso
— Admites que te enamoraste.— soltó entre risas y negué
— Admito que no se lo que está sucediendo. Siento que algo dentro de mi me pide que me aleje, pero la otra parte quiere estar ahí.— divago
— ¿Por que querrías alejarte? — me ve confundida y suspiro
— Por que es peligroso.— alza sus cejas
— ¿Por que? — veo fijamente el suelo y permanezco en silencio unos segundos
— El trae oscuridad, y eso es tentador.
∘₊✧ ───────────────── ✧₊∘
Narrador omnisciente
— ¿Qué hacías con ella? — le pregunta Edmond a Edward mientras camina a la casa
— No te incumbe.— refiere hostil y Edmond lo frena de golpe
— De hecho si...— Edward se lo saca de encima tirándolo al suelo
— ¿Qué rayos te sucede? — le alza la voz y ambos se ven a la defensiva
— ¿Por que haces esto? ¿Por que la alejas de mi?
— Estás loco, Edmond.— el vampiro da la vuelta y el mellizo le llega — ¡Estas obsesionado!
— Tu te alejaste y yo si el paso. Lo justo es que tú te retires.— exige
— No es una competencia. Ella no es un trofeo.— se queja Edward
— Contigo siempre lo es.— confeso y el vampiro lo ve con sorpresa
— No te reconozco, Ed.— refiere decepcionado
— No pelearé todo el tiempo ella. Tendrá que escoger y uno de los dos debe alejarse.— deja en claro
— Bien. Pero sin rencores ni malos tratos. Seremos caballeros.— explicó Edward
— De acuerdo.— le ofrece su mano — Así será.
— Ella no es juguete.— voltean a ver a Carlisle — La matarán si sigue en el juego de dos vampiros sedientos por ella. La romperán.— Edward se tensa
— No pasará.— añade Edmond y el vampiro rubio se les acerca
— Esa chica es especial. Los tiene a los dos encantados, pero, ¿están dispuestos a renunciar a ella? — se ven entre ellos — Podrán vivir con eso.
— Tendremos que.— asegura Edward — Los dos la queremos.— el rubio asiente
— No tienen que, por qué Becca no es el problema, son ustedes. Y cuando ella descubra lo que hacen y lo que ocultan, van a perderla.— expone
— ¿Qué tenemos que hacer? — pide Edmond el consejo
— Dejarla ir.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro