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Memento mori

Memento mori, una frase del latín que significa "recuerda que morirás" a mi me gusta tomarla como "recuerda que eres mortal" ... un simple mortal que a de morir, la verdad es esa, todos vamos a morir, nacimos para morir y la cuestión simplemente era el cuando, puede ser a los años de vida, siendo un adolescente o un anciano.

Por otro lado para mí morir era solo el fin de la automatizada vida que tenemos, para mi desgracia lo descubrí a los veintidós, en el pleno auge de mi juventud, justo en el momento donde debería estar disfrutando mi vida yo... yo me dedicaba a pagar cuentas y trabajar doce horas al día en un deshuesadero para mantener a mis hermanos.

Memento morí... solo era cuestión de tiempo.

—Hasta mañana Jason —se despidió uno de los viejos con los que trabajaba.

—Mañana —contesté cansado.

Si mañana, mañana sería lo mismo, y al siguiente día, día, tras día...

Me subí en aquella chatarra de carro que tenía, aquella que había comprado después de tener que vender mi motocicleta pues no era apta para trasladar a tres personas, aún extrañaba el viento en mi cara, ir a máxima velocidad acortando la distancia entre mi muerte... si buenos tiempos.

Entre mi casa y el dehuesadero eran solo 20 minutos los cules disfruté en mi soledad, vivir en un parque de remolques podía llegar a ser deprimente, pero era mi hogar, al llegar las luces estaban apagadas lo cual era raro considerando que parecía que mis hermanos eran vampiros, dormían todo el día y se la pasaban despiertos toda la noche... niños, entré a nuestra casa rodante par prender las luces y ser atacado por serpentína y globos.

—Pero que...

—¡Feliz cumpleaños! —exclamó mi hermano Thomas el de en medio siendo apoyado por el sonido de la espantasuegras de mi hermano menor.

El pequeño castaño se acercó a mí emocionado.

<Feliz cumpleaños Jay > dijo en lengua de señas para
abrazarme con fuerza.

Una liguera sonrisa se formó en mi rostro, revolví su cabello para abrazarle.

<Gracias enano, fue tu idea verdad > sonreí

<Tommy me ayudó > asintió <también te hicimos un pastel vamos >

Owen era el menor de los tres, tenía apenas trece años y era el único adolescente que no aborrecía.

Los mellizos como solían llamarlos pues eran idénticos prendieron las velas del pastel, signando el feliz cumpleaños para mí pues en esta casa el lenguaje de señas era el único lenguaje que se trasmitía sin excepción.

<Feliz cumpleaños > me sirvió Thomas del pastel, una rebanada para mí y una para él <Owi insistió que quería que el pastel fuera especial para ti>

<Un pastel de cumpleaños real > explicó mirando el pastel como si mirara la cosa más hermosa de este mundo.

Asentí para cortar una rebanada más de pastel y extendérsela.

<mañana tienes diálisis así que por esta vez haremos una excepción> le permití.

Mi hermano sonrió, sus riñones no funcionaban y había empezado con el tratamiento de sustitución renal hace 2 año por lo que tenía que cuidar su dieta, reducirla en sales y azúcares... pero él tan solo era un niño, y comer una rebanada no le haría mal.

Después del festejo con pastel estaba demasiado animado, después de todo no había comido azúcar en mucho tiempo.

<Es hora de los regalos> sonrió mi hermanito <Vamos, vamos>

<Ah este año si hay regalo > me burle siendo levantado por el menor a empujones

<Pues claro si no te damos te quejarás todo el año> señaló Thomas

<Me dieron cupones que expiraban ese mismo día como no me voy a quejar > le recordé

<Nuestra culpa teníamos que ahorrar, pero este te va a encantar > aseguró Owi <cierra los ojos >

Les seguí el juego para seguirlos, solo estaba seguro de que estábamos bajando las escaleras fuera de la casa cuando sentí que se me caía el niño frente a mí alcanzándolo agarrar.

—No abras los ojos —me gritó Thomas junto con el grito de Owi, mi hermano menor es sordo y no habla pero como le encanta gritarme.

—Pues caminen bien carajo —los regañe.

—Quédate aquí —me dejó Thomas posicionado.

—Venga que hace frío —los apure.

Me dejaron ahí parado por unos cinco minutos tal vez.

—Listo ábrelos —me permitió.

Ahí estaban los dos castaños con una gran sonrisa parados junto a una motocicleta... no, no era cualquier moto, era mi moto, aquella que había vendido para pagar el coche.

<¿Qué es esto? > pregunté confundido.

<Es Betsi > contestó Owen emocionado.

<Ya sé que es Betsi, pero como> pedí explicaciones

<Bueno resulta que al hombre que se la vendiste la terminó chocando > explicó Thomas <así que llegó al deshuesadero, Allen nos avisó y fuimos por ella, estaba destrozada pero la arreglamos >

<¿Ustedes la arreglaron? > cuestione incrédulo.

<Claro somos listos > afirmó Owen <Ademas Javi nos ayudó > signo avergonzado lo que tenía más sentido.

<No corre como la antigua Betsi y está re construida pero te la mereces > dijo Thomas lanzándome las llaves.

Me quedé mirando la moto, ciertamente no era mi Betsi las molduras que en algún momento eran rojas ahora eran negras, todo parecía ser diferente pero aún sentí que era ella.

<Anda, ve a divertirte > ordenó el de en medio <es tu cumpleaños mereces salir de fiesta o yo que sé >

<Si emborráchate, coje un poco> apoyo Owen

<No te pases > amenace con molestia.

<Perdón el azúcar > me sonrió, era un mal hablado.

Mire las llaves por un momento para acercarme a los dos y abrazarlos.

<Gracias chicos > dije sincero <Ire a dar una vuelta, que no se duerma tarde >

<Tranquilo yo me encargo de acostarlo temprano > asintió Owen dándome el casco.

<Me refería a ti > negué presionando su mejilla <los veo en la mañana > afirmé.

Me subí a la moto para echarla andar, desde que era niño desarrollé un gusto por las motos a tal punto que llegué a competir en motocross, tiempos pasados antes de que mis padres cometieran fraude fiscal y terminaran en la cárcel, ahora solo quedáramos nosotros tres viviendo en una casa rodante en un parque de remolques en un nuevo país.

El viento en la cara, el aire helado sobre la piel, sintiendo que tu corazón iba tan rápido por la velocidad, extrañaba aquella sensación, tanto que ni siquiera me di cuenta que estaba a las afueras de la ciudad.

Decidí hacer caso a mi hermano e ir a tomar algo, en aquel viejo bar poco transitado, donde los viajero solían encontrarse, aquel bar de paso de una ciudad a otra.

Entré en aquel bar para sentarme en la barra, muchos borrachos para ser temprano.

—Un tequila —pedí.

—Claro —dijo el cantinero dejando el tequilero frente a mi.

Sin pensarlo el caballito entró directamente a mi sistema.

—Vaya elección de color de cabello —dijo la persona a mi lado.

Blanco, mi cabello siempre fue de un rubio cenizo como el de mi madre... lo odiaba y aunque podría haberlo pintado de cualquier color, el blanco era la elección correcta.

Mire al castaño de reojo que estaba a mi lado, tal vez de mi edad, con una piel morena y cierto porte que aparentaba ser de un tipo rudo, con una maleta de cuero a su lado, un viajero como todos los de aquí.

—Otro más —ignoré al chico a mi lado

—Dos más —dijo pasándose de los varios asientos que estaban de distancia al que estaba a mi lado —yo invito.

—Esto no es un bar gay —estableció el señor de cuarenta que tenía cara de tres divorcios y amargado por la vida.

—No decía nada de eso en la puerta —señaló el chico frente a mí alzando su tequilero apuntándole para tomarlo de un jalón.

—Maricas —se levantó el hombre para dejarnos.

El moreno se giró a mí con una sonrisa burlona.

—Gracias —dije tomando mi trago para girarme dándole la espalda.

—Yo solo digo, que somos jóvenes y...

Tome mi trago de golpe para dejarlo en la barra y levantarme, dirigiéndome al sanitario.

—Vas a venir o qué —mire al moreno con cara de pendejo.

Un liguera sonrisa se hizo en su rostro para seguirme al baño, cerré la puerta tras de él para azotarlo contra la pared, acorralándolo.

—Te gusta duro, bien por mi —sonrió— sabía que caerías ante mis encantos

—Coqueteas de la mierda —afirme— pero no e cojido en mucho tiempo y no estás tan mal —dije viéndolo de arriba abajo— pero no quiero escuchar una sola palabra que salga de tu boca entendido.

—Entendido —Sonrió— sabes...

Me aventuré a callarlo acercando mis labios a los suyos impregnado de sabor al licor de su boca en la mía, aquellos ojos azules resaltaban más por el color de su piel.

—Besas bien —me sonrió.

—Ya te dije que te calles —ordené haciendo que se pusiera de rodillas— te daré algo en la boca para que esté ocupada.

El chico solo se relamió los labios para empezar a desabrochar mi pantalón, sacando mi pene del pantalón para meterlo a su boca empezando a mamarmela, bastante bien al parecer tenía práctica.

Después de mamarmela subió lentamente.

—Por qué no vamos a tu coche —sonrió.

—Vengo en moto —contesté metiendo mi mano en su pantalón pellizcando su nalga.

—Pues vamos al mío —guiño— sé exactamente dónde está el punto g.

Lo consideré para asentir, mamá siempre me dijo que no me metiera a los coches de extraños... también dijeron que robar era malo y los dos terminaron encarcelando por eso.

Salimos a la barra para pagar una botella de alcohol y subirnos a su Jeep negro viejo pero bien cuidado.

—No te arrepentirás —dijo sacando sus condones

—Más te vale que no —señale con la botella para darle otro trago.

Y vaya que no me arrepentí...

Desperté con el olor a tocino y café, tocino para mí y café para Tom, 16 años y era adicto al café.

—Buenos días solecito —dijo Tom dejando la taza de café frente a mi— Asi que te tomaste muy en serio lo que dijo Owi

—Cállate —dije golpeándolo con la almohada del sofá para sentarme, todo me daba vueltas— Owi sigue dormido.

—Ya lo traté de despertar pero no quiere —bufó.

Asentí para tomarme el café y levantarme para entrar a su habitación, realmente nuestro casa rodante contaba con una habitación y dos tapancos que ocupábamos como habitaciónes, mi hermanito se había quedado en la habitación principal, ahí estaba dormido plácidamente, para su edad era un enano, efecto secundario de su enfermedad.

Una sonrisa se hizo en mi para tirar la botella de agua que traía sobre él, eso sí que lo hizo despertar, me miró con molestia para levantarme el dedo medio.

<Te lo voy a cortar cabron > amenace.

Él se limitó a sonreír para gritar, como dije le encantaba hacerlo... lo que solo empeoró mi dolor de cabeza.

Me metí a bañar dejando correr el agua caliente caer sobre todo mi cuerpo, me quedé inerte hasta que el agua se puso helada.

Sali para mirarme en el espejo, las raíces rubias empezaban a salir lo que significaba que era hora de pintarme las raíces, salí después de vestirme para desayunar con mis hermanos, una habitación que compartía una sala, una pequeña cocina y un mini comedor para cuatro, nada más y nada menos.

Desayunamos para irnos, mis hermanos se iban solos pues quedaba en lados opuestos el deshuesadero de la escuela, por la tarde los recogía si Owi tenía sesión.

Llegue al deshuesadero recordando la noche anterior, un lindo evento casual que no se repetiría tal y como me gusta, al llegar con los lentes puestos los muchachos comenzaron a molestar

—Así que el cumpleañero se fue de fiesta —dijo Camilo, un don de unos cincuenta años

—Pues claro a mí no me truenan las rodillas anciano —me burle del hombre.

La amistad aquí era rara, un día me peleaba con Lee que era casi de mi edad y al otro día me peleaba con un señor que podría ser mi padre por la última ala de pollo de la comida.

—Eh Jason el jefe quiere hablar contigo —dijo Lee

—Si yo también —me giré con mis compañeros— a quien se le ocurre dejar que dos niños vengan por una motocicleta.

Nadie dijo nada, pero era claro que todos habían ayudado a mi hermanos. Entré a la oficina para ver al jefe sentado en su escritorio de siempre.

—Gracias por la moto —me senté frente a él.

—Lo que sea por mis niños —asintió— pero aún me deben veinte dólares por llevárselas recuerdaselos, pero como sea no te mande a llamar por eso.

—Me subirá el sueldo —saque el tema.

—Claramente no —aclaró— tenemos un nuevo empleado, estará encargado en la zona de máquinas junto contigo, es joven y sin experiencia por eso le darás la capacitación

—Tal vez si contratarás a alguien con experiencia no tendría que hacerlo —me quejé

—Si contratará a personas con experiencia no te abría contratado —afirmó— lo harás no era pregunta

Bufé con molestia.

—Bueno y quien es —apresure.

—Debería estar aquí...

La puerta de la oficina se abrió dejando entrar esa estúpida cara.

—Lo siento, me perdí en la intersección —dijo el moreno entrando para sentarse en la silla de a lado— soy Oliver King.

El cabron me extendió la mano para presentarse.

—Jason Delahanty—contesté.

—Bien Oliver aquí en...

No puse atención a ninguna palabra que salió de la boca de ambos hasta que Allen nos mandó a trabajar.

Sali con él tras de mí enojado por la situación.

—Así que nos volvemos a ver —me dio tremenda sonrisa entre pícara y burlona.

Una sonrisa... Momento morí, deseaba que fuera ya.

Bienvenidos a Born to Die 🔥✨

Iniciamos un poco hot este nuevo año 😉 toca conocer a los hermanos Delahanty en esta nueva historia.

Como verán hay varios diálogos con estos símbolos <.> que es mi manera de representar que se están comunicando en lenguaje de señas 🤟

Espero que les guste 🫶🏻 por el momento se estará publicando semanalmente los días miércoles, muchas gracias por estar aquí y acompañarme en esta nueva historia.

¡Feliz año nuevo!

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