Melissa
...Una niña a escrito en su diario "Para mí, que duermo abandonada bajo las hojas caídas del otoño. Para no olvidarlo....es posible que para no olvidar, tenga que aceptar el ayer que me hizo triste y el mañana que desde hoy me espera. Como niño que teme a la obscuridad, frente a mi ventana espero el amanecer...Es bonito esperar, es lindo ver el cielo y sentirme feliz. Pero mi felicidad sería aún más si reposara en sus labios".
Melissa tiene un diario, su madre lo creyó regalo conveniente. Pues ha cumplido sus diecinueve. Su padre en cambio le ha dado una peineta de plata. Pues la última ves que vio a su pequeña, noto su cabello suavemente rizado y muy largo. Así, considero que acaso le sería de estorbo en sus estudios....y la peineta surgió bajo ese pensamiento. Ella piensa en el joven ¿le quiere? lo ha escrito. Pero, le quiere? no lo sabe. Si tuviese doce o trece, podría jurarlo. Pero, a esa edad es más fácil mentir.
Y camina en derredor de su pieza. Se acuesta, se esconde bajo el edredón. Suspira, se endereza y alisa su vestido. Alcanza con su mano, abre el libro, lo hojea y se queda allí; parada. Inesperadamente se ha interesado en las palabras de aquellas míseras hojas impresas ¿Todo estará en mi cabeza?- Piensa ella y se distrae de su lectura. Encontrándola luego, sosa y amarga. Todavía faltan tres días para que le permitan volver a salir. En tres días pues, se cumple la semana de haberle visto.
-¿Ya me habrá olvidado? Mira hacia su ventana, y a la reja que la guarda de una fea caída. Junta sus labios al vidrio y dice: Te quiero...
Acaso querer sea como conjurar algo, lo dices, te lo dicen. Los decires en sus palabras, como hechiceras por el aire. Se juntan, igual que los rumores. Uno vuelve atrás y los recuerda reales.
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