Six-Shot
Estaba acorralada. Este era realmente su fin. Ella, Snow, estaba atrapada entre piedra cubierta de ceniza y una muerte que parecía más que segura.
Unas horas antes de que el caos empezará inundar todo a su alrededor, el pequeño pueblo de Magister, el lugar donde Snow vivía, había estado en paz.
Los pueblerinos estaban viviendo sus vidas pacíficas, cada uno de ellos, jóvenes, adultos y ancianos, disfrutando de su rutina diaria como si nada malo fuera a pasarles.
Era normal pensar que nada iba a pasar. El pueblo de Magister era un pueblo pequeño, y la última vez que esté fue invadido por los bandidos de la Reina Loba, fue hace 2 años. Y cuando eso paso, los bandidos habían sido repelidos por las pocas fuerzas que el reino mantenía estacionadas en el pueblo y algunos aventureros que estaban pasando solo para comerciar.
Actualmente sin embargo, y desde la última subida de impuestos, el pueblo de Magister ya no contaba con la proteccion de parte del reino. Hace un año que los soldados perro se habían retirado, y habían sido intercambiados por los propios aventureros que vivían en el pueblo y pueblerinos con poco entrenamiento para encargarse de la seguridad del pueblo.
Cuando la incursión de los bandidos dió inicio, Snow no estaba preparada ... Ella apenas había unos preciosos y diminutos momentos para correr. Cuando la primer explosión se escucho, ella empujo sus piernas y comenzó a correr tan fuerte y tan lejos como pudiera. Ella nesecitaba llegar a su herrería y encerrarse en esta con Gibson.
A los bandidos no les había tomado mucho tiempo dejar el pueblo en ruinas, los bandidos de la Reina lo a eran muy bien conocidos por llevar explosivos con ellos.
Ellos también eran conocidos por tomar y vender esclavos. Y el pueblo de Magister estaba lleno de futuros esclavos de calidad. La pequeña zorra delante de los tres lobos bandidos era prueba de eso.
Mientras Snow seguía corriendo por su vida, está noto mientras pasaba que había muchos rincones donde se podía esconder. Pero ella ignoro cada uno de estos lugares ¡Ella solo tenían que lograrlo y llegar a su herrería, encerrarse en esta durante la siguiente hora más o menos y eso sería todo! ¡Ella estaría a salvo!
Pero, al final, Snow no tuvo ni un minuto más para correr.
Desde la misma dirección de la que la pequeña zorra antropomorfa había huido, cuatro lobos de aspecto intimidante se pararon y cortaron el paso a Snow una vez más. Los cuatro bandidos se pararon unos metros delante de esta con sonrisas alegres y sádicas en sus hocicos.
Snow trago saliva y dio un paso atrás vacilante. Pero cualquiera que fuera el movimiento que está pensará en hacer para distanciarse de sus futuros torturadores, los Lobos se acercaron aún más lentamente. Sus dedos tamborileaban contra los mangos de sus armas, contando ansiosamente el momento hasta el momento en que harían algo para tomarla y destrozarle su libertad.
Podrían haberla alcanzado en el momento en que la encontraron, ellos eran expertos atrapando animales. Pero por la expresión de sus rostros, eso habría sido demasiado fácil. ¿Dónde está lo divertido en atrapar a un futuro esclavo tan rápido?
Para Snow, fue como ver cómo a una jauría de Lobos hambrientos, que merodeaban y se acercaban cada vez más a ella, lamiéndose los labios con entusiasmo. Un movimiento en falso y todo terminaría en un instante.
Con terror en sus ojos, y con la cola metida entre las patas, Snow no pudo hacer nada más que mirar fijamente lo inevitable.
Uno de los Lobos, finalmente cansado de esperar, salió disparado hacia adelante con una pata alzada y listo para tomar lo que era suyo. Dio unos cuantos pasos adelante, preparándose para tomar a la fuerza a la zorra.
Justo cuando el lobo dió otro paso adelante, un fuerte ruido algo rocoso llenó el aire. De la nada, un pequeño guijarro fue arrojada de la nada y golpeó al Lobo que estaba a punto de tomar a Snow justo en la nuca. El Lobo se detuvo, en seco y se giró. Por primera vez desde que empezó la incursión, su sonrisa se redujo a un ceño confuso. Este miró hacia donde estaba el guijarro, estupefacto. Y no estaba solo, ya que los otros Lobos y la propia Snow también compartían una expresión similar.
"Ey"
Una nueva voz cortó el aire como mantequilla. En un instante, tanto Snow como los bandidos lobo miraron hacia donde había surgido la voz.
Sus miradas encontraron la fuente en una pila de escombros cercana. Lo que alguna vez fue una pequeña panadería ahora era un montón de ladrillos destrozados y escombros desmoronados. Lo que fuera que había explotado esa panadería, había dejado muy pocas cosas rescatables a su paso. Una vez que todo se halla calmado, rebuscarian en los restos por cosas valiosas que hubieran logrado sobrevivir y se las quedarían o dejarían olvidadas si mostraban no valer la pena.
Pero las miradas no se posaron en la pila de basura y escombros sino en lo que había encima.
La fuente de la voz era una figura alta, con una máscara de cuervo y de aspecto agotado.
Vestido con los restos de un poncho negro, un par de pantalones negros desgastados y zapatos negros, el hombre estaba cubierto de pies a cabeza con rasguños, moretones y cortes. Era como si alguien hubiera arrojado al hombre por un acantilado y lo hubiera visto caer montaña abajo para ver cómo salía.
Tras algunos rasguños en su ropa, era visible la piel pálida y lampiña, el poco cabello que se lograba ver atraves de una grieta en la máscara de cuervo era negro, el rostro enmascarado del hombre era áspero de mirar. Más cerca de su ojo derecho había una herida abierta que dejaría una cicatriz que viajaba desde el puente de su nariz hasta su frente. Además, el hombre también tenía parte de su poncho quemado, cuando el viento lo alzó un poco, estos pudieron ver un corte desagradable en uno de los costados de este.
Sin embargo, una de las características más notables del hombre, fue su único ojo visible atreves de la pequeña aventura de la mascara color carmesi claro.
El ojo que los veía era frío, como fragmentos de hielo en medio de una tormenta de nieve.
"Esa es mi jefa" hablo de nuevo, con un tono que les heló la sangre: "Por favor, no me hagan defenderme a mi mismo y largense"
La orden fue lo que sacó a los Lobos de la Reina Loba de su estupor. Los cuatro bandidos se miraron entre sí, sus expresiones divertidas cambiaron a otras de confusión y desconcierto. Si bien no se dijeron nada, estaba claro que los cuatro estaban teniendo algún tipo de debate entre ellos. Mientras tanto, Snow parecia demasiado confundida para hablar y todavía demasiado aterrorizado para moverse.
Pero después de un momento, alguien lo hizo.
"Je."
Con un crujido auditable, el bandido más cercano a Snow giró en un instante. Se giró sobre sus talones y con un movimiento fluido lanzó la lanza que esté tenia hacia el recién llegado.
El arma navegó por el aire como un arpón. El brillante metal viajó la distancia como una estrella fugaz, saliendo de la mano de su dueño y cruzando el campo en ruinas en un instante. Pero cuando se centró en su objetivo, el mismo centro del pecho del recién llegado, algo salió mal. En el momento en que la lanza debería haber atravesado el pecho del hombre enmascarado, simplemente siguió adelante. La lanza desapareció por el paisaje y desapareció en el pueblo en ruinas.
Confundido, el Lobo parpa-
-¡Bam!-
-deo, un par de zapatos negros conectaron con el centro de su cara.
Como una bala de cañón, el recién llegado se lanzó desde las ruinas, más rápido de lo que nadie podía seguirlo. Él enmascarado era como una mancha, pasando la lanza mientras todavía estaba en el aire. Y sin decir una palabra, el hombre se dio la vuelta y aterrizó abajo.
Directo sobre el Lobo, con un brutal dropkick que impacto a la criatura justo en la hocico. Pero él no se detuvo ahí. Cuando la fuerza del golpe por sí sola derribó al bandido, el hombre aterrizó en el suelo, extendió la mano, agarró al Lobo por el tobillo y se giró. Girando sobre sus propios talones, el humano arrojó al Lobo por el aire hacia sus compañeros.
Dos de los Bandido se movieron rápidamente para atrapar a su desorientado camarada, pero subestimaron la fuerza detrás del lanzamiento.
Tres Lobos cayeron al suelo, un montón arrugado de extremidades y colas con remolinos en los ojos. Sólo uno de los Lobos permaneció en pie, completamente desconcertado por lo que había presenciado.
Y no fue el único. Snow sintio que se quedaban boquiabierta cuando está vio como Gib acababa de enviar a tres Lobos bandidos de la Reina Loba al suelo como si fueran un par de rateros comunes y corrientes.
Hablando de eso, ahora parado entre Snow y los cuatro Lobos, Gibson se puso de pie. Su unico ojo permanecio tan fríos como antes. Pero esta vez no dijo nada. En cambio, todavía mirando al montón de Lobos, el hombre levantó ambos puños, deslizó un pie hacia atrás y se preparó. Ligeros destellos de electricidad negra estallaron alrededor de sus manos, bailando de manera cruel mientras sus nudillos chasqueaban.
"Dije: Por favor, no me hagan defenderme a mi mismo. Largense"
"Que carajos...?"
"... ¿acaba de pasar?"
Una pregunta razonable, considerando todo. Para el escuadrón de bandidos, la cantidad de futuros esclavos de calidad era escasa en este pequeño pueblo con apenas nada de defensa.
Lo cual en sí mismo no era nada fuera de lo común. Después que la incursion había comenzado, y la mayoría de los Pobladores se esconderían en sus hogares o intentarán escapar en dirección al bosque. Eso simplemente les dejo un camino fácil para limpiar a los pocos defensores o aventureros que habían quedado afuera. Cuando ellos hubieran terminado de matar a cualquiera que se les opusiera, estos sacarian de los escondites bastardos desafortunados que aún no habían tenido la oportunidad de meterse a sus casas.
Así que imagina la suerte de este escuadrón cuando encontraron no una linda zorra con el pelaje completamente blanco. ¡No podían creer su suerte! Esas zorras se vendían muy bien como esclavas sexuales.
Claro, ellos la usarían y se divertirían un poco con ella primero antes de atraparla y ponerle un bonito collar alrededor de su cuello ....
¡Es decir, hasta que apareció este imbécil enmascarado!
Agarrando su rostro, el Lobo que recibió una patada en la cara, luchó por ponerse de pie. El rechazó los intentos del otro de ayudar y fulminó con la mirada a su atacante, mostrando sus comillos y gruñendo.
El hombre se quedó allí, levantando desafiantemente los puños como si realmente fuera a luchar contra ellos. Sólo la idea lo enfureció aún más. ¿Luchar contra ellos? ¡Ha! El bastardo parecía un jodido zombie con todas la heridas que tenía.
¿¡Estaba loco, estúpido o ambas cosas!?
"Oye, ¿estás bien?" a su izquierda, uno de los otros Lobos habló: "Parecía que dolío".
Eso no ayudó a su estado de ánimo, "¡Estoy bien! El bastardo simplemente tuvo suerte".
"Te pateó en la cara y te arrojó como si fuera un saco de patatas". Otro Lobo señaló, sin siquiera molestarse en ocultar su sonrisa, "Yo llamaría a eso más que suerte".
El Lobo le espetó a su camarada, y el cuello casi se rompió por el latigazo. El gruñó, se paró frente a la cara de su compañero bandido y gruñó entre dientes: "¡Vete a la mierda! ¡No vi a ninguno de ustedes hacer algo! ¡Les golpeó el trasero como si fueran un montón de bolos!"
"No", el Lobo se encogió de hombros, para nada intimidado, "Estoy seguro de que fue solo tu gordo trasero-"
Un fuerte ladrido y gruñido surgió del hocico del Lobo, ahora pareciéndose más a un animal salvaje, "¡YO. TE. MATO-!"
"Vamos muchachos", un Lobo dio un salto y se puso en medio del trío, el último miembro de su pequeño escuadrón dejó escapar un suspiro, "Se supone que no debemos pelear mientras estamos en esto. ¿Recuerdan lo que dijo la reina? Se supone que no debemos pelear entre nosotros hasta que lleguemos a casa. Ella se pondrá furiosa si se entera..."
El primer Lobo puso los ojos en blanco, "Oh, cierra tu puto hocico. Ella no está aquí ahora, ¿verdad? A menos que uno de ustedes quiera delatarnos".
Cada Lobo hizo una mueca ante el solo pensamiento. Tratar con la reina Loba ya era bastante difícil, especialmente cuando está estaba borracha. ¿Pero ir con ella con algo parecido a una mala noticia? De ninguna manera. Eso es muerte segura. Todos recordaron lo que pasó la última vez que alguien 'decepcionó' a la reina y nadie estaba ansioso por repetir ese desastre en el corto plazo. Si cualquier bandido de la Reina loba pudiera salierse con la suya tan facil, todo sería sonrisas y derramamiento de sangre hasta el fin de los tiempos.
"Son muy habladores"
Como un plano de vidrio rompiéndose a través de un ladrillo a través de una ventana, las bromas entre los Lobos bandidos se detuvieron bruscamente. Los cuatro se alejaron el uno del otro y miraron al enmascarado. El propio hombre no se había movido ni un centímetro. Puños todavía listos con algún tipo de energía maldita fluyendo a través de ellos como dos barras de metal bien electrificadas. Lo único que había cambiado era la expresión de este detrás de su mascara.
Una vez había hablado completamente en serio. ¿Ahora, sin embargo? Gibson estaba un poco... Cansado, molesto con una expresión inexpresiva en su rostro.
Esa expresión fue lo que rompió la espalda del Lobo.
El Lobo que iba en cabeza, el mismo al que el hombre había pateado en la cara, se tambaleó hacia delante. Sus ojos brillaron con ira mientras dejaba escapar un furioso aullido. Con un silbido entre sus colmillos apretados, el Lobo alcanzó su espalda y sacó dos dagas. Brillaban con un brillo de otro mundo, muy parecido a la lanza que una vez empuñó.
"¿¡Hablador!? ¡Te mostraré quien es un hablador !" el rugió.
Más parecido a un demonio cadeupedo salido del infierno que a un Lobo, el Lobo se levantó del suelo y disparó hacia Gib como una bala. La misma tierra debajo de sus patas traseras explotó mientras se lanzaba por el campo. En un instante el estaba sobre Gibson, con los brazos levantados en el aire. Con un gruñido, bajó ambas dagas, apuntando al espacio entre los hombros del hombre y su cuello.
Sin embargo, cuando las dagas brillaron intensamente en el aire, Gibson ya se había movido.
El hombre saltó hacia atrás, dando un giro completo mientras esquivaba las dos espadas que descendían. En medio de su salto mortal, Gibson pateó una de sus piernas y clavó al bandido con su zapatilla, justo debajo de la barbilla. El sonido del zapato al chocar con la barbilla envió un crujido en el aire, casi haciendo que el bandido tropezara hacia atrás una vez más. Sin embargo, a diferencia de la última vez, Gibson mantuvo la presión.
Una vez que aterrizó, el hombre se tambaleó hacia adelante y chocó con el codo al bandido justo en el estómago.
"¡Qué carajo ! "
Su codo la perforó en el estómago, dejándola sin aire con un jadeo repugnante. El Lobo tropezó hacia adelante, agarrándose el pecho mientras jadeaba. Un doloroso intento de respirar. Sin embargo, cuando cayó de rodillas, un fuerte golpe golpeó al Bandido Lobo en la parte posterior de la cabeza. Gibson con un pie golpeó al Exorcista contra el suelo con un fuerte pisotón en el cráneo.
Con zapatos gastados y rotos o no, Gibson pisoteó al bandido directamente en el suelo. Un golpe rompió los cuernos que adornaban el casco de cuero que adornaba en su cabeza y dejó al bandido tirado en el suelo.
Sin embargo, antes de que pudiera hacer más, el sonido de un patas chocando encontrá del suelo llegó a sus oídos. Gibson miró hacia arriba antes de agacharse rápidamente. Dos lanzas cortaron el aire y cruzaron justo donde había estado su cuello. Más Lobos rápidamente descendieron sobre él, claramente no contentos con la paliza que recibió su camarada. Pero en lugar de saltar directamente a corta distancia, el par de asesinos utilizaron el alcance de su lanza y trataron de tomar al hombre con la guardia baja.
Pero sus lanzas no dieron en el blanco. Gibson se lanzó hacia un lado y rápidamente dobló sus rodillas. Con un resoplido, se lanzó al aire, directo hacia uno de sus atacantes.
Dicho Lobo rápidamente se giró e hizo otro corte en dirección al Hombre pero falló, al juzgar mal la altura que alcanzaría. En cambio, Gibson plantó un pie en la cara del Bandido y giró sobre su cabeza, aterrizando sobre su espalda. El Lobo Bandido se estremeció ante la patada pero se recuperó rápidamente. Pero antes de que pudiera tomar represalias, algo se forzó alrededor de su tráquea. Gibson se aferró a la espalda del del Lobo, con un brazo alrededor de su cuello.
Luego, el hombre flexionó su extremidad y obligó al Lobo a realizar una dolorosa llave de cabeza.
"¡Herk-!"
La Lobo jadeó, emitiendo un hipo audible antes de que se cerrara su tráquea. El arañó brutalmente el brazo del hombre, dejando cortes sangrientos por toda la extremidad, pero fue en vano. Gibson ni siquiera se inmutó cuando la sangre goteó por su codo. En cambio, el hombre usó su brazo libre, agarró uno de los lados del lobo y tiró de el hacia arriba. La gravedad rápidamente se hizo notar. Gibson azotó brutalmente al Lobo encontrá del suelo.
-¡BAM!-
El suelo debajo de la espalda del lobos se desquebrajo, y este sintió como varios de sus huesos se fracturaban. Aun así, el control sobre la garganta del lobo se mantuvo firme. Incluso mientras el dúo estaba sentado en una hendidura en la tierra, Gibson esperó, ahora con su mano envuelta alrededor de la garganta destrozada con fuerza.
Sólo después de unos segundos, cuando la figura canina se quedó inerte, el hombre finalmente cedió. Desenganchó su mano alrededor del cuello del Lobo y se apartó de el. Luego, Gibson se puso de pie, giró el cuello y se sacudió el polvo, limpiando sus pantalones ya arruinados.
Pero justo cuando estaba de pie, Gibson apenas esquivó una lanza con punta plateada que sobresalía de su nariz.
El segundo de sus atacantes, se lanzó hacia adelante con lanza en mano. El desató una andanada de puñaladas y empujones contra el hombre, implacable con su furia. Pero Gibson no se quedó atrás. Cuando la hoja de la lanza se deslizó por la mejilla de su mascara de cuervo, rayandola, las manos del hombre se pusieron en movimiento. Sus manos ásperas y maltratadas bloquearon o detuvieron los ataques tan rápido como se los lanzaron. Algunos golpes lograron deslizarse en su guardia, dejando un corte en su piel. Pero eso fue todo, un daño simplemente superficial.
La ira llenó al Bandido. No sólo dos de sus hermanos quedaron tiradas como basura, sino que ahora el lo era Incapaz de golpear un pez en un maldito barril!
"Quieres-!" siseó, apuñalando brutalmente con cada palabra, "¡-deja de moverte-! ¡Tú-! ¡Pedazo-! ¡De Mierda-!"
Una y otra vez, el Lobo apuñaló con furia, apuntando a puntos vitales por todo el cuerpo de Gibson. Pero mientras su atención estaba dividida entre apuñalar y escupir vitriolo al enmascarado, Gibson permaneció concentrado.
Levantó los brazos, usando su propia carne como escudo contra el ataque del Lobo. Sin embargo, esto no estuvo exento de costos. Mientras lograba parar o esquivar varios ataques, el hombre apretó los dientes cuando la hoja cortó su piel. Sus antebrazos quedaron llenos de cortes. No eran profundos, pero la gran cantidad de cortes empaparon sus extremidades de rojo. Además, sus palmas tampoco se salvaron, ahora lucen grandes cortes en cada una de sus palmas.
Sin embargo, Gibson permaneció plantado en el suelo. Sus manos se movían como un remolino, constantemente empujando o tirando de la lanza desde donde el bandido quería que fuera.
Y eso fue exasperante.
"¡Muere de una maldita ve-!" ¡Rugió el Bandido, empujando la lanza directamente hacia el corazón de Gibson!
-¡Crack!-
"...UH oh."
Un aire tenso de incomodidad llenó el aire.
El Bandido miró su arma, con los ojos muy abiertos como un plato.
En una rápida maniobra, Gibson usó la frustración del Bandido en su contra. El se estiró demasiado, extendió demasiado su arma para perforarle el corazón. Con el mango del arma expuesto, Gibson lo aplastó. Se giró ligeramente, dejando que la espada rozara ligeramente su pecho. Luego, con un golpe decisivo, su codo se estrelló contra el eje de la pica y partió el arma en dos.
Todo sucedió en el lapso de unos pocos segundos. Tiempo suficiente para que el Lobo echara un vistazo a su arma, ahora inútil, y murmurara una maldición.
Gibson no dudó. Cerró la brecha entre él y el Bandido desarmado y levantó el puño.
El dolor recorrió el rostro del Lobo cuando el enmascarado le dio un golpe devastador tras otro. Los golpes se sintieron como mazos moviéndose a gran velocidad, devastando por completo al Lobo donde estaba. Le dio un puñetazo en la cara, la golpeó en las costillas varias veces, la golpeó en ambas mejillas y casi le partió la mandíbula en dos con un gancho tipo escopeta.
La Bandido intentó defenderse levantando los brazos pero estos cayeron al camino en sólo un par de golpes.
Todos los que miraban tuvieron que levantar la mandíbula del suelo. ¡¿Qué diablos estaban presenciando?!
Snow quedo estupefacta, sin estar del todo segura de lo que estaba viendo. Este sujeto que la esta protegiendo de verdad era Gibson? Ya no tenía miedo, ella simplemente estaba completamente desconcertada. Ella no tenía palabras para describir lo que estaba pasando. ¿Y que hay de el bandido restantes? ¿El último bandido que aún no se había lanzado a la pelea?
El estaba... aterrorizado.
La paliza duró casi un minuto. Sesenta segundos completos de lanzamientos de puños y patadas sin parar.
Cuando Gibdon finalmente dio un paso atrás, ambas manos estaban cubiertas de su propia sangre. Sus nudillos estaban desgastados hasta el hueso. ¿Pero en comparación con su oponente? Eso no fue nada. En comparación, El Lobo era un completo desastre. Sus rodillas se doblaron, sus brazos estaban flácidos hasta las puntas de sus dedos. Aún así, su rostro y hocico era lo peor. El rostro de este estaba hecho un desastre.
Ya casi nisiquiera parecia parecía un rostro, siendo su ojo tembloroso todo lo que era visible.
Pero cuando el Bandido quiso abrir dicho ojo, el dejó escapar un suspiro estremecido.
"Mierda."
Un último puño chocó con el rostro del Bandido. El brazo ensangrentado de Gibson chocó con la fuerza de un ariete y golpeó su puño. El atronador golpe envió a la Lobo a volar por el aire, derribándolo. Todos observaron cómo el Lobo roto daba vueltas y vueltas en el cielo, a lo largo de las calles en ruinas.
Finalmente, con un estrépito devastador, el Bandido aterrizó a una distancia considerable, cayendo como un muñeco al que le habían cortado las cuerdas sobre lo que antes solía ser una pequeña y humilde panaderia.
La estructura se cerró, balanceándose sobre sus ya debilitados soportes. El impacto del Bandido liberó una nube de polvo del tejado, lo que resultó en una neblina que oscureció la estructura. Pero a medida que el estruendo disminuyó, los crujidos y gemidos se volvieron silenciosos, todo el mundo quedó en silencio como una tumba. Nadie dijo una palabra. No más peleas de los bandido, ni gritos de miedo de Snow. Todos los que presenciaron la devastación guardaron silencio.
Excepto Gibson.
El maltrecho humano se relajó un poco y se miró a sí mismo. Suspiró y se masajeó suavemente los nudillos. Los muñones ensangrentados dolían como el corte de papel más mortífero del mundo.
Sin embargo, cuando el dolor comenzó a disminuir lentamente, el hombre miró hacia arriba. Su mirada recorrió a los dos primeros Bandidos, los que había plantado en la tierra. Cada uno gemía levemente, todavía vivos pero claramente todavía en un mundo de dolor. Luego, cayó sobre el último Bandido, el único que aún no había levantado una pata contra él. El estaba de pie, a pocos metros de distancia, agarrando su lanza como si fuera una manta de seguridad.
En el momento en que su ojo se posaron en el, el Bandido se estremeció. El miró hacia atrás pero no vio a un sujeto ensangrentado y casi desnudo.
No. Un mar de pavor se apoderó del Lobo. Sus ojos se dirigieron hacia arriba, sintiendo como si estuviera mirando una figura amenazadora y oscura. Un único ojo demoníaco que veía atraves de el. Estaba cubierto de pies a cabeza de sangre. Esta terrible criatura tenía tenía un solo ojo. Ardía como una antorchas encendidas que atravesaban la oscuridad como una cuchilla atravesando la carne. El Lobo podía sentir ese ojo mirándolo directamente, royendo su alma...
'Deberias Matarte ... Fen'
¡Ese era su maldito nombre! Esa voz que acaba de escuchar en su cabeza, acaso es-
"... ¡A la mierda con esto!"
El no pudo soportarlo. En un debate de lucha o huida, ganó este último. El Lobo extendió cayó a cuatro patas, giró y despegó. Ni siquiera miró a sus camaradas caídos. El Lobo dio media vuelta y se escapó. Su forma cuadrupeda corrio sobre los cientos de cadáveres de más Lobos bandidos. Todos estos, pareciendo haber sido molidos a golpes. Acaso ellos sufrieron el mismo destino que sus hermanos a manos del enmascarado!? ¡Mierda!
¡No iba a arriesgar su vida enfrentando a esa cosa! ¡No valia la pena!
En silencio, todos observaron cómo el Bandido comenzaba a desvanecerse en el horizonte por el camino donde Gibson había venido, desapareciendo de la vista.
"Huh ..."
En el fondo, Gibson se sentía un poco en conflicto.
De pie, hundido hasta las rodillas en su propia sangre y dos lobos destrozados, el hombre debatió qué hacer. Por un lado, sabía de primera mano lo peligroso que era dejar escapar una amenaza. Si dejabas a uno libre, volvería para morderte el trasero. Era mejor simplemente poner fin a las amenazas lo antes posible y eliminar al intermediario.
¿Pero en la otra mano? Gibson estaba cansado, su cuerpo apenas se sostenía y, eh, ¿qué daño hay si deja que uno escape?
Gibson se encogió de hombros. Estas Lobos no eran demasiado duros de todas formas. ¿Cuánto daño podrían hacer?
Entonces, después de levantar un poco su máscara y limpiarse la sangre de la cara, Gibson tiro su cabeza hacia arriba y dejo escapar un suspiro. Esto era una mierda. El día había empezado tan bien. Justo hoy habían conseguido un pedido especial ... Pero entonces paso todo esto y Snow no estaba en la herrería.
Y siendo el buen trabajador que el era, ¡por supuesto! que Gibson tenía que ir afuera y buscarla para que nada malo le pasará.
Esto apesta.
El solo quería volver a su vida dónde no tenía que socializar con nadie y no tenía que trabajar en una estúpida herreria.
'De nada me sirve quejarme por lo que no puedo controlar ...'
Gibson finalmente dejo de ver al cielo y se volvió hacia Snow: "Snow ¿estás bi-"
Las siguientes palabras que burbujeaban por su garganta murieron al llegar.
Gibson se movió antes de que alguien se diera cuenta de que algo estaba pasando. Snow miro confundida. En un momento, Gib aparentemente había vencido a todos los bandido a un centímetro de sus vidas, ¿y al siguiente? Estaba corriendo hacia ellos, con una expresión de pánico en su rostro. El tiempo se ralentizó. Snow miro el rostro de Gibson y poco a poco se dio cuenta de un hecho espantoso. No la estaba mirando a ella.
Estaba mirando detrás de ella.
En el cielo, muy por encima de las calles ensangrentadas del pequeño pueble, una luz brillante atravesó el cielo. Era pequeño, casi una pequeño destello a simple vista. Pero en un instante, el pequeño destello se hizo más grande, se movió más rápido y se dirigió directamente hacia Snow. Estaban a medio camino de darse la vuelta cuando Gibson pasó junto a ella. El hombre levantó los brazos, cruzándolos cuando la lente brillante atravesó su antebrazo como una aguja cruel.
Una lanza atravesó a Gibson en ambos brazos. Se alojó profundamente, atravesando músculos y huesos en un instante.
"Gib-!" siseó Snow, retrocediendo.
Ella no habia visto venir el arma, literalmente sucedió en un abrir y cerrar de ojos.
Gibson contuvo una maldición cuando el dolor sacudió sus brazos. Miró el arma y maldijo su nacimiento. Debería simplemente haber apartado a Snow del camino, ¿por qué fue a bloquear la lanza? ¿Pensó que no era lo suficientemente fuerte, que no llegaría a tiempo? ¿Que la atraparía en lugar de parecer un idiota con una lanza atravesando sus extremidades? No estaba seguro. ¡De lo que estaba seguro era de que dolía muchísimo!
De repente, un escalofrío recorrió la espalda de Gibson. El dolor no importó.
Girando sobre sus talones, el Hombre volvió a empujar a Snow. Sin el uso de sus brazos, el hombre usó sus hombros para apartarla del camino.
Todo esto sucedió de repente, lo que provocó que Snow callera sobre su propia cola. Snow dejo escapar un grito adolorida, pero una vez que su mirada se dirigió hacia arriba, cualquier cosa que está pudiera decir murio en su garganta.
De pie entre Snow, Gibson permaneció parado con tres armas apuñalando y recorriendo su cuerpo.
El primero era bien conocido. La lanza que había sido lanzada desde la distancia, ahora ahora está en sus antebrazos. Pero ahora, dos nuevos juegos de lanzas habían atravesado su cuerpo, de adelante hacia atrás. El hombre tosió una masa de sangre que cayó al suelo junto a su máscara de cuervo. Su mirada viajó hacia arriba y se encontró con las miradas golpeadas y magulladas de dos criaturas familiares. Los dos bandidos lobos que había colocado en el suelo ahora estaban parados sobre él con ceños fruncidos adorando sus rostros.
Ambos Verdugos caminos lucían deteriorados. Uno tenía un gran cantidad de dientes faltantes y una grieta notable en la cara.
El otro tenía un brazos que parecía bastante magullado, una huella de zapato en la frente y lo que parecía la huella de unos dedos todavía alrededor de su cuello bastante torcido. Sin embargo, independientemente de sus heridas, las expresiones de los bandidos dejaron absolutamente claro cómo se sentían. Lo repudiaban absolutamente.
Con saña, los dos Lobos empujaron sus armas hacia abajo, embistiéndolas aún más contra el torso de Gibson.
"¡Ponlo al bastardo de rodillas!" uno de ellos siseó: "¡Quiero mirarlo a la cara cuando le arranquemos la cabeza!"
El otro exorcista respondió con una mirada furiosa: "¡Haz fila! ¡Voy a girar su cabeza hasta que explote!"
Independientemente de su posición actual, la ira de los bandidos comenzó a desbordarse. Los dos Lobos rápidamente volvieron a atacarse entre sí una vez más. Sólo que en lugar de discusiones inútiles, debatieron cómo iban a matar a Gibson de la manera más dolorosa y agonizante posible. Mientras tanto, Gibson se mordió la lengua para contener una mueca de dolor.
Podía sentir cada contracción, tirón y empujón de las lanzas que se encontraban actualmente en su torso. La sangre goteaba a ambos lados de sus heridas, acumulándose a su alrededor como un charco.
Gibson maldijo estar en esta situación.
Estaba indefenso. Los brazos estaban inmovilizados, la pérdida de sangre lo estaba mareando, ¡y estos perros estaban debatiendo casualmente cómo iban a matarlo!
Era casi como... casi como... Aquella vez ...
Parecía que había pasado tanto tiempo.
Espera, no, eso no estuvo bien. ¿Sucedió hace tanto? No podía recordarlo con claridad.
Cada vez quemaba peor, enviando una sacudida de dolor cada vez mayor que caía en cascada por todo su cuerpo. A la décima vez... se volvió demasiado.
"Hey chico,"
Estaba indefenso, en un vacío... sin nada que hacer, que decir... que sentir...
Hasta que el mundo se abrió de nuevo. Inesperadamente. Como si se cambiara un canal de televisión, Gibson ya no se encontraba dentro de- de- ¿Donde estaba?. En cambio él estaba...
"Asegúrate de saborear esto"
Ah, si ...
El ...
...estaba en el infierno.
"¿Acaso no es donde preferidas estar?"
"No..."
Los dos bandidos no lo habían oído. Estaban demasiado distraídos por sus gritos. De un lado a otro, de un lado a otro, ladrando unos a otros con los labios ensangrentados. Pero para el tema del sangriento debate, era una niebla blanca. Sus palabras entraron por un oído y salieron por el otro. De hecho, el mundo entero se convirtió en un ruido blanco y sordo para Gibson. ¿El dolor se estaba desvaneciendo, la agonía de ser empalado, la sensación de ardor en todo su torso?
Gibson apretó los dientes y sintió que la sangre manaba entre los espacios de sus dedos. El solo tenía una cosa en su cabeza ...
"No quiero ir al infierno..."
En lo profundo de las entrañas del hombre, quedaba una sensación. Incluso mientras su sangre se acumulaba en sus calcetines, la sensación burbujeaba desde lo más profundo de su estómago. Era vil, enojado y lleno de resentimiento mientras viajaba por sus venas, arriba y abajo de su cuerpo. Desde las puntas de sus pálidos dedos de los pies hasta las puntas color carbón de su cabello. En particular, estalló en la punta de sus dedos, cobrando vida con un rugido cuando electricidad negra de repente destrozaron el arma, liberando sus extremidades.
Eso, finalmente detuvo la pelea de ladridos entre los dos Lobos. Apartaron la mirada el uno del otro y miraron a su enemigo compartido.
Justo a tiempo para ver dos puños con electricidad negra y furiosos arrancar las lanzas del pecho de Gibson. Miró al dúo, con rayos electros recorriendo su piel y odio ardiendo detrás de su unico ojo.
Conmocionados, los dos bandidos intentaron retirarse. Puede que estuvieran semiconscientes, pero aun así fueron testigos de lo que le pasó a su hermano, de la paliza que recibió. Ninguno de los dos quería estar dentro del alcance de esos puños de ninguna manera. Pero tan rápido como se había liberado, Gibson estaba sobre ellos.
Con una mano en cada cabeza, el hombre golpeó a los Lobos con un crujido repugnante. Rompió aún más sus rostros y les revolvió el cerebro.
Ahora aturdidos, ninguno de los Bandidos estaba en condiciones de responder cuando Gibson comenzó a lanzarlos. El hombre literalmente agarró a uno de los lobos por la cola, lo arrojó contra su camarada y pateó salvajemente a ambos en el aire. Ambos cuerpos fueron enviados a navegar hacia el suelo con Gibson siguiéndolos, con el puño envuelto en algún tipo de energía maldita.
El primer bandido recibió un puño a la derecha de su cara, luego otro en sus costillas. La segunda intentó orientarse y saltar pero fue interrumpido con una bota en la cabeza. Gibson se dio la vuelta, la levantó y le atravesó la cara con su bota una vez más. Se escuchó un crujido doloroso cuando el Bandido fue enviado a tientas de nuevo al suelo.
Cuando aterrizó de espaldas, el Lobo se agarró la cara. ¿Era su hocico lo que se rompido?
Mientras tanto, el Lobo restante no estaba en mejores condiciones. Gibson estaba frenético, sus ojo brillaba como una antorcha carmesi brotando de sus venas. Agarró al Lobo por la nuca y lo golpeó en las costillas. El jadeó cuando la electricidad negra envió ondas a través de sus huesos. Sangre brotó de su boca.
Gibson No se detuvo. No pararía.
Sin embargo, como los dos Lobos se negaron a quedarse abajo, no fueron los únicos. No muy lejos, en una pequeña panaderia en ruinas, la puerta de entrada fue arrancada de sus bisagras. Un Lobo golpeado y ensangrentado emergió de la estructura en ruinas. Estaba en completo caos, apenas de pie, le faltaba un trozo de su armadura y un brazo colgaba torcido a un lado.
La sangre goteaba de sus labios, un ojo magullado se entrecerró.
Superando una notable cojera en una de sus piernas, el Lobo se levantó del suelo y comenzó a caminar de regreso hacia la masacre. Dejó escapar una tos pero, con cuidado, alcanzó su cintura y desenvainó un cuchillo. Estaba lejos de ser el arma ideal para matar a esta cosa, pero serviría.
Un simple cuchillo, para un mono demasiado grande.
Sin hacer mucho ruido, el Lobo camino hacia sus hermanos. Desde atras, observó cómo el humano ensangrentado destrozaba brutalmente a sus camaradas como si fueran un par de golpes. La sola visión le hizo hervir la sangre. Eran los mejores bandidos de la Reina Loba, este pueblo olvidado de dios no les debería haber costado nada. ¡Nadie debería poder oponerse a ellos!
La furia impulsó al Lobo cada vez camino más rápido. Dejó de ser sutil y retiró el cuchillo. El rugió, su grito enojado resonó por todo el campo.
Snow y los Lobos se giraron sorprendidos. Con la paliza que recibió, estaban seguros de que estaba fuera de servicio.
Gibson, sin embargo, no se giró. Su rostro era ilegible, con un puño cerrado brillando con aún mas electricidad negra.
Desconectó todos los demás sentidos. Ignoró a los Bandidos mientras retrocedían, Snow le grito que se apartara del camino. Incluso ignoró la palidez de su piel o el aura de ira que se lanzaba hacia él como un misil rojo. El hombre respiró hondo y se concentró por completo en su su puño.
Luego se volvió y todo se volvió blanco.
En cuanto al Lobo. El se abalanzó y el cuchillo descendió formando un arco. Empujó el cuchillo hacia abajo, justo en la frente de Gibson.
De repente, vio un puño.
*¡Squash!*
En esta pequeña zona, todo brilló en blanco por un breve momento. Todos, desde los aventureros que aún seguían peleando hasta los bandidos de la Reina loba, tuvieron que cubrirse los ojos o quedar cegados por el abrumador resplandor.
Superó tanto a Gibson como al Lobo, oscureciéndolos a ambos en una explosión de Energía Negra. Envió polvo volando por todas partes en el momento en que el puño del Hombre hizo contacto. Una intensa Energía Maldita cayó en cascada a través del Bandido como una inundación que se apodera de una ciudad pobre.
Y el sintió cada momento.
Zarcillos negros del más vil poder atravesaron su cuerpo. Su armadura, ropa e incluso su pelaje. Todos fueron superados por la energía maldita. Lo devoró por dentro y por fuera como un cáncer que se extingue, todo a la vez. El espacio mismo comenzó a deformarse y retorcerse alrededor del Bandido, girándolo en una forma desigual a medida que la fuerza lo alcanzaba.
Todo lo que tuvo fue un momento. Lo gastó, mirando a al único ojo carmesi del humano que lo golpeó.
Ese ojo frío y muerto.
Entonces se acabó. Un destello de Energía negra estalló a través de el bandido y lo hizo trizas. En realidad hubo poca sangre, ya que la energía devoró incluso eso. Después de un puñetazo, un crujido y un destello de energía, todo lo que quedó del bandido fue un mancha de sangre que manchaba el suelo y las paredes.
Después hubo un silencio. Un silencio final y vacío que se apoderó de nosotros.
Nadie dijo una palabra. Ni los Bandidos, ni Snow, y ciertamente no Gibson.
Los Bandidos, para ser justos, quedaron devastados. Habían sido golpeados hasta el último centímetro de sus vidas y acababan de presenciar cómo uno de ellos explotaba como un globo carnoso húmedo. Ambos Lobos miraron a la difamación que alguna vez había sido su camarada, luego a Gibson, y luego el uno al otro. Luego, sin decir palabra, se fueron corriendo a cuatro patas. Sin maldiciones, sin réplicas.
Se fueron tan rápido como llegaron.
En cuanto a Snow, estaba igualmente sorprendida. Su mandíbula estaba prácticamente soldada al suelo, asombrada por lo que acababa de presenciar.
Su cabeza se giro lentamente desde la espantosa exhibición hacia Gibson. El propio Hombre dejó escapar un grito ahogado con cuidado y se inclinó hacia delante. Parecía completamente agotado. Cada parte de su energía se dedicó a ese último golpe. El hombre se agarró las piernas temblorosas pero no podía dejar de temblar. Aun así, y con bastante esfuerzo, Gibson levantó la cabeza y perezosamente lanzó una mirada a Snow.
"...¿Estás bien Snow?"
Snow ... No pudo hacer nada más que asentir, bastante vacilantes, pero lo hizo de todos modos.
Y ante eso, Gibson, por primera vez desde que se conocieron ... sonrió, "Bien".
Cerrando los ojos, el hombre rápidamente cayó de bruces al suelo, tan flácido como un fideo. Snow se estremecio ante el golpe húmedo que se escucho cuando éste cayó, pero después de un momento, se acerco más al hombre. Con cuidado, Snow colocó una pata cerca de la boca de Gib. Para su sorpresa y alivio, él todavía respiraba.
A pesar de las heridas, los golpes y los agujeros literales en todo el cuerpo ..., Gib todavía estaba vivo. Por ahora.
Snow decidió sentarse en el suelo, y colocó con mucho cuidado la cabeza de Gib en su regazo. A esta no le importaba que su pelaje blanco se pudiera manchar con la sangre.
La zorra dejo escapar un gemido silencioso mientras sentía como sus ojos se humedecian.
Las lágrimas pronto se deslizaron por su hocico y callejón sobre el rostro de Fix. Varias hemociones estaban inundando el pecho de Snow mientras pasaba una pata por el pelo desordenado de Fix. Ella no quería- No podia separarse del hombre que salvó su vida y le dió una de las sonrisas mas bonitas y sinceras que ella jamás nunca antes habia visto.
Pero aún, ella no podía evitar preguntarse por qué Gib pondría en riesgo su vida por alguien como ella. Acaso Gib tenía sentimientos ocultos asía ella ...?
No. Eso era imposible. Nadie nunca podría enamorarse de alguien como ella. Mucho menos alguien como Gib. Ella era tan descuidada, tan confiada, tan boba, tan facil de manipular, una mala jefa, y-y-y
"Por qué Gib...?"
Es fue la única pregunta que Snow no paro de hacerse, mientras permanecía a lado de Gib, hasta que alguien viniera y pudiera ayudarle a moverlo con cuidado de no agravar aún mas sus heridas.
~~>>(¿Continuara?)<<~~
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