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29 | the seven potter's

── ¿Siete idiotas siendo él? ── apuntó Lourdes a su hermano.

Los Dursley ya se habían marchado y había un vacío que ninguno de los hermanos Potter podía comprender. Al principio su despedida les había sido grata, incluso llegando a llenar el ambiente de una alegría considerable, pero el problema era ¿Qué se tenían que decir para despedirse las personas que llevaban casi diecisiete años detestándose?

── Es para poder despistar a los mortífagos que intente atraparlos, es un número impar, pero tres pueden ser Lourdes y cuatro pueden ser Harry ── sugirió Liesel. Theodore, Draco y su novia no estaban allí, prefirieron partir antes de que llegaran a la madriguera.

── Eso es patético, solo van tras Harry. Que Lourdes sea parte de la profecía no quiere decir que el Innombrable lo sepa. No debe ni tener idea.

Estaba leyendo un libro nuevo, se llamaba Tokio Blues, había sido escrito por Haruki Murakami. Estaba casi por terminarlo y había marcado un par de frases que le habían gustado muchísimo.

── ¿Cómo puedes hablar y leer al mismo tiempo? ── inquirió Fleur, con un no tan marcado acento francés. Liesel debía admitir que la muchacha le caía tan bien, era muy agradable ──. Lo encuentro fascinante.

"No te compadezcas de ti mismo. Eso solo lo hacen los mediocres".

No comprendía lo que Murakami quería decir con eso, pero le había gustado y decidió marcarlo. Harry estaba protestando, no quería que siete personas arriesgaran su vida por él, pero no es como si fuera la primera vez.

── ¡No! ¡De ninguna manera! ¡No pienso permitir que pongan su vida en peligro por la mía! ── Hermione ya les había advertido de que reaccionaría así, Liesel se lo esperaba.

── Lo dices como si nunca lo hubiésemos hecho ── dijo Ron. Su hermano tenía razón, llevaban más de seis años arriesgando su vida por él, no era por sacarlo en cara, pero era la verdad. En ninguna ocasión murió alguien... ¡Oh! Sí murió gente.

Liesel: Creo que debo dejar de ver el lado positivo de las cosas.

Lourdes: Sí, deberías.

── Ya, basta de charlas, no me interesa si quieres o no, ya está acordado.

── De todas formas, no podrán hacerlo si yo no coopero ── Kellin miró a los gemelos, con una sonrisa maliciosa adornando su rostro. Lourdes imitó su acción ──. Necesitan pelo de mi cabeza.

── Eso arruina por completo nuestro plan ── se lamentó George ──. Es demasiado evidente que entre todos no podemos arrancarte unos cuantos pelos.

── Sí, más de diez personas contra una sola que ni siquiera puede usar magia todavía. Tenemos todas las de perder.

── ¡No es momento para hacerse los graciosos! ── chilló Harry.

── Si tenemos que hacerlo por la fuerza, lo haremos muchacho ── gruño Moody, su ojo mágico tembló mientras lo miraba ──. Todos, salvo tú, somos mayores de edad. No nos importa arriesgarnos, ni siquiera a Malfoy le importa poner su vida en peligro por ti y tu hermana.

Liesel pudo ver como Kellin se removía incómodo en su sitio, pero también pudo ver a Mundungus haciendo una mueca mientras se encogía de hombros.

── Será mejor que no sigamos discutiendo, el tiempo avanza con cada palabra que decimos. Debemos apresurarnos, conociendo al Innombrable ha de haber mandado mortífagos para vigilar el área.

No había tiempo que perder, Liesel cerró su libro y se dispuso a elegir un compañero con el cual irse. No quedó otra opción que ir en la misma motocicleta de Hagrid con Harry y el semigigante. Lourdes había optado por subirse a un thestral junto a Kellin, ninguno de los dos tomaría la Poción Multijugos para transformarse en Harry.

── ¡Atención! ── dijo Moody ──. Todo el mundo preparado, por favor. Debemos salir al mismo tiempo, o de lo contrario, la maniobra de distracción no habrá servido para nada.

Luego de dar un par de indicaciones, todos emprendieron la marcha y alzaron el vuelo. Liesel iba entumecida y supuso que Harry también estaba así, incómodo y con los ojos llorosos debido al viento. No tuvieron mucho tiempo para hablar sobre algo, pues alrededor de treinta figuras encapuchadas les rodeaban en el aire, iban suspendidas en el cielo formando un circulo en el que los miembros de la orden terminaron sumergiéndose sin darse cuenta. Los chillidos y los haces de luz verde no tardaron en aparecer, Hagrid dio un grito y de pronto la motocicleta estaba boca abajo; ambos muchachos estaban rozando los faroles de las calles, algunas cosas resbalaron de las rodillas de Harry, su escoba, su mochila que por suerte logró rescatar con ayuda de la correa de esta y la jaula de Hedwig que también pudo salvar a tiempo. La motocicleta de Sirius volvió a dar un giro hasta estar en la posición correcta

Por un segundo, el alivio hizo que el aire entrara nuevamente a los pulmones de Liesel, pero la calma no duró lo suficiente. Un nuevo destello de luz verde impactó en la jaula, causando un chillido en Hedwig que terminó desplomándose en la misma.

── ¡No! ¡No! ── gritaba Harry. Liesel mentiría si dijera que estaba bien, pues en su rostro se podía ver lo horrorizada que estaba y el pánico que la iba consumiendo.

Liesel no pudo contenerlo, estaba a nada de vomitar o desmayarse debido a todo lo que estaba sucediendo frente a sus ojos. Inevitablemente ocurrió lo segundo. Todo se volvió negro mientras ella se desvanecía.

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Su cabeza dolía, escuchaba voces lejanas que la llamaban ¿Cuánto tiempo había pasado desde que se había desmayado? ¿Se había golpeado?

── ¡Liesel! ¡Despertaste! ── Lourdes estaba al borde de las lágrimas. Dos personas que ella nunca antes había visto estaban mirándola con ojos preocupados. Estaban en La Madriguera, pero ella creyó haber escuchado que se habían estrellado en la casa de los padres de Tonks mientras ella seguía inconsciente ──. Pensé que te había perdido.

── ¿Dónde estoy? ── preguntó sobándose la cabeza y rápidamente recordó con quienes iba ── ¡Harry! ¡Hagrid! ¿Dónde están ellos? ¿Están bien?

── Sí, ellos estarán bien. Harry aterrizó contigo, ya estamos todos a salvo.

A Liesel le zumbaban los oídos, tantas voces juntas, podía oírlos. Vio a su hermano mayor, Bill, abrazar a sus padres, los miró a todos brevemente y anunció lo peor.

── Ojoloco ha muerto.

La chica ya no quería seguir escuchándolos. No quería oír cómo es que había muerto Alastor. Solo quería tumbarse en su cama y no salir hasta que la guerra terminara. Tenía razón cuando le dijo a Draco que aquello iba a destruirlos.

Primero se rompieron amistades y ahora se perdieron vidas.

Cerró los ojos con fuerza, sintiendo un pequeño dolor que se transformaba en alivio, como ese que sientes cuando decides dormirte tras quedarte despierta hasta muy tarde, por lo que tus ojos terminan por cerrarse y tienes la sensación de que vas a poder descansar si finges dormir. Eso quería ella, dormir y no saber nada de lo que estaba ocurriendo.

Pero en su lugar, mientras sus ojos seguían fuertemente cerrados, recordó una frase del libro que había terminado de leer. Era más un fragmento que una frase como tal.

"Algún día la muerte nos tomará de la mano. Pero hasta el día en que nos atrape nos veremos libres de ella". Yo pensaba así. Me parecía un razonamiento lógico. La vida está en la orilla; la muerte, en la otra. Nosotros estamos aquí, y no allí".

Estaba claro que no iría a dormir hasta que todo finalizara, pero ¿cuándo exactamente?

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