Y ahí estaban. Diez adolescentes listos para volver a casa por sus cosas y emprender un gran viaje hacia una muerte prematura, la verdad es que Liesel creía que no era buena idea que tantas personas fuesen a realizar aquella misión suicida, cuatro eran suficiente si hubieran dejado al trío de oro y a Lourdes solos; pero era tarde para arrepentirse y pensar en qué habría pasado si nada de eso hubiese pasado. Lo mejor era pensar en positivo y recordar sus tantas lecturas y leer un poco.

── ¿Quieres leer? ── quiso saber Theodore sonriéndole ── estaban a cinco horas de llegar a King 's Cross, no perdían nada con continuar alguna lectura pendiente como La abadía de Northanger de Jane Austen.

"Hay que vivir para aprender".

Y la verdad es que antes no lo entendía muy bien, porque Lissy no estaba viviendo cómo tal, se había encerrado en sus libros y en su propio mundo, bloqueando recuerdos, perdiéndose así en historias de personas que no conocía. Pero ahora estaba mirando lo que era el mundo real, ese al que tanto le temía.

── Mira ── Liesel alzó la vista, sorprendida por lo que estaba observando. Lourdes y Kellin se habían quedado dormidos, uno recargado sobre el otro.

Ella sabía que sus sentimientos estaban ahí, en lo más profundo de su ser, pero preferían ocultarlos debido a todo lo que habían pasado ambos a lo largo de todos sus años en Hogwarts. Kellin y Lourdes tenían altibajos, no eran precisamente amigos y tampoco se llevaban bien como con el resto de aquel cuarteto disfuncional, eran la gran excepción de todo; no eran amables ni se saludaban como con los demás, parecían ser amigos de todo el mundo, pero no lo eran mutuamente. Ese era el problema que los envolvía constantemente, al menos era uno de tantos ya que el primero era esa gran diferencia que ambos se empeñaban en mostrarle a todo el mundo. No eran como Harry o Draco, eran ellos.

Porque Lou y Kellin siempre fueron diferentes.

── Nunca creí verlos así.

── Ellos dos son algo caóticos ── murmuró Theo ──. Recuerdo que, en tercer año, Lourdes le tiñó el cabello con tinta roja después de que le llamara cabello de menstruación.

Killianey también recordaba ese día, tal vez porque él fue cómplice de Lou esa vez, pero solo ellos dos tenían conocimiento de eso, ni siquiera Liesel lo sabía y eso que parecían amigos de toda la vida. Lissy volvió a alzar la mirada encontrándose con una escena similar, pero esta vez eran Astoria y Draco, recordando uno de sus libros, supo que ambos estaban destinados por algo mucho más fuerte y que pese a todas las confusiones del pasado, podían llegar a volver a ser amigos. Mientras tanto, eran dos extraños con muchos libros en común.

── ¿Y si jugamos a un juego? No lo sé, presentarnos como...

── ¡Preséntense como lo que casi los mata! ── saltó Lourdes. ¿No estaba durmiendo? Qué importaba, con su grito despertó a los Malfoy y a Tori ──. Empiezo yo. Hola, soy un montón de inferis.

── Hola, soy amor no correspondido y la triste sensación de ser una sombra ── le siguió Killianey y hasta se río de sus propias palabras. Le dolía verlo de esa manera y podía percibir que a Lourdes también.

── Hola, soy Voldemort ── murmuró Harry con desdén, casi como si le pareciera ridículo el presentarse así. Hermione no se unió, Ron dijo algo acerca de unas acromántulas y Draco al hipogrifo de Hagrid.

Hubo un par de minutos donde se debatían en por qué sería eso la cosa que casi los pudo matar, pero se callaron cuando Kellin dijo que la cosa que casi acabó con él fue su padre. Lourdes lo miró con una mezcla de sorpresa y preocupación, no podía ni describir exactamente su mirada y luego de que Theodore dijera que fue un chico que por poco lo lanza sin querer de las escaleras, habló Astoria con una voz tan temblorosa y triste.

── Me presento, soy una maldición a la sangre.

Al parecer, Draco no lo sabía ya que su cara mostraba una confusión muy evidente.

── ¿Qué? ¿Por qué nunca me dijiste sobre eso?

── Es... difícil de explicar y con todos ellos aquí no me siento cómoda Draco, lo siento ── respondió mientras bajaba la cabeza. Todas las miradas estaban sobre ellos y Liesel sabía lo abrumador que era aquello.

No podían obligarla a hablar.

── Está bien Tori, no te preocupes, cuando te sientas lista puedes hacerlo. Nadie va a exigirte que lo digas, cariño ── el chico le dio un abrazo y ya nadie más habló.

Hasta que Lourdes rompió el silencio en menos de cinco minutos.

── Sí... Liesel no ha dicho qué es lo que casi la mata.

── Mi mamá.

¿Por qué no le sorprendió a Lourdes esa respuesta? Era un poco obvio. Molly podía ser amable y dulce con personas como Harry o ella, pero la realidad es que no era tan así con sus hijos así que, ¿de qué se sorprendían los demás?

── Pero Molly...

── Pero Molly fue la que más te bombardeó cuando Rita Skeeter hizo ese absurdo titular en donde supuestamente tú y Harry estaban saliendo y lo siento mucho, pero no sé qué es lo que les sorprende.

Oh, no.