Debías de temer cuando el libro está por la mitad y todo parece ir de maravilla, o eso era lo que Liesel decía y sabía que debía usarlo en la vida real también, nunca se sabe cuando todo va de mal en peor.

Mientras sus ojos volvían a leer aquel libro que Lourdes le regaló, ella pensaba en como un libro que trataba de algo con lo que no estaba familiarizada. Hay veces que las frases llegan como dardos a nuestra alma, son tan insignificante para algunos y tan destructivas para otros.

── "El mundo esconde su cabeza en las arenas de la convención, para que al no ver nada, pueda evitar la verdad" ── leyó Liesel. Amaba leer en voz alta y podía tener tal comodidad de apreciar un libro con esa temática que podría ser tan escandalosa para los demás, porque la sala de los menesteres era el único lugar donde los prejuicios no existían.

── Hola ── la voz de Draco la sobresaltó ──. Disculpa si te asusté, veo que tienes un nuevo libro.

Ella asintió en silencio, marcó la página y le prestó atención a su amigo. Porque al final de cuentas seguía siéndolo. Y aunque doliera para él, no podía hacer nada.
── No lo entenderías.

── Oh, bueno, de todas formas, he estado leyendo también para no perder viejas costumbres. Astoria me prestó hace muy poco un libro ── sus palabras no fueron cuchillos para Liesel, ella no estaba sintiendo lo mismo que él sintió cuando supo que leyó con Harry o con Theodore ──. Me está gustando.

── Me alegra que mantengas la costumbre de leer, yo no podría dejar de hacerlo ── sonrió Liesel amablemente ㅡ. Astoria es una muy buena chica. Es muy dulce, pero está rota, no le hagas daño.

Claro que no la lastimaría como ella lo lastimó a él, no sería justo.

── No lo haré, créeme ── y le creyó, porque sabía que no era tan cruel como para romper un poco más a Astoria.

── ¿Te quedas a leer?

Se lo pensó un momento haciéndole creer que su respuesta sería un sí, pero no lo era.

── Lo siento, pero debo irme Lissy ── contestó ──. Le prometí a Astoria que leeríamos el libro esta noche en la sala común. Estamos por llegar al final.

Ella asintió, no le molestaba. Realmente ella entendía que no podía debido a su previo compromiso. Solo tenía un pensamiento en u mente y, era el poder que tenían los libros de juntarte con una persona y separarte de otra.